Parte 7 -Hermano&Hermana- Peligrosa Aventura

Por debajo de las mantas pellizqué una de las piernas de Derek riendo suave y froté mi culo descaradamente contra su erección que iba creciendo poco a poco por nuestros roces. Intentamos no movernos tanto mientras sentía su corazón acelerado en mi espalda y mi corazón queriendo salir de mi pecho.

Las vacaciones llegaron pronto, Derek estaba entusiasmado con la idea de viajar a otro país, o por lo menos a otra ciudad, sin embargo, papá no nos había dicho nada al respecto, el trabajo lo absorbía demasiado y casi no estaba pasando tiempo con nosotros como antes, pero, ya éramos lo bastante mayores y maduros como para entender. Habría que decir que para nosotros era una ventaja no tenerlo siempre en la casa, podríamos estar desnudos y tener sexo cuando y en donde lo quisiéramos sin preocuparnos porque él nos escuchara, aunque si debíamos tener cuidado de que nuestra empleada tampoco se diera cuenta. Con ayuda de papá, habíamos acondicionado el sótano como un cuarto para ver películas, estaba insonorizado y tenía muebles realmente cómodos los cuáles no sólo usábamos para ver películas sin parar.

Con la excusa de las vacaciones, la empleada no nos molestaba mientras estábamos en la habitación, llevábamos palomitas de maíz y malteadas o sodas y luego nos encerrábamos por horas. Muchas veces solo nos acurrucábamos y veíamos películas de todo tipo, las cuales dejábamos de ver por la universidad. Pero la mayoría de las veces nos poníamos juguetones, e incluso veíamos porno cómodamente si la puerta estaba con seguro.

Nos encontrábamos estirados en los sofás mientras elegíamos alguna película en Netflix, pero en algún momento había quedado dormida esperando, sin embargo, unos cosquilleos placenteros hicieron que pronto fuera despertando. Sentía mi vulva mojada, mi clítoris empezaba a palpitar y un gemido escapaba de mis labios; Derek estaba entre mis piernas, de alguna forma había quitado mi panty y mi short sin despertarme y en aquel momento su lengua estaba entre mis piernas acariciando mi clítoris con ella una y otra vez, al escuchar mis gemidos levantó su rostro en una mirada demasiado pícara y metió dos de sus dedos en mi vagina encontrando mi zona G de inmediato y con su pulgar estimulando mi clítoris. Tuve que abrir mis piernas un poco más en el sofá dejando que uno de mis pies tocara la alfombra y el otro estuviera apoyado en el espaldar mientras mis manos apretaban la tela debajo de mí con fuerza y mis gemidos resonaban por toda la habitación. Estaba tocando el mayor punto de placer en mi cuerpo. Mantenía mis ojos cerrados y mi cuerpo estaba en tensión sintiendo como mi vagina empezaba a palpitar y mi respiración se cortaba por un momento antes de explotar en un orgasmo que me dejó echa polvo en el sofá y con el cuerpo entero temblando.

Sus besos pronto estuvieron en mi boca y aunque no había estabilizado mi respiración por completo, sus calientes besos me volvieron a quitar el aliento. Mi cuerpo volvió a responder y enseguida mis manos buscaron acariciar todo su cuerpo. Quité su camisa mientras él apretaba mis pechos y casi rasga mi blusa, la cual ayudé a quitar de inmediato mientras mi sostén quedaba colgando de mis hombros pues tenía un broche delantero. Mis pezones recibieron atención de inmediato y sentí aquella atención en mi vagina la cual palpitó nuevamente. Mis jadeos y gemidos volvieron a ser callados por los besos de mi hermano y de inmediato busqué masturbarlo. Metí mi mano dentro de su bermuda y era una ventaja porque no tenía bóxer, deslicé esta un poco y saqué su pene acariciándolo con mis manos, primero le di atención con mis manos a su glande para luego bajar por su extensión y subir y bajar una y otra vez hasta tenerlo jadeando sobre mi boca. Acaricié también sus testículos y volví mi atención de vuelta a su pene masturbándolo sin parar. Minutos después se acomodó entre mis piernas y sin soltar su pene hice que su glande se deslizara por mis labios mayores una y otra vez, estimulando mucho más mi clítoris y mi vulva, pero sin llegar a penetrarme aun; continué con las caricias excitándolo y excitándome aún más y sonriendo ante lo fácil que se deslizaba su glande gracias a mis flujos y lo mojada que estaba a cada instante que pasaba.

Mordí su labio mientras aguantaba un gemido y moviendo mi cadera y con ayuda de mi mano y de su cadera también introduje su pene dentro de mi vagina empezándonos a mover al unísono y algo desenfrenados, alcanzando a mover el sofá de su sitio algunos centímetros. Me aferré a sus brazos moviendo mi cadera sin parar mientras él se sostenía del reposa brazos detrás de mi cabeza y gemía en mi oído, cosa que me calentaba aún más. Mis uñas dejaron su marca en su espalda cuando sentí los espasmos de mi vagina contrayéndose y su pene siendo atrapado y envuelto por esta y su humedad.

De un momento a otro cambiamos de posición y me puse sobre él empezando a mover mi cadera en círculos, pero sin sacar su pene de mi vagina, me incliné hacia atrás y mis caderas empezaron a saltar sobre él, al principio un poco lento, pero después con un poco más de ritmo, escuchándose en la habitación el sonido de nuestros gemidos y de nuestras pieles húmedas chocando una y otra vez sin parar. Me moví otra vez inclinándome hacia adelante besándolo y jadeando en su boca, mordiendo un poco sus labios y su lengua y moviendo mi cadera arriba y abajo sintiendo como sus dedos empezaban a jugar una ver más con mi clítoris llevándome una vez más al borde y al tiempo que clavaba mis uñas en su pecho, y con unas últimas embestidas finales se corrió en mi interior, minutos después y con las caricias en mi clítoris me vine también, cayendo sobre su pecho con temblores atravesando mi cuerpo, totalmente exhausta y con mi piel húmeda por el sudor.

Descansamos un poco antes de salir de la habitación de las películas, aun desnudos, revisando que la empleada no estuviera cerca, corrimos a mi habitación y allí nos duchamos y nos vestimos otra vez.

En la cena, nuestro padre finalmente había llegado, la empleada ya se había ido a la casa y por mi parte les serví y lavé los trastes.

-Muchachos, tengo algo que comentarles-. Escuché a mi padre decir desde el comedor mientras terminaba de secar y ordenar los platos.

-Ángel, papá nos necesita-. Escuché decir a Derek un poco más cerca suponiendo que no había escuchado, gritando un “voy” terminé de dejar todo limpio y seco y al llegar a la sala me senté cerca a mi hermano y enfrente de papá que se veía algo ansioso y nervioso a la vez.

-¿Pasó algo, papá?- Pregunté algo extrañada por su actitud pero me mantuve serena y esperando que nos diera alguna mala noticia.

-Se que he estado algo alejado de ustedes, chicos, así que he decidido tomarme un descanso del trabajo, necesito que vayan a empacar y saldremos ahora mismo, recorreremos algunos pueblos y ciudades en el auto, así que, rápido, rápido.- Y tras eso, Derek y yo nos quedamos asombrados y sin decir nada sentados aún en el sofá.

-¿Escuchaste eso, cielo?- susurré a mi hermano pues no creímos que tuviéramos unas vacaciones, mucho menos unas mini vacaciones éste año, pero sin esperar más seguimos el camino de papá quien ya había subido a su habitación a empacar. Corrimos como niños pequeños empujándonos por las escaleras buscando llegar más rápido a nuestras respectivas habitaciones, y media hora después los tres estábamos en la puerta de entrada con nuestras maletas ya en el auto y entusiasmados. Hacia menos de una hora había anochecido así que el plan de papá era recorrer la mayor distancia posible y hospedarnos en algún hotel sobre la carretera, y así fue.

Reímos cantamos y jugamos durante tres o cuatro horas hasta que el cansancio nos golpeó a los tres, en el camino encontramos rápido un hotel en una gasolinera, mas solo tenía una habitación disponible. Sin querer conducir más allá nos decidimos a tomarla pues tenía una cama doble, los tres podríamos dormir allí sin problema, como lo hacíamos cuando Derek y yo éramos niños.

-Aimeé, ve abriendo la habitación y acomodando todo, y con Derek ya subimos las maletas.- Ante la orden de papá tomé la llave y busqué la habitación que nos habían asignado. No me gustaba dormir en habitaciones de hotel, pero estando con los hombres de mi vida no me molestaría esta vez.

Estando tan cansados nos pusimos nuestros pijamas y nos acomodamos en la cama que por fortuna era lo bastante grande. Al ser la más pequeña de los tres quedé en el medio, cosa que no me importaba pues era una noche fría y pronto quedamos dormidos por el cansancio.

En medio de la noche, al buscar una mejor posición para dormir, le di mi espalda a Derek, mientras pegaba ésta a su pecho, durmiendo como lo hacíamos desde hacía ya bastantes meses sin que nuestro padre lo notara. Derek, en lo que supuse que eran sus sueños, pegó su pelvis a mi culo acomodándose también, pero una traviesa mano pronto estuvo sobre mis pechos apretujándolos y acariciando mis pezones por sobre la tela de mi fino pijama. Hice un gran esfuerzo por contener un gemido que amenazó salir por mi boca y abriendo mis ojos me fijé la posición en la que dormía papá, estaba de espaldas a nosotros y su respiración se escuchaba tranquila y constante, aclaré mi garganta y me moví un poco más y confirmé que estaba dormido. Por debajo de las mantas pellizqué una de las piernas de Derek riendo suave y froté mi culo descaradamente contra su erección que iba creciendo poco a poco por nuestros roces. Intentamos no movernos tanto mientras sentía su corazón acelerado en mi espalda y mi corazón queriendo salir de mi pecho. Intentaba concentrarme en que la respiración de papá no cambiara, pero los roces y caricias de Derek me desconcentraban de mi tarea. Sus hábiles manos bajaron el pantalón de mi pijama hasta mis rodillas, retiraron mi tanga hacia un lado y de un empujón tuve la erección de mi hermano clavada en mi vagina, la excitación creció cuando su mano cubrió mi boca impidiendo así que algún sonido saliera de ésta mientras se movía con una suavidad desesperante que traté de remediar, pero si nos movíamos más podríamos despertar a nuestro padre.

Cerré mis ojos y me dejé llevar por las sensaciones lentas y placenteras que me invadían poco a poco. Sentía como un torbellino se iba instalando lentamente en mi vagina. Quería gemir con libertad, pero era imposible, así que mordí un poco la mano de Derek, pero sin llegar a hacerle daño mientras él se metía y salía de mi vagina. Sus dientes se clavaron en mi hombro y con ello llegué al orgasmo, jadeando en su mano, casi ahogándome al contener los gemidos y cerrando mis ojos con fuerza tratando de que mi cuerpo no se moviera más de la cuenta para luego sentir como Derek se liberaba dentro de mí, jadeando en mi oído con suavidad y clavando sus dedos de la mano que tenía libre en mi cadera. Nos mantuvimos quietos por un largo rato con él todavía dentro de mí, pero sintiendo como poco a poco su pene se dormía. Luego de otro rato respiré profundo terminando de calmar mi respiración y mi corazón. Acomodé mi tanga y los pantalones mientras Derek hacia lo mismo y me puse frente a él abrazándolo y quedando dormidos poco rato después.