(), Parte 4 y final

Todo lo bueno debe terminar y ese misterioso controlador prepara su juego final. ¿Qué le espera a Victoria y su madre?

Poco a poco la mente de Victoria fue saliendo de la niebla en la que olas de placer e incontables orgasmos le habían sometido. Pudo notar como sus pezones, su clítoris, labios vaginales y hasta ano le dolían un poco luego de tal ataque y como el aire de la habitación se había impregnado del aroma de sus fluidos y de los pies de su madre. Notó que tenía la lengua fuera de su boca y se apuró a meterla al tiempo que trataba de limpiarse la baba de la boca, pero lo único que logró fue embarrarse la cara con sus líquido lubricante.

Se giró un poco para tomar una parte de la sábana y limpiarse mejor y con el tacto de una de sus piernas notó que había dejado en la cama una mancha cálida de humedad cerca de su zona vaginal.

Una vez recuperadas unas pocas de su energía, miró hacia su PC. Frente a ella vio a su madre, ya desnuda, en posición de total atención mirando la pantalla de la computadora como si fuera la cosa más importante de la vida.

—Ya empezamos —dijo Victoria resignada ante la escena.

Se levantó de la cama pero las piernas le fallaron un poco, de verdad seguía cansada luego de ese maratón masturbatorio al que se había sometido. Miró a la pantalla y vio que en el chat aquel extraño ya había vuelto a escribir.

Extraño:

Victoria, ¿estás ya aquí?

Victoria se acercó al teclado y escribió.

Tú:

Sí, ya estoy aquí.

El chat le indicó que el extraño ya estaba comenzando a escribir y a la muchacha ya sólo le quedaba esperar resignada la siguiente locura a la que sería sometida.

Extraño:

Bueno chicas, ya se me ocurrió lo siguiente que vamos a hacer. Ya vi la hora y la verdad es que es bastante tarde.

Victoria miró el reloj de la computadora, ya pasaban de las 11 de la noche. ¿Tanto habían estado jugando? El extraño continuó:

Extraño:

Me imagino que no has cenado, ¿verdad Victoria?

Victoria reparó en ese detalle. Era verdad, desde que había entrado a esa pesadilla no había comido y luego del maratón de masturbación al que le habían sometido, sí estaba un poco hambrienta. Resignada, escribió con su teclado:

Tú:

Siendo sincera, sí tengo hambre, no había cenado antes de que empezaras con tus jueguitos.

Extraño:

Perfecto, entonces creo que podemos hacer un break para ir a cenar.

«¿Un break? —pensó Victoria ya derrotada—, dudo mucho que vaya a ser tan sencillo como dejarnos bajar a cenar»

Pronto el extraño le demostró que no estaba errada en su suposición.

Extraño:

Natalia, ¿Victoria es tu bebita, verdad?

Mientras Victoria se preguntaba la razón detrás de esa pregunta, Natalia le arrebató el teclado para responder.

Tú:

Sí amo, Victoria es mi bebita.

Extraño:

Y los bebés deben ser alimentados, ¿verdad?

Tú:

Así es amo.

Extraño:

Natalia, ¿cuál es la mejor comida para un bebé?

Tú:

Leche materna amo.

La cara de Victoria se torció un poco por el asco. Ya comenzaba a comprender por donde estaba por ir la cosa y no le gustaba para nada.

Extraño:

Natalia, tus tetas son en realidad gordas ubres de vaca que dan grandes cantidades de leche, así que comienza a lactar ahora.

Victoria miró la orden en la pantalla incrédula. Sabía que el control que ese tipo tenía sobre ellas era grande, pero de ninguna forma bastaría para lograr que lactaran. Se giró hacia su madre para ver qué efecto tendría esa orden sobre ella y se sorprendió:

Aunque el rostro de su madre se mantenía inexpresivo, un leve rubor había aparecido en sus mejillas, además, sus pezones se habían erectado y se veía que estaban duros como piedras. Pero eso no era lo más impresionante del caso: gotas blancas comenzaban a manar de estos en tal cantidad, que pronto comenzaron a gotear llenando el suelo con la leche de su madre.

Un pitido de la computadora la regresó a la realidad, se giró y vio que el extraño ya había mandado un mensaje:

Extraño:

Victoria, dime qué está pasando.

Victoria se apuró a teclear:

Tú:

¡Mi mamá está lactando!

Extraño:

¡Genial!

Tú:

¡Esto no es genial! ¡Es surreal!

Sin embargo, el extraño no le dio tiempo de asimilar bien la situación:

Extraño:

Victoria: (Vas a sentir mucha hambre, vas a ver la leche de tu mamá y vas a sentir unas ganas irrefrenables de beberla y te va a saber cómo lo más sabroso del mundo, seguirás así hasta que escuches a tu madre decir hamachi)

Natalia: Te vas a quedar quieta mirando la pantalla en espera de más ordenes, mientras tanto, durante el tiempo que Victoria te esté chupando los pezones vas a mugir como vaca.

Victoria comenzó a leer la parte que iba para ella, pero se sorprendió al ver que no había nada ahí, sólo su nombre. Apenas iba a leer lo que el extraño le había ordenado a su madre, pero no pudo seguir, pues sintió un hueco en el estómago que la hizo doblarse sobre el escritorio. El hambre que sentía hacía un rato había aumentado mucho, tenía que alimentarse de inmediato.

Entonces a su nariz llegó un aroma dulce. Se giró y vio hacia las tetas de su madre y a la leche que manaba copiosamente de sus pezones. Se le comenzó a hacer agua la boca e incluso un poco de saliva escapó de su boca. Se limpió la comisura de los labios mientras se preguntaba como hacía poco se le podía hacer asqueroso eso que estaba por hacer.

Se acercó a su madre, tomó uno de sus senos, se llevó el pezón a la boca y comenzó a chuparlo con fuerza. Pronto aquel liquido blanquecino le llenó la boca y un sabor entre vainilla y caramelo le inundó el paladar. Victoria no recordaba haber probado nunca nada tan delicioso en su vida y estaba tan extasiada por el sabor que apenas si notó que su madre estaba mugiendo como si fuera una vaca y cuando se dio cuenta, lo único que pudo hacer fue reír, pues en ese momento lo único que le importaba en la vida era seguir probando ese delicioso néctar.

Siguieron así por un largo rato que ellas no pudieron cuantificar hasta que la vaca lechera que en ese momento era Natalia, vio que algo aparecía en la pantalla:

Extraño:

Natalia, deja de hacer como vaca y di Hamachi

En el acto, Natalia de mugir y dijo la palabra que se le había ordenado:

—Hamachi.

Como pasara la última vez, la palabra golpeó directo en el cerebro de Victoria, haciendo que recuperara el sentido y se diera cuenta de lo que estaba haciendo, provocando que soltara el pezón que hacía un momento succionaba con tanta pasión.

Se dio cuenta de que algo de leche de su madre todavía en la boca y se apuró a correr al bote de basura para escupirla. Era una suerte que no tuviera nauseas a causa de lo que acababa de hacer.

Se acercó al PC haciendo a un lado al maniquí que era su madre, tomó el teclado y comenzó a escribir.

Tú:

Papito chulo, ¿qué puercada me hiciste hacer?

Extraño:

Jajajajaja, relájate, sólo quería darte de cenar antes de mi último truco de la noche. Ya es tarde y quiero terminar con esto.

Victoria pasó saliva. El tipo se leía sincero en su intención de ya querer terminar con eso, pero le preocupaba lo que fuera a tener en mente para “su último truco”.

Mientras Victoria se preocupaba por lo que fuera a venir, el extraño empezó a escribir:

Extraño:

Natalia, dime: ¿Tienes juguetes sexuales?

Haciendo a un lado a su hija, Natalia respondió:

Tú:

Sí amo

Extraño:

¿Qué es lo que tienes?

Tú:

Un strap on amo.

Victoria miró sorprendida a su madre. ¿Un strap on? ¿Para qué querría algo como eso su madre? Mientras esas preguntas rondaban por su cabeza, el extraño escribió:

Extraño:

Natalia, ve por el strap on, póntelo y regresas. Me avisas cuando estés lista.

Natalia se inclinó para volver a responder:

Tú:

Sí mi amo

Y tras teclear eso y presionar enviar, con paso robótico salió de la habitación mientras dejaba a Victoria imaginando lo que estaba por ocurrir. Pronto Natalia regresó a la habitación y los ojos de Victoria se abrieron de la impresión. La imagen de su madre desnuda salvo por las pantimedias y llevando un strap on era difícil de creer, pero eso no era ya lo que le sorprendía, sino lo que venía en él: un dildo. Pero no era un dildo cualquiera, era de tal tamaño, que podía rivalizar sin problemas con el miembro de actores porno de raza negra que había visto en sus noches solitarias en pornhub.

Natalia marchó hasta la computadora e ignorando la cara de sorpresa de su hija, se plantó frente al monitor, tomando el teclado para informarle a su amo que acababa de cumplir la tarea.

Tú:

He regresado amo, traigo puesto el strap on.

Extraño:

Excelente mi pequeña esclava. Aquí van sus instrucciones:

Extraño:

Victoria: (Vas a ir a la cama y a ponerte en cuatro con el coño bien abierto para que tu mamá pueda cogerte, te dejarás coger hasta que tengas un orgasmo).

Natalia: Vas a coger el coño de tu hija con ese dildo lo más fuerte que puedas, hasta que le arrebates un orgasmo, ¿entendido?

Victoria no vio nada de su orden, sólo su nombre escrito. Pero algo debía de haber pasado porque de inmediato su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, no dándole tiempo de leer la orden que le habían dado a su madre, aunque ya se lo imaginaba cuando fue a su cama, apoyó las palmas sobre el colchón, levantó el culo y abrió las piernas. El escuchar a su mamá decir “entendido amo”, sólo confirmó sus sospechas.

De reojo pudo ver cómo su mamá se dirigía a ella para luego ponerse detrás de sí y lo siguiente que supo es que su madre le acariciaba la vulva con aquella superficie plástica.

Al parecer todavía no se recuperaba del maratón de masturbación al que se había sometido, porque al contacto entre su piel y aquel consolador, sintió tal oleada de placer que unos pocos de sus fluidos comenzaron a escurrir.

Pero nada lo preparó para lo que siguió después: Sin ninguna clase de ceremonia, Natalia metió de golpe el dildo en el interior de su hija lo más profundo que pudo, sin encontrar ninguna resistencia gracias a que su hija ya estaba bastante lubricada y bien abierta de piernas.

Victoria por su parte no  lo estaba pasando nada bien. Ya había tenido relaciones sexuales en el pasado y había jugado con algunos dildos, pero nunca la habían penetrado con algo de ese largo y grosor, por lo que su primer pensamiento es que se iba a romper.

Sin embargo Natalia no le dio tiempo a su hija de recuperarse del shock inicial: tomó a Victoria de las caderas y comenzó a embestir a su hija con tal fuerza que por más que intentó luchar contra ese impulso, al final a Victoria no le quedó de otra más que comenzar a gemir.

Pronto la mente de Victoria se quedó en blanco cuando el dolor inicial que sintió fue reemplazado por oleadas y oleadas de placer y sin darse cuenta comenzó a hacer cosas como pellizcarse los pezones o gritar “¡Así, así! ¡Más duro!” sin importarle que con ese volumen, los vecinos iban a escucharla.

De repente comenzó a sentir una presión en su vagina, era claro que estaba por tener un orgasmo, pero había algo diferente… y pronto supo qué era cuando llegó ese máximo placer: sintió como al mismo tiempo que sentía aquella explosión  de placer, estaba orinando: había tenido su primer squirt y podía escuchar como el chorro de sus fluidos daba contra las piernas de su madre y en el piso.

Al final, esa fue más que suficiente prueba para Natalia de que su hija acababa de tener un orgasmo, pues dejó de envestirla y le soltó las caderas para que esta pudiera caer al fin de cama contra el colchón mientras el dildo salía al fin de su interior.

Victoria cayó rendida sobre su cama, respirando agitadamente para recuperar la respiración luego de esa maratónica sesión de sexo.

Comenzó a recuperar el ritmo normal de su respiración así como que su mente empezaba a salir de aquella niebla en la que aquella salvaje cogida le había metido, cuando lo escuchó: el sonido de la tapa de una laptop cerrándose a su lado.

Se giró y sentado sobre la cama vio a un hombre con una laptop sobre las piernas, mirándola con burla. La peor parte es que es que ella lo conocía.

—Lo sabía… —dijo Victoria reconociendo al señor Martínez, el terapista con el que había estado yendo durante aquellos tiempos oscuros. Ahora su hipótesis había quedado confirmada: ese cabrón les había hipnotizado a ella y a su madre y les había sometido a ese juego enfermo, de seguro por eso no se había dado cuenta de que estaba en su habitación y al ver la laptop en sus piernas, no le quedaba ninguna duda de que él había sido todo el tiempo aquel extraño que le había estado torturando.

Martínez le miró con una sonrisa que antes le habría parecido encantadora y preguntó:

—Nos divertimos mucho, ¿eh?

Todavía jadeando, Victoria juntó fuerzas para hablar:

—¿Por… qué?

Martínez rió un poco y respondió:

—Muy simple mi querida Victoria —dijo mientras comenzaba a acariciarle las nalgas a la muchacha, la cual no tenía fuerzas para resistirse—. Una hermosa adolescente dañada, una sexy madre divorciada y un hogar falto de un hombre… ¿cómo iba a resistirme a hacerme parte de sus vidas? Pero primero tenía que ver que ustedes podían someterse a mí para que yo pudiera moldearlas en la familia perfecta, ¡y mira! Funcionó la mar de bien al punto de que ustedes dos se sometieron a un completo extraño mediante un chat. Va a ser muy fácil freírles el cerebro.

Sintiéndose derrotada, a Victoria sólo le quedó preguntar:

—¿Y…. ahora qué?

Antes de responder, Martínez buscó algo en sus bolsillos hasta que lo encontró: una pequeña linterna, que mientras la encendía decía:

—Lo primero será borrar tus recuerdos de esta noche. Ya después cuando me ligue a tu madre y venga a vivir aquí, ya veremos. Podría convertirte en la porrista ninfómana de la escuela, en una gótica rapada o en la niñita de papi, todavía no me decido en qué te convertiré.

Victoria estaba muy débil para responder o por lo menos defenderse de lo que estaba por hacer Martínez: acercó la luz de la linterna a sus ojos y comenzó a moverla en círculos y tal y como si hubiera sido el trigger de PET, pronto la mente de Victoria quedó en blanco, susceptible a las ordenes de su amo.

—Muy bien Victoria, vas a dormir y vas a olvidar todo lo que pasó esta noche. En tu mente sólo quedará el recuerdo de que a las nueve de la noche te fuiste a dormir. Cuando despiertes, no encontrarás nada raro en ti, ni en tu cuarto, pero querrás hacer el aseo de tu habitación y correr a bañarte, ¿entendido?

—Sí… —respondió Victoria con un tono monótono.

Martínez sonrió:

—Bien —dijo y chasqueó los dedos frente a Victoria, lo que provocó que la muchacha cayera en un profundo sueño.

Martínez sonrió y acarició el culo de la muchacha una última vez antes de dirigirse con Natalia. La observó un par de segundos y luego le quitó el strap on, sacó el dildo de ahí y con una perversa sonrisa lo enterró de vuelta en el coño de Victoria, luego regresó con Natalia y le acarició el rostro.

—Mañana te llevaré a la cita de tu vida mi querida Natalia, pero antes de programarte para que te enamores de mi, creo que tenemos unas horas para divertirnos.

El terapeuta se acercó al oído de Natalia y susurró:

—Natydoll.

Al acto la mujer lo miró y dijo:

—Escucho y obedezco.

—Ve a tu habitación y espérame en tu cama —ordenó Martínez.

—Sí amo —respondió Natalia y comenzó a marchar hacia su cuarto.

Martínez mientras tanto fue al PC de Victoria, cerró la ventana del chat asegurándose de que así esa conversación se perdiera para siempre y luego apagó el equipo, se dirigió a Victoria y esta vez le dio una sonora nalgada, augurando así el gran futuro que a él le esperaba al lado de dos hermosas mujeres sometidas mediante hipnosis a su voluntad.

Nota del autor:

Gracias por seguir esta mini serie larga (o al menos larga para mis estándares), espero les haya gustado. Se vienen un par de historias cortas y si todo sale bien, en octubre inicio otra serie relativamente larga. ¡Espérenla con ansias!

Y en otra nota, el relato "El collar" también ya superó la meta de las 10 mil vistas, ¡muchas gracias a todos!