Parroquia
Una joven que se va ha confesar.
Confesiones
"Perdóname padre, porque he pecado" La joven estaba arrodillada junto al confesionario. La iglesia, sumida en la oscuridad, perfumada por un suave toque de incienso. Allí estaba, arrodillada junto al padre, pidiendo el perdón. "Cuéntame hija mía"
"Verá padre, lo primero, es que yo no sabía nada. Fue algo, no sabría como explicarlo. Estaba yo en mi casa, era por la tarde. Mi madre se había ido ha hacer algunos recados. Mi primo, que estaba pasando una temporada con nosotros, estaba viendo la tele mientras yo merendaba. A esas horas no había más que programas de esos de cotilleo y el chaval se aburría. "Podíamos ver una pelí" le dije. Al chaval le pareció bien. "Mira, en la estantería de la habitación de mi madre hay muchos videos. Tráete alguno". Él se levantó y fue en busca del video. Mi primito tiene un año menos que yo padre, y yo tengo trece. Regresó con la cinta en la mano. No tenía nombre, y yo no tenía ni idea de que pelí era. De haberlo sabido nunca la habríamos puesto. La puse en el reproductor y le di al play. Mi primo se sentó en el sofá junto a mí. Era un sofá pequeño, de dos plazas, y estábamos bastante apretados. La cinta comenzó a rodar y salieron las primeras imágenes. Era una película vieja, en blanco y negro. La actriz era una rubia guapísima con cara de marfil. Un lunar adornaba su mejilla. Después de un rato viendo la pelí, me levanté y fui a la cocina por un vaso de coca-cola. Cuando volví me descalcé y me recosté en el sofacito, poniendo mis pies encima de mi primo. La pelí ya estaba para acabar cuando note como mi primo me acariciaba las pantorrillas, cada vez más arriba. Yo me deje hacer. La verdad es que me estaba dando gusto. Llego a mis muslos, debajo de la falda que llevaba. Empecé a ponerme un poco nerviosa. "¿Qué haces Manu?" "Nada" me respondió. Retiró la manita."
La joven se quedo callada. El confesor, tratando de soltarla la lengua la animó "Vamos joven, no hay nada malo en que tu primo te acaricie una pierna. ¿o hay algo más?" "El caso padre , es que me estaban gustando sus caricias y yo le dije que siguiese. Y él siguió, y siguió. Yo estaba muy relajada y él cada vez subía más. Puse mi pie en su entrepierna, juro que fue sin querer padre, y note algo duro. Su picha. El me miró con los ojos muy abiertos. Y yo, bueno padre, yo empecé a jugar con mi piececito en su picha. Me había dejado de acariciar y le dije que siguiera. Y siguió. Me toco el culito por encima de la braga. Yo me estaba empezando a mojar la conchita y tenía mucho calor. No debí hacerlo pero entonces no pensaba con claridad. Me quite la camiseta. Me quedé en sostén. Yo ya llevo sostén aunque a decir verdad mis pechos no se han desarrollada nada. Pero me gusta llevarlo, me hace sentir mayor. El abrió mucho más los ojos. "Primita, me aprieta mucho" dicho esto se bajó los pantalones y los calzones quedando si picha al aire. Estaba dura y apuntaba al cielo. Yo ya había visto alguna revista porno pero nunca la había visto de verdad. Era más pequeña de lo que esperaba. Me acerque a mi primito y se la agarré. Quedó expectante, me miraba y me acariciaba la espalda. "Mueve la mano de arriba abajo". Seguí su instrucción y comencé a masturbarlo."
El cura se levantó de su estrado "Hija mía ¿qué clase de pecado has cometido?" "déjame seguir padre, y lo sabrás. Le estuve masturbando un buen rato, mientras que él me acariciaba la espalda y las tetas. Me había quitado el sujetador y lo había tirado por ahí. En las revistas yo había visto como las chicas les chupaban la minga a algunos chicos y fui a imitarlo. (Madre del amor hermoso, exclamó el padre). Me recosté sobre él y me metí su rabo en la boca. Al principio no me gusto el sabor, pero tras darle un par de chupadas me acostumbre. Entonces sonó la puerta y escuche a mi madre entrando a casa. Me vestí con rapidez, antes de que ella entrase al salón. La cosa quedo en eso. Yo no sabía si había hecho algo muy malo, así que no vine a confesarlo porque no sabía si era pecado."
"QUÉ NO SABÍAS SI ERA PECADO. PUES SÍ. No lo vuelvas ha hacer, Santa María " "No padre, aquí no acaba la cosa" La joven escucho como un leve ruidito, una cremallera. "Vera usted. Aquella noche paso algo más." "Continua hija mía" "Estando yo acostada no podía dormir pensando en lo que había pasado aquella tarde. Estaba muy nerviosa, inquieta. No podía aguantarme. Me baje la braguita y comencé a tocarme. Ya lo había hecho alguna vez. En esas estaba cuando entro mi primito. Me asusté. Se metió en la cama y me puso las manos en la cintura. "Manu, no se que te habrás pensado de lo de antes, pero no podemos hacerlo." "¿Por qué? ¿No te gusta?" "No, no me gustas. Anda vete para tu cama y déjame niñato" le contesté. Estaba muy nerviosa. Aun así, cuando el se fue, yo me masturbe.
"Al día siguiente desayunamos como si tal cosa. Manu me echaba miradas desde el otro lado de la mesa pero yo le ignoraba. Mi madre nos sirvió unos colacaos y nos acerco unas galletas a la mesa. Después se puso a trajinar en la encimera. La verdad es que nunca me ha gustado el colocado, sobre todo por los grumos. En ese momento note una caricia en mi pierna. Yo todavía llevaba puesto el camisón y, debido a mi masturbación nocturna, no llevaba las braguitas. Es decir, sólo llevaba el camisón, que me llagaba por encima de las rodillas. Otra vez noté la caricia en el tobillo, esta vez duro más. Al ver que yo no hacía nada, Manu colocó su pie en mi muslo y justo después lo acercó a mi coñito. "Y qué tienes pensado hacer esta mañana mama" pregunté a mi madre, a ver si así el niño paraba. Así hizo, retiro el piececito. "Nada hija. Tengo que ir al mercado y después a ver a la tía Loreto. De hecho no vendré hasta la hora de la comida" Cuando dejó de hablar mama Manu volvió a posar su pie en mi muslo, esta vez por debajo del camisón y lentamente lo desplazó hacía mi coño. Estaba bastante mojada, ¿sabe padre a que me refiero con mojada? (sí, hija. Continua) bueno pues él lo notó. Abrió los ojos mucho y quitó el pie. Empezó a engullir las galletas y cuando las acabó desapareció. Mi madre acabó de limpiar, me dio un beso y se marchó. Me quede sola con Manu, de nuevo."
"Estaba un poco preocupada pues no se veía ni oía a Manu por ningún lado. Le llamé. No vino. Tras echar una ojeada por toda la casa me senté en el sofá a ver la tele. Como si fuese una señal, Manu apareció justo cuando comenzó a hablar espinete. "Hola primita"Se sentó a mi lado. Me echaba miradas de reojo pero yo hice como si nada. De pronto me di cuenta que seguía totalmente desnuda excepto por el camisón. Me levanté para irme a vestir. "Espera Marta (yo me llamó Marta, creo que no lo había dicho) Quiero enseñarte algo" Me di la vuelta y le mire. Estaba buscando en sus bolsillos. "Mira" se saco un envoltorio de color gris metálico y me lo dio. Lo miré. Era un condón. "¿Pero que demonios haces tu con esto? ¿Para que lo quieres?" Le dije. "Pues pa que va a ser primita. Pa no dejarte preñada" "Pero tu que dices enano" Me di la vuelta y camine hacia mi cuarto. Paso lo que tenía que pasar. Él se acercó a mi y me tiró al suelo. Me agarró el camisón y tiró. Me dejó en pelotas y se puso el condón en el rabo. Yo estaba muy asustada. Una cosa era acariciarle un poco y otra que me hiciera el amor. "Vamos Manu ¿qué vas a hacer? Déjame" "No seas tonta primita, si tu también quieres" dicho lo cual, se abalanzó sobre mí. Y vera padre, él tenía razón. Yo también quería. Antes de que llegara a mí le bese en los labios y lo puse boca-arriba. Me senté a horcajadas sobre su polla y comencé a moverme. El principió lo hacía bastante mal, se me salía su cola cada dos por tres, pero al final le pille el truquillo y estuvimos un buen rato (Santo Dios, tan joven y tan )
"Me estaba gustando bastante, el me acariciaba los pezones y yo le besaba de vez en cuando. Note como arqueaba la espalda y daba un par de golpes de cadera. Se había corrido el tonto antes de que yo llegara al orgasmo "¿Ya?" "Vamos primita no me seas viciosilla, ha estado muy bien" La verdad es que no me esperaba tan poco. Recogí el camisón y me fui para mi cuarto, donde pude seguir con mi masturbación un poco más. Verá padre, me ha quedado con ganas de más en cuanto a sexo. Por eso vengo a confesarme, porque se que cometo el pecado de la lujuria."