París, 1830

André, un hombre de buena posición demasiado frío para sentir, acude a un burdel de la barriada del Sacre Coeur.

PARÍS, 1830

André enfiló el Boulevard de Clichy y se dispuso a bajar la calle, llevaba unos minutos andando cuando se perdió por un laberinto de callejuelas plagadas de gentes de mal vivir con los andares propios de aquellos que no se detienen a menos que tengan en sus manos aquello que han ido a buscar.

Vestía una elegante levita de un negro reluciente que se ajustaba perfectamente a su cuerpo atlético acompañada de una impecable camisa blanca cuidadosamente abotonada y su elegante pantalón tambien negro, planchado con raya probablemente por una de las empleadas que tenia a su servicio, su cabello castaño estaba cuidadosamente recortado y peinado al estilo de la época y sus ojos grises acompañados de una amplia nariz aguileña daban un porte seductor a la figura que se acercaba a un burdel de mala muerte que se encontraba al doblar la esquina. Caminó un poco más, unos metros antes ya podía escucharse el jolgorio propio del local, miró a ambos lados preocupado por ser reconocido y se dispuso a entrar en el lupanar.

Le costó unos instantes que su vista se acostumbrara a la leve luz que iluminaba la sala, decorada con paredes de color ocre, con algunas mesas en las que se hallaban tirados los borrachos de turno y sobre las que otros hombres manoseaban a placer a cuanta señorita de virtud facil le cruzara por delante. André recorrió el lugar con la mirada, tratando de seleccionar a la jovencita con la que se satisfaría esa noche, la respuesta llegó cuando escuchó tras de sí la sensual voz de su anhelada Sharelle.

-¿No llevabas demasiado sin venir a verme, André?.- Susurró detrás de él, mientras deslizaba su pálida mano por su espalda y la conducia despues por su torso para bajarla a su entrepierna y acariciarla. André se giró y la miró de arriba a abajo, como siempre lo que contempló le complacía enormemente, Sharelle era una mujer de estatura media con un cuerpo escultural que cubría con un encorsetado vestido escarlata que, contra la moda de la época mostraba un amplio y deseable escote que para él suponía una perdición, tenía el pelo rojizo, ondulado, que caía en una cascada hasta su cintura, los ojos azul profundo y labios jugosos y encarnados.

-¿Tanto me has echado de menos?.- Respondió muy cerca de su oreja, mientras con rudeza estrechaba los deliciosos pechos de Sharelle con ambas manos hasta que dejó sus dedos marcados en el blanco escote, bajó despues ambas manos a la cintura de la mujer y la llevó hasta la pared más cercana donde la aprisionó y volvió a afanarse con sus pechos acompañandose esta vez de su ambiciosa lengua que recorría cuanto el ceñido corsé le permitía. Sharelle le sujetaba la cabeza, arañandole levemente el cuello y suspirando con la testa echada hacia atrás mientras le susurraba cuanto le deseaba. -¿Nos vamos arriba?.- le propuso.

En respuesta André la tomó bruscamente de las cuerdas de su corsé y tiró de ella hasta las habitaciones, donde nada más entrar la colocó contra la puerta y empezó a devorar su cuello con ansia mientras sujetaba las manos de la fémina con fuerza a la altura de la cabeza de esta impidiendole casi cualquier movimiento mientras restregaba contra las redondeadas caderas su miembro completamente erecto, deseoso de recorrer cuanto pudiera a esa mujer. -Sharelle...Cuando salga de esta habitación no podrás volver a andar, zorra.- le soltó una mano y apretó con fuerza el trasero de la joven que le miraba lasciva y expectante y que, con su mano libre poco habia tardado en desabrocharle la levita y estaba tratando de desabotonar la camisa con cierta dificultad, él la liberó para deshacerse de sus prendas superiores mostrando un torso bien formado cubierto no por demasiado vello, pronto dedicó sus grandes manos a soltar el cordón del corsé de Sharelle y conseguir redimir los pechos de sus deseos y rendirlos a su diligente boca con la que los lamía y mordisqueaba alternativamente mientras sus manos seguían recorriendo a la joven, acariciando sus muslos, torneados como si se tratase de una escultura clásica, guiando sus dedos entre las piernas de la joven, acariciando sus rizos exquisitos mientras ella le agarraba con fuerza de los hombros. -Sharelle te voy a reventar...- mascullaba jadeante mientras el mismo se liberaba de la ropa sobrante, y demasiado excitado como para terminar de desnudar a la cortesana, alzó su falda y tomandola por el trasero la levantó y contra la misma puerta la penetró de golpe y la embistió varias veces con fuerza y esa rudeza que le caracterizaba, ella se sujetaba a su cuello con un brazo mientras con la otra mano le arañaba la espalda, la madera de la puerta crujía con cada embestida y a cada movimiento los jadeos se hacian mas freneticos y notables, André la bajó y la empujó contra una pequeña mesa colocada no muy lejos, y inclinandola de modo que ella le diese la espalda comenzó de nuevo a embestirla, mientras aferraba sus pechos de forma salvaje, arañandolos, mientras ella se sujetaba a la mesa y acompasaba sus caderas con las de él, gimiendo sin parar.

-André...André...Mmm...Sigue...¡Dios! Que dura la tienes...Ahh...¡Fóllame más!...- Sharelle se movía desesperada, con el sudor perlando su blanca piel mientras André empujaba cada vez más freneticamente, jadeante, empapado, brusco, sosteniendola ahora por uno de sus hombros mientras que con la otra mano tiraba de su roja cabellera mojada de sudor obligandole a echar hacia atrás la cabeza mientras ella ponía los ojos en blanco al borde de un brutal orgasmo que no tardo en llegar entre escandalosos gemidos, el la tiró al suelo repentinamente y entre jadeos le ordenó -Ponte...a cuatro patas...puta...- Sharelle le miró, destilaba lujuria, deseo, estaba agotada pero obedeció sin tardanza y él se abalanzó sobre ella con sus habituales formas y no tardó en penetrarla nuevamente, esta vez más despacio, sacando de cuando en cuando su miembro para frotarlo con su entrada posterior, ella se mordía el labio inferior con expresión de vicio, André le azotó las nalgas haciendola dar un gritito, y sin mayor preparación la penetró completamente por detrás y sin mucho esfuerzo comenzó su basto vaivén, Sharelle ahogó un grito de dolor y jadeaba -André...Uno de estos días...vas a partirme en dos...animal...ahh...mmm...sigue...- se movían como bestias, se respiraba la lascivia y el deseo, el choque de sus cuerpos resonaba entre sus gritos. -Eres una zorra...Te encanta...que te trate como tal...ahh...me voy a correr...- la sujetó firmemente de las caderas mientras alcanzaba un salvaje climax en el interior de la meretriz quien se dejó caer agotada justo despues... André apenas recuperó el aliento se levantó y tras haber recuperado sus vestiduras le arrojó el dinero pertinente y regresó a su habitual vida, en apariencia decente y bien labrada donde no quedaba espacio para ningun tipo de sentimiento salvo el deseo que le despertaba aquella furcia.