Parejas, dobles parejas, trío, color...
Era un martes de inicio de verano...
Era un martes de inicio de verano, y Marcos había pasado la tarde con unos amigos, unas risas, nada demasiado espectacular. Volviendo a casa con su amigo Sergio, Marcos pensó en invitarle a subir a su casa para echar unas partidas y ver un par de videos de música. Becca iba a pasar la noche con una amiga, así que sería una noche de chicos.
Al abrir la puerta, se encontraron a Becca sentada en el sofá, mirando cosas en el ordenador. Su amiga al final trabajaba, por lo que había vuelto antes de tiempo. Se la notaba un poco aburrida; eran casi las 10, sus planes se habían roto y no tenía nada especial que hacer esa noche, por lo que los tres comenzaron a hablar y hablar. Pasados los 25, los temas no podían ser otros que trabajo, la vida, aprovecharla... Fueron tres horas largas de conversación acompañadas de cigarros, refrescos y música. Pronto entró la madrugada, y a las 2 Marcos les ofreció un chupito. Los tres fueron a la cocina a decidir que tomaban. Whisky para ellos, ginebra con lima para ella. Allí mismo, en la cocina, se bebieron los dos primeros, llevando las botellas al salón para el resto de la noche. Los tres rieron al tener que beber los chupitos en tazas de café, ya que Becca y Marcos no tenían vasos en casa.
Fue Marcos el que propuso jugar al poker. Sergio ni siquiera sabía cómo se jugaba, pero no necesito de muchas explicaciones para comenzar la partida. Mientras le explicaban las jugadas, Becca hizo un divertido comentario al explicar la jugada de "trío", y los tres rieron juntos, sin tener muy claro por qué. Otro chupito más, reparto de fichas y la partida estaba lista. Siendo un novato en el juego, y llevando varios chupitos encima, Sergio no tardó mucho en perder todo su dinero. Becca decidió convertir la partida en un strip poker, ofreciendo dinero por su camisa. Ella siempre había mirado a Sergio, un chico alto, delgado, moreno y de buen ver, con buenos ojos, así que le pareció la oportunidad ideal para divertirse un rato. Él vaciló mientras ella, decidida, le desabrochaba los botones, pero no puso muchos más reparos. Debajo llevaba otra camiseta, por lo que hasta ahora nada demasiado comprometedor había sucedido. Marcos, aunque sorprendido, no hizo ningún gesto de desacuerdo. Al fin y al cabo, él iba ganando, lo que le daba bastante control sobre la situación...
Tras pagarle su parte, Becca se encontró con que su montón de dinero había quedado muy disminuído. No tardó mucho en desaparecer por completo, momento en que ella se dió cuenta de donde se había metido. Tan sólo llevaba cuatro prendas: una camiseta escotada, una falda, su sujetador rosa y un provocativo tanga negro. Marcos enseguida ofreció dinero por su camiseta, mientras Sergio, aunque encantado con la idea, todavía se mostraba algo reticente. Tras otro chupito, llegaron a un acuerdo, y Becca se despojó lentamente de su prenda, dejando a la vista su sujetador. El salón aumentaba su temperatura por momentos, el alcohol hacía mella en los tres, y la situación se estaba tornando bastante morbosa. Becca estaba cada vez más risueña. Se sentía muy cómoda con su novio y el mejor amigo de éste. El sentimiento era recíproco, ya que ellos también parecían estar disfrutando.
Ella volvió a perder poco después, víctima de una pequeña triquiñuela de Marcos, que empezaba a querer ver hasta donde podría llegar su novia. Sabía que Sergio le parecía un chico atractivo, similar a él mismo, y que estaría encantada de realizar una de sus fantasías con ambos. Sólo le quedaban 3 piezas, así que tocaba comprarle la falda. Tras negociar, ella accedió. Sentada en el suelo, se deshizo de la falda, esta vez rápidamente, sin dejar apenas ver su ya destapado culito a Marcos, que estaba en frente. Por contra, Sergio tenía desde su sitio una perfecta perpectiva lateral, que le permitía admirar las preciosas piernas de Becca en todo su esplendor, además de dejar a la vista su tanga negro. Hacía tiempo que no tenía la oportunidad de ver a una mujer así, semidesnuda, y su deseo, mezclado con la extraña sensación de lo nuevo, le hacían pensar sólo en dejarse llevar. Becca se levantó para ir al baño, dejando ver casi toda su anatomía a sus dos compañeros de partida. Al volver, se tumbó en el sofá, dejando en evidencia con un "no se cómo he acabado desnuda" que el alcohol la había llevado a un estado mezcla de alegría y excitación. Sergio, artista nato, no pudo dejar pasar la escultural visión que tenía en frente.
-"¿Me dejas que te dibuje" - le preguntó. -"Pff, como quieras" - contestó ella con los ojos cerrados. -"En serio, ¿me dejas que te haga un dibujo como estás ahora?" - dijo él, queriendo asegurarse de que ella asentía con un cierto conocimiento. -"Que sí, si quieres..." - concluyó ella.
Sergio miró a Marcos, que asistía a la escena desde una privilegiada posición, no puso problemas, y su amigo tomó un par de fotos de su chica. Ella estaba preciosa en ropa interior, y los tres se encontraban extremadamente excitados. Sergio, sin estar seguro de nada, comenzó a despedirse, pero su pareja de amigos le insistió en que se quedara. Becca, que seguía en el sofá, se levantó y sugirió jugar a la carta más alta. En este juego, aquel que saca la carta más alta queda liberado de quitarse una prenda. Siendo ella la que menos prendas tenía, parecía llevar las de perder que, como ella tenía en mente, iban a ser las de ganar. Ellos decidieron quedarse sólo con pantalón, camiseta y ropa interior, para igualar algo la situación. En la primera ronda, ganó Marcos. Sergio se quitó su camiseta, y Becca, tras observarle detenidamente, tenía que quitarse el sujetador. Tras un momento de duda, se giró hacia el amigo de su novio y le dijo que, si querían que se lo quitara, se lo tendría que desabrochar él. Sergio, nervioso, tardó unos segundos en hacerlo. Ella lo dejó caer sin levantar las palmas de las manos de sus pechos y, cuando estuvo en frente de los dos, las apartó sensualmente a sus lados, dejando a la vista sus erectos pezones, que aparecieron como dos dulces irresistibles a los ojos de sus dos compañeros de aventura. Marcos no pudo evitar empezar a tocar a su novia, mientras ella alargaba su mano hacia la de Sergio, dirigiéndola hacia su erizado pecho derecho. Ambos la cubrieron de roces, cosquillas y caricias, y después comenzaron a lamerla cada uno desde un lado. Sergio subió hasta el cuello, mientras Marcos recorría sus piernas de arriba a abajo. Uno por delante, y otro por detrás, la bajaron el tanga, quedando ella completamente desnuda. Se acercaron a ella, juntando sus cuerpos, y ella pudo intuir dos grandes bultos erectos debajo de los pantalones de ambos. Era una sensación única para Becca. Iba a disfrutar de dos hombres como a ella la gustaban, completamente entregados a darla placer durante una noche entera...
Ella alcanzó sus manos y se los llevó a la habitación. Abrió los pantalones de ambos, y sacó sus dos pollas, ambas erectas, ambas grandes, ambas dispuestas a llevarla al Edén. Se sentía en un sueño mientras las tocaba, las chupaba, las recorría de arriba a abajo, golosa, impaciente, deseando andar el camino que tenía justo delante. Como dos máquinas compenetradas, ellos la levantaron y la dejaron tumbada sobre la cama. Mientras Sergio recorría sus orejas, su cuello, sus pechos y terminaba en sus pezones, Marcos se afanaba en disfrutar del manantial en que se había convertido su sexo, recorríendolo de arriba a abajo y culminando en su clítoris, que lamió y succionó hasta encontrarla tan excitada como nunca. En ese momento, la penetró. Ella le recibió con un gemido, que pronto ahogó saciando su hambre con la polla de Sergio, que succionó con inusitado fervor. Las embestidas de Marcos la estaban matando de placer, pero quería seguir probando cosas nuevas, por lo que cambió su posición. Se puso de rodillas sobre la cama, y le indicó a Sergio que se tumbara boca arriba. Después, le guió hacia su interior, sintiendo el calor de una polla nueva en su interior. Marcos estaba de pie, y puso su miembro al alcance de su boca, y ella aceptó gustosamente. Sergio aumentó el ritmo, sintiendo que ambos estaban a punto de llegar al clímax, penetrándola cada vez más adentro, rozando su clítoris con cada movimiento, haciendo caso a los gemidos que ella dejaba escapar desde lo más profundo de su interior...
Ambos estallaron en un estruendoso orgasmo simultáneo que hizo que las paredes se removieran. Marcos aun estaba esperando su turno, y la tigresa que Becca albergaba en su interior no estaba dispuesta a perder la oportunidad. Se expuso a cuatro patas, dejando que su novio la penetrara desde atrás, sabiendo como sabía cuanto le excitaba a él verla toda la espalda desnuda. Sergio aprovechó estos momentos para volver a juguetear con sus pezones, recorriéndolos y succionándolos como si no hubiera un mañana. Ella sintió que el calor no se apagaba en su interior, sino que volvía a resurgir con más ahínco al sentir toda la fuerza con que ellos se empeñaban en hacerla levitar de placer. Así, justo cuando Marcos alcanzaba su propio éxtasis, ella se revolvió en un segundo orgasmo que la hizo llegar al cielo desde el centro mismo del universo, de su propio universo de tres vértices.
Los tres cayeron sudorosos sobre la cama, ella en medio, recorrida por los brazos de ambos. Habían disfrutado como nunca, se habían dejado llevar a lugares que jamás imaginaron, y el camino había merecido la pena. El sexo, el placer y el deseo les tenían aun reservadas tantas experiencias por vivir...
Y ella aún espera, impaciente, su dibujo.