Pareja sadomaso: código de barras y un anagrama

Ambas marcas están en mi cuerpo de forma indeleble y visible, para recordarme quien soy y que los demás sepan lo que soy...

No soy aún la perra que él desea, pero es él quien me está formando y amoldando a su manera de ser, solamente él ha sido mi Amo, por lo tanto estoy aprendiendo todo lo que a él le gusta y tal como a él le gusta sin tener mañas de nadie más.

Antes de comenzar he de aclarar que lo que a través de estas páginas vamos escribiendo no son “extractos de nuestra imaginación”, ni tampoco retazos de historias sacadas de una mente muy creativa que va hilvanado una idea que se va construyendo. No. Lo que aquí vamos escribiendo es nuestra historia, la historia que mi Amo y yo hemos ido viviendo, lo que hemos ido prendiendo juntos, los aciertos y desaciertos que hemos tenido, los consensos y diseños hasta hora construidos y como vamos llevando nuestra relación. La única diferencia es que la escribimos cuando ya hemos caminado un tiempo. No cambiamos los hechos ni los corregimos, pero hasta ahora la comenzamos a compartir.

Tampoco hemos querido compartirla en orden cronológico, sino más bien que algunos hechos aislados nos vayan llevando a compartir la historia hasta ahora construida y vivida.


Nuestra historia tuvo un día muy especial el 12 de octubre, día en que tuvimos una corta sesión, pero al final de la misma íbamos a firmar nuestro contrato de sumisión, no lo pudimos firmar porque yo fui muy estúpida y no tenía todo listo, sin embargo, después pude enviárselo firmado a mi Amo y es él quien lo tiene en su poder, a pesar de que el contrato solamente está firmando por mí, ambos sabemos que tiene validez y que es perfectamente legal para nosotros dos. Lo mejor de ese día y ese contrato que ahora mi Dueño y Amo tiene en su poder es que en él aclaramos que yo ya no soy solamente su sumisa sino que además he pasado a ser su esclava, a pertenecerle totalmente y a ser completamente controlada por él, además de pasar a ser su perra.

Poco a poco hemos ido agregando algunas cláusulas al contrato y también algunos acuerdos entre nosotros, entre ellos: además de que yo ya pedía permiso para mear, cagar y comer, ahora es mi Dueño quien establece mis horarios para levantarme y para echarme a dormir, así como el control de mis gastos, llamadas, correos y otras cosas de las que ya mas adelante les haremos partícipes.

Sin embargo, ambos sentimos que ese contrato debía poder reflejarse de alguna manera más fácil y no tener que acudir a un dispositivo electrónico cada vez que quisiéramos recordar algo, o, en el peor, de los casos, cada vez que me portara mal. De ahí surgió la necesidad de hacer otra marca, y aunque a veces yo desearía que mi cuerpo estuviera lleno de marcas por todos lados, él es muy mesurado y quiere que cada marca que me vea me recuerde claramente algo: las de la vara en mi pierna izquierda: el castigo que me dio la primera vez para enseñarme como una sumisa debe atender a su Amo y Señor; la de la plancha en mi espalda: que él es mi Dueño y Señor y hace conmigo lo que desee hasta que esta satisfecho, porque ese es el acuerdo que tenemos y yo así lo decidí libremente; y así, cada marca un significado.

Pues para recordar este contrato decidimos hacer dos marcas, una la elegimos juntos y la otra la decidió él, ambas me las hicieron el mismo día y ambas fueron tatuajes para que no se borren y que dejen ver una vez más que soy su pertenencia y de nadie más...

Decidió que uno de los tatuajes sería al dorso de mi muñeca izquierda y el otro en la cadera baja izquierda porque uso pantalones y faldas de talle bajo y él me pide que use blusas que llegan justo a la cintura por lo tanto una parte del tatuaje queda a la vista, además cuando me inyectan me ha ordenado que sea solo de ese lado y obviamente lo ven.

Y de qué son estos tatuajes???

Pues bien, el de la cadera contiene su anagrama con unos diseños más, alusivos a perros (que es así como me trata o más bien lo que soy), ademas de decir en letras: propiedad de CC. Es bastante visible como ya lo mencioné y ante el cual ya muchas veces me han preguntado el porque del tatuaje, el significado, e incluso, la gente más curiosa y menos reservada, por su ubicación. Como siempre, solo me duele que todos lo asocian de inmediato a que tengo perros y pues yo he tenido que inventar historias, excepto una vez que dije la verdad y no me creyeron, me dijeron que tenía un muy buena imaginación!!!

Este tatuaje me resulta un poco problemático por habla de propiedad y es ahí donde las curiosidades vuelan... pero mi deber no es preocuparme por los problemas que se me generan a mí, si no más bien seguirle dando placer y atenciones a mi Amo y recordar el porqué de ese tatuaje e incluso para qué, porque cuando algunos me preguntan empiezo a pensar que quizá él ya tenía en mente la intención de que me recordaran a quien le pertenezco y lo que soy cada vez que me hicieran tantas preguntas y no supiera que responder...

El segundo tatuaje lo tengo al dorso de mi muñeca izquierda y corresponde a un código de barras. Posiblemente un código de barras parezca mucho menos inofensivo y también el lugar, pero me expone aun más que el primero pesto que en e círculo en el que me muevo o movía hasta ahora (2020), no se suelen usar tatuajes (al menos no visibles y este lo es), segundo porque quienes lo logran ver de inmediato preguntan qué significa tu código de barras y pues nuevamente he tenido que inventar una historia, porque la real es que este código es el que me corresponde a mi registro y número único en el registro consensual de esclavos

Mi Amo y yo nos registramos el mismo día que firmamos el contrato y desde entonces tengo un número único como esclava y un código de barras, que es el que ahora porto con muchísimo orgullo al dorso de mi muñeca izquierda. Lo muestro con su autorización y lo porto más sutilmente cuando él me lo pide, pero lo normal es que sea visible siempre y para todos, teniendo que responder las preguntas que de esto se generen.

A partir de ese momento estos dos tatuajes no son solo marcas para que sean vistas por los demás sino por mí misma; por lo que cada vez que él desea humillarme solo me pide que mire mi muñeca izquierda para que recuerde lo que soy y a quien le pertenezco.... o que mire mi brazo derecho cuya cicatriz es grande... y a la altura de la cadera baja, del lado izquierdo también, está su anagrama, que porto y muestro, con su autorización, con muchísimo orgullo....

Mi mano derecha tiene una marca muy clara de quien soy: el dedo medio está deformado, ya no estira y está pando, ese es su trabajo y soy feliz así, y si él desea otro dedo igual, lo tendrá, si desea quebrarlo y que yo no diga nada, así será... soy incapaz de negarle lo que me pide... a veces me pide grandes humillaciones... y se las doy, pues quiero que sea feliz... pero todo esto será el objeto de uno o más relatos posteriormente...

Perra de CC