Pareja madura (03: Haciendo progresos)

Surgen algunos problemas con los tríos pues pasan a ser mas de tres...

PAREJA MADURA III (HACIENDO PROGRESOS)

Como mencioné en el anterior relato, desde que comenzamos a cruzarnos con nuestro amigo Lito, nuestra vida cambió definitivamente, pues cuarentones como éramos paraciera que adquirió nuevos bríos. Aunque sólo nos juntábamos los viernes con él, eso nos provocaba a Mabel y a mí tal grado de excitación que durante el resto de la semana cojíamos casi a diario, lo que no es poco considerando que eramos mayores y que hacía años que estábamos juntos.

Creo que fue el motivo por el que nos metimos en la historia de los tríos. Sin embargo todo parecio frustrarse a poco de comenzar cuando un viernes debimos asistir a una fiesta familiar y al siguiente nuestro amigo nos dijo al teléfono que no podría vernos porque tenía como visitante a un primo suyo que pasaba sus últimos días en Argentina y de quien no podía desprenderse. Se lo dije a mi esposa, quien parecía necesitar del sexo grupal más que yo e inicialmente sugirió que incorporásemos al visitante a nuestro habitual encuentro. Me ví sorprendido por la propuesta porque aunque Mabel nunca fue mojigata sólo en este tiempo se estaba revelando como la mujer caliente y liberal que era.

Dudé y me puse a pensar si la idea de mi mujer era buena, antes de llamar a Lito. Sólo entonces comprendí que estaba pasando en verdad, después de cuarenta años pude saber cómo era en realidad, qué pensaba y qué sentía. Amaba a mi esposa, pero sentía un intenso placer cuando otro se la cojía. Parecía contradictorio pero eran mis verdaderos sentimientos, mis sensaciones más profundas. Tardé en aceptarlo y llegué a sentirme culpable y tonto, pero decidí que era la vida y debía tomarla en el sentido que se presentaba. Despejados estos reparos, doblé la apuesta y le pregunté a Mabel si se atrevía a encontrarse con Lito y su primo (llamado Gerardo) sin mí, si tenía el coraje de ir a su casa y montárselos a ambos. Por mi parte, aguardaría por ella en nuestra casa.

Previsiblemente Mabel rehuso, al principio, explicándome que la idea era que compartiéramos experiencias y que de este modo las cosas comenzaban a irse de las manos y quién sabe cómo terminarían. Excitado como estaba le hice comprender que toda vez que ambos estuviéramos de acuerdo, la situación estaría bajo control y que me daría mucho morbo y excitación saber que podía compartirla con otros, a condición que a su regreso no me ocultara nada. Si era capaz de revelarlo, de contarme hasta el último detalle, sería la prueba que seguía amándome. Terminó aceptando y una vez más tomó la iniciativa llamando a Lito y explicándole la propuesta. Desde ya, nuestro amigo aceptó pues sería una manera muy loca y no convencional de agasajar a su primo. Ya no podíamos volver atrás.

Mabel subió a ducharse, por más de media hora y se vistió de una manera más que sexy. Ya lo he dicho y podrá verse en las fotos, no es hermosísima, ni tan joven, pero según creo aún se ve apetecible. Cuando el remiss que había llamado se detuvo frente a nuestra puerta, absolutamente emocionada me besó, casi a punto de lagrimear me preguntó :"¿Estás seguro papi? ¿No vas a reprochármelo después?¿No vas a tratarme como si fuese una cualquiera? También lo hago por vos, porque sé que lo necesitas". Le aseguré que no, volví a besarla, le prometí que si hacía esto por nosotros jamás dejaría de amarla y le hice prometer que me lo contaría todo. El conductor del remiss se impacientaba con nuestra charla, así que mi esposa subió muy coqueta y sin complejos con destino a la casa de Lito.

Me quedé solo, abrí una cerveza y me puse a pensar en esta situación que era contradictoria, por un lado me provocaba mucho morbo, me daba placer, pero por otro me hacía temer por el rumbo que iba llevando nuestra relación. En el medio de los pensamientos se me cruzaban imágenes de mi esposa, de lo que en ese momento estaría haciendo y eso me provocó la mayor erección que recuerde. Tenía mi pija tan dura que sentía como una molestia. Estuve tentado de pajearme, pero me resistí esperando que Mabel volviera. Pensé incluso en tomar mi auto e ir a la casa de Lito, o de llamar por teléfono. También, por momentos y supongo que por efecto de las cervezas pensé en contactar a una antigua amante y hasta de ir por una prostituta. En fin un colapso de pasiones encontradas.

No lo hice porque creí que defarudaría a mi mujer y que lo que estábamos progresando en nuestra vida sexual se desbarataría si actuaba tontamente. Al fin y al cabo quería este juego y yo lo había propiciado. Con esta multitud de pensamientos, me recosté en un sofá y fui adormeciéndome. En cierto momento me desperté, ví la hora, eran casi las 5:00 de la mañana y Mabel no regresaba. Me sentí, una vez más tentado de llamar, pero me contuve. Para mayor comodidad, me acosté en la alfombra con un almohadón y volví a dormirme.

Algún tiempo después, mi corazón dio un vuelco, escuché la llave en la puerta de ingreso y supe que era Mabel quien regresaba. Era bastante tarde o temprano, según se vea, más de las 6 de la mañana. Se la veía demacrada y angustiada. Me levanté, me acerqué a ella, la abrazé y comenzó a llorar muy conmovedoramente. No sabía que hacer y le pregunté qué le pasaba. Entre sollozos me dijo "creo que vas a enojarte mucho conmigo y tendrás razón". Siguió: "Yo no era así y por tu insistencia nos metimos en esto. Quizás debamos dejarlo, antes que sea tarde". Tardé en reaccionar, pero le indiqué que al menos debíamos cumplir los pactos y que, pasara lo que pasara, debía contarme lo ocurrido. De inmediato me dijo "no te va a gustar, sé que vas a enojarte". Le dije "es posible" pero hay que cumplir lo acordado.

Comenzó a explicarme que cuando llegó a la casa de Lito, éste la recibió como a una diosa, lo que la hizo sentirse halagada. Le presentó a su primo Gerardo y los tres comenzaron a hablar animadamente de todos los temas, de la situación de los inmigrantes argentinos en España, del trabajo, de cuanto se extrañaba el país.

Como la reunión se volvía muy social estuvo tentada de llamarme y pedirme que me uniera a la charla, para que no estuviera solo. Pero a la vez, se sentía frustrada, como que toda la sensualidad que cargaba no fuera apreciada por Lito y Gerardo. Desvió entonces la conversación al terreno sexual preguntando si las expañolas que había conocido eran o no liberales. La conversación fue ganando intensidad, junto al vino que iban tomando y alcanzó un punto culminante cuando ambos primos le propusieron que hiciera un "strep tease".

Mi esposa volvió a cobrar valor y autoestima y comenzó a quitarse la ropa hasta quedar totalmente desnuda. Para entonces, la situación quedó fuera de control y más por cortesía que por calentura se arrodilló frente a Gerardo abrió su bragueta y sacó su pija que, según mi mujer, no alcanzaba a pleno su rigidez y le dedicó una gran mamada mientras Lito miraba desde otro sillón.

Sólo que aquí se presentó el problema pues el tipo resultó ser un tonto que no se ponía a tono con la situación, seguramente porque estaba ebrio. Según me contó Mabel la pija nunca llegó a parársele totalmente y cuando acabó sólo fueron unos miserables chorros, que Mabel enojada ecupió dentro de su copa de vino. En este punto debo aclarar que mi mujer se metió en esto de los tríos para levantar su autoestima, para sentir que aún era deseable y este patán le devolvió una pobre imagen de sí misma. La hizo sentirse accesoria, prescindible.

Algo apenado por ella, le pregunté cómo siguió la noche. Me contó que Lito trató de reconfortarla diciéndole que Gerardo, su primo, era un tonto sin cura y trató de estimularla para seguir con la noche de fiesta. Pero sin lograrlo. Entonces, le pregunté "¿porqué supondrías que me enojaría, si en definitiva nada pasó?". Y aquí vino la sorpresa, terrible y excitante sorpresa, pues continuaron hablando con Lito, él le ofreció uno de aquellos "cigarritos" que tenía (ya saben que no era de tabaco) y siguieron charlando. Mabel, como es médico sostiene que en realidad no hacen mal, hay estudios que lo demuestran, entonces fumó de buen grado, sin evitar caer en una especie de sopor en el que Lito tenía la iniciativa. A duras penas volvió a vestirse y junto a Lito bajó dos pisos a otro departamento donde vivían dos jóvenes estudiantes (como de veinte años).

Aunque no lo recordaba bien, sabe que Lito habló un rato con ellos, que luego pasaron al departamento y que allí la desnudaron, la chuparon, ella a su vez los chupó, que casi seguro se corrieron en su boca y que entre todos la cojieron por la boca, por la vagina y por el ano. No sólo una vez, sino varias veces. Recordó que incluso la filmaron y que como estaba obnubilada incluso ni se acordó de mí, casi se olvidó de quién era. Le pregunté si lo había disfrutado y con algo de remordimiento me dijo que si. Me explicó que por lo menos seis o siete veces le habían penetrado el culo, que lo sabía porque cuando fue al baño de su ano salían "chorros" de leche (fue la expresión que usó) y porque sentía que le ardía la cola.

Seguidamente, insinuó una especie de reproche diciéndome "vos me metiste en esto, durante años traté de controlarme, pero me llevaste a sacar lo peor de mí". Ambos nos enfadamos y dejamos de hablarnos, aparte estábamos cansados por la noche tan agitada y nos propusimos seguir hablando al día siguiente. Sólo se hizo evidente que nuestro matrimonio había cambiado en modo radical y... para siempre.

En la próxima entrega, les comentaré como sigue esta historia que insisto es real. Tanto que comenzó hace más de cinco años. Aclaro que la foto de Mabel que acompaña el texto es también real.- HUGO.