Parecia un miura mi maduro al regreso de Cuba.
Se movió el sofá hacia delante por el efecto de la virulencia de dicha la estocada, a la vez que un grito fino, seguido de un largo gemido se escapó de mi boca al que le siguió una sonata de dulces quejidos y bochornosas peticiones....
Había llegado el día D, y como se dirían los hombres en el argot de la batalla, se avecinaba guerra, pues mi amigo Jorge había regresado de Cuba del viaje y acababa de recibir su llamada para decirme que pasaba por casa para darme un recuerdo que me había traído de aquel país.
Sin querer ser ordinaria, el encuentro iba a ser algo inoportuno, pues había pasado la noche en mi casa Diego, y mi cama aún tenía las sabanas calientes y no digo otras partes que aun rezumaban los jugos de este semental que tan grata y sabiamente había puesto en mi interior.
Cambien rápidamente mi cama con ropa nueva y me asee para el encuentro haciendo hincapié en lavar bien mi conejito para que no quedara resto alguno de lo derramado en su interior tras la larga noche y caliente mañana, así como un buen enjuague bucal para borrar todo resto o aroma de aquel apéndice al que sabrosamente había devorado y comido, otorgándome este, parte de mi nutrido desayuno.
A parte de una sonrisa picarona y un rico beso, Jorge me había traído de regalo un bonito collar que ahora andaba colocándolo con delicadeza pero con picardía, pues se colocó tras de mí, separando mi pelo dulcemente de la nuca para cerrarlo y dejarlo reposar sobre mi cuello, al que beso también dulcemente, a la vez que apoyo en mi trasero aquella enorme equipación de la que era portador.
Me dijo me había añorado estas dos semanas y deseaba compensarme y darme la pasión que sentía por mí..
Yo le dije entre risas, que alguna cubana mulata, seguro también había recibido una sesión de pasión, pues sabiendo lo caliente que era no creo el viaje hubiera sido solo sol, playa y mojitos..
Bueno para serte sincera, algún escarceo sí que hubo, pues la llegada de cinco maduros sin parejas al hotel, alerto y atrajo a tal cantidad de damas en busca calor, que al final uno no es de piedra, para que te voy a engañar y ya sabes el final…. Pero hablemos de ti, dime como estas tu tesoro mío y como tienes eso que tanto me gusta a mí….dijo desviando rápidamente la conversación…mientras su mano bajaba de mis hombros por mi cadera hasta ciertas partes…
Envalentonada por sus sinceras palabras, le dije, que me parecía bien hubiese disfrutado, pero que tampoco una había hecho abstinencia, pues un viejo amigo me había visitado y como me vio sola, me consoló gratamente en todos los sentidos…
Pensé se iba a tomar mi respuesta como un veto, aunque el efecto fue todo lo contrario, pues sus manos llegando ya a mi recién aseado sexo, acaricio este frotando suavemente, a la vez que decía: mmmm veo han estado haciendo un mantenimiento en estos bajos tan ricos y gustosos para que a mi regreso estén listos para darle lo que se merecen…
Jugaba ya con sus dedos con ese puntito que a nosotras tanto gusto nos da, haciendo que gimiera y no fuera capaz de responder a sus palabras, pues su otra mano había entrado por debajo de mi sujetador desplazando este para sobar y pellizcar mis pezones a la vez que su boca mordisqueaba mi cuello, teniéndome a su merced totalmente entregada.
Desde el primer momento había sentido su excitación tras de mi con sus roces en mis posaderas, pero ahora recordaba in situ el tremendo trabuco que aquel semental se gastaba.
Me soltó el vestido sin apenas darme cuenta como lo había hecho, pues mi estado era de tal excitación que no preste atención a esas cosas, de igual forma él se andaba liberando de los pantalones y slip pues el tacto de piel con piel era inconfundible y las palpitaciones de aquella escopeta de caza mayor , aún más…
Pensé para mí que me iba a destrozar el conejito y más con lo resentido que estaba este tras las recientes acometidas del aparato cabezón de Diego, pero Jorge era un experto y lo estaba lubrificando bien con el punto de excitación al que me hacía llegar, aun así , llevaba sus dedos a mi boca lujuriosamente para que los chupara y después los bajaba a mi sexo para volver a meterlos, aunque esta vez fue mi agujerito trasero el que los recibió, aunque con un pelín de trabajo extra debido a su contracción.
Me veía ya en la cama que tan cuidadosamente había una preparado con sabanas limpias, pero aquel semental tenía un estado de excitación fuera de lo común, e inclinándome hacia delante sobre el respaldo de unos de los sofás, abrió mis piernas para ponerse detrás y agarrando su enorme rabo lo dirigió hacia la puerta de mi mojado conejo para estoquearlo con un certero y pollazo.
Se movió el sofá hacia delante por el efecto de la virulencia de dicha la estocada, a la vez que un grito fino, seguido de un largo gemido se escapó de mi boca al que le siguió una sonata de dulces quejidos y bochornosas peticiones de que continuara así, pues los ruegos entre los lloriqueos de gusto con frases como “dame... dame si así, siiii, bien adentro más mas,dame más ..Que rica …ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ummmmmmmmm” un gozoso orgasmo exploto en mi haciéndolo enloquecer y agarrándome fuertemente por la cadera, este ahora me follaba como un poseso, sintiendo los golpes de sus enormes huevos que se balanceaban enérgicamente con cada embestida, dando estos contra mi dolorida pero agradecida vulva.
Apoyo una de sus manos en mi nuca como su sujetara una yegua para domar y tras retirar su enorme rabo bien lubrificado de mi coñito, lo puso en la puerta de mi ano y lo perforo sin ningún miramiento.
Me di cuenta de, el porqué de la mano allí en mi nuca pues el efecto reflejo iba ser levantarme tras el quejido que salió por mi garganta ante aquella penetración, pero tras unos rápidos y armoniosos mete y saca, transformaron aquel dolor en un grato placer.
Su mano esta paso de la nuca a mi boca donde una, lujuriosamente le comía los dedos como si de otra parte del cuerpo se tratase.
Era un portento aquel macho, pues alterno con sabiduría ambos agujeros hasta hacerme explotar nuevamente, sacándola cuando ya mi conejito y culito ya pedían a gritos un descanso.
Me giro y guiando con sus manos mi cabeza me hizo arrodillarme ante aquel coloso, que ahora ante mi cara, bien lubrificado y enrojecido por las virulentas estocadas, parecía aún más gordo y rígido, pasando a comérmelo como una posesa contagiada por las frenéticas incursiones que me había dado.
Le chupe, mordí, lamí, comí, restregué, absorbí, devore y pajee aquel trabuco con tanta pasión que sus piernas comenzaron a temblar, contagiando su cadera y cuerpo para al final ponerse terso y comenzar a vomitar tal cantidad de pastosa y rica nata que pensé me atragantaba, a la vez unos gritos roncos de macho gozando,se le escaparon por la boca con una fuerza que me asusto.
Se la exprimí con lujuria, con pasión, con hambre de rabo y macho hasta que empezó a perder fuelle, dejándola caer relajada entre sus piernas a la vez que boca seguía comiéndolo a besos siguiendo la estela de su ombligo hasta su fornido y poblado pectoral, agarrando este fuertemente mientras me incorporaba del todo para poder besarlo lascivamente.
Me dijo con un tono aun excitado….mmmm como esta mi hembra de salida…voy a tener que quedarme aquí hoy y follarte otra vez...
Si pero por favor el próximo más suave, que una no puede más, que casi no me puedo sentar…
Y así hizo sabiamente tras un meritorio descanso de un par de horas acompañado de una relajante ducha, llevándome tras esta, a la cama para transformarse ahora en un caballero delicado, pero repleto de energía, usando sus enormes instrumento como si de un pincel se tratase, cautivando mi cuerpo hasta hacerlo estremecer otra vez.
Ya en la cama tras aquel frenesí, una rendida ante aquel portento de maduro y medio engatusada entre sus brazos y sobre su pecho, me dijo que le contara eso del amigo que antes le había dicho….