Paraíso de Masoquistas (10)
Nadia y Luba satisfacen los bajos instintos del Coronel Ahmed en la Cámara de tortura n. 4
Luba y Nadia permanecieron inconscientes casi una hora sobre los colchones, pero cuando despertaron se las llevaron directamente a su jaula y ese día no volvieron a ser torturadas. De este modo, las dos pudieron descansar y dormir en la claustrofóbica jaula de costumbre. Esta vez no hicieron el amor.
Al día siguiente temprano volvieron a despertarlas a manguerazos y se repitió todo el proceso de la higiene matutina y el desayuno de las prisioneras. Tras esto, las dos hicieron los ejercicios, carrera incluida, y tras limpiarlas de nuevo formaron en el patio con las demás. Cuál no fue su consternación cuando vieron que otra vez las venían a buscar para una nueva sesión de tormento. Esta vez las dos fueron conducidas a la cámara de tortura n. 4.
Lo que más destacaba en la cámara n. 4 era un gran potro de tortura de madera situado en el mismo centro de la habitación. Al ver el siniestro artilugio, las dos muchachas recularon instintivamente hacia atrás. Por supuesto no pudieron hacer nada pues los guardias las empujaron brutalmente al interior de la cámara. Sin embargo, por el momento, no las acostaron sobre el potro.
En su lugar, les colgaron los brazos de sendos ganchos, de manera que las dos muchachas quedaron estiradas por su propio peso con los pies de puntillas. Entonces les pusieron unos cinturones de cuero muy prietos en rodillas y tobillos, luego metódicamente les ataron los pulgares de los pies a una anilla del suelo y las amordazaron con sendas bolas de goma. Luego, tras cerrar la puerta las dejaron solas un buen rato.
Junto al potro había un brasero que despedía bastante calor. Las brasas parecían apagadas pero en realidad los carbones permanecían encendidos bajo ellas. Hincados en las brasas aún había varios espetones. Aunque ninguna de las dos lo sabía, esa misma noche una chica llamada Sara había sufrido tortura durante más de seis horas en esa habitación. Como si fuera una víctima de la Inquisición esa joven había soportado una salvaje ordalía sobre el potro, al tiempo que le aplicaban hierros candentes.
Las dos jóvenes desconocían a qué tendrían que enfrentarse, pero igualmente se aprestaron a soportar otra cruel sesión de tortura resueltas a no firmar.
El Coronel Ahmed entró al de poco rato. El tipo sonrió cruelmente a las dos mujeres al ver el terror en sus miradas. Entonces, tras cerrar la puerta con llave comenzó a desnudarse también sin dejar de mirarlas con deseo. Luba ya estaba acostumbrada a ver a ese cerdo desnudo pero Nadia cerró los ojos muerta de asco.
- Imagino que será inútil que os pida que firméis los documentos de extradición, así que hoy me limitaré a pasarlo bien con las dos. Nadia miró horrorizada a su compañera.
El tío se acercó a las dos mujeres ya empalmado y por supuesto se fue directo a Nadia. Al sentir las manos de Ahmed en su cuerpo, la mujer cerró los ojos y torció el rostro. Simplemente era incapaz de soportarlo.
- Eres un bombón preciosa, le dijo el tío asqueroso echándole el aliento mientras le acariciaba los pezones con ambos pulgares. No me extraña que tu amiga boyera se haya enamorado de ti.
Nadia se estremecía de asco mientras ese tipejo no dejaba de tocarla ni sobarla por todas partes. Entonces el coronel la sorprendió arrodillándose ante ella y le cogió ambas piernas con las manos. Ahmed debía tener una fijación oral porque lo primero que solía hacer con las prisioneras era lamerles la piel con su gorda y pastosa lengua.
- MMMMMMHHMMM
La pobre Nadia temblaba de asco mientras ese puerco deslizaba la lengua a lo largo de sus muslos.
Mientras la chupaba las piernas, el tipo subió sus dos manos por la parte trasera de los suaves muslos de ella. Las manos terminaron en sus glúteos estrujándolos con insistencia y entonces Ahmed utilizó sus gordos dedos para separar las nalgas de Nadia en busca de su orificio trasero. Mientras hacía esto, la lengua del coronel había llegado ya hasta la entrepierna de la joven y al sentir su olor a sexo deslizó la lengua por los labia.
- MMMMMMMMHHHH
La pobre muchacha se sacudió inútilmente en sus ataduras recorrida de escalofríos de grima.
Ja, ja, ¿te doy asco preciosa? A tu amiga al principio también se lo daba y ahora no es más que mi perrita. Tú también te acostumbrarás.
MMMMMMH
Nadia volvió a gritar.
- Y ahora vamos a ver qué tal sabes.
Lentamente Ahmed le desató los pulgares del suelo y sin dejar de sonreirle le soltó el cinto de cuero de los tobillos y tras él, las rodillas.
Evidentemente el rijoso coronel quería hacerle un cunnilingus a su bella prisionera e hizo todo lo posible por separarle las piernas, pero ella se resistía pataleando fieramente.
- Ja, ja, puta, eres una fiera.
Nadia siguió resistiéndose hasta que accidentalmente le dio una patada en la cara.
Ahmed dio con su cuerpo en el suelo y tras llevarse la mano a la cara, miró fieramente a la muchacha que jadeaba satisfecha de lo que había hecho.
- Puta lesbiana, he tratado de ser bueno contigo pero ahora me las vas a pagar todas juntas.
Ahmed cogió un látigo de colas y empezó a azotarla en el trasero y las piernas.
Toma, toma
SShhhaaack MMMMHHH
Y otra.
MMMMHH
Y otra, así aprenderás zorra.
Ahmed se dejó llevar por la rabia y le puso el culo rojo a latigazos. Él también estaba sudando y jadeando.
- Y ahora abre las piernas.
Ella negó apretando más los muslos entre sí
- Te he dicho que las abras, y le dio otro latigazo, pero ella siguió resistiendo.... Está bien tú lo has querido. Ahmed cogió un móvil de sus pantalones. Mahmud, ¿eres tú?..... que vengan cuatro verdugos a la número 4, tengo trabajo para ellos.
Nadia le miró jadeando y desafiante, no importaba lo que le hicieran, no cedería.
- Ahora verás, zorra
Los verdugos no tardaron ni dos minutos en llegar y tras abrirles la puerta entraron en la cámara de tortura.
Acostad a la morena en el potro.
Sí, señor.
Las chicas pensaron que iba a ser Nadia la que sufriría tormento sobre el potro, pero Ahmed era muy retorcido.
Los cuatro verdugos desataron en un santiamén a Luba y agarrándola de brazos y piernas la acostaron a lo largo de la madera del potro. Se notaba que los cuatro eran muy expertos pues no tardaron ni un minuto en inmovilizar a Luba sobre el ingenio.
- Así no, con las piernas abiertas, al máximo, ordenó Ahmed.
En ese potro había dos maneras de atar a las víctimas, la primera era con las piernas casi paralelas para atormentar las articulaciones de forma más efectiva. La segunda consistía en atar los tobillos a los extremos de un largo bastidor de modo que la rea quedara con las piernas bien abiertas. De este modo, por orden de Ahmed, Luba quedó con la entrepierna totalmente abierta y disponible.
- Vamos, empezad con ella y estiradla bien, que esta otra vea cómo grita.
Dos verdugos agarraron fuertemente los mandos del cilindro y haciendo fuerza empezaron a darle vueltas lentamente. Las dos mujeres se miraron entre sí angustiadas y Nadia pudo ver cómo lentamente estiraban el cuerpo escultural de su bella Luba. Poco a poco el cuerpo de Luba se fue levantando del madero y sus brazos se fueron estirando por encima de su cabeza. Como si fueran de goma, los brazos de Luba parecían desprenderse lentamente de sus hombros y se fue dibujando en su rostro un tremendo rictus de angustia.
- MMMMMMMMHHH
La pobre Luba mostró un gesto de intenso dolor y gritó con todas sus fuerzas.
- Un poco más, apretad más
Nadia miró entonces enfurecida a Ahmed y se puso a lanzarle patadas inútilmente a diestro y siniestro.
Os he dicho que apretéis más, dijo él ignorándola.
MMMMMMMHHHH
Luba llegó a poner los ojos en blanco al sentir que sus brazos estaban a punto de dislocarse y empezó a gritar como una loca mientras los verdugos mantenían la tensión bufando y sudando.
MMMMMMMHHHH
Coronel, si seguimos le sacaremos los brazos.
Está bien, dijo éste volviendo a la realidad, aflojad un poco y dadle unos latigazos.
Los verdugos obedecieron, aflojaron el potro de manera que el cuerpo de la mujer se depositó sobre el madero. Luba respiraba agitadamente en un baño de sudor y con un intenso dolor en los hombros. Sin embargo casi no la dejaron descansar y entonces un verdugo se puso a azotarle en medio del coño. La joven gritaba otra vez de dolor retorciéndose sobre el potro inútilmente.
Mientras tanto, Ahmed volvió a dirigirse a Nadia
- ¿Ves lo que le ocurre a tu novia?, la culpa la tienes tú.
Nadia seguía furiosa, pero sus esfuerzos por darle una patada a Ahmed eran inútiles dado que él se mantenía a distancia.
En medio de ese tremendo castigo, Luba no dejaba de gritar. Sólo tras diez minutos pararon y entonces el del látigo miró a Ahmed sudoroso en espera de órdenes. La joven tenía toda la entrepierna y la parte interna de los muslos marcada de latigazos.
- Bien, ahora vamos a hacer otra cosa otra cosa con ella, removed las brasas y sacad un punzón.
Efectivamente otro verdugo removió las brasas con un punzón y ahí se vio que aún estaban incandescentes.
Nadia las miró horrorizada adivinando lo que iba a ocurrir, entonces cambió de actitud y mirando implorante a Ahmed empezó a negar con la cabeza.
El verdugo sacó al aire el delgado punzón y se lo acercó a Nadia para que viera que tenía la punta de un color rojo intenso.
- Tócale en la cadera a la morena,....sólo un instante.
El verdugo sonrió con sadismo y se acercó a Luba con el punzón en la mano, por lo que ésta empezó a gritar y negar histérica.
Entonces Nadia reaccionó muy nerviosa, intentando llamar la atención del coronel y separando sus piernas al máximo.
Ya es tarde zorra, ahora verás lo que le hacen a tu amante.
MMMMMMMMHHHHH
El verdugo le colocó el punzón en la cadera y Luba tembló espasmódicamente mientras los ojos se le ponían en blanco.
Al retirar el punzón le quedó una pequeña marca roja.
- Coge otro, ese está ya frío, ordenó Ahmed.
El verdugo lo hizo y sacó otro punzón candente, esta vez Luba se puso a llorar y suplicar, pero con la mordaza no se le entendía nada. La herida era pequeña pero le dolía como el infierno.
El verdugo estaba para quemarle con el segundo punzón en un pecho cuando Ahmed le detuvo.
- ¡Alto!.
Entonces el Coronel se arriesgó a acercarse a Nadia y ésta permaneció quieta y sumisa abriendo las piernas todo lo que era capaz.
- Así me gusta, zorra, veo que vas aprendiendo quién manda.
Entonces el muy puerco de Ahmed reanudó su intento anterior, se agachó, metió la cara entre sus piernas poderosas y empezó a lamerle la cara interna de sus muslos. Nadia volvó a temblar de asco. Sentía como si una asquerosa babosa estuviera reptando lentamente por su entrepierna, sin embargo, esta vez se dejó hacer. Ahmed pronto llegó a su raja y entonces se la empezó a chupar manchándose la boca y el bigote con sus jugos. Por último, llegó a la parte superior del coño de la joven y se puso a lamer el clítoris con la lengua.
Al principio la mujer se resistió pero tras un rato de lamerle la pepita el verdugo notó cómo se le ponía gorda y tiesa.
- Mmmmhhhh
Ahmed oyó el inconfundible gemido de placer y sintió de repente cómo le caía la baba de Nadia sobre la calva. Entonces apartó la cara de la entrepierna y limpiándose la boca con el dorso de la mano, rio alborozado.
- Ja, ja esta boyera está cachonda, ¿verdad que lo estás preciosa? Y diciendo esto se incorporó y se puso a lamerle los pezones, mientras le masturbaba con los dedos.
A esas alturas Nadia se retorcía de placer, le jodió mucho que ese adefesio le estuviera poniendo tan cachonda con su lengua. Sin embargo, Ahmed no apresuró su orgasmo sino que se limitó a dejarla a medias, toda caliente y mojada.
Entonces aprovechando su desconcierto le dio una hostia en la cara y agarrándola del pelo le obligó a mirar hacia abajo.
- Bueno yo ya te he comido el coño, ahora te toca a ti hacerme una mamada.
En cuanto sintió ese olor nauseabundo Nadia negó instintivamente.
Ahmed estaba acostumbrado a que las prisioneras se resistieran a hacer el amor con él, pues aparte de feo, su cuerpo y especialmente su pene le olía a rayos.
La bella Nadia se juró que no le haría una mamadaa ese tipejo por nada del mundo.
- No quieres chupármela, ¿eh?, quémale a esa con el punzón.
El verdugo sacó otro punzon incandescente y se acercó a Luba, lo cual provocó que Nadia volviera a negar muy nerviosa. Otra vez la iban a quemar por su culpa.
- MMMMH, MMMMh
Estaba para aplicarle el segundo punzón cuando Ahmed le frenó otra vez.
- Espera, espera un momento, que la rubia quiere decirnos algo.
Entonces aceptó quitarle la mordaza a Nadia.
No le haga más daño, se lo ruego, dijo ella.
¿Me obedecerás en todo?, ¿me la vas a chupar por tu propia voluntad?
Sí, se lo prometo.
Pues vamos a sellar el acuerdo con un beso, preciosa, ven aquí.
Ahmed se puso a besar a la bella Nadia y ésta le respondió sin resistirse, morreándose con él, pero con el gesto crispado y aguantando el asco a duras penas.
- Qué lengua tan suave, dijo él, volviendo a acariciarle los pechos, seguro que me corro en cuanto me lamas un poco la polla.
Entonces el Coronel se apartó de ella y se fue hacia Luba para acariciarla.
- Descolgadla pero atadle las manos a la espalda, no me fío de ella.
Los cuatro verdugos obedecieron. Mientras tanto Ahmed siguió acariciando a Luba inspeccionando al tiempo la pequeña quemadura.
- Espero que no seas celosa, pero tu novia me la va a chupar ahora mismo delante de ti y lo va a hacer muy bien a no ser que quiera que te estiremos y te quememos otra vez.
Entonces el coronel cogió una silla y se sentó en ella mientras miraba cómo los verdugos descolgaban a Nadia y le volvían a esposar las manos a la espalda.
- Ven aquí esclava, ordenó Ahmed,.... no, no, así no,.......de rodillas, no mereces andar como las personas.
Nadia le obedeció y poniéndose de rodillas se fue acercando hacia Ahmed hasta llegar donde él. La muchacha vio entonces la polla que iba a tener que chupar y que el coronel se estaba meneando en ese momento mientras la miraba con cruel deseo.
Ya con la cara delante de ese asqueroso falo un intenso olor revenido le hizo abortar una arcada. Nadia torció la cara hacia un lado con los ojos cerrados y el gesto crispado. El Coronel la cogió de la barbilla y le obligó a mirarle otra vez.
- Vamos, ¿a qué esperas?, empieza ya.
Nadia dudó un momento y entonces le lanzó un escupitajo al pene. Hecho esto se lo empezó a lamer, redistribuyendo con la lengua su propia saliva.
- Ja, ja, qué bien lo haces, se nota a la legua que eres una profesional, zorra.
La chica ni siquiera se inmutó por el insulto y siguió lamiéndole la polla. Sin embargo, en un momento dejó de hacerlo y con un infinito gesto de asco escupió varias partículas sólidas. Ahmed sonrió como un niño travieso.
- No sé si te he dicho que yo nunca me limpio la polla, a mí siempre me la limpian las esclavas con su lengua.Vamos, puta, le dijo agarrándole del pelo, sigue lamiendo, buahh,..... qué gusto, creo que me la vas a limpiar así todos los días.
Nadia aún se la tuvo que sacar varias veces y escupir esas cosas que se le pegaban en la lengua. La muchacha estaba muerta de asco, pero tenía que seguir o la tomarían con su amiga.
Por su parte, el Coronel estaba encantado de haber doblegado por fin a la bella lesbiana y le volvió a agarrar brutalmente de los pelos.
- Y ahora adentro, métetela bien adentro puta y no la saques. AAAAASSssssii
Nadia le obedeció al instante y se metió la polla dentro de la boca chupando y mamando con ritmo.
- Así, así, zorra, ¡qué bien lo haces!, y mientras le decía eso palpaba y pellizacaba las tetas de la bella mujer. ¿Qué te pasa, Luba?, ¿estás celosa de lo que me hace tu novia?. ....Vamos muchachos, follaos a esa otra que se está aburriendo.
El Coronel no se lo tuvo que repetir dos veces pues los verdugos empezaron a acariciar a Luba y poco a poco se animaron a follársela, uno por el coño y otro se encaramó sobre el potro y tras quitarle la mordaza se la empezó a follar por la boca.
Entre tanto Nadia seguía lame que te lame e incluso en un momento dado se la metió hasta la campanilla y ahí aguantó hasta que Ahmed gimió de placer. A pesar de ser lesbiana la rubia era muy buena chupona así que le dio un gran placer a su verdugo, sin embargo, éste no quiso terminarle en la boca.
Por ello, tras varios minutos de mamada le agarró de los pelos y dándole varias nalgadas, la llevó hasta donde estaba Luba a la que en se momento le estaban eyaculando dentro de la vagina.
- Muy bien verdugo, ahora deja que su novia le coma el chocho. Ahmed obligó a la joven a torcer el torso y lamerle la entrepierna a su amante.
La vagina de Luba estaba totalmente mojada en gran parte manchada del semen del verdugo que Nadia tuvo que chupar y escupir, a esas alturas pocas cosas le daban ya asco.
Aprovechando que Nadia estaba agachada, Ahmed la penetró entonces por la vagina profundamente y se la empezó a follar.
- AAAAAH
La bella joven lanzó un gemido de placer y entonces se agachó para seguir lamiento a luba sin que nadie le obligara.
Ahmed se folló a Nadia brutalmente a lo perro y tras un rato de mete-saca se fijó en su ano. y se lo empezó a acariciar con el dedo. Se notaba que Nadia no era virgen por el culo, la joven no sólo no rechazó la caricia, sino que se limitó a volver la cabeza y tras mirar al coronel siguió con el cunnilingus. Ahmed sintió cómo ella se relajaba y no oponía resistencia a su dedo.
- Qué cerda eres, preciosa, se nota cómo me atrapas el dedo con tu culo, en el fondo quieres que te la meta por detrás, ¿verdad?
Ella no le respondió pero igualmente el Coronel empezó a sodomizarla. Cuando Nadia notó el pene de Ahmed en su cloaca se relajó todo lo posible para que no le hiciera tanto daño.
- AAAAHH
A pesar de eso la joven gimió dolorida cuando la polla le entró por el esfínter. Con su polla ya dentro Ahmed le dio por el culo durante unos minutos y ella volvió a ocuparse de su amante mientras le follaban por detrás. Así estuvieron hasta que Ahmed sintió que le venía. Como no quiso terminarle dentro, la cogió otra vez de los pelos y separándole de Luba le eyaculó a ésta sobre las tetas y el torso.
Luego cogió otra vez a Nadia brutalmente de los pelos.
- Y ahora límpiala con la lengua.
Nadia lo hizo y se deletió de lamer a su amante las tetas aunque fuera para quitarle la lefa de ese asqueroso.
Entonces el Coronel le obligó a incorporarse y le dio un tortazo en las tetas.
- Será puta, volved a colgarla, pero esta vez de los pulgares.
Nuevamente los verdugos agarraron a Nadia, la zarandearon brutalmente y se dispusieron a colgarla otra vez. La joven se dejó hacer y en unos minutos colgaba dolorosamente de los pulgares con los pies de puntillas.
Más arriba, que cuelgue completamente.
AAAAAAYYY
Efectivamente los verdugos la colgaron en vilo y Nadia sintió un horrible dolor en los pulgares.
- Y ahora ponedle una bola de hierro en los pies, que grite por sus dedos.
Los verdugos ataron una bola de hierro de cuatro kilos a los tobillos de Nadia y la dejaron caer por su propio peso.
- AAAAYY
La pobre Nadia volvió a gritar de dolor.
Por favor, por favor, mis dedos, diooos.
Ahora coged una picana cada uno y a divertirse, esa zorra se va arrepentir de la patada que me ha dado.
Así colgada e indefensa, Nadia fue torturada por esos cuatro bestias armados de picanas.
Mientras tanto Ahmed se encaramó sobre el potro encima de Luba y el muy asqueroso le colocó su gordo culo en la cara para que ella le hiciera un rimming. La joven sintió otra vez ese olor a mierda tan familiar pero no se pudo resistir y como al principio no quería sacar su lengua Ahmed le retorció uno de sus pezones hasta que lo hizo. Mientras su perra le limpiaba el culo con la lengua el muy cerdo disfrutaba de cómo los cuatro verdugos torturaban a Nadia.
El precioso cuerpo de la joven rotaba en sus ataduras mientras esos cuatro no dejaban de tocarle con las picanas por todo el cuerpo y ella respondía con dolorosísimos espasmos y gritos, y así estuvieron minutos y minutos........Las dos jóvenes aún pasaron varias horas en aquella cámara de tortura pero sería tedioso narrarlas con detalle.
Por supuesto, por la noche Luba y Nadia fueron devueltas a su jaula a golpes y patadas donde se recuperarían para una nueva y dolorosa sesión.....
(continuará)