Parada en la gasolinera
Todo comenzaba un caluroso día de verano durante las vacaciones, una parada en el viaje lo cambió todo.
Todo comenzaba un caluroso día de verano durante las vacaciones, como cada año mi pareja y yo nos dirigíamos a Valencia a la casa de verano de unos amigos, donde teníamos por costumbre reunirnos allí unos 15 días y disfrutar de las playas y la buena comida para relajarnos del estrés del trabajo. Pero este año sucedería algo que cambiaría muchas cosas en la relación.
El 1 de Agosto emprendimos el viaje con total normalidad, cargar maletas en el coche, comprobar que todo esté en orden, echar gasolina, ir escuchando música, lo típico. Tras 5 horas de trayecto el coche ya pedía un descansito para repostar al igual que los 2 pasajeros, entre el calor y el madrugón ya tocaba un descansito.
Como era normal en esa temporada en una gasolinera de autopista, estaba con unos niveles de aglomeración tremendos, había colas de al menos 15 coches por surtidor, por culpa de una avería en uno de ellos, asique viendo el rato que nos esperaba mi chica aprovechó para ir al baño mientras yo esperaba a que avanzara la infinita cola de vehículos que parecía no moverse.
Preguntó a uno de los trabajadores del establecimiento donde estaba el WC, tras recibir las indicaciones los encontró por la zona de fuera a un lateral del edificio pero al llegar a la zona pudo ver la HORRIBLE cola de mujeres y hombres que había para entrar en el único servicio que había. Tras varios minutos esperando vio como una mujer salía de la vuelta a la esquina de la parte de atrás del edificio con papel higiénico, asique intuyó que hubiera un servicio de empleados donde poder colarse a todas esas personas, asique se arriesgó a abandona su puesto en la cola y ¡sorpresa! Un baño para empleados y sería prácticamente imposible que la pillaran por la masificación de personas en la estación y el ajetreo de los empleados, asique aprovechó su suerte.
Cuando entró era un baño increíblemente limpio, se notaba que ahí apenas entraba nadie, equipado con inodoro, lavabo, bidet, toallas, unas taquillas e incluso alguna plantita para la decoración. De cualquier modo tras acabar, estando lavándose las manos la pareció escuchar una voz masculina demasiado nítida estando una pared por el medio, mientras curioseaba vio algo que la resultaba llamativo en un baño, había unas especies de respiraderos circulares de unos 6cm de diámetro en 2 de las paredes de los que salía luz semi escondidos tras unas pequeñas plantas. Cuando estaba acercándose a uno de ellos para ver que era, al apartar el tiesto a un lado, de golpe una polla totalmente erecta apareció por uno de los orificios, ella sobresaltada y asqueada se apartó de golpe hacia atrás, sin perderla de vista aunque extrañamente intrigada no podía quitar la mirada de aquella polla, era bastante larga y ancha, totalmente depilada, marcaba las venas imponentes con la dureza que se percibía por la curva que hacía hacia arriba con la erección.
Pasados 1 o 2 minutos que se la hicieron infinitos con el corazón en un puño, no sabía si sentirse asqueada, asustada o excitada por la maravillosa polla que tenía delante y que no había perdido ni un ápice de dureza en todo ese tiempo muerto. Por un segundo pensó en salir corriendo, pero la curiosidad y la complicidad eran muy fuertes ya que siendo realistas lo único que había en esa habitación era ella y esa polla con su dueño al otro lado de una pared que ni tan siquiera la veía o tenía acceso a ella al igual que nadie desde fuera del baño, eso la dio cierta seguridad que por suerte o desgracia impulsó aún más su curiosidad, olvidándose del susto, del lugar en el que estaba, el porqué de estar ahí, su pareja esperando en la cola del surtidor…
Tímidamente guiada por su curiosidad se acercó lentamente, sin quitarla los ojos de encima hasta que estuvo lo suficientemente cerca para observarla expectante y confirmar lo que malamente había visto durante el susto, ciertamente de cerca era aún más grande y apreciaba lo dura que estaba y los espasmos que producía por la acumulación de excitación de su dueño. Poco a poco fue sintiendo cada pequeño espasmo de esa polla como parte de ella misma en forma de una extraña excitación provocada por la atípica situación y el calor del verano que potenciaba la sensación.
Por un instante sintió el impulso de romper la barrera de curiosidad y culpabilidad rozándola aunque solo fuera con la punta del dedo índice, por lo que poco a poco acercó su dedo hasta la punta del glande, donde la excitación de la polla se materializaba en una leve humedad que emanaba de la punta, sintió como el corazón se la salía del pecho por la situación en cuanto estaba notando la suavidad del glande en la punta de su dedo que instintivamente se movía alrededor de él empezando a bajar muy despacio por todo el tronco hasta llegar al pubis del misterioso dueño. Instintivamente su otra mano había empezado a quitar los botones de su blusa dejando entre ver sus pechos con los pezones erizados por la excitación contenida.
Tras varias veces recorriendo el camino que subía y bajaba por la polla su vergüenza y miedo se veía nublados por la excitación, que incontrolablemente la llevaron a agarrarla con toda la mano, subiendo y bajando la piel muy despacio y de manera firme, notando como la polla daba espasmos con cada movimiento que realizaba y que a la vez aumentaba su propia excitación de la que era 100% consciente desde hacía rato al notar como estando en cuclillas su cálido flujo ya estaba resbalando por sus muslos fuera del tanga. Metió su mano libre bajo la falda y apartó su tanga a un lado metiéndose 2 dedos hasta el fondo con un fuerte gemido, recogiendo parte de su flujo para esparcirlo sobre la polla y empezar a masturbarla sin contemplamientos, acariciando el glande con una mano y pajeando todo lo largo del tronco subiendo y bajando el ritmo a su gusto, no había nadie que la observara o a quien tuviera que dar explicaciones, asique siguió haciendo con su juguete todo lo que quiso con las manos, acariciando los testículos mientras lo acompañaba con una paja lubricada con su propio flujo, masturbándole solo el glande, agarrándola con las 2 manos y reventándola a su gusto, ansiosa por ver la cantidad de leche que la daría una polla como esa.
A los pocos minutos notó como por primera vez el dueño estaba moviéndose más de lo normal y como su miembro palpitaba mucho más que antes y ella sabía lo que iba a pasar, por lo que sin soltarla se puso frente a ella con el pecho descubierto y empezó a pajearla más enérgicamente lubricándola bien con su propio flujo, centrándose en la parte alta del glande intensificando las palpitaciones, hasta que de golpe un chorro de semen caliente salió con una potencia asombrosa sobre su pecho, seguido de varios chorros más suaves, que cayeron por sus tetas y su barriga, haciéndola entrar en un éxtasis que no había sentido nunca.
Cuando vio todo ese semen derramado sobre ella y veía como el dueño la retiraba complacido del orificio un acto reflejo la llevó a agarrar la polla que ahora estaba más blandita y sin permitirle retroceder se la llevó a la boca, necesitaba saber a qué sabía una polla como esa, asique comenzó a la lamerla sin vergüenza alguna y con un ansia voraz, metiéndola hasta adentro, llegando a tocar el pubis del dueño con sus propios labios sin desperdiciar ni un ápice de carne, estaba deseando notar como volvía a ponerse dura dentro de su boca y disfrutar como la hacía ahogarse cuando volviera a su tamaño original, escasos 50 segundos después la polla empezaba a estar igual de dura y ella empezaba a notar que no era capaz de seguir metiéndosela completamente en la boca, aun así tenía la sensación de querer ser en ese momento la mujer más zorra que hubiera saboreado nunca esa polla, con lo que se obligaba a atragantarse con el falo una vez tras otra, quería sentirlo lo más adentro posible de su boca, pero esta vez la mamada iba acompañada de placer para ella misma cuando apartando el tanga empezó a masturbar su clítoris, la excitación era incontenible como para no hacerlo. Breves instantes después la polla ya estaba otra vez como al principio solo que esta vez el dueño estaba más activo moviendo sus caderas hacia la boca follándosela bien, haciéndola tener la boca llena como ella quería, hasta que de pronto… ¡ALGUIEN LLAMÓ A LA PUERTA!
Completamente confundida se apartó de un brinco con el mayor de los sustos en el cuerpo, hasta que pasados unos segundos fue consciente de que la puerta estaba cerrada y empezó a relajarse. Esta vez fue consciente del tiempo que llevaba ahí adentro y supo que no podría demorarse más por desgracia, pero por otro lado sabía que ella no iba a salir sin llegar al orgasmo.
Esta vez con la vergüenza eliminada se quitó el tanga, se puso a 4 patas, agarró la polla y la guió hasta la entrada de su coño, aún con el tamaño estaba tan lubricada que entró con toda la facilidad del mundo arrancándola un gemido atronador, que llevaba mucho rato deseando salir. Empezó a mover su cuerpo sobre las 4 extremidades para follarse pero automáticamente el hombre empezó a moverse al contrario que ella, cuando él embestía ella llevaba su cuerpo hacia atrás para aumentar las posibilidades de que llegase lo más adentro posible, consiguiendo un acompasamiento perfecto, ella acariciaba su clítoris todo lo fuerte y rápido que podía aprovechando cada una de las embestidas que recibía su apretado coñito, tras varios minutos sin parar se acercaba su clímax y empezó a moverse aún más rápido disfrutando y sintiendo aun más cada viaje que la polla hacía dentro de ella desde la entrada hasta el interior, intensificando las sensaciones que la producía como la abría el coño cada vez que entraba. Hasta tal punto que no pudo aguantarse más cuando notó como la polla estaba palpitando y creciendo para descargar su semen caliente dentro de ella, y explotó en un orgasmo de varios minutos que se la hizo infinito, entrando en un trance de placer que no tenía fin mientras la polla no paraba de embestirla y llenarla de su leche caliente aun cuando ella había acabado, se quedó derrotada, apartó su cuerpo de la polla y sintió como una gran cantidad de flujo acumulado brotó de ella encharcando el suelo.
Minutos después de recuperarse, se levantó, se aseó y miró el reloj, lo que ella había sentido como horas de placer, para su sorpresa eran escasos 35 minutos, pero la experiencia sin duda una de las mejores de su vida.