Para siempre ¿tal vez? 4

El agua deslizándose por su cuerpo, los restos de espuma bajando lentamente a través de su pecho, desee profundamente estar con ella en esa ducha

CAPITULO IV

Hice todo lo posible por no pensar mas en Isabel, me obligué a enfocarme en elegir un pastel con mi novia y así lo hicimos, chocolate con relleno de frambuesas fue el preferido de Claudia después de probar más de 15 muestras. Ya no tenía sentido del gusto, pero Clau se veía complacida por la elección de modo que valió la pena. Como no teníamos hambre decidimos dar un paseo por la plaza antes de ir a casa, caminar bajo las luces de ese parque era algo que ambas disfrutábamos. Tres jóvenes tocaban covers de diferentes artistas junto a una pileta. Depositamos varias monedas en sus estuches y nos sentamos en una banca cercana para disfrutar del concierto. Eran bastante buenos, de pronto empezaron a tocar una canción que me resulto familiar, lo cual fue extraño, no suelo escuchar música de forma regular.

La letra decía lo siguiente:

Hoy le pido a mis sueños, que te quiten la ropa

Que conviertan en besos

Todos mis intentos de morderte la boca

Y aunque entiendo que tú

Tú siempre tienes la última palabra en esto del amor

Una imagen apareció en mi mente, me encontraba en un auditorio rodeada de jóvenes,  el telón se abrió y en el centro sobre una butaca una chica sujetaba nerviosa una guitarra. Parecía buscar con su mirada a alguien entre los asistentes, su mirada se detuvo cuando se encontró la mía, sonrió levemente y empezó a entonar, la canción era la misma.

Y hoy le pido a tu ángel de la guarda, que comparta

Que me de valor y arrojo en la batalla pa' ganarla

La cabeza empezó a dolerme demasiado. La sujete con ambas manos. Varias imágenes aparecieron en mi mente.

Un salón lleno de estudiantes, la chica de la guitarra depositaba un papel sobre mi pupitre y se giraba para seguir atendiendo.

Clase de educación física, me sangraba la nariz y la misma chica me sujetaba la mano mientras me miraba con cara de preocupación.

Ella y yo sentadas en un parque tomando un helado de maracuyá.

Sentí que mi boca se lleno de saliva con ese pensamiento.

-          ¡¡¡Basta!!! – grite sin darme cuenta que lo había hecho demasiado alto. Tanto que los músicos pararon de tocar.

-          Mi amor, ¿Qué ocurre? – claudia me miraba sorprendida.

-          Lo, lo siento. – dije moviendo mis manos indicando disculpas ante los músicos. Luego me dirigí a Clau. – podemos irnos? Me siento un poco mareada.

-          Debe ser el exceso de dulce cielo, vamos.

Una vez en casa me preparé para ir a la cama y me acosté, Clau me trajo un té de valeriana para ayudarme a dormir y funciono.

Desperté antes de que amaneciera. Comprobé la hora en mi celular y daban las 5 am, permanecí en la cama inquieta, me preguntaba de donde provenían esas escenas. Si, era escritora y mi imaginación debía ser activa, pero esto era diferente. No eran solo pensamientos, estaban cargados de emociones. Algo me decía que Isabel podía ayudarme a descubrir de que se trataba.

Edificio “Portugal” sexto piso, departamento 301, por la mañana.

Repetí su ultima frase en mi mente. Bueno, en unas cuantas horas lo averiguaría.

Espere 30 minutos después de que Clau se fue para tomar las llaves de mi auto e ir a buscar respuestas. No podía evitar sentirme nerviosa por estar a solas con Isa. Tanto que espere al menos 15 minutos en la puerta de su departamento antes de decidirme a tocar el timbre. Me dije a mi misma que ya que había realizado el viaje hasta ahí al menos debía hacerlo. Lleve mi mano al timbre y antes de apretarlo la puerta se abrió. Era ella y estaba usando únicamente una toalla envuelta bajo sus brazos. Note que tenia algo de shampoo en el cabello y restos de espuma sobre sus hombros.

-          Eeehhh hola. – le dije desviando mi mirada de su peculiar atuendo.

-          Has venido. – suspiro aliviada. – hola – agrego y luego rio – disculpa que este tan poco presentable. Marcus acaba de irse y entre a la ducha, pero se me ha cortado el agua caliente. La conexión es eléctrica y debo revisar el breaker de abajo.

-          Marcus? – de toda su explicación ese nombre retumbo en mi cabeza, había estado con un hombre y se atrevía a decírmelo así sin más. Me sentí enfadada.

-          Jaja Marcus. – se estaba burlando de mí. Había notado mi molestia.

-          No tienes que darme explicaciones.

-          Lo sé, lo hago porque quiero. Pasa, ya regreso. – dio un paso para salir del departamento, pero la detuve.

-          No iras a salir así, ya reviso yo los breaker, espérame dentro. – no espere a que me respondiera solo baje las gradas.

Encontré rápidamente la caja eléctrica. Moví el breaker a encendido y volví a subir. Seguía en la puerta.

-          Listo.

-          Gracias. Ven. – estiro su mano y yo la tome.

-          Tengo la sala de estar un desastre, ¿te molestaría esperar en la habitación?

-          No, no te preocupes.

La seguí hasta la habitación y me senté sobre la cama según me lo indico, volvió a la ducha para terminar de bañarse. No cerro la puerta del cuarto de baño, me aproxime lentamente tratando de no hacer ruido, podía ver su cuerpo reflejado en el espejo de su baño, el agua deslizándose por su cuerpo, los restos de espuma bajando lentamente a través de su pecho, desee profundamente estar con ella en esa ducha.

-          ¿Te quedaras ahí solo observando? – di un brinco.

Retrocedí y salí de la habitación, pensé también en salir corriendo de ese departamento, ¿que estaba haciendo ahí? Yo tenia una vida perfectamente construida. Deje de escuchar el sonido del agua.

-          Dani. – escuche claramente.

-          Mi nombre es Valeria. – volví a la habitación.

Movió su cabeza en negación. Se aproximo a mí, tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Fue un beso largo y apasionado. Se separo de mi dejándome casi sin aliento.

-          Tu nombre es Daniela García. Y eres mi esposa.