Para chicas lectoras

Soy una chica de 21 años, la próxima semana me caso y quiero escribir mi historia para chicas inquietas, como lo fui yo y mi experiencia con mi tio.

Quiero relatar mi experiencia para niñas y chicas jovencitas que por curiosidad incursionan en estas páginas y que muchas veces, adquieren una idea equivocada del sexo y sobre todo del despertar sexual, por lo que si alguien espera una historia de grandes penetraciones y exageradas potencialidades, de una vez les invitó a buscar otra historia, ya que esta siendo real, seguramente los decepcionará.

Mi tío, me prestó su correo electrónico, realmente se llama Alejandro Magno y no se puso así en el mail, para impresionar con fantasiosas potencialidades es el protagonista de esta historia para niñas y jovencitas con curiosidad y tal vez precocidad sexual, es un hombre normal tiene 40 años y es serio y formal, arquitecto de profesión se dedica a su esposa y dos hijas mayores que yo.

No se cuando se inicia esta historia, me pusieron Alejandra en honor a mi tío que es una gran persona y ocupa un cargo importante en México, desde que recuerdo, sentía yo una atracción muy grande, casi como un imán por mi tío, mis primeros recuerdos, son siendo una niña de tal vez 6 o 7 años, flaca, rubia y ojos azules, esperando que mis tíos vinieran a visitarnos para abrazarlo, sentarme en sus piernas, besarlo y que me acariciara, lo cual me provocaba un vértigo impresionante.

Mis papás me cuentan que desde que era una niña de dos o tres años, quería que mi tío me lavara la colita después de ir al baño, poniendo a mi tío en verdaderos aprietos ya que se sentía incomodo de mi inocente petición.

Mi familia es muy liberal, me permitían andar desnuda por la casa y era normal bañarnos mi hermano un año menor que yo y mis papás todos juntos, por lo que mi actitud hacia el sexo era la gran atracción que mi tío me causaba y que me hizo jurar desde los 10 hasta los 16 años que estaba locamente enamorada de él.

Tengo que agradecer a mi tío, la gran enseñanza que me dio en materia sexual y del amor, ya que de haber abusado de mi, aprovechando mi inocencia y confusión seguramente me hubiera dañado profundamente, por otra parte si me hubiera rechazado fríamente o con el moralismo del parentesco, podría haber sufrido una gran frustración.

Mi tío me besaba, me cargaba, me dejaba sentarme en sus piernas inclusive en medio de reuniones familiares y de amigos y me mimaba con gran amor, pero solo él y yo sabíamos que era nuestra relación algo mucho más allá que una simple relación de tío y sobrina, era de una mujer, pequeña pero mujer al fin, y un hombre maduro.

Al sentarme en sus piernas, con siete u ocho años, con mi faldita de niña, sentía una excitación sexual muy grande y me sentaba de tal forma de sentir en mis piernas primero, en mis nalgas después y posteriormente en mi vagina, su pene calientito y duro. Jugando con él o con alguna muñeca que me llevaba para disimular me las arreglaba para moverme intensamente y sentir unas ricas cosquillitas en mi colita.

Cuando visitábamos su casa, le pedía a mi tío que fuera a jugar con los niños, mis primos mi hermano y yo, aprovechando cualquier oportunidad en los juegos para que me hiciera cosquillas, me cargara o acercarle mis nalguitas y vaginita a cualquier parte de su cuerpo, manos o pene.

La verdad no se su era con plena conciencia, necesidad de ser amada y mimada o simplemente una sexualidad probablemente prematura, la verdad es que esperaba con ansias el fin de semana.

A los 10 años me convencí que estaba enamorada de él y teniendo más conciencia de la sexualidad, quería que me hiciera el amor y me le insinuaba, preguntándole si me quería, si yo le gustaba, si estaba bonita y él a todo me respondía que si. Una tarde jugando Strega, juego de T.V., estaba sentada junto a él y cada vez que yo perdía me tiraba de espaldas en un sillón tomando su mano y poniéndola en mi rajita que estaba caliente y húmeda, no había forma de que el no lo notara y así fue, seguíamos en el juego y el me acariciaba dulcemente la entrepierna.

Me senté en sus piernas sin poder aguantar más, a propósito deje que mi faldita quedara encima de mis piernas, por lo que quedé sentada con sólo mi pantaletita sobre su pene que ya estaba también a tope, aún hoy recuerdo que colorada y sudando lo cabalgué hasta tener mi primer orgasmo.

A partir de ahí busque quedarme a dormir en su casa en donde me acostaba en medio de los dos, pero dando las nalgas hacía mi tío, tomaba su mano y la llevaba a mi culito, me encantaba que me hiciera un masaje y con 11 o 12 años, me sumía en un sopor que me llevaba a orgasmos riquísimos.

Sin embargo mi tío no me cogía, empecé a ser más atrevida, los senos empezaron a crecerme y le pedí que me hiciera un masaje, le conté que en la escuela me habían dicho que para que crecieran deberíamos buscar quien nos los estirara, riéndose aceptó y me dio dulces pellizcos en mis incipientes pezones rosados, que a mi me daban vergüenza ya que mis amiguitas de la escuela los tenían obscuros.

Iniciamos un nuevo juego, una posada en que a mi tío le tocó mover la piñata, yo lo acompañé y poniéndome enfrente de él, le pegué mis nalguitas a su pene haciendo movimiento circular y tomando su mano la llevé a mi rajita, babeante y suplicante, mi tío me masturbó por encima de la ropa. A partir de ahí le pedía que me acompañara a mi recamara y frente al espejo, le pedía que me besara el cuello, bajo mi largo cabello rubio, que con una mano me acariciará los senos y con la otra la vaginita, mientras yo me repegaba a su miembro, hasta que me hacía terminar.

Mis papás se divorciaron y me quede a vivir con mamá, se acentúo mi necesidad de estar cerca de mi tío y ya con 14 años quería desesperadamente que me hiciera suya, mi mamá y mi tía se hicieron muy cercanas ya que mi mamá estaba muy afectada por la separación de mi papá u ahora estábamos para mi felicidad más cerca de mi tío. Las hermanas se la pasaban platicando y yo esperaba a mi tío desesperadamente para acompañarnos.

Empecé a acostarme desnuda y cuando oía los pasos de mi tío me destapaba, aunque mi tío pasaba y me tapaba, hasta que una noche me dijo al oído, mas tarde regreso amorcito.

Temblando, me vestí con unas pantaletitas de corazones y un camisón de niña, sin poder pegar un ojo, me puse a esperar. Escuché todos los ruidos hasta que mis tíos se acostaron, ya prácticamente vivíamos ahí por lo que teníamos una recamara para mi prima y para mi y después de que mi tío se aseguró que su mujer se durmió, vino con su mujercita, me dio un beso en la frente que tenía sudorosa y empezó a besar mis mejillas, mis oídos, mis párpados y alrededor muy cerca de la boca, con sus manos empezó a acariciar sobre el camisón mis pezones ya un poco más desarrollados y al sentir un beso en la boca, tuve un orgasmo increíble, que me sacudió en la cama y casi me hace pegar un grito que hubiera despertado a toda la familia.

Abrí mis piernas y puse instintivamente mi mano en el centro del mundo, mi tío siguió con su tarea, poniendo nuevamente mis sentidos en la tierra y tiernamente puso su mano en mi mano, haciendo presión sobre mi vulva que explotaba, retiré mi manita y el inició con tres dedos un masaje alrededor de mis labios vaginales, el dedo del centro en círculos llegó al clítoris y yo al climax nuevamente, levanté el resorte de mi pantaletita suplicándole que metiera su mano, me quitara la ropa y me desvirgara.

Al sentir directamente su mano, con jadeos irrefrenables y sintiendo un gozo amoroso muy intenso, me soplaba la oído, amorcito, princesa, tesoro, palabras que llevo en el corazón y que hicieron que el gozo sexual fuera pleno. Me metió dos dedos, parando antes del himen, a pesar de que con mi mano lo invitaba a penetrarme empujándola, el me masturbó sobre el clítoris y los labios exteriores e interiores.

En agradecimiento unos días después, ante el espejo le pregunté si me amaba y el me dijo que mucho, pero que no me confundiera, que él era un señor y yo una niña, que incluso lo podían meter a la cárcel por lo que estaba haciendo, llorando le confesé mi amor y el me contestó que esa es la única razón por la que hacía conmigo "el amorcito" ya que no quería que alguien me fuera a lastimar, que él sólo me haría cosas ricas y que ya llegaría el día y el amor a quien entregaría mi virginidad. Le pedí que me dejara ver su pene y jugar con él a lo que accedió y le baje el cierre del pantalón sacando su instrumento que me pareció hermoso, lo acaricié, subí y bajé mis manos por aquel pedazo de carne anhelado y le volví a pedir que me lo metiera a lo que se negó a cambio me la puso en la entrada de la vagina y me frotó el clítoris, sentí lo máximo y le pedí que me la metiera por el culo, lo que tampoco aceptó y sólo me la acercó, lo cual fue riquísimo.

Seguimos teniendo "sexo" y hablando de amor hasta que cumplí 16 años y mi tío me regaló una beca para estudiar en Canadá, sitio en el que conocí a mi próximo esposo, con el que la próxima semana perderé la virginidad, momento en el cual tendré un pensamiento de agradecimiento para mi tío Alejandro magno, que para mi es increíble, me dio seguridad en mi misma y autovaloración.

Niñas no se dejen engañar con falsas historias, hay que esperar los momentos, no se dejen violentar.

Gracias tío.