Para Alexia 2

Continúo con la segunda parte de mi historia con Alexia. Son mis primeros relatos, por lo que os agradecería el mayor feedback y comentarios posibles. mi mail es venami35[arroba]hotmail.com

En cuanto oyó el sonido de su móvil, Alexia acudió rápidamente a su llamada, como hacemos todos cuando el móvil reclama nuestra atención, pero algo parecido a un ataque de celos se me despertó al ver que prefería ir a ver su móvil antes que permanecer sobre mi vientre rozándonos los sexos.

Era un whatsapp de su padre anunciando que tardaría en llegar porque no encontraba el color de la pintura en el almacén al que había ido.

Como el calor de nuestros cuerpos unidos había desaparecido, me levanté y me recoloqué los pantalones, viendo que tenía embadurnado de pintura todo el cuerpo. La miré a ella, y ví que también estaba reparando en que estábamos los dos pringaditos de pintura, entre otros flujos. Se acercó a mí, me cogió de la mano, y mientras me besaba dulcemente me dijo:

  • “Venga, a la ducha”.

De la mano me llevó hasta el cuarto de baño, que afortunadamente estaba en la puerta de al lado, si no, habríamos llenado el pasillo de pisadas de pintura.

Preparó unas toallas limpias mientras yo me desnudaba de nuevo, y después la desnudé a ella.

La ducha era de esas modernas, a ras de suelo, y bastante amplia afortunadamente.

No nos hizo falta decir nada. Nos metimos los dos dentro y Alexia comenzó a manipular los mandos hasta que una suave lluvia de agua ligeramente caliente empezó a brotar del teléfono de la ducha, colocado en su soporte superior.

Abrazados, entre risas y caricias, cada pocos segundos nos íbamos turnando para ponernos debajo del chorro y dejar que la pintura aguada bajara por nuestros cuerpos, por nuestros pechos, que no se separaban, por nuestras piernas, y que se perdiera por el desagüe.

Cerré el grifo, cogí el champú, me puse un poco en la palma de la mano, y frente a ella, empecé a lavar el pelo de Alexia. Le enjaboné la cabeza, a lo que ella respondió agarrándome el culo y acariciándolo.

-”Ummm qué gusto…¡qué bien lo haces! ¿Eres peluquero?”- me preguntó

-”No, yo no, mi madre. Pero los fines de semana me los pasaba ayudándola y lavándole el pelo a sus clientas. Y te confieso que muy pronto empecé a descubrir el placer que daba a las mujeres con solo lavarles el pelo. Algún día quizás te lo cuente.”

Alexia empezó a enjabonarme la barba, llena de pintura de sus besos a brochazos mientras yo le masajeaba la cabeza. Cuando noté que más o menos me la había dejado limpia le dí la vuelta, y la puse de espaldas. Con el jabón que quedaba en mis manos, comencé a limpiarle la espalda. Con mis manos en su cintura, fuí subiendo por su espalda, con los pulgares le masajeaba la columna, frotando cada una de sus vértebras, mientras con mis palmas acariciaba el resto de su espalda, mis dedos se agarraban al contorno de su cuerpo. Subía poco a poco por su espalda repitiendo los movimientos circulares de mis pulgares, de mis palmas sobre su piel mojada, así fuí haciéndolo hasta que mis dedos se encontraron con la redondez de sus pechos. Mis manos avanzaron a la parte delantera de su cuerpo, metí los bordes de mi mano debajo de sus tetas, acariciando esa parte baja del pecho donde no llega la luz. Recorrí el contorno exterior de sus tetas, para terminar atrapandolas entre mis manos mientras empujaba el cuerpo de Alexia contra mi pecho.

Le masajeé las tetas mientras le besaba la nuca y luego el cuello. Jugueteaba con sus pezones erectos entre mis dedos, acariciandolos con suavidad. Ella levantó el brazo para agarrarme por la cabeza y pedirme más besos, más caricias.

Baje una mano, muy despacio, desde su pecho, su pequeño ombligo, su vientre, hasta  que noté ese suave cosquilleo en las yemas de mis dedos de un vello depilado que empezaba a crecer. Froté la palma de mi mano sobre su sexo, agarrándoselo, apretandolo, abriéndole el coño con el borde de la mano.

Ella se erizó por completo y me dió un pequeño empujón. Me clavé el mando de la ducha en la espalda, la ducha se abrió y el agua caliente empezó a caer de nuevo sobre nuestros cuerpos.

Sin cambiar de postura, Alexia echó una mano hacia atrás buscando mi polla erecta que tenía atrapada entre sus glúteos, y comenzó a masturbarme.

-”Para Alexia, para por favor, que estoy a cien y no quiero correrme aún, no así”

Le dí media vuelta, nos quedamos frente a frente, y mientras nuestras lenguas se enlazaban en un beso sin fin, sujetándola por la espalda, nos tumbamos sobre el suelo de la ducha.

Alexia instintivamente se abrió de piernas, me cogió el miembro y lo dirigió a la entrada de su caverna mientras yo terminaba de metersela. Gemimos a la vez. El agua de la ducha golpeaba mi espalda y notaba como se deslizaba por la reja de mis glúteos, caliente, y me gustaba.

Con Alexia agarrada por los muslos, empezamos a follarnos, mirándonos a los ojos mientras  podiamos abrirlos porque el agua nos corría por todas partes y nos nublaba la vista. Me agaché más sobre su pecho y empecé a comerle los pechos mojados. Con mi lengua dibujaba el contorno de su aureola, para pasar luego a juguetear en su pezón con la punta de la lengua. A continuación, atrapé su pezón entre mis dientes y tiré de él. Alexia dio un pequeño grito de dolor, lo que me excitó sobremanera, pero no lo repetí.

Empezamos a besarnos bajo el agua, mientras mi polla se deslizaba dentro de su coño estrecho que atrapaba perfectamente mi verga. A cada embestida sentía el roce permanente de sus labios, hacia arriba y hacia abajo, recorriendo todo mi tronco.

Estaba a punto de correrme, y entonces caí en la cuenta de que estabamos haciendolo a pelo, sin condón.

-”Me corro fuera, me corro fuera yaaaaa”- Le dije a Alexia sacando la polla de su coño  justo en el momento en que estallaba de placer en una potentísima eyaculación.

Me corrí sobre su pecho y unas cuantas gotas llegaron a la comisura de su boca.

Alexía mirándome a los ojos empezó a sacar la lengua. Estaba claro que quería lamer la sapilcadura. Yo me abalancé sobre su boca y lamimos juntos mi semen. Después baje por su cuerpo chupando los restos de mi leche entremezclados con el agua, en sus senos, en su vientre. La verdad es que había sido una corrida de las gordas, y eso que era la segunda.

Salimos de la ducha y nos secamos el uno a otro. Ella agarró mi polla, ya relajada, con la toalla y me la secó. Yo hice lo mismo con sus pechos, sin poder evitar darle unos pequeños besos. Nos volvimos a abrazar envueltos en mi toalla.

De repente volví a la realidad y me dí cuenta:

-”¿Y ahora qué me pongo? tengo la ropa perdida de pintura”

-” Espera, buscaré algo que mi padre no use”

Alexia se envolvió en su toalla y salió del baño, descalza, con el pelo mojado y suelto, preciosa.

Volvió ya vestida, con una camiseta de los talking heads, lo que me llamó la atención,  y una faldita corta. Llevaba en las manos un pantalón de chándal y una camiseta de los rolling stones.

-” Ponte esto. Mi padre no lo usa. Aunque verte vestido como mi padre me va a quitar toda la lujuria de golpe me temo”

-” jajajaja, bueno casi mejor así. Hacía mucho que no conseguía correrme dos veces seguidas, y creo que no podría hacerlo una tercera”- Le dije mientras le sacaba la lengua como un niño.

-”Venga, vístete y baja a la cocina, nos tomamos la cerveza allí mientras esperamos a mi padre”- me dijo mientras me daba un beso mordiéndome el labio y me apretaba el paquete.

-”Tú delante”- le dije yo, pegándole una buena palmada en el culo mientras se iba.