Paqui mi vecina 3
Me vuelvo a casa pero no me dejan ni ducharme vaya con las vecinas
Subí a casa después de pasar de nuevo por el jardín algunos vecinos al verme pasar me aplaudieron, aunque no entendí por qué en ese momento, ya luego lo entendería. Me encaminé a la recepción del edificio y tomando el ascensor subí a casa.
Al entrar estaba todo en silencio me fui a la habitación y cogí la ropa para cambiarme mientras me encaminaba a la ducha. En cuanto el agua empezó a caer por mi cuerpo me pareció oír el timbre, pero pensé que a la una de la mañana no podía ser y continúe recreándome con el agua cayendo en mi cara. De nuevo volví a oír el timbre. Pensé que quien coño podía llamar a esas horas y me encamine a la puerta mientras secándome presuroso me anudaba una toalla a la cintura y me medio secaba.
Me dirigí a la puerta y abrí mosqueado pensando en quien podía llamar. Al abrir la puerta me encontré a una rubia de unos cuarenta años largos con un buen par de tetas que asomaban por el escote de un top blanco y unos pantaloncitos cortos color mostaza a medio muslo acompañado de unos taconazos de esparto que la hacían elevarse unos quince centímetros. – Si – dije poniéndome delante de la puerta. – Eeeeh – respondió ella dudando. – Veras soy Bea – me dijo planteando aun como presentarse. – Nos hemos visto en la fiesta antes – me dijo ella. – Si claro – le respondí. – Tu dirás – le dije mientras me anudaba la toalla a la cintura. – Si no te importa me gustaría hablar contigo – me dijo pidiéndome permiso para entrar. – Si claro pasa – le dije mientras cerraba la puerta detrás de ella y nos encaminábamos a la cocina.
Al llegar a la misma nos sentamos en uno de los laterales de la isla en los taburetes. – ¿Quieres tomar algo? – le dije. – Pues una copa – me respondió. Se la prepare y por lo que supuse le prepare un Larios rose con tónica y se lo puse para que pudiese probarlo. Ella lo saboreo y me dijo que estaba espectacular. – Bueno pues usted me dirá a que se debe la visita – le dije. – Antes que nada, tutéame – me dijo. – Esta bien pues tu dirás en que puedo ayudarte – le dije. – Veras es que ha sido impresionante como has callado al imbécil de Basilio – me dijo. – Nadie nunca lo ha dejado sin palabras – me dijo. – Mira – le dije yo. – Nunca he permitido que nadie me falte al respeto ni voy a permitir que nadie le falte al respeto a otra persona delante de mí – le respondí mientras yo abriendo una lata de coca cola me sentaba de nuevo a su lado. – Supongo que ese imbécil será algún pez gordo de algo, pero me da igual – le dije. – ¿No sabes quién es? – me pregunto ella. -Ni lo sé ni me importa la verdad – le respondí. – Pues es el rector de la universidad de *** - me dijo ella.
Yo por un momento la miré y le respondí que la verdad es que me daba igual reamente por mi como si era el Rey. – La verdad es que has dejado a todos con la boca abierta – me dijo ella. – Nunca nadie se ha atrevido a llevarle la contraria – me dijo de nuevo. Yo la miré y le dije que no quería reiterarme en lo mismo. Y la verdad es que veía que aquella conversación no iba a ningún lado.
Le dije que si no le importaba que me había pillado duchándome y que lo que quería era terminar y acostarme. – Claro te querrás limpiar los juguitos de esa guarra de tu polla, ¿no? – me pregunto con una sonrisa diabólica en su cara. – Pues entre otras cosas si, la verdad – le respondí. – Sabes que yo estaba en el baño de al lado mientras te la has estado follando – me dijo. – Iba a salir justo cuando has llegado tu y os he oído hablar y decidí quedarme – me confeso ella. – Me parece muy bien, dice mucho de ti puta y cotilla – le respondí.
En ese momento me acerque a ella que estaba bebiendo de su copa. Metí mi mano entre sus piernas y presionando su coño le susurré al oído. – Y dime cotilla, ¿Cuantos dedos te has hecho mientras nos escuchabas follar? – le pregunte. En ese momento la hice levantarse del taburete y de pie delante de mi frente mi mirada recorrió la suya y la suya hizo lo mismo con la mía. Metí la mano dentro de su pantaloncito y colándome debajo de sus bragas atrapé entre mis dedos su coño pillando su clítoris entre ellos. Ella se había quedado callada y durante algo mas de un minuto ella me dejo enredar entre sus piernas sin decir palabra. – Te he hecho una pregunta – le dije mientras mi dedo corazón empezaba a follarla. – Quiero saber cuantos dedos te has hecho mientras nos oías follar – le volví a preguntar. Ella se notaba que estaba descolocada y no esperaba para nada que su visita a mi casa obtuviera este desenlace.
Ella me miro por un segundo mas y su mirada cambio a la de un gatito asustado. – Vamos dímelo – le dije mientras mi dedo índice entraba también dentro de su coño. – Seiiiiiiiiiiiiiis – gimió ella mientras sentía la humedad de su coño resbalar entre mis dedos. – Y que pasa que has venido buscando la polla que ha satisfecho a la vecina, ¿no? – le dije mientras pasaba la yema de mis dedos por su punto “g”. – No, yo, no, yoooo – farfullo ella. – No te preocupes que de aquí vas a salir bien follada – le susurre en el oído. Ella se estremeció y de nuevo sentí como se corría abundantemente entre mis dedos. – Vaya, vaya pues para no venir buscando polla tu coño no para de pedirla a gritos – le dije mientras no paraba de castigar su clítoris. – No te preocupes que queda ración de polla también para ti – le dije mientras desabrochaba su pantaloncito y este resbalaba hasta el suelo. – Quítame la toalla que veas lo que has venido a buscar – le dije mientras le quitaba las bragas y el top.
Ella obedeció y desatando la tolla se recreo la vista antes mi polla. – Por dios santo de mi vida – dijo cuando vio colgerona mi polla delante de ella. – Tienes unas tetas preciosas – le dije viendo unos hermosos pechos operados que como globos se mantenían erguidos gracias a la silicona que albergaban. – Me opere hace un año – me confeso ella. – Pues te hicieron un trabajo perfecto para que luego me corra sobre ellas – le dije mientras le chupaba un pezón.
– Esta bien – le dije ya que nos has dejado que terminase de ducharme quiero que empieces limpiándome la polla – le dije ayudándola a hincarse de rodillas delante de mí. -Quiero que me la dejes bien limpia – le dije mientras aquella tragona ya tenia mas de la mitad de mi polla dentro de su boca. – Muy bien así me gusta – le dije cuando sentí que la punta de mi nariz chocaba contra mi pubis. – Ya veo que eres una perfecta tragona – le dije mientras sentía como su lengua golpeaba por todo el tayo de mi polla. La miré y me di cuenta de que aquella mujer era una completa guarra a la que si conseguía encender me iba a pegar un buen polvo con ella. – Dime una cosa puta – le dije mientras sacaba mi polla de su boca. – Te gusta e sabor que me ha dejado en la polla el coño de tu amiga – le pregunte. – No es mi amiga solo mi vecina – me respondió llevándose mi polla de nuevo a la boca. – Pero si su coño sabe fresquito y poco follado por el viejo – me dijo antes de empezar de nuevo a mamármela como una loca haciéndome sentir como mi polla se clavaba en su garganta. En ese momento me senté en el suelo y ella a cuatro patas se acerco a mi y sin manos se comenzó a comer de nuevo mi polla. – Te gusta tragar polla ¿eh? – le dije viendo como gozaba. – Como esta me comería cuatro cada dia me dijo. Llevé mi mano por su espalda hasta su culo y empecé a recorrer con dos dedos el espacio que quedaba en su raja abierta. – Sigue un poco mas puta que ahora te voy a dar polla de la buena – le dije mientras sentía su saliva resbalar por mis huevos.
La hice levantarse y colocándola de frente a la isla de la cocina le hice poner el culo en pompa para clavarme en el fondo de su coño. – Puta con tanto dedo te has dejado el coño dado de si y apenas me das placer – le dije. – Si es que la follada que le has dado a Paqui en el baño me ha puesto muy cachonda joder – gruño ella. – Pero me moría de ganas por sentir tu polla dentro de mi coño – dijo mientras ahora sentía como las paredes de su vagina hacían por apretarme la polla. – Joder menos mal que tienes un buen culo para amortiguar mis pollazos – le dije mientras me clavaba dentro de ella. – Te gusta mi culo – me pregunto mientras su mano empezaba a frotar su clítoris. – Me encanta los culos grandes como el tuyo – le susurre – me encantan grandes para sentir como me rodean la cadera cuando me clavo así -le dije mientras me clavaba por completo dentro de ella y sentía su útero ceder. – Te gusta cabrón – me pregunto ella. -Si joder – le decía yo mientras mi glande dibujaba círculos dentro de ella. – Te gusta sentir la redondez de mi culo rodeando tu cadera – me dijo mientras era ella la que ahora se clavaba mas al fondo dentro de mi. – Si me gustan las buenas putas como tu que sutilmente vestidas de señora vienen buscando rabo – le dije de nuevo en su oído. . Así que te gustan las señoras, las señoras, Jooooooooooooder, putaaaaaaaaaaaaaas – gimió mientras se corría como una fuente con mi polla dentro de ella. – Si me encantan las putas que se corren como tu – le dije mientras saliéndome de ella la llevaba al sofá del salón.
En ese momento vi como en frente de mi una sombra se ocultaba. Pensé si era posible que Vanesa se hubiese despertado. Pues claro con los gritos que estaba dando esta mujer lo raro era que no la despertase. – Vamos al salón allí daremos mejor visión – dije mirando hacia el pasillo.
Me lleve a la vecina al salón y sentándome en el sofá la invite a que ella lo hiciese sobre mi polla. Ella no lo dudo un segundo y gateando desde mi polla fue subiendo por mi cuerpo para dejar mi boca frente a la suya y mientras me besaba sentí como su coño alojaba de nuevo mi polla. – Vamos puta demuéstrame lo bien que sabes hacerlo le dije mientras llevando dos dedos a su boca le hacía chupármelos para ir a visitar su culo. – Sube tu cadera todo lo que puedas que quiero que cada pollazo mío que le des a tu coño lo hagas completo – le dije. – Esta bien, seré una puta obediente – me dijo ella mientras llevaba toda mi polla dentro de ella para luego dejar solo la punta de mi glande clavada en sus labios vaginales.
En ese momento la pille de lleno Vanesa estaba en la puerta que separaba el pasillo central de la casa del salón. Veía su pequeña sombra por debajo de la puerta y esta abierta me dejaba ver parte de su hermosa carita. – Que me gusta que me miren – dije mientras Bea me miraba sin entender.
- Prepárate – le dije mientras debajo de ella empezaba a darle polla a su coño sin piedad y el mismo acolchado del cojín me ayudaba a revotar para clavarme dentro de ella. Aquello fue demasiado para ella y de nuevo se volvió a correr siendo ella la que se clavo en mi para que no pudiese seguir follándola.
En ese momento ella disfruto su corrida tranquilamente mientras me sentía clavada en su útero. – Vas a querer tomar mi culo ahora, ¿a que sí? – me pregunto mientras seguía clavada sobre mi. – Es lo que tiene me la has chupado, te acabo de follar bien follada y tenemos que cerrar el circulo con las dos cosas que nos quedan – le respondí. Ella me miro extrañada. – Tengo que follarme tu culo y correrme mientras me haces una paja con las tetas – le dije.
Menudo estas tu hecho vecinito – me dijo ella mientras sacando mi polla de su interior de rodillas empezaba a mamármela. – Pero la verdad es que me encanta el descubrimiento que he hecho contigo – me dijo mientras me la ensalivaba bien y me la dejaba preparada para profanar su culo. – Supongo que no seré el primero ¿no? - le pregunte. – Nene ese tren partió hace mucho me dijo. Mientras yo colocándome detrás de ella que a cuatro patas me miraba en el sofá se clavaba mi polla dejando que esta perforase tranquilamente su culo. – Vamos nene que seguro que te siento en mi estomago – me dijo mientras ella misma se clavaba toda mi extensión en su culo. – Joder vecina anda que no lleva pollas engullidas este culo – dije cuando me sentí por completo dentro de ella. – Si, pero tan gordas y largas como la tuya pocas – me dijo mientras empezaba a moverse.
– Muy bien vecina como eres tan puta y tan lista sabes que es lo que quiero ¿no? – le dije mientras ahora era yo el que me clavaba en ella. – Supongo que quieres mi corrida para que te pueda pajear con mis nuevas tetas ¿no? – me pregunto ella. – En efecto – le dije. – Así que ya sabes quiero que seas una buena puta y te corras para mi – le ordene mientras no paraba de follarme su culo. – Sigue así nene que me queda poco – me dijo mientras veía como se frotaba su clítoris. – No, no, no putita eso no me vale – le dije mientras apartaba la mano de su coño. – Quiero que te corras por el culo no por tu coñito de vecina casada follada – le dije. – Quieres que me corra con la polla del niño de mi vecinito clavada en mi culito – me gimió. – Si pervertida – le dije. – Con la enorme polla de tu joven vecino clavada en el fondo de tu culo – le dije. – Tu joven vecino que has espiado como se follaba a otra vecina tuya hace un rato y al que has venido a buscar para que te diese la misma ración de polla que le ha dado a ella – le susurre en su oído – y todo ello mientras mi asistenta nos mira – le dije. – ¿Nos queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? – me dijo ella mientras sentía como su culo me apretaba la polla y mi vecinita se corría por el morbo de la situación. – Jodeeeeeeeeeeer que bueno – me dijo ella dejándose caer en el sofá.
Me Salí suavemente de mi vecina y me quedé de pie delante de ella con la polla como una estaca. - ¿En serio? – me pregunto. Sabia de sobra que se refería a Vanesa y asentí con la cabeza mientras movía mi mirada hacia la puerta de entrada al salón. Ella empezó a mamarme la polla y a llenarla de saliva. – Lastima que esta preciosidad no hay nadie para compartirla – me dijo indicándome que por ella no había problemas de compartirme con otra más. En ese momento Vanesa al verse descubierta huyo sin hacer ruido hacia la cocina.
Una lástima – me dijo Bea que mirándome a los ojos aprisiono mi polla entre sus tetas y empezó una placentera paja. – Que buenas tetas tienes – le dije mientras yo acompañaba sus movimientos con suaves acometidas. – Puta – no lo olvides vecino – me respondió ella. – Pues venga demuéstrame lo buena puta que eres y empieza – le dije. En ese momento ella empezó a pajearme con sus tetas mientras al llegar a bajar del todo su boca acogía mi glande. – Joder que manera de chupar puta – le dije mientras me deleitaba con la mamada que me estaba dando. – Ya sabes que me encuentras en el tercero b – me dijo ella. – Lo tendré en cuenta para saber donde esta la puta de mi vecina – le dije mientras clavándome en sus tetas me empezaba a correr. Apenas cuatro lefazos, pero después del dia que llevaba…
El próximo dia cuando vengas a verme espero que estés más cargado – me dijo ella mientras con el dedo recogía los restos de mi corrida de sus tetas y se los llevaba a la boca. – Así me gustan a mí, las buenas putas – le dije mientras ella me miraba sonriente.
Vecino no sabes lo que me alegra haberte descubierto me dijo mientras desnuda aún se metía mi polla en la boca para dejarla limpia. – A parte de un polvo soberbio me acabo de hacer hermanita de leche de la vecina – me confeso. – Por que ya no puedo mas vecinita si no esto solo era el comienzo – le confesé. – No te preocupes después de la follada del garaje y la de los baños lo raro es que hayas tenido energía para mi vecino – me dijo mientras dándome la mano la acompañaba a la cocina. – Si lo del garaje también lo he oído – me confeso. – Somos vecinos de plaza de garaje ¿sabes? – me anuncio.
- Solo son las tres – me dijo mirando el reloj. -¿Te importa si me quedo y me tomo la copa? – me pregunto. – Para nada, te acompaño – le dije mientras me sentaba de nuevo a su lado. Ella hizo ademan de vestirse, pero yo negué con la cabeza y ella se sentó a mi lado en el otro taburete.
Por algo más de una hora seguimos la conversación en la cocina. Y ella me conto algo de los vecinos a los que yo la verdad apenas conocía. Me conto que entre ella y Paqui había una muy buena amistad ya que ambos maridos aparte de trabajar en el mismo eran de la misma edad. Ella me conto que su marido tenía setenta y tres años y que hasta hace diez años habían practicado todo tipo de sexo, intercambios de pareja, clubes, playas nudistas, orgias etc .. pero que a su marido ya no se le levantaba como antes y con los problemas de corazón la viagra era un error.
- Tócate el coño – le dije de repente mientras ella dejaba de hablar y una sonrisa perversa se dibujaba en su cara. Ella siguió contándome una historia de intercambio de parejas mientras suavemente acariciaba su coño y yo a la misma vez me empezaba a pajear. En ese momento ella me conto que teniendo su marido un ayudante, un joven becario, esta venia mucho a su casa y me empezó a contar como se lo follaba mientras su marido miraba por la rendija de la puerta. – Pero mira que eres puta – le dije mientras bajándome de mi taburete dejaba mi polla al borde del taburete para que ella se la clavase.
La verdad es que follarme esa polla joven, vecino, era un placer – me decía. – Aquella polla, aunque era la mitad de la tuya era igual de gorda y nada más correrse al minuto volvía a estar dispuesta para follarme – me gemía ella mientras sentía sus pezones frotase por mi pecho. – Uuuum vecino no sabes lo delicioso que era que me follase el coño cuando ya se había corrido dentro de mi dos o tres veces – me decía cachonda como ella sola. – Con toda la lefa que la rodeaba, vecino, lo mismo me daba chuparla que dejarla que me follase mi culito – me decía ella mientras no paraba de clavarse mi polla y regarla con sus corridas.
En ese momento solo imaginar aquella puta vecina mía follarse a su joven alumno en practicas fue el acicate que necesitaba para soltar, ahora si, una buena corrida dentro del coño de mi vecina. – Me encanta lo puta que eres – le dije mientras me clavaba en lo mas profundo de ella. Ella no dijo nada, gruño – Joder ahora entiendo lo del coño dentro del coño – mientras se abrazaba a mi y no dejaba salir mi polla de su interior. – Jodeeeeeeeeeeer como me has abierto coñooooooooooooooo – dijo mientras sentía unas contracciones enormes de su coño estrangulando mi polla. – Joder, joder, joder por favor no te muevas – me dijo durante algo mas de dos minutos de reloj note con las contracciones de su coño desaparecían. – Esto si que no me había pasado nunca – me confeso. – No sabes lo cachonda que me has puesto con esas ultimas clavadas en mi coño- me dijo. Mientras ahora entre escalofríos de ella abandonaba su interior.
Puso su mano y la parte de mi corrida que salió de su coño la recogió con sus dedos para llevarla como la mayor de las delicatessen a su boca. - Uuuuuuuum deliciosa – me dijo mientras dos o tres veces mas repetía la misma operación.
En ese momento de nuevo miro el reloj y vio que eran las cuatro y media. – Joder ahora si que me tengo que ir – me dijo mientras la acompañaba hasta la puerta. - ¿Tienes el móvil de Paqui? – me pregunto. Yo asentí con la cabeza. – Pues toma aquí tienes el mío también – me dijo dándome una tarjeta. Llámame o lo que quieras para poder tenerte en la agenda – me dijo. – Espera le dije entrando al salón y cogiendo el móvil que ya había cargado toda la batería. Me acerque de nuevo a la puerta y ella me dio su móvil. Le mande un WhatsApp y ella me dijo – Bueno vecino un placer haber hablado contigo – me dijo en el momento que yo me acerque a abrir la puerta. – Espera – me dijo. – Esta zorra aun quiere hacer algo antes de irse – me dijo hablando de si misma en tercera persona. – Déjame ser una buena puta – me dijo mientras arrollándose de nuevo ante mi se tragaba toda mi polla. Juro que a dia de hoy no se que coño fue lo que hizo pero sacándose las tetas por el escote y devorando mi polla haciendo maravillas con aquella lengua en mi badajo aquella mujer consiguió que una vez mas me clavase en el fondo de su garganta y mientras mi nariz se empotraba en los pelos de mi polla esta daba una última descarga de semen que iba directa a su garganta. Ella aguantaba allí al borde de la asfixia mientras yo me quedaba clavado en ella descargando.
Una vez que me retire y la deje liberarse de nuevo al tiempo que se incorporaba y metía sus tetas dentro del escote a modo de despedida me decía – Nada mejor que un buen vaso de leche directo al estomago para irse a dormir –.
En ese momento su boca se unió a la mía y me dijo – No sabes lo feliz que has hecho a esta cincuentona recién estrenada – yo la mire asombrado. – Si vecino antes de ayer cumplí cincuenta años – me dijo mientras abría la puerta y en la nocturnidad de la noche abandonaba mi casa.
Por fin me pude ir a duchar y poco después caía en la cama rendido.