Paquetes Fútbol Club 5

Aún me debes mi premio

No pude volver a ver a mis princesas hasta el jueves.

Después de darles la bienvenida al “paquetes fútbol club”, Óscar tuvo que volver rápidamente a su habitación para no levantar sospechas. En cuanto a Danielito y yo, caímos rendidos en la cama después del largo día que habíamos pasado.

Despertamos a las 5 y media de la mañana para volver a casa y tan pronto llegamos a nuestra ciudad cada volvió a su casa.

La verdad es que, aunque cada vez que me acordaba de mis princesas el amigo que tengo entre las piernas despertase, no tuve mucha ocasión de hacerlo ya que los primeros días de la semana fueron algo estresantes para mí.

Una de las cosas buenas que tiene ser entrenador, (aparte de los cuerpos desnudos en el vestuario) es el sueldazo que cobraba por entrenar a mis chavales, como si los culitos de Óscar y Danielito rebotando contra mis pelotas no fuesen suficiente.

Y es justo ese dinero el motivo de mi estrés semanal, ya que estaba en proceso de comprar una casa, harto del ruido y el tipo de vida de la ciudad, decidí comprar un gran chalet en las afueras, con piscina privada, sala de entrenamiento con duchas y muchísimo espacio tanto interior como exterior, y lo mejor de todo, sin vecinos.

Pero ya llegaremos al chalet, de momento solo os interesa saber que fue el jueves cuando volví a ver a los chicos. Normalmente entrenamos de miércoles a viernes, pero por mis problemas personas tuve que cancelar el miércoles y hacer un entrenamiento doble el jueves.

Todos los miembros del equipo se presentaron en el campo de juego y a mi instrucción, llevaban bañador y ropa de correr, y el motivo es que decidí hacer un entrenamiento algo diferente y prepararles una pequeña maratón. Iríamos corriendo hasta la playa, donde correrían por la arena para fortalecer las piernas, haríamos algunos ejercicios en la orilla y luego los mandaría a nadar para finalmente volver corriendo a nuestras instalaciones.

Dado lo estresante de mi semana, decidí unirme a los chavales y hacer el entrenamiento con ellos para así también motivarlos y conectar con ellos. El caso es que imaginaos correr con todos esos culitos y paquetes moviéndose a mi alrededor, con cada zancada que daban los chicos, sus pollas bailaban en esas mallas de correr apretadas y sus culos se veían a la perfección. Pronto empezamos a sudar y las camisetas se pegaron a esos torsos musculados dejando nada a la imaginación. La gente se giraba a nuestro paso para ver a mis 18 chavales, y es que era todo un espectáculo ver como las gotitas de sudor les caían por el rostro y bajaban por su cuerpo.

Durante la carrera no perdía ojo a mis dos nenitas, que corriendo parecían dos machitos más, aunque como ya sabéis se derretían ante mi polla. El caso es que la complicidad entre ellos había aumentado considerablemente y ahora corrían juntitos y casi en la retaguardia donde podían ver perfectamente al resto de compañeros y a mi mismo. Me giraba constantemente para ver a todo el grupo y cuando lo hacía, ambos desviaban la mirada disimuladamente hacia mi paquete, haciéndolo crecer considerablemente en mi pantaloncito de deporte.

Pero el verdadero espectáculo llegó en la playa, había varios grupitos de personas esparcidos por la orilla, madres con sus hijos, algunos matrimonios, chicas y chicos jóvenes… Y decidí alegrarles a todos la tarde.

-ok chicos, llegamos sudados así que todos, ropa fuera, quedaos en bañador.

Los chicos rápidamente obedecieron a su entrenador y quedaron en unos maravillosos bañadores slip tipo nadador que dejaban nada a la imaginación, sus pollas estaban bastante hinchadas por el ejercicio y en varios de mis chicos podías ver el champiñón de su polla marcado en el bañador sin esforzarte.

Decidí subir el nivel y mandar a mis chicos a hacer algunas flexiones, abdominales, sentadillas y demás ejercicios en la arena, imaginaos esos 18 cuerpazos, en contacto directo con la arena, musculados y sudaditos haciendo ejercicio ante la mirada de todos los presentes. Juro que hasta los hombres casados miraban a mis chicos, sus culos, sus paquetes y sus cuerpos definidos, no sé si por envidia o por deseo, pero no quedó un par de ojos en esa playa que no mirase a mis chicos.

Cuando me cansé de ver esos cuerpazos sudados, decidí romper el hielo con ellos y con el pie, lanzarles agua de la orilla mojándolos a casi todos e iniciando así una pelea en el agua donde mis chicos acabaron mojados enteros y sus bañadores se pegaron tremendamente a todas las partes de su cuerpo.

Los chicos inocentes (a excepción de Dani y Óscar que realmente aprovecharon la situación) comenzaron una guerrilla de empujones, agarrones y luchas que hicieron que se restregasen entre ellos en la orilla entre agua y arena como si de luchadores de barro se tratase.

Cualquiera podría haber considerado el espectáculo como “soft porn” cuando los chicos comenzaron a jugar a tratar de bajarse los bañadores unos a otros, hasta que después de ver mas de una nalga paré el juego, no porque no me gustase, sino porque las pollas de Dani y Óscar comenzaban a destacar más de la cuenta.

Mande a los chicos a hacer un par de largos y al salir del agua y secarnos, nos vestimos para volver al estadio.

-Chicos, atención todos por favor. Genial hoy, este es el tipo de equipo que quiero, que juguéis para ganar y entrenéis duro y seáis más colegas, este es el camino, muy bien todos, en cuanto vayáis al estadio ducháis y podréis iros a casa hasta mañana.

Los chicos sonreían y comenzaron a correr de vuelta al estadio, no obstante, uno de los rezagados anteriores ahora corría con ganas al estadio, Danielito había cogido ritmo y comenzó a distanciarse del grupo como si tuviese prisa hasta que lo perdimos de vista.

Dejadme contaros algo sobre mi lugar favorito del estadio, los vestuarios. Resulta que los vestuarios tienen una zona de taquillas a la entrada, seguida de un pasillo con duchas a ambos lados, sin cortinas ni nada que tape las vergüenzas de mis chicos y al final de ese pasillo, hay una puerta donde esta mi despacho con mi bañito privado con ducha e inodoro. No obstante, mi baño no cumplía con la normativa al no tener ventilación y tuvimos que abrir una ventanita hacia las duchas de los chicos. Aunque no podían verme mientras me duchaba ni yo a ellos por la ventana ya que era pequeña, sí que podía oír todas las conversaciones de los chicos y ellos podrían oír las mías si hablase.

El caso es que, al llegar a los vestuarios junto al grueso de los chicos, los encontramos desiertos. Los chicos comenzaron a desvestirse y a tirar sus bañadores mojados con arena en el suelo.

-Dejadlos aquí si queréis chicos, el utillero los limpiará y así no lleváis arena a casa.

-OK entrenador-. Gritó la mayoría.

La verdad es que me apetecía un buen duchazo, pasé por las duchas y miré rápido a la derecha en una de ellas para ver como el jaboncito caía por la espalda de Óscar y se colaba entre sus nalgas, mi nena me picó un ojo, pero poco más se podía hacer con casi todo el equipo delante, así que seguí por el pasillo y abrí la puerta de mi despacho.

Tan pronto como abrí lo vi en la sombra, su flaquito rubio, su cuerpito blanco arqueado y su culo bien en pompa, Danielito estaba sobre mi mesa con el culo a 4, como una perra.

Entré y cerré la puerta con llave antes de que nadie nos viese y lo observé bien.

Danielito había quitado los papeles de encima de mi mesa y se había puesto a cuatro patas a lo largo del escritorio. Para mas inri había bajado su bañador a medio muslo, dejando su perfecto culito blanco al aire.

  • ¿Qué coño haces aquí imbécil? ¡podrían haberte visto! - mi voz fue una mezcla entre susurro y grito ahogado.

-verá entrenador, aún no me ha dado mi premio por ser el mejor. y pensé. - su voz susurrada sonaba como un gatito en celo. - que quizás era un buen momento.

-te estuve follando la noche del partido y…

-Con Óscar-. Interrumpió. - pero yo aún no he disfrutado de mi premio-. Y dejó su boquita abierta mientras miraba mi paquete.

Ni que decir que mi polla ya estaba a tope y que Danielito no tardaría en tenerla, pero había un punto que no me gustaba en aquello, y es que Danielito era mi puta, a mi servicio, cuando YO quisiese, y no al revés.

Su acción me ponía cachondo, pero no era mi decisión, no estaba allí por orden mía y eso, merecía un castigo.

-Te daré tu premio… y también te castigaré por entrar aquí sin permiso.

Danielito se mordió el labio, ansioso mientras mantenía su mirada en mi polla, su boca babeaba.

Sin embargo, mis planes eran diferentes, me acerqué a el y planté mi paquete ante mi cara. El chico aspiró el aroma de mi bañador, agua salada y sudor se mezclaban en mi paquete y el chico enseguida comenzó a lamer la tela mientras mi polla seguía creciendo para alcanzar su máximo esplendor.

Mi nena comía con ansia, sus babas se mezclaban con la agüita salada de mi paquete y los contornos de mi polla comenzaron a definirse a través del bañador.

Enterré la cabeza de mi princesa en i paquete y pasé mis manos por su cabecita, su espalda y sus caderas hasta llegar a sus nalgas donde comencé a dar nalgadas, primero una y luego la otra, sin parar, una y otra una y otra.

No eran nalgadas fuertes, no quería hacerle daño, quería ponerlo cachondo y dejarle las nalguitas rojitas y sensibles.

Danielito emitía pequeños gemiditos ahogados que de momento eran totalmente imperceptibles, no obstante, fueron la idea que necesitaba.

Me quité el bañador e hice una bola con mi mano para metérselo a Danielito en la boca y, acto seguido, lo agarré del flequillo y lo llevé a rastras hacia mi ducha.

Lo hice ponerse de pie, de cara a la pared con su culito en pompa, aún llevaba el bañador por debajo de las nalgas.

Las conversaciones de sus compañeros llegaban claras a nuestros oídos tal y como si estuviesen al lado, aunque no era capaz de identificar las voces.

-joker que guapo el entrenamiento e? el entrenador se lo curra.

-Y tanto que se lo curra, lo de la playa ha sido brutal, ¿has visto a esas pavas mirándonos?

-jajaja, como para que no nos miren ostia.

-Es que algunos, jajaja, el Dani cada día tiene más culo el cabrón.

-de que hablarás, si tu cada día tienes mas rabo, a quién se le ocurre ponerse un bañador blanco, casi te veía las venas de la polla!

-jajaja, eso es porque no dejas de mirarme el rabo capullo.

-Mas quisiera carbón, y el Sergio, ese sí que sobaba los culos… jajaja

Las conversaciones entre los chicos se mezclaban entre ruidos de duchas y dejan ver frases de lo más interesantes, no obstante, el culo de Danielito me reclamaba y quería complacerlo.

Apoye las manos de Danielito en la pared en lo alto, mi bañador seguía en su boca y el chico arqueó la espalda exhibiéndome su culo.

Solté un lapo que cayó en toda la raja lo esparcí bien con mi polla, coloqué la cabeza de mi rabo en su agujero y de una, lo fui metiendo poco a poco.

No fue una estocada, mas bien fue una metida constante, cm a cm, poco a poco, pero sin parar hasta que mi rabo se alojó completo en el culo de Danielito.

En cuanto los pelos de mis pelotas acariciaron las nalgas de mi princesa, comencé a bombear, fuerte, con ganas.

Quería que Danielito tuviese ganas de gemir y de gritar, pero no pudiese por mi bañador.

Enseguida comenzó a emitir gemidos ahogados y entonces decidí abrir la ducha.

El agua fría cayó directamente sobre Danielito, mojándolo entero y erizándole todos los poros de su piel.

El chico gemía y tiritaba a la vez mientras mi rabo seguía a lo suyo rellenándole el ojete a mi princesa.

Aún quería llegar más adentro así que con mi brazo izquierdo, levanté la piernita izquierda de Danielito y lo dejé apoyado solo sobre la derecha en el suelo, comenzando a clavársela un poco de lado y hasta las trancas.

Desde afuera, las conversaciones seguían llegando.

  • ¿Tío el óscar estaba hoy de patoso, te puedes creer que se cayó encima de mí en la playa y su cara dio en todo mi paquete? Jajajajaja, que risa.

  • ¿En serio? Jajaja, pues conmigo tropezó de espaldas, me pegó todo el culo a mi rabo, me la puso dura y todo el cabrón.

-Jajaja a ti te la pone dura cualquier cosa.

-Oye y visteis el cuerpazo del entrenador? Joel el tío, se tiene que follar a las que quiera.

No lo sabían bien esos cabrones, si viesen a Danielito ahora mismo.

El chico estaba en un éxtasis de gozo mientras mi polla lo rellenaba y no podía gemir.

Decidí subir la apuesta y quitarle mi bañador de la boca. Llevé el dedo índice a mi mano en un gesto de silencio y seguí bombeándolo con fuerza, mi mano fue hasta su pezón y empecé a retorcerlo y Danielito abrió la boca para emitir un gemido.

Tenia el brazo izquierdo sujetándole la pierna y el derecho en su pezón. Solo había un modo de hacerlo callar y evitar que nos oyesen sus compañeros. Lancé mi boca a la suya y comencé a morrearlo mientras me lo follaba. Metía mi lengua en su boca mientras el chico solo se dejaba hacer.

Seguí dándole sin cambiar de postura ni miramientos mientras oíamos como las voces iban desapareciendo del vestuario poco a poco.

Cuando dejé de oírlas, saqué mi polla del culo de Danielito, lo tiré al suelo de la ducha y comencé por primera vez, a mearlo.

Danielito gemía en el suelo mezcla de la excitación y el asco, comenzó a moverse por el suelo como una pequeña salamandra buscando el calorcito de mi meada.

En cuanto terminé, le di de mamar mi rabo a mi pequeño, el chico apestaba a mi meada.

El vestuario cayó en un profundo silencio y decidí ordenar a Danielito limpiarse mientras iba a revisar. Me puse mi bañador de nuevo que a duras penas podía contener mi polla y salí aun mojado de la ducha y de mi despacho.

El vestuario estaba desierto, me aseguré mi bien de que no quedase absolutamente nadie, no obstante, había algo en el vestuario que podía serme muy útil.

Cerré bien con llave la puerta del vestuario para asegurarme de que no tendría interrupciones y recolecté todo lo necesario antes de llamar a Danielito.

Cuando el chico salió de mi oficina, se encontró conmigo en medio del pasillo y una montaña con todos los bañadores de sus compañeros frente a mí.

-Venga perrita, a comer.

El chico se tiró a mis pies y comenzó a esnifar los bañadores de sus compañeros, pasaba la lengua por donde había estado alojado la polla de los chicos, incluso en alguno llegó a encontrar algún pelito de los huevos enredado.

Agarré a Danielito y lo puse boca arriba en el suelo del pasillo, cogí un puñado de bañadores y se los tiré en la cara mientras se la clavaba con sus piernas en mis hombros.

Ahora si que Danielito gemía y gritaba de gusto mientras su lengua devoraba el sudor que salía de los bañadores y mi polla le rellenaba el culo.

Comencé a correrme con ganas dentro de Danielito mientras el chico se corría sobre su estómago entre gemidos.

Saqué mi polla, dejando su culito huérfano y se la enchufé en la boca para que me la limpiara, dejándola reluciente.

-Te ha gustado tu premio nena?

-Pufs si entrenador, casi nos oyen.

-Si, tienes que aprender a controlar tus grititos.

  • ¿Entrenador, puedo quedarme con alguno de estos? - dijo Danielito con algunos bañadores en la mano.

Lo pensé un poco antes de responder.

-No nena, levantaría sospechas, pero motiva a tus compañeros, hablales de lo bueno que ha sido el premio, pero sin contarles nada claro, haz que entrenen duro y tengan ganas de ganar, y puede que sean ellos mismos los que te lo regalen cuando se los quites.

Continuará

Gracias a todos por los comentarios y emails, de verdad me motivan muchísimo para seguir con la historia.