Paquetes Fútbol Club 3

El equipo tiene que empezar a componerse

Si alguna vez habéis pensado en una situación morbosa con vuestra pareja o con vuestro ligue o como en mi caso, con vuestra nueva putita, entrad a un sexshop gay.

De hecho, casi mejor si es con vuestra nueva putita,  así no tendréis tantos taboos estúpidos en la cabeza como con una pareja, una putita no tiene tanto pudor.

Danielito entró con una mezcla de timidez, vergüenza y excitación en la tienda, soltando un pequeño gemidito de sorpresa cuando le di la nalgada frente al dependiente. El tío nos miró escaneándonos completamente y se mordió el labio al tiempo que Daniel movía un poco el culito restregándolo contra mi mano.

eché un vistazo rápido a la tienda para constatar que no había nadie en ella más allá de nosotros tres, y aunque no tenía ninguna intención de ir más allá, sí que me gustaba calentar, así que metí mi mano bajo la tela del pantalón de Danielito y sin aviso le metí un dedo en el ojete, lo que hizo que inclinase un poco el cuerpo hacia adelante y soltase un nuevo gemido con la boquita abierta y los ojos cerrados que el dependiente no paso por alto.

-mmm.. puedo ayudar??- dijo el tío.

saque de inmediato mi mano del culo de Daniel y di con ella un pequeño golpito en el mostrador.

-Si, como decía, quiero lencería y utensilios para mí y para mi princesa.

-si si, claro, si les parece empezamos con la lencería intima- dijo el dependiente mientras salía precipitadamente de detrás del mostrador y nos llevaba un poco más adentro en la tienda, a unos expositores llenos de perchas con diferentes suspensorios, bodys, tangas y arneses.

elegí un buen puñado, muchos más de las 10 prendas permitidas que ponía el letrero del probador, se las di todas a Danielito y lo metí dentro, quedando el dependiente y yo fuera.

-puff menuda yegua jefe …- dijo el tío mirándome

-..si… y no solo sirve para cabalgarla- dije por única respuesta sin mirar al tipo, mi vista estaba fija en el probador.

-ya está entrenador!- dijo Danielito desde el interior.

-como que ya está nena? no te veo, sal aquí y muestra la mercancía.

pasaron unos diez segundos de absoluto silencio tanto dentro como fuera del probador, solo se oía la respiración excitada del dependiente, que se intensifico cuando una mano agarro la cortina del probador y aún más cuando la descorrió.

Danielito salió totalmente en pelotas, solo un suspensorio rojo fuego tapaba su zona noble dejando su blanca y lampiña piel totalmente expuesta. Me acerqué hasta él y le puse la mano en el hombro, forzándolo un poco a darse la vuelta hasta que su culo quedo totalmente expuesto. Dos preciosos montes blancos delimitados por la fina tira roja que salía desde sus cojones elevando esos globos de placer puro. Fui bajando la mano por su espalda obligándolo a inclinarse un poco hacia adelante, haciendo que sus nalgas se separasen un poco para dejar a la vista su hoyito. Seguí bajando por sus nalgas hasta tocar con la punta de los dedos su agujerito, pero no me detuve, baje más, hasta el punto donde se unen las dos tiras del suspensorio, justo detrás de los huevos.

agarré la tela y tire hacia mí, entre sus piernas, haciendo que Danielito se retorciese de gusto, estire todo lo que pude las dos tiras y de golpe la solté, provocando un nuevo gemido de gusto de mi princesa cuando el elástico volvió a su sitio dándole tras los huevos.

-Venga princesa, a por el siguiente- le dije al oído sin apartar la vista de la cara del dependiente.

al mismo tiempo, Danielito comenzó a caminar hacia el probador y el dependiente hacia nosotros.

-Quizás podría ayudar.- dijo con una voz totalmente salida y fuera de sí mientras veía desaparecer el culito de mi nena tras el probador, el tipo se quedó parado e intentó lanzar su mano hacia mi paquete, pero lo paré justo a tiempo.

-Nos apañamos bien gracias, pero si quiere quedarse por aquí siempre puede dar su opinión.- respondí fríamente pero con una sonrisa en la cara, quería ponerlo muy cerdo, me encantaba calentar a ese cabrón, o en verdad, a cualquiera, pero de ningún modo un desconocido tocaría a mi nena, mi nena era mía.

durante un par de minutos la operación se repetía, Daniel salía con tangas, otros suspensorios, pantalones de cuero con cremalleras en el culo y arneses a juego y demás prendas eróticas. siempre repetía la secuencia, salía, yo lo toqueteaba y calentaba al dependiente y volvía a meterse para cambiarse.

el dependiente comenzó a cansarse del juego y se puso a limpiar lujuriosamente algunos rabos de plástico expuestos, hasta que el probador se abrió por última vez y salió Danielito llevando un pantalón de rejillas que poco o nada dejaba a la imaginación, su polla empalmada trataba de luchar entre los cruces de la rejilla y su culo parecía dos melones perfectos en una malla del súper. Para más morbo, había dejado la mordaza para el final y se había puesto una gran bola roja en la boca atada a un cinto tras su cabeza que le impedía hablar.

no tuve que decirle nada, el solo salió del probador, se puso a mi lado, mostro su culo y se inclinó apoyando las manos en el marco del probador mientras me miraba del modo más sexy en el que una putita puede mirar a su amo. Juro que me lo habría follado hasta llenarle el ojete allí mismo, pero aparte del dependiente, la hora de irnos estaba próxima ya que no quería llegar tarde al partido.

aun así, me faltaba la jugada final  así que lo mire y le dije en voz alta

-estas preciosa princesa- , el dependiente miró hacia nosotros y su boca se abrió dejando escapar un hilito de babas mirando hacia el culo de Danielito. Él no lo vio, pero mi mano ya estaba llena de mi saliva –pero… no sé si mi pollote cabe entre esas rejillas.

y sin dar tiempo a nadie a reaccionar, me coloque tras Daniel,  saque mi rabo y lo embadurne, y de una se la metí en ese agujerito.

por el espejo del probador pude ver todo, los ojos de Danielito ponerse blancos, el dependiente flipando mirando, obviamente no veía nada porque yo estaba de espaldas a él, pero sabía que se la había clavado al niñato y oía el ruido que hacían mis pelotas golpeando las nalgas de mi nena, y también pude ver a los dos viejos osos que entraban en la tienda y se quedaban parados en la puerta.

solo di unas 5 estocadas, rápidas y profundas, suficientes para que la malla se ensanchase en el culo y ese rasgasen un poco.

Saque mi polla y la guarde sin que ninguno pudiese verla y deje el culo de Daniel, abierto y deseoso de polla a la vista de todos.

-Perfecto, creo que lo tenemos todo nena, cámbiate mientras pago, tendremos que llevarnos esta también que parece que se ha roto un poco… en casa la romperemos del todo.

camino a la caja cogí varias cajas de condones de varios tamaños y lubricante además de las prendas que había elegido para Danielito y una pintura en lápiz negra, un “zorra” bien pintado en el culo siempre consigue abrirlo aún más, además cogí algunas sorpresitas extra que ya os contaré.

el dependiente me cobro mordiéndose el labio y entre el ticket, me deslizó su número de teléfono, que tardaría bien poco en acabar en una papelera.

Danielito salió del probador y se puso a mi lado mientras el dependiente y uno de los osos se perdían dentro de la tienda.

mientras salíamos, el otro gordo se acercó a mi oído y me dijo muy bajito

-tómame como esclavo y haré lo que me pidas-.

por toda respuesta, continúe caminando ignorándolo y puse mi mano sobre el culo de Danielito mientras salíamos a por el taxi.

El camino al hotel estuvo cargado de miradas de Danielito a mí, el chico estaba tremendamente excitado y se hubiese lanzado a mi entrepierna si se lo hubiese pedido.

llegamos al hotel y subimos en silencio en el ascensor hacia nuestra habitación. Tan pronto entramos y cerré la puerta, Daniel se tiró al suelo y comenzó a lamer mis zapas y a desnudarse.

-entrenador por favor…-sus deportivas y su camiseta desaparecieron de su cuerpo mientras se bajaba el pantalón y los gayumbos-…fólleme por favor, le suplico que me folle.

-Marca en el partido…. y quizás esta noche te de polla, y ahora cámbiate, tenemos que salir ya para el estadio. –y caminé hasta el baño mientras lo dejaba tirado en el suelo.

Salimos cagando leches hacia el estadio ya que íbamos algo justos y los chicos corrieron rápido al vestuario.

Os contaré algo, hay algo mucho mejor para un entrenador que dirija un grupo como el mío que ganar partidos, y eso es el vestuario, el vestuario de los niñatos es un paraíso para un tío como yo. Y dentro de eso, el vestuario puede tener tres estados; podrías tener el vestuario antes del partido, donde solo se cambian la ropa de casa y se ponen los uniformes, esos calcetines altos y esos pantalones cortitos a la altura de la nalga ya son suficientes para alegrar un día, además varios de mis chicos estaban muy bien dotados tanto de nalgas como de delantera, marcando muy buenos paquetes en sus pantaloncitos, hecho por el que en mi cabeza los llamaba el Paquetes Fútbol Club.

Otro estado del vestuario es tras perder o empatar un partido, y ese es siempre el que he visto en este equipo hasta este momento de la historia, los chicos vuelven desganados, no hay risas, duchas rápidas y vuelta a casa o al hotel deseando terminar el día.

Y el tercero, fue el que por fin llegó ese día, los chicos habían jugado como siempre, despistados y sin estrategia, pero el equipo rival ciertamente no lo hizo mucho mejor. El único motivado en el campo era Danielito, y daba gusto verlo, el chico se lanzaba a por el balón con ganas y aprovechaba los pases de Oscar y Rubén, sus dos compañeros delanteros. Tales fueron sus ganas que en el minuto 82 consiguió meter el tanto que nos otorgó la primera victoria en la temporada. No sé si fue mejor la mirada que me dirigió en cuanto el balón cruzó la portería a o ver a sus compañeros tirársele encima, restregándose sin saberlo para celebrar la victoria.

Como decía, el vestuario ese día es muy diferente, todos ríen, se despelotan sin miedos presa de la euforia y dejan ver sus musculados y preciosos cuerpos bajo el agua y el jabón. Los niñatos bromeaban entre ellos, se tocaban inocentemente y rozaban sus cuerpos dejando volar mi imaginación sin saberlo. pero el que estaba realmente fuera de sí era Daniel, sonreía sin parar sabiendo que tendría su recompensa esa noche y se dejaba abrazar por sus compañeros felicitándole, alguno de ellos solo con un bóxer puesto, el chico estaba haciendo verdaderos esfuerzos por no empalmarse con todo aquel show.

-Ey entrenador, nos dejará celebrar la primera victoria no?

-Si claro chicos, podéis subiros al bar del ático del hotel, pero solo hasta la 1 y media, después todos a dormir, tenéis 2 copas cada uno de mi parte

-Ostia por fin… gracias entrenador… joder que bueno…- se oía desde varias partes del vestuario.

Entonces me vine arriba y dije,- es más, venid todos aquí-  los chicos se acercaron, algunos de ellos aún empapados con la toalla anudada a la cintura, otros con los gayumbos subidos a media nalga, ninguno de ellos tenía nada más puesto. – A partir de hoy, el mejor jugador del partido recibirá un premio especial si ganamos.

-¿Qué clase de premio?-. Preguntó uno de los chicos

-Eso será secreto, para aumentar vuestras ganas, solo os digo que será personalizado. Daniel, hoy recibirás tú el primero.

-Perfecto entrenador.- dijo un tímido y rojo Daniel ante sus compañeros.-..entonces hoy no iré al bar, además no quisiera despertarle al volver.

El chico quería follar cuanto antes, de hecho un bultito comenzaba a marcarse en su toalla, aunque sus compañeros, fijos en mí, no se percataron.

-Tranquilo, ve con tus compañeros, de hecho casi que mejor, así tendré tiempo de preparar tu premio.

El chico se quedó algo parado, pero en cuanto pude le di un giño de ojos que entendió como que todo estaba ok.

mientras terminaban aproveche para mirar al resto del equipo.

Rubén, un pelirrojo pecoso alto y fuertito, con un buen culo y una larga y rosada polla entre las piernas, Viktor, un chico rumano poco hablador pero con un aire de bruto muy sexy u Oscar, un chico fuertote y corpulento aunque algo más bajito, con pelo negro rapado y unos labios casi igual de gordos que su culo.

En ese vestuario había material para miles de pajas y fantasías, no había ninguno que desmereciese.

Volvimos al hotel y en cuanto entramos a la habitación dije a Daniel que se vistiese y fuese al bar, no quería que sus compañeros sospechasen nada raro, ya le daría luego su premio. Preparé el pantalón rejilla y un arnés junto a la puerta indicándole que a su vuelta, debía cambiarse al entrar y gatear hasta mi en la cama, además puse sus botas de fútbol al lado, siempre me ha gustado el morbo.

-… Dani, escucha, tengo que hablar contigo un segundo

-Si entrenador?

-Dani, me flipa tenerte a mi servicio, pero si se me está yendo el asunto o si no estás a gusto, prefiero parar ya, quiero que hagas las cosas por voluntad propia. Me encanta dominarte pero igual esto va un poco rápido y yo solo busco quien me quite la calentura…

-…entrenador…

-No, Dani, escucha, yo soy un morboso, te pondría contra el cristal y dejaría que el equipo de fútbol entero te abriese el culo con tal de motivarles a ganar partidos, y no quiero que se me vaya de las manos si tu…

-Pues hágalo-. cortó Dani

-Co…cómo?.

-Entrenador, usted ha cambiado mi mundo, creí que estaba frustrado por que las pibas no me daban bola, pero no, lo que necesitaba no eran tetas, eran rabos, y los del equipo están muy apetecibles, hace tiempo que lo sé pero no lo aceptaba del todo, usted me ha abierto, literalmente. Quiero seguir follando, quiero que me dé tortitas, quiero chupársela a todos mis compañeros y quiero que mientras lo hago, usted me pete el culo.

Mientras lo decía, se fue arrodillando ante mí y termino su discurso lamiendo mi paquete.

Lo levanté de la moñita y pegue mis labios a su oreja.- de quién es esta putita?

-suya entrenador…

le di una palmadita en la nalga y el chico salió de la habitación.

Me quede un rato solo, quería perfilarme la barba, arreglarme y pedir una copa al servicio de habitaciones antes de que mi nena volviese, feliz y contenta a comerme el pollote.

Cuando hube terminado con mi ritual aún faltaban 3 largas horas hasta la 1 y media, por lo que en pelotas me tire en la cama y busque algo de porno en los canales del hotel. Sin darme cuenta mi móvil estaba en mi mano y abrí una de mis aplicaciones favoritas, Grindr.

no es que pensase quedar con nadie ni mucho menos, rara vez lo había hecho ya que no tenía problemas en encontrar ligues en el mundo real y además, ya tenía a mi nenita, pero si que me calentaba mirar y chequear la mercancía y ver lo que hacían algunos por un buen rabo.

tenía una foto de mi torso en blanco y negro con la que nadie podría identificarme, la privacidad ante todo.

El caso es que tan pronto lo vi comenzaron a llegarme fotos de tíos en pelotas, todos pidiendo rabo, alguno de ellos incluso con el culo bien en pompa.

Pero hubo un perfil concreto que llamó mi atención, primero, porque salía a 7 metros de mí, por lo que estaba en el mismo hotel, y segundo, porque su nombre era “Sport Bottom 18”, y estaba conectado.

El cabreo me invadió, un pasivo de 18 años deportista solo podía ser Dani, iba a follar conmigo, me acababa de soltar el royo de sumisión y ahora se metía en grindr.

decidí hablarle y engañarlo, ese niñato sabría quién es su amo.

“Ey chiquitin, buscando rabito?”

“ey, no”

“Rabito no, yo busco un pollón”

“jeje mola, y que piensas hacer con él, envías foto?”

“fotos no, si me quieres ver en persona tengo culazo, tu buena polla? no me hagas perder tiempo”

“tranqui tranqui, tienes sitio?”

“no, estoy con colegas, tu?”

Pensé, no podía decirle el número de mi habitación, me calce un pantalón corto de deporte, sin gayumbos y una camiseta de tiros con unas zapas y baje a la recepción.

para no aburriros, pedí una habitación extra alegando que un alumno se encontraba mal y quería separarlo del resto. Amablemente me dieron una habitación estándar, fui corriendo hacia arriba, y escribí

“te pondrás ropita deportiva para mí? mi rabo y yo estamos listos, tengo sitio”

“espero un polvazo, si no me doy la vuelta y me piro, sin charlas ni ostias, follamos y hasta luego”

“entra y come polla, habitación 317”

“5 min, me cambio y voy”

“desnúdate en la puerta y ven”

La habitación empezaba en un pasillito antes de llegar a la cama, por lo que cuando Danielito entrase y cerrase, quedaría atrapado dentro, estaba deseando ver su cara cuando vea que era yo y que me estaba desobedeciendo de algún modo.

es verdad que no éramos novios ni nada por el estilo, pero me jodia igualmente, a un amo se le respeta.

los 5 minutos me parecieron eternos, dejé la puerta entre abierta y la habitación a oscuras, la luz de la ventana iluminaba el pasillo así que yo le vería la cara antes que el a mí.

A pesar del cabreo, mi polla estaba a mil y dio unos cuantos respingos cuando sentí la puerta del cuarto ( que había dejado entreabierta) abrirse del todo y como se cerraba , oí la ropa caer junto al rellano y los pasos por el pequeño pasivo hasta que se plantó delante de mí.

Mi mirada subió desde sus botines de futbol por las medias deportivas que le llegaban justo hasta los huevos depilados con una polla dura desafiante, un vientre plano y definido por abdominales, brazos anchos y fuertes y piel morena que casi le hacía parecer mulato, hasta que llegue a sus labios, anchos y fuertes y a su pelo rapado y oscuro. Sus ojos almendrados aún no me habían reconocido, pero yo si.

Porque en el umbral chicos, no estaba Daniel, estaba mi jugador, Oscar.