Paquetes Fútbol Club 2
Poco a poco Daniel aprende y asume su posición, mientras en mi cabeza toma forma una idea para motivar al equipo
Un buen macho tiene varios modos para distinguir un polvo con un pasivo de la adquisición de una nueva putita a sus pies. Uno de ellos podría ser que la putita en cuestión se vista de manera provocativa o con lencería sexy. Otra manera podría ser la mirada de la putita, implorante de someterse a su nuevo amo.
Sin duda, despertar con una buena comida de rabo después del primer polvo, era uno de mis métodos favoritos para confirmar la sumisión total de una nueva zorra.
Danielito se comía mi rabo con gusto, se relamía mientras su lengua peinaba los pelos recortados de mis pelotas y subía lentamente por el tronco de mi rabo hasta la punta de cipote, donde recogía las gotitas de precum que salían y lo alimentaban.
El chaval mostraba todo el potencial que yo esperaba de una buena zorra a mis pies, y eso no lo había conseguido nunca nadie tan joven. Lo dejé comerse mi polla a su gusto mientras me estiraba y la acariciaba el pelito.
-Un poco temprano para el bibe no princesita?
Daniel levantó la mirada sin despegar sus labios de mi cipote, atrapando mi glande en su boca mientras jugaba con su lengua en mi punta.
-Mmmmhh- fue lo único que dijo antes de hundir la cabeza.
El chico hacia esfuerzos por meterse mas rabo, pero no podía pasar de la mitad sin sentir asfixia y volvía a sacarla.
De todos modos, me gustaba verlo, era tremendamente sexy ver como se contoneaba mientras me comía la polla., observé su lampiño cuerpo a la luz de la mañana y me maravillé al comprobar su piel blanquita aterciopelada en contraste con mis muslos peludos.
Un escalofrío de gusto salió desde detrás de mis pelotas hasta la punta de mi rabo como un relámpago provocándome una ola de excitación. No era una corrida, era un gusto superior cuando realmente la situación te pone muy, muy cachondo. Tanto como yo mientras observaba a mi chavalín desayunarse mi rabote.
No me contuve, agarré a Danielito del flequillo causándole un pequeño gritito que me pareció bastante ridículo y pegué mis labios a su boca.
Respondió con ganas a mi morreo y se abrazó a mi cuello mientras mis manos bajaban a su culito, no tenía intención de follármelo tan temprano, pero quería acariciar esas dos montañitas duras.
-eres mi zorrita? - le pregunté
-si entrenador
-Harás lo que te ordene?
-Si-. Respondió como un autómata, invadido de placer
Me separe de su boca y clave mis ojos en el fríamente.
-Estas seguro de lo que dices? ¿Me obedecerás?
La expresión de Daniel cambió, creo que ahí entendió que no le estaba preguntando por preguntar y que su respuesta tendría consecuencias, aunque el aún no imaginase cuales.
-…………si, le obedeceré entrenador-.
Sonreí, ese chaval ya era mío.
-Muy bien, pues hagamos un trato, cuando te diga la palabra piruleta, te quitarás tu pantalón y camiseta, y vendrás gateando hasta mi para comerme la polla, sin preguntas, sin quejas, sin palabras…- Daniel me miraba fijamente. - te desnudas, gateas, me bajas el pantalón, y comes. ¿he hablado claro nena?
-…. si… entrenador.
Buff, el chaval me ponía a mil, sus pequitas manchadas de lefa seca, sus ojitos inseguros, su flequillo perlado de sudor. Le di un pequeño piquito, sellando nuestro nuevo trato, y acto seguido lo empujé de vuelta a mi rabo.
Mi nenita trato de volver a chupar como antes, pero sin aviso, agarre su cabeza y comencé follarle la boca, metiendo bastante mas rabo del que el chico había logrado por sí mismo.
De inmediato comenzó a patalear y dar manotazos como una rana buscando agua. Me hacía algo de daño con los dientes así que no tuve mas remedio que pegarle un par de ostias en la cara, sin parar de follarle la boca, hasta que entendió que debía estar quietito.
No afloje el ritmo, no paré en al menos un minuto de follarlo hasta que consideré que si no paraba me vomitaría el rabo.
Como confirmación, saque mi rabo de mi la boquita de Daniel y el chico soltó una gran arcada cargada de babas, estaba completamente rojo y falto de aire, los ojos lloraban y su cuerpo entero sudaba y se estremecía. Pero su polla estaba completamente dura y un charquito se formaba a su alrededor, a mi nueva adquisición le iba la marcha.
-Túmbate, boca arriba.
Obedeció de inmediato, se tumbó y giró y no perdí tiempo, me giré y metí mi rabo en su boca mientras mis pelotas descansabas sobre su nariz, dándole a oler mi esencia mañanera sudadita.
¿sabéis cómo se consigue meter un rabo grande entero en una boquita pequeña y desentrenada? Muy fácil, desviando la atención de la zorrita.
Empecé a follarle la boca suavemente dejando que se confiara y, sin avisarle, agarré entre mis manos sus pelotitas y las estruje. El chico intentó pegar un grito de dolor, pero mi polla se lo impedía.
Comencé a follarle el rabo como si de un culazo se tratara, conseguí meter mi rabo entero dentro, sentía su nariz en mis bolas y ni un diente rozaba mi miembro.
Apretaba sus pelotas mientras me follaba esa boca sin descanso ni parada y mi nene se retorcía debajo de mí.
-respira por la nariz princesa porque no pienso parar, tu has venido a por el bibe así que ahí te va el desayuno.
Sentí la lefa brotar de lo mas profundo de mis pelotas, esa leche espesa que solo conseguimos en los mejores polvos.
Enterré mi polla en la garganta de Daniel mientras los trallazos le llenaban la garganta.
Había sido demasiado para mi princesa, en cuanto saque mi polla s viro a un lado y una arcada cargada de lefa salió de su boca al piso mientas el chico se esforzaba por respirar.
Me puse en pie y lo mire desde arriba, parecía un niñato destruido, parecía que suplicaría que no le hiciese eso de nuevo, que lo tratase con respeto, pero en lugar de eso se arrastro bajo la cama y comenzó a lamer de nuevo la lefa del suelo para tragarla y, en cuanto terminó, limpio mi polla y mustió un “gracias entrenador”.
Mis obligaciones como entrenador llamaban, me hubiese follado a Daniel en ese momento, pero lo mandé a una ducha rápida haciendo yo lo propio y nos vestimos rápidamente para reunirnos con el equipo.
Los chicos tenían pinta de haber trasnochado, se que ninguno de ellos abandonó el hotel porque di instrucciones concretas en recepción de no dejarles salir, pero nada les impedía pasarse horas hablando o viendo porno en la tele, incluso alguno podría haber llevado alcohol para la noche, tenía que encontrar un modo para quitarles esa gilipollez de la cabeza.
Dimos una charla de estrategia antes del partido que empezaría por la tarde, no habíamos ganado ni un partido desde que asumí el liderazgo, solo habíamos firmado 3 empates y 5 derrotas y necesitaba un cambio radical en el equipo, aunque los chicos no parecían dispuestos a colaborar.
Tras la charla comimos en el hotel y les pedí que volviesen a sus habitaciones a reposar la comida hasta las 4 de la tarde, hora en la que deberían bajar a recepción para partir al estadio.
Subí al cuarto con Daniel, el chico caminaba rápido, como desesperado por comer rabo, subimos al ascensor con 3 de sus compañeros, los muchachos hablaban entre ellos mientras Daniel iba en silencio cerca de mí, en ese momento se me ocurrió una travesura y pregunté en voz alta.
-ey chicos, no tendrá alguno por casualidad una…( miré a Daniel ) piruleta?
Daniel palideció de golpe, sin duda no esperaba que pudiese plantearle eso delante de sus compañeros.
Por unos instantes que parecieron mas largos de lo que seguramente fueron en realidad el chico permaneció completamente inmóvil, juro que entre el blanco de su piel y lo quieto que estaba parecía una puta estatua griega.
Hasta que por fin sus manos fueron al borde de su camiseta y la agarraron con intención de empezar a subirla.
“TIN” sonó el ascensor inmediatamente y la puerta se abrió en la planta de sus compañeros, sacando a Daniel de su trance, los chicos caminaron hacia la puerta y Daniel y yo quedamos detrás, con lo que aproveché para pararle las manos.
-No entrenador….. chicles si creo que tengo- respondió Ruben, uno de los defensas de mi equipo.
-No pasa nada, casi que he perdido las ganas- Respondí con una sonrisa mientras los chicos salían.
En verdad no tenía intención de revelar al resto tan pronto la naturaleza de mi nueva nena, al menos no de golpe y de manera tan directa, solo quería comprobar la obediencia de Daniel ante mi y sin duda el chico había superado las expectativas.
Entramos a la habitación y me miró suplicante, esperando instrucciones, no obstante, decidí ignorarlo un rato para calentarlo.
Me quité la ropa quedándome solo en boxers, muy, muy apretados, dejando marcado mi cipote morcillón. Fui al baño y me lave los dientes e intencionadamente, deje la puerta abierta para echar un meo, quería que oyese el chorro caer desde mi rabo, me quite los boxers y los cogí con la mano
Sali del baño con el rabo sin limpiar, algunas gotas de echo resbalaban por el tronco.
Caminé hacia el butacón en pelotas y me senté. Daniel no me quitaba ojo, o, mejor dicho, no quitaba ojo de mi cipote.
-Piruleta- Dije únicamente.
Daniel se desnudo a la velocidad de la luz y se arrastro a cuatro patas hasta mí, su boca se lanzo a mi polla, pero justo antes de llegar, puse un dedo sobre su frente impidiendo que me tocase.
-has estado lenta princesita, has tardado en reaccionar y mereces un castigo.
El chico se estremeció, sin embargo, no pensaba pegarle, de hecho, no pensaba ni tocarlo.
Con el bóxer seque las gotas de la meada que quedaban en mi polla y lo pase por mis huevos y mis axilas.
Cuando considere que estaban ya bien impregnados de mi esencia, ordene a Daniel abrir la boca y se los metí dentro.
Lo deje a cuatro patas delante de mí, mientras yo me quedaba en el butacón, y comencé a hacerme un pajote, muy suave, dejando que el chico viese todo en primera persona, pero sin tocarme.
Parecía desesperado, su polla estaba a mil, pero no le dejaría tocarme.
Hay algo aun mas satisfactorio que follarse a una puta, y eso es someterla. Ese chico aprendería a acatar ordenes sin rechistar.
De repente se me ocurrió una idea, algo que ya bullía en mi cabeza desde esa mañana.
Paré con el pajote y fui a vestirme, si me daba prisa, tendría dos horitas.
-Vístete- le dije a Daniel, que parecía confuso.
Lo saque de la habitación y fuimos hacia el ascensor, Daniel mostraba confusión total mientas me seguía.
Nos topamos con algunos de mis jugadores volviendo del comedor y les dije que me llevaría rápidamente a Daniel a urgencias, que tenia un dolor abdominal y quería que le pusieran algo rápido para que pudiese jugar. Nada demasiado extraño para levantar sospechas.
Abrí mi móvil y busqué algún sexshop cercano, estábamos en la capital así que no fue para nada complicado.
Pedí un taxi en recepción y di la dirección al conductor.
En diez minutos estábamos delante de la puerta de un sexshop gay y Daniel me miraba flipado,
Intencionadamente, me puse ropa que cubriese bien mi cuerpo y le pedí hacer lo mismo además de llevar gorra y gafas de sol, discreción, ante todo.
Entramos y el dependiente nos miró con lascivia a pesar de lo tapados que estábamos, sin duda nuestro físico llamaba la atención.
Fui hasta el mostrador y en voz alta le dije al chico
-Ey bro…. Busco suspensorios, arneses, collares de perro, mordazas y esposas, mi perrita necesita complacerme a mi………… y a alguien más.
Y estampé mi mano en el culo de mi princesa con un sonoro “PLAS”
Continuará
Pd: gracias a todos por vuestros comentarios y mensajes, públicos o privados, la continuación llegará probablemente después de las fiestas ya que no tendré internet, pero tranquilos, el siguiente relato os sacará del cuerpo algo más que una sonrisa.