Papelitos azules

¿Nunca has probado a mandar una nota anonima a alguien que te gusta? a veces ese infantil juego funciona...

Papelitos azules

-¿Porqué tendré que levantarme a las 7:00 de la mañana todos los días?- se preguntaba Nora con los ojos aún cerrados- uff otro aburrido día en la universidad, pero si ni me gusta mi carrera!!- hoy se había levantado con el pie izquierdo.

Siempre el mismo autobús, el mismo recorrido, las mismas caras, la monotonía que vivía día a día la estaba agotando. Como siempre llegaba a la uni y dejaba sus cosas en su taquilla, pero hoy algo era diferente, al abrirla cayó al suelo un papelito color azul...

-"Cada día estás más guapa".

Estaba asombrada, ¿era una broma de alguna de sus amigas, o tenía algún admirador secreto?, esa idea hizo que saliera una pequeña carcajada de su boca. No le dio más importancia, sería algún bromista aburrido.

El día continuaba entre clase y clase y siempre con la misma historia, de repente vino a su memoria esa nota y se reía, le hacía gracia pensar en "su admirador".

A la hora de la comida volvió a su taquilla a dejar unos libros y otro papel azul colgando de las rendijas...

-"Ese color amarillo te sienta muy bien, cada día me gustas más princesa"

-¿Pero qué es esto?, como broma iba perdiendo la gracia.

Miró a su alrededor y sólo vio al chulito de turno de clase, el típico que creía que todas estaban locas por él. Lo miró y éste le sonrió guiñándole un ojo.

-No puede ser- pensaba Nora- ¿Raúl?, buah y yo que me había hecho ilusiones y todo, jaja- ironizaba con la situación.

Siguió recogiendo sus cosas y al girarse vio en la entrada a esa diosa de mujer que tanto le gustaba. Sofi estaba impresionante con esa mini falda que dejaba todo a la imaginación. Estaba loca por esa mujer, era como si algo en ella la hipnotizara, pero nunca se había atrevido a cruzar una sola palabra con ella a pesar de estas en la misma clase. Sofi pasó por su lado sin ni tan siquiera mirarla, meneando esas curvas de vértigo. Nora arrugó la última nota y a tiró a la papelera, no le interesaba para nada Raúl...

Otro día más que pasa y siempre la misma historia, esa tarde no podría salir, el examen de mañana era muy importante. Entró en su portal y cogió el correo, facturas como siempre y algún que otro folleto de publicidad. Iba a tirarlos a la basura cuando vio otro papelito azul...

-"Esperaré impaciente a que vuelva a amanecer para volverte a ver".

Raúl se estaba poniendo un poquito pesado ya, pero algo la alarmó, esa letra no era de Raúl, era letra de una chica.

-¿Chica?, ¿pero quién?, buah me estoy volviendo paranoica, necesito un paseo...

Su paseo, siempre daba el mismo, iba al parque, compraba un paquete de pipas y se dirigía al centro comercial a esa tienda de moda, tienda en la que trabajaba Sofi y en la que se pasaba las horas sin que esta se percatara de su presencia.

-Al menos podría mirarme con esos ojos verdes. Pensaba mientras cogía otro pantalón para disimular. Se imaginaba metida en ese probador con ella dentro.

Casi era hora de cerrar por lo que debía irse. Volvió a casa se tiró en la cama pensando en Sofi y así se durmió.

-Martes aún, nooo, bueno por lo menos hoy iremos al museo aquel, de no se qué antes de hacer el dichoso examen- murmuraba mientras hacía el intento de levantarse.

Como siempre llegaba tarde. Cuando subió al autobús que les llevaría al museo sólo quedaban dos asientos juntos vacíos, ocupó uno, pero alguien más llegaba tarde, Sofi que no le quedó más remedio que sentarse junto a ella.

-Dios es Sofi y viene hacía aquí y sólo queda este asiento libre- pensaba nerviosa.

Sofi se sentó y sólo dijo "hola". Por un momento sus rodillas se rozaron y Nora notó como su piel se erizaba con ese leve contacto. Llegaron al lugar y todos bajaron del autobús menos Sofi. Llegó el medio día y había que volver, Nora se sentó de nuevo en su sitio pero esta vez sola mirando por la ventana hasta que se percató de que en el hueco de cenicero del asiento había otro papelito azul. Nerviosa lo cogió...

-"He notado como se te erizaba la piel cuando nuestras rodillas se rozaron..."

No lo podía creer, ¡¡ era Sofi !!, casi grita de la emoción en medio del autobús, pero se tuvo que contener como pudo. Nora quería jugar un poco más, así que decidió mandarle una nota a ella también. Sofi se sentó en su mesa de siempre para almorzar y Nora pasó por su lado dejándole una nota al pasar...

-"Quiero que mi piel se vuelva a erizar pero con el roce de tu cuerpo..."

Cuando Sofi leyó eso una gran sonrisa abarcó su cara. Su jueguecito había dado sus frutos. Ni tan siquiera terminó de comer, se levantó y fue directamente a la taquilla de Nora para dejar otra nota. Nora de acercó por detrás.

-No hace falta que la dejes, me lo puedes decir directamente- dijo.

-¿Quieres que te lo diga?, acércate.

Nora se acercó y Sofi la agarró por los brazos, la volteó y la aprisionó contra la taquilla. Se acercó hasta casi rozar sus labios y le dijo:

-Me vuelves loca Nora, te deseo, quiero hacerte mía- y le dio un beso apasionado- vamos a mi casa.

Nora no decía nada, sólo se limitaba a seguirla. De camino a su casa no dijeron nada, entraron al portal y ya en el ascensor se desató la locura entre las dos. se besaban como locas, casi quitándose ya la ropa en el mismo ascensor. Entraron en la casa y ya la locura era infinita, eran dos gatas en celo.

La ropa quedó esparcida por toda la casa, ya en la habitación Sofi tumbó en la cama a Nora y comenzó a besar todo su cuerpo, desde los pies hasta su boca, sin detenerse ni un momento.

-Me pones a cien- gemía ya de placer Nora.

Sofi logró quitarle el sujetador que era lo único que tapaba su cuerpo y dos pezoncitos sobresalían desafiantes. Sofi los succionaba y lamía todo su pecho una y otra vez, bajaba hasta su vientre y ahí volvía a deleitarse, hasta que llegó a su parte más íntima donde aún no quería entrar. Besaba la cara interior de sus muslos, su ingle, hasta que rozó levemente su clítoris hinchado q pedía a gritos ser tocado. Lo besaba y succionaba cada vez más rápido, su lengua no podía parar y de un momento a otro Nora se vino increíblemente y Sofi bebió todos sus jugos sin dejar ni rastro. Nora suspiró profundamente.

-Ha sido increíble- consiguió decir- déjame que te lo demuestre yo también.

Se giró y besó a Sofi probando aún su propio sabor. Su lengua bajó hasta su cuello que mordía despacito y lamía poco a poco cada rincón de su cuerpo consiguiendo que Sofi se excitara aún más.

-Vamos nena dame todo lo que sabes- pedía Sofi.

Nora seguía lamiendo el cuerpo de su amada, no quería dejar ni un centímetro sin probar, llegaba a la puntita de su pie y volvía arriba a comerse esa boca que tanto le gustaba. Sofia no podía más, quería llegar ya. Nora obedecía y bajaba lentamente a su sexo, deteniéndose unos instantes para observarlo, pero ésta tampoco aguantaba más sin probar ese manjar y profundamente sumergió su cara entre las piernas de Sofi. Alcanzó su clítoris rosadito y lo agarró con sus labios, lo succionaba, lo lamía, le daba pequeños mordiscos. Sofi estaba como loca, no podía más y se vino rápidamente, como una explosión.

-Eres una diosa mi amor, me vuelves loca- decía Sofi agotada.

Quedaron las dos rendidas en la cama hasta la mañana siguiente. Fueron a clase las dos juntas y sonrientes y desde ese día no se separaron, fueron amigas, amantes, todo.

Cada mañana se dejaban una notita en sus taquillas en un papel azul diciéndose lo mucho que se querían...

Fin.