Papá presente

Una familia que se la pasa bien...

PAPÁ  PRESENTE

Por las mañanas iba a despertar, o al menos intentaba, con la rebelde de mi vida que era Moni. Siempre estaba dormida con la colita para arriba. Desde siempre había dormido desnuda. Sus hermosas nalgas apuntaban para arriba y yo me acercaba.

Mi hija era un esplendor de belleza, sobre todo en aquellos veintidós años. Espléndida, los pechitos sabrosos, no muy grandes pero redondo y casi perfectos. Una luz alumbrando aquella habitación ahora en penumbras.

Pasé el dedo por la raja, que en seguida brilló con la humedad interior que salía a chorros. Llegaba con mi dedo libertino hasta el hoyito apretadito que tenia aquella bebota que era mi hija. Refunfuñaba, gruñendo caliente como gatita encendida y rápida. Muy putona. Muy caliente. La almeja abriéndose prestamente.

Mi poronga poniéndose como un fierro, gorda, poderosa, tan dura. Ella la siente rozar sus carnes jóvenes, Se mueve, sigue gimiendo y roza con los dedos la piel del mismo.

Mi respiración jadeante se vuelve caliente, ella también se va encendiendo en grititos y sus caderas empiezan a moverse, buscando que el pedazo duro se vaya metiendo en su almejita húmeda, mojada. Hirviendo.

__¡Ahh papi, papi, me vas a coger de una buena vez, ahhh, siii!!!__ me decía Moni ardiendo de calentura tanto como yo

__¡Quieres la verga de papi, nena, cariño, ohhh, estoy tan caliente!!

__¡Sí dámela de una vez, así de costadito como estoy, anda métela ya!!__ clamaba casi rogando la chica salvaje y hermosa que se había despertado de la excitación.

Al fin hundí mi espada en aquella caliente caverna, aún cerrada, no abierta del todo, haciéndose elástica, amoldándose a la gruesa vara que la penetraba despacio, suave, firme. Ella se retorcía como animal herido.

El garrote entra a fondo y mis bolas empiezan a chocar en sus carnes firmes y suaves, jóvenes. Tersas. La disfruto tanto y ella lo sabe. Su humedad empieza a salirse por todos lados. Es una fruta tan jugosa. Le aprieto las tetas. Son tan bonitas. Sus pezones se han puesto duritos que parecen garbanzos. Los pellizco, ella grita, gime, pellizco también su botoncito duro, lo mojo con sus propios jugos y se va en un primer orgasmo, que hace que mi poronga se inflame un poco más. Es adorable, le gusta que la cojan, es una insaciable mujercita que vive realmente del sexo y lo goza, como putita. Gime, se contorsiona y tiene otro orgasmo y le sigue otro, me muerde los dedos de la mano. Los chupa de forma infernal, lujuriosa.

El sol se soma a la ventana, ya es tiempo de levantarse, seguro llegara tarde a la escuela, pero no dejo de penetrarla, como puedo juego con su agujerito, que se abre delicioso, el anillo de su ojete imponente, le gusta que haga eso la enciende mucho más y tiene otro orgasmo y se moja mucho más, es un lago profuso. Mi dedo se pierde hasta el fondo de aquel túnel que y ha sido mío. Pero hora no, hoy quiero disfrutarla sí, le hundo mi dedo y  juego con su agujerito.

Lo recorro, lo estiró, sin dejar de bombear aquella vagina que está tan abierta ahora, tan presta, tan servicial, tan desbordada de jugos, de sus jugos, aquella mezcla se hace huracán arrollador. Apuro mis embestidas, siento las paredes de su conchita. Me agarró a sus pechitos entrañables, apuro, serrucho mas rápido ella me resopla, mas fuerte, me acompaña en las embestidas sacando su cola preciosa, me ayuda moviéndose como una gata en celo, se hunde un poco mas la vara, pura sus movimientos, las bolas golpean un poco mas sus nalgas perfectas, sabe que la voy a llenar de leche, eso busca y eso tendrá, muerdo su cuello desesperado, muerdo sus hombros, apoyó mi boca en su cuello y chupo, la marcó, y largo mi semen dentro de ella, es una catarata de líquidos incontrolable. Ella se sonríe, abre su bocaza y muestra sus blancos dientes, yo sigo lamiendo su cuello, la abrazo un poco más sintiendo los cálidos pechitos en lis dedos, los pezones que aún no se han bajado. Besando su cuello, hasta que siento que me he vaciado por completo dentro de su conchita caliente. Me quedó quieto unos momentos. Dejo que la poronga se vaya desinflando.

__¡Eres increíble Moni, pero debes irte ya!!

__¡Sí pa, ya voy, primero debo sacarme tu lechita, que ya me chorrea entre las piernas, me has bañado, tenías mucho guardado!!__ se gira por vez primera en aquel encuentro y me besa, la lengua, la mete hasta el fondo de mi garganta.

Se levanta y la veo irse moviendo su culo rico y se mete en el baño. Yo hago lo mismo, me levanto y me voy a mi habitación para darme un ducha y salir a hacer mis cosas.

Por la tarde regresó de mis actividades ya que doy clases en una escuela muy cerca de mi casa y voy y vengo caminando. Sara la mujer de la limpieza ya se esta por marchar, dejando la comida lista.

En eso llega a la casa Rita mi hija menor, apenas a cumplido los veintiuno. Es una muñequita maravillosa y muy preciosa. Me saluda besándome en la mejilla

__¡Hola pa como estas!

__¡Bien y tu hijita!!__ contestó a la vez que acarició sus nalgas primorosas y bellas, ella se ríe divertida y quita mi mano de un chirlo. Nos sentamos a comer y hablamos de cómo le va en el colegio. Ella es muy seductora, tiene unos ojos precioso de color azul, los tenía su madre así.

Ella me lo recuerda mas que Moni que tiene otros aspectos parecidos, mas que nada el carácter. Luego lavamos los patos y cada uno se va para su cuarto. Moni no llega hasta el atardecer de su trabajo.

Caigo en una modorra. Una vez que me he acostado. Me entre duermo. Así como en una hermosa película siento que se corren las finas sábanas. Que alguien se acurruca a mi lado, sobando al instante mi pija que se levanta velozmente. Se pone dura. Las manos también acarician mis bolas gordas y llenas. Me masturba, me sacude y estruja las bolas, yo empiezo a gemir y siento que además me besan el cuello, lo muerden. Es Rita. La menor de mis hijas. Pasa por sobre mi. Se pone casi encima de mi. Me pone las tetas en la boca. Las chupo, me las meto en la boca y las muerdo, ella gime, suspira. Mis dedos van hacia su culito. Ella le desespera que se la meta por ahí. Le urge. Le encanta que la sodomice desde siempre. Se meten en el anillo, y su ojete se expande, como si estuviera mojado, quizá ella le puso un cremita que sabe usar. Gime, resopla, y gruñe cuando se sienta sobre mi y lentamente se clava la estaca en su cola que despide fuego.

Le entra, despacio, y ella empieza a cabalgar, le encanta, tener una verga en su culito. Es ,muy putita, se traga el perno, hasta el fondo. Le frotó con los dedos el clítoris, ella suspira, sube y baja de forma lenta.

Meto en mi boca sedienta los pechos grandes de la chica. Se los como, los pezones son tan grandes y potentes. Vibra teniendo un orgasmo, profundo, larga jugos por adelante y por atrás. Chorrea. Busca mi boca y se mete dentro en un profundo beso. Su lengua busca a fondo, choca con la mía y acelera las subidas y las bajadas, mi poronga está muy dura y la recibe. Siento que su agujerito se ha deformado y está agrandado. Se inflama mi garrote, siento que largaré mis líquidos y llenaré su ojete.

Me aferré  sus tetas, mordiendo, bufando fui largando en su ojete y llenándolo de lechita. A ella le encantaba y gritaba teniendo otro orgasmo anal como casi siempre lograba tener, cada vez que la penetraba por detrás.

__¡Uhh papi me has cogido tan bien el culo, eres una maravilla, me gustas tanto!!__ dice Rita mientras chorrea leche por entre sus nalgas.

__¡Eres una perrita Rita, te gusta tanto la verga!!!

__¡Es tu culpa!!¡Me has hecho un viciosa!

__¡Eres mi viciosa, putita!!__ le digo y nos perdemos en nuestras bocas, nos chupamos, mientras se va desinflando mi pene, va saliendo de aquel estuche estrecho y maravilloso. Nos seguimos acariciando y tocando y besando, hasta que nos quedamos dormidos uno al lado del otro, pegados.

Al anochecer, nos juntamos los tres. Moni, Rita y yo. Miramos algún programa de televisión, mientras comemos liviano. Generalmente hacemos dieta por las noches. No queremos ganar en peso.

Luego, casi todas las noches, vienen y se acuestan conmigo y mientras me chupan la verga para ponerla como fierro. Yo chupo y lamo sus culitos y sus almejas frescas y primorosas. Ellas besan mis bolas, me las comen, entrecruzan algún beso entre ellas. Se lamen las tetas y no dejan mi garrote que esta duro como piedra. La meto en la conchita de una y la otra me lame el culo, mete su lengua en mi anillo, luego se cambian los roles.

Así penetro el ojete de Moni y luego el de Rita. Me meto dentro de la almeja de la menor y luego de la mayor, así hasta que me hacen acabar en sus bocas o en sus tetas y quedamos desinflados al borde del desmayo.

A veces volvemos a empezar, generalmente los fines de semana. Tenemos maratones interminables de sexo y descontrol. De lo que nunca mis hijas me podrán acusar es de no ser un padre presente.-