Papa, no te cases
La novia de mi padre le chantajea para que se case con ella y yo le doy lo que ella le niega para convencerlo.
Deseaba llegar a casa y darme una ducha calentita, pero tendría que posponerlo ya que me tocaba cenar con mi padre y su pareja.
Adoraba a mi padre y por eso toleraba a su pareja y al menos una vez por semana cenaba con ellos.
Como era pronto y mi padre aun no habría llegado, preferí hacer tiempo tomándome un café y entré en uno de los bares cerca ya de su casa, pedí un café con leche y a mi lado un señor me sonrió tras dar un breve barrido a mi anatomía. Me pusieron el café muy calentito como me gusta y me calenté las manos con el vaso.
Dos minutos después soplaba antes de dar un trago y en ese momento el señor se acercó.
-¿Hola, molesto?
-No es que molesté, solo que no me gustaría que perdiera su tiempo, suponiendo que es valioso. –intenté ser cortes y cortante-
-¿No me dejas invitarte a ese café?
En ese momento dos fuertes manos me agarraron de la cintura, me giré alarmada y con el cuerpo en tensión, pero de repente mi cuerpo se relajó al ver la mirada sonriente de mi padre.
Le abracé y besé sus mejillas como siempre, al tiempo que el desconocido pedía:
-Ricardo ¿me presentas a esta hermosa mujer?
-Córtate Javier es mi hija, no la mires así y retira lo que estás pensando.
-Es tu hija Ricardo, no la mía. –Sonrió antes de alejarse un poco y ponerse a charlar con la camarera-
Con mirada seria mi padre tomándome del brazo y cogiendo mi café me pidió sentarnos en una mesa mientras pedía otro café para él.
Noté que me miraba durante unos segundos mientras andaba ante él, pero al girarme miraba a su amigo y pensé que me había equivocado.
Nada más sentarnos me soltó la bomba, que me dejo helada en mi silla.
-Ángela quiere que nos casemos
-¿Y tú papa que quieres?
-No lo sé cariño, estoy hecho un lio
Me resumió el ultimátum que ella le había puesto y como él le había dicho que tenía que pensarlo, entonces ella le había dicho que puesto que no estaba seguro y hasta que lo estuviera prefería que vivieran como amigos, o sea un chantaje sexual en toda regla. Eso pensaba yo y así se lo hice saber a mi padre.
-Nena no quiero hablar de sexo con mi hija, pero quiero que entiendas que a mi edad las cosas se ven de otra manera que a la tuya. No quiero quedarme solo y no tengo edad para empezar de nuevo.
-Papa primero no eres tan viejo y segundo no te quedas solo… estoy yo.
Me dolía pensar que esa lagarta se aprovechaba de mi padre, quería asegurarse el futuro y eso no es malo, siempre y cuando no fuerces a la otra persona. Ella se sentía fuerte pensando que mi padre le daría lo que pidiera y así había sido siempre solo por creer que al ser diez años menor le tendría comiendo de su mano.
Esa noche le dejé claro que le apoyaría, pero que no tomara una decisión apresurada; lo mismo le dije los días sucesivos en los que hablé con él por teléfono.
La semana siguiente tenía vacaciones y volvería a hablar con él. Pero todo cambio cuando ese día me retrasaron las vacaciones y además de lo de mi padre, había quedado con el pintor esos días y no me podía cambiar los días.
Me encontré de nuevo con él en el bar y tras pedirle que se lo pensara con tranquilidad le conté lo de las vacaciones y los pintores, entonces él me dijo:
-Nena tengo la solución
-Soy toda oídos
-¿Por qué no me vengo unos días a tu casa y matamos dos pájaros de un tiro, me alejo de ella para pensar, pensaba hacerlo y por eso tengo unos días de vacaciones y además controlo a tu pintor?
Parecía perfecto y quedamos en que así se haría. Que él me ayudaría con el pintor y yo le ayudaría a decidirse.
El domingo por la noche llegó a mi casa con su bolsa de deporte y le acompañé a mi habitación de invitados, aún no había estado en mi casa, ya que siempre iba yo a la suya.
Cenamos hablando de todo un poco y después vimos un rato la tele, sentados ambos en el sofá me quede dormida y desperté con una agradable sensación.
No moví un musculo pero sentí la suave caricia de unos dedos en mis muslos desnudos. Me alucinó darme cuenta que me estaba excitando con las caricias de mi padre. No sabía que hacer pero no quería que dejara de tocarme.
No paso de ahí, apenas era perceptible porque no apoyaba la mano, solo las puntas de sus dedos tocaban mi piel.
Fingí despertarme y aparto rápidamente la mano moviéndose incomodo en su rincón, me levanté ofreciéndole algo para beber y fui a por dos refrescos.
Noté su mirada cuando me levanté y al regresar cogió su lata, al dársela me di cuenta de que estaba excitado, solo fue un segundo porque se recoloco en su sitio.
Me senté dándome cuenta que estaba excitadísima por el morbo de saber que excitaba a mi padre, me levante y fui al baño pero antes de cerrar la puerta vi cómo se apoyaba la lata intentando enfriar su excitación.
Esa noche estaba en la cama caliente y excitada y no pude evitar tocarme imaginándome a mi padre haciendo lo mismo, no pare hasta correrme mordiendo mis labios para que no pudiera oírme.
Al día siguiente cuando regrese al mediodía ya había empezado el pintor, pero yo solo vigilaba las miradas de mi padre cuando creía que no me daba cuenta, no podía dejar de pensar en algo: ¿desde cuándo mi padre me miraba de manera diferente? Y de nuevo me excitó la idea.
Esa noche mientras cenábamos, mi padre admitió que creía que debía casarse con ella si el pago de no hacerlo era quedarse de nuevo solo, decidí que iba a demostrarle que había más peces en el océano. Intentando convencerle que casarse con ella no le haría feliz porque no lo había elegido por el mismo.
Cuando terminamos de cenar y volvimos al sofá, decidí forzar la situación, para ello me senté a su lado y poco a poco fui apoyándome en su hombro fingiendo dormir.
Llevaba una camiseta enorme y suelta, la cual se caía en mi hombro dejando ver perfectamente en esa postura mis pechos libres de sujetador.
Diez minutos después sentí su mano en mi hombro desnudo y al comprobar que no me despertaba bajó un poco acariciando el principio de mis pechos.
De nuevo sus dedos rozaban mi piel al tiempo que notaba su respiración acelerada. Bajo un poco más y sentí esos dedos en mi pezón, lo friccionó hasta endurecerlo y siguió acariciándolo.
Abrí los ojos ya que él no los veía y miré su sexo crecer bajo el pantalón de su pijama, eso me puso a cien, deseaba ver la polla de mi padre, deseaba tenerla dentro de mí…
Me acarició unos minutos antes de que la conciencia u otra cosa le hicieran apartar la mano y despertarme tras ponerse un almohadón sobre su erección.
Le di un beso agachándome dándole una entrada de primera fila para ver mis tetas. Entonces me fui a mi habitación dejando la puerta entreabierta, para poder ver que sucedía en el salón.
Lo siguiente encendió mis sentidos, mi padre apartó el cojín y liberó su sexo del pantalón de pijama. Su polla era enorme, venosa y de lo más apetecible, la agarró con su mano y empezó a meneársela mientras con la otra mano acariciaba el lugar donde yo había estado. Solo tardo dos minutos en soltar un potente chorro de semen que cayo dibujando un arco en el suelo, seguido de un segundo que cayó en sus pantalones.
Esa noche tuve que volver a masturbarme para poder dormirme y al día siguiente noté su distanciamiento, su mirada me rehuía y no había huellas de sus actividades.
Ese mediodía no comió en casa a pesar de cocinar para mí, sé que me evitaba. Esa noche rehuyó cada acercamiento, pero al día siguiente tuve la oportunidad esperada.
Cuando llegue a casa el salón olía a pintura y decidimos cenar fuera, después de la cena, ya en el coche ella le llamó tejiendo su tela de araña le dijo que le echaba de menos porque lo oí.
Crucé la pierna para que mi falda se levantara y mientras hablaba con ella aun en el aparcamiento sus ojos estaban fijos en mis muslos mientras yo disimulaba con mi móvil.
Cuando subimos a casa, el huyó a su habitación, pero decidida a jugar mis cartas fui tras él y le dije:
-Papa no puedes dormir aquí, apesta a pintura
-El salón también
-Pero mi cuarto no, puedes dormir en mi cama
-¡No!
-Papa no seas antiguo… no permitiré que se te cierren los pulmones por la tontería de no dormir en mi cama, además ya hemos dormido juntos, venga ponte el pijama –dije sin dejarle rebatirlo-
Al salir oí que se le escapó flojito:
-Pero entonces eras solo mi niña…
Sonreí por la ternura de sus palabras pero al instante me calentó el imaginar lo que seguía, lo que era ahora además de su niña…
Puse la tele y me puse otra camiseta, más estrecha y más corta. Me metí en la cama y al momento toco a la puerta.
-¿Estas segura?
-Claro papi –dije destapando la cama, más de lo necesario para que viera lo poco que cubría mi camiseta-
Se colocó al borde y encendí la tele sonriendo. Durante media hora reímos con la peli hasta que le dije que iba a dormir.
-No te preocupes que cuando caigo, caigo y no me molesta la tele.
-Bien, cuando termine apago
Le di el mando y me di la vuelta, a propósito subí el culo poniéndome en posición fetal y así acercando esa parte de mi anatomía a él.
Un poco después hice más pesada mi respiración y noté como el levantaba ligeramente el edredón, sabía que tenía la camiseta en la cintura y que con mi culote podía ver perfectamente mi culo, oí como suspiraba y un minuto después sus dedos de nuevo estaban en mi piel, esta vez sobre mi culo.
Tras unos minutos en los que no dejó de acariciarme mientras me miraba, apagó la tele, la luz y se tumbó de lado, muy quieto.
No deje pasar la oportunidad y me moví pegando mi culo a su sexo.
Me encantó sentir su erección pero se separó un poco y creí que se iba a alejar por el contrario me sorprendió pegándose de nuevo, aunque esta vez noté su piel caliente, me di cuenta feliz que había liberado su sexo y ahora lo sentía directamente. Oí su respiración entrecortada cerca de mi nuca solo durante unos segundos, justo antes de separarse. Temí que se levantara y se fuera. Entonces supe que era el momento de mostrar mis cartas.
-No te vayas –le dije en la penumbra-
-Sí, nena tengo que irme ahora –dijo apesadumbrado-
-¿Porque?
-Porque soy tu padre, porque esto no debe ser así… -su voz sonaba triste-
-Papa no soy una niña y decido lo que hago con mi cuerpo y este te desea ahora
Suspiró pero seguía sentado dándome la espalda con los pies en el suelo sin mover un musculo, sopesando todo lo que decía.
-Ya sé que no eres una niña, llevo desde el puto día del bar en el que mi amigo te devoraba siendo demasiado consciente de que ya no eres una niña.
-Y no lo soy papa, soy una mujer y quiero que me veas como tal.
-Siempre serás mi niña… te adoro y me siento un villano por desearte
-No quiero que te sientas mal, ni obligarte a nada, solo quiero que seas libre. Siempre serás mi padre, pero me encantaría que ahora fueras también mi amante.
-Joder cariño, no me hables así –notaba como iba cediendo…-
Era ahora a nunca, me arrodillé en la cama detrás de él, me quité la camiseta y le abracé desde atrás mientras besaba su cuello y acariciaba su pecho desnudo pegando mis pechos para que sintiera mis pezones erectos en su espalda.
El jadeaba inmóvil con mis caricias que bajaron por su estómago un poquito abultado, seguí bajando y me colé bajo la cinturilla del pantalón.
Sentí como palpitaba su polla en mi mano y abrazándola empecé a meneársela lentamente sintiendo como crecía aún más sin dejar de lamer su cuello, su nuca; solo deje de hacerlo para morder sus hombros.
El gimió cuando clave mis dientes y mi mano apretó más su polla.
-Cariño, dios mío que placer…
Saque la mano y me eche hacia atrás diciéndole:
-Siéntate –coloqué las almohadas delante del cabezal y él se echó hacia atrás sentándose apoyado en el cabecero-
Me puse de pie y me quite las bragas ante su atenta mirada antes de volver a la cama y poner una rodilla a cada lado.
Sus manos me agarraron las tetas y las estrujó mientras yo me apoyaba sobre sus hombros en el cabecero echándome hacia adelante, dándole facilidades para que bajara la cabeza y lamiera mis pezones.
Lamio y mordió mis pezones mientras sus dos manos apretaban los pechos que juntándolos iba de uno a otro poniéndome a cien y encendiendo todo mi cuerpo a cada succión mandaba oleadas de placer entre mis piernas, sentía mi sexo mojado, hinchado, caliente, mientras su polla abajo igual de caliente rozaba mi carne febril.
Subí el culo y su polla resbaló entre los pliegues de mi sexo, me moví y el con su mano empujó entre ambos para que su glande se apoyara en mi entrada.
-¿Nena estas segura?
-¿Y tú?
-Yo necesito follarte, ahora no puedo pensar en nada más.
Oído esto moví las caderas y su polla empezó a penetrarme, a abrir mi vagina que no estaba acostumbrada a tal grosor, entraba despacio… abriéndome… llenándome…
Me quede quieta escuchando sus jadeos, mis gemidos y entonces empecé a mover las caderas, el me agarró ahora del culo y me clavó los dedos en la carne.
-Si cielo muévete cariño -gemía enloquecido-
Apreté su polla y acentué el balanceo sin dejar que saliera un centímetro, me enloquecía tenerle bien adentro.
-Papi no puedo más voy a correrme, me encanta tu polla
-Nena no sé si podre…
-Papi te quiero dentro, no pares
Y gimió tensándose mientras mi cuerpo también se arqueaba con el órgano sintiendo el calor de su semen bien dentro de mi vagina. Le exprimí hasta la última gota, cayendo sin salir rendida sobre su pecho.
-Que rico… que bien se está en el infierno nena… -dijo abrazándome-
-No salgas aun deja que se ponga pequeña dentro de mi
-Si mi nena lo que quieras
Al rato bajé y me tumbé a su lado, el apoyado en un codo miraba mi desnudez.
-Si mi amigo estuviera aquí… -dijo incorporándose-
Para mi sorpresa bajo de la cama, dio la vuelta y tirando de mi me dio la vuelta cruzándome en la cama, apoyó mis pies en sus hombros y se arrodillo mirando como su semen salía de mi vagina, paso su camiseta y sin importarle nada hundió su cabeza entre mis piernas, sacó la lengua y me volvió loca con ella, con sus dientes, con sus labios y al final con sus dedos me llevó de nuevo al paraíso, me retorcí un maravilloso orgasmo.
Cuando se puso en pie me arrodille en la cama y como una gata fui hacia su polla de nuevo semi-erecta, la agarré y sacando mi lengua lamí el glande apretando fuerte para que este engordara más, lo puse entre mis labios y succione antes de dejarlo resbalar dentro llenando mi garganta.
Él se apoyó en la pared mientras gemía cada vez más fuerte con mis chupeteos. Cogí con mi otra mano y sobé sus huevos que colgaban llenos, mi boca dejó su polla y la dirigí allí los metí en mi boca y jugué con ellos un poco antes de volver de nuevo a su estaca, volviéndola a lamer de arriba abajo, la golpee con mi lengua y de nuevo trague hasta el final. Mi presión no le dejaba correrse pero si sentir como se acercaba el orgasmo.
-Nena dios mío… tu boca… me estas volviendo loco.
Entonces me empujó de los hombros, me dio la vuelta y agarrándose de mis caderas con un simple movimiento de riñones empujó hasta el fondo de mi vagina.
Me dio una palmada en el culo y salió completamente, solo un segundo para volver a empujar con fuerza. Me follaba con desesperación, entregado por completo a la lujuria. Volvió a sacarla y a meterla varias veces.
-Dios nena que culo tienes… -dijo de nuevo dándome una palmada-
Empujaba su polla mientras me azotaba, después la sacaba y bajaba a lamer mi culo antes de volver a metérmela en mi chorreante coñito.
-Me vuelve loco ver tu culito mientras te follo.
-Fóllamelo papa
-¿De verdad? –Pregunto alucinado-
-si
Siguió abriendo mi vagina completamente ido cuando sentí su dedo en mi entrada trasera, lo había mojado con la saliva que él había dejado al lamerme y empezó a empujar despacio sintiendo como cedía, se quedó quieto unos momentos y lo movió un poco antes de sacarlo.
Se la agarró y la empujó, hizo fuerza y metió el capullo, sentí que me partía por la mitad y me agarré fuerte a las sabanas, gimoteando. Empujó un poco más mientras acariciaba mis riñones tranquilizándome.
-Tranquila mi nena, aguanta un poquito
-Si papi la quiero toda
Que le llamara papi le puso más cachondo porque empujó con fuerza abriéndome por completo y haciéndome gritar de dolor. Se quedó quieto al oír mi grito.
-Lo siento nena, soy un animal… me pones…
-Yo no lo siento papi
Me agarró con fuerza y empezó a moverse, primero despacio pero cuando mi estrecho canal se acostumbró a su sexo se movió más deprisa y con más contundencia.
-¿Te gusta cómo te folla papa? –dijo muy excitado-
-Me encanta, no pares papi
-No podría aunque quisiera, presiento que no es tu primera vez nena pero si la mía… que locura –dijo hurgando entre mis piernas con sus dedos-
Arqueo el cuerpo empujó y sentí el calor de su semen esta vez en mis entrañas y me corrí justo después gimiendo ambos caímos en la cama rendidos.
Media hora después nos duchamos entre caricias despistadas y él dijo:
-Cariño hace unas horas creía tener las cosas claras, después de esto solo tengo una cosa clara
-Que papa
-Que quiero más de esta maravillosa locura. Nena por favor…
-Yo también quiero más… papi
-Si mi niña; papi dará lo que su niña quiera y cuando lo quiera –dijo riendo mientras nos besábamos-
Creo que acababa de convencerle…. dandole lo que ella le negaba con su chantaje.