Papá

En casa de mi padre recién separado, aunque no en forma deliberada lo busqué hasta que lo tuve dentro mío.

Papá

Cuando mis viejos se separaron hace cuatro años yo tenía 16 y estaba en 4º año de la secundaria. Ninguno de los dos me lo dijo pero yo se que mi vieja se cansó de que le pusiera los cuernos. En realidad ella no podía quejarse porque cuando quedó embarazada y se tuvieron que casar y al tiempo nací yo, el estaba a punto de casarse con otra chica, así que

Ni la familia de él ni la de ella se los perdonaron nunca, eran demasiado tradicionales, así que el casamiento fue el mejor arreglo. Aunque les cortaron el rostro a las dos ovejas descarriadas de ambas familias los ayudaron bastante, en especial mi tía margarita, la hermana de mi papá.

Yo creo que mi mamá le perdonó siempre, hasta que se cansó, porque mi papá es muy atractivo y seductor, siempre consigue lo que quiere, en especial si se trata de mujeres.

Además tiene muy buena onda, no se preocupa demasiado por nada y está siempre de muy buen humor, salvo que pierda Racing, que se pone como loco.

Pero sobre todo se ve que es muy bueno cogiendo. Siempre escuchaba los alaridos de mi mamá cuando la cogía, parecía que iba a estallar de placer. Nunca se preocuparon demasiado por ocultarlo así que muchas veces los espié a través de la puerta abierta de su cuarto cuando lo hacían. Yo creía que era porque mi viejo tendría una cosa muy grande pero no era eso porque lo espié también cuando se bañaba con la puerta del baño entreabierta y si bien estaba bien dotado no portaba nada descomunal. Era la forma en que lo hacía, se ve que tiene ese don.

Cuando se separaron mi viejo se fue a vivir a un departamentito de dos ambientes que le prestó una "amiga" y yo empecé a visitarlo una vez a la semana que me quedaba a dormir. El departamentito era bien femenino. No solo por los colores y la decoración, también por lo recargado de botellitas y velas y cortinados y adornos varios bien femeninos. Tenía un dormitorio con una cama matrimonial, la tele, un placard donde mi viejo amontonaba su ropa y un mueble con espejo. En realidad había varios espejos. También había otro cuarto que usaba como living en el que había un sillón que se hacía cama, una mesa con dos sillas y el equipo de audio.

A mi viejo le importaba poco porque solo lo usaba para dormir, a veces solo.

Cuando yo iba a dormir salíamos a comer o encargaba comida y luego mirabamos tele en el dormitorio un rato. Yo dormía en la cama grande y mi viejo se acomodaba en el living.

Ese viernes volvimos de cenar como una pareja, en realidad a mi me parecía que podíamos ser una pareja pero no creo que a alguien más se le ocurriera que podrían serlo un cuarentón y una chica con uniforme de escuela privada. Digo, cuando volvimos tuve la sensación que algo iba a pasar, no como algo deliberado pero que iba a "probarlo". Me quité la ropa y me puse una de sus camisetas que me quedaban enormes y me dejé solo la bombachita para dormir. A veces usaba también uno de sus boxers pero esa vez no.

Apenas me dormí escuché un trueno y salté de la cama como un resorte. Siempre me asustaron los truenos desde chiquita. Me fui corriendo al sillón en que mi padre escuchaba música con los auriculares puestos. Y me acomodé a su lado. Corrí la sábana y me acomodé apoyando mi espalda en su pecho descubierto.

Qué hacés me dijo. Nada, estoy asustada le respondí, los truenos me dan miedo. Justo en ese momento se escuchó otro trueno muy fuerte, me apreté contra su cuerpo y tomé su brazo y lo coloqué cubriéndome.

Lola está loca, ya estás grande para pavadas. Yo ni lo escuchaba, estaba delicioso sentir su pecho ancho cubriendo mi espalda, su brazo en mi pecho y el calor de abajo que acariciaba mi cola. Siempre tengo la cola fría y sentir el calor de su miembro debajo del boxer era sencillamente delicioso. No fue deliberado lo juro pero me sentía en la gloria, era todo lo que quería.

Mi padre intentó quitar su brazo de encima mío y correrse hacia atrás pero lo retuve con fuerza. ¿Que hacés Lola? Nada, quedate así porfis. Pero no se puede Lolita, está mal.¿Que cosa está mal que me abraces?. No mi amor, abrazarte no, pero no así. Así está bien, se me pasa el susto dije y empujé mi cuerpo hacia atrás para sentir más su calor hasta casi aplastar a mi padre contra la pared. Lola te fuiste, andá a la cama. No papi dejame un rato más y listo.

Cuando creí que lo había conformado llevé mi mano derecha hacia atrás y por debajo del boxer así su miembro. ¡Lola! ¿te volviste loca? Dale pa, dejame sentirlo. ¿Cómo dejame sentirlo? Buscate un chico de tu edad. Ni me hables de eso y le conté si soltar su miembro lo que me había pasado con Agustín, las dos experiencias frustrantes que tuve y que relaté anteriormente "En el tren". Por supuesto que omití lo sucedido en el tren.

Largó la carcajada. ¡Así que Agustín, quien lo hubiera dicho!

Dale Pa mostrame como es. ¿Cómo es que Lola? Cómo es hacer el amor bien, como ose debe.

Pero hacelo con un chico de tu edad.

No Pa, no saben ya otras compañeras me contaron, me van a hacer daño.

NO, Lola, Ni loco.

Me paré y me quité la camiseta. Es que soy fea.

No seas tonta, no es eso, es que no se puede. Sos mi hija.

Dale, pa, yo quiero. Te vi hacerlo con mamá y se que sos un capo. Nadie se va a enterar. Dale no seas malo.

Ponete la camiseta y dejate de embromar.

Pa, una sola vez, dale no seas malo ¿cómo te tengo que pedir?. Quien me conoce sabe que cuando se me pone algo en la cabeza es difícil decirme que no.

Bueno, pero con dos condiciones.

Las que sean.

Uno, es por única vez, no va a haber otra vez aunque sigas viniendo a dormir aquí.

Te lo prometo.

Y dos: nadie nunca lo tiene que saber. ¿ok?

Ok. Te lo juro.

Vení, vamos a la cama. Juro que temblé, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Yo soy muy decidida y no paro hasta que consigo lo que quiero, pero era too much. Lo iba a hacer con mi padre. Lo seguí hasta el dormitorio casi como una sonámbula. Era lo que más quería y ahora tenia temor. No se si de que algo malo pasara, no de eso no. Ni siquiera de que algo malo pudiera pasar. Tal vez de que no fuera tanto como pensaba o peor de que fuera más de lo que creía y no pudiera cumplir mi promesa.

Me tomó de la cintura con firmeza y me depositó en la cama boca arriba. Quitó con delicadeza mi bombachita y, luego de humedecerse los dedos con saliva comenzó a pasarlos por mi rajita. Mi dios, que placer. Me entregué al goce y al placer. Pocos segundos bastaron para que mi conchita estuviera inundada de jugos. Entonces se quitó el boxer, humedeció también su punta y me lo introdujo suavemente. Mientras su herramienta, el objeto de mi deseo se deslizaba por mis entrañas yo no cabía en mi de gozo. No más de tenerlo adentro. Tenía en mi conchita el miembro de mi padre, lo que más había deseado por años. Creí que iba a estallar en llanto de pura emoción. Pero no, la cosa venía por otro carril. Tomó mis pies por los tobillos y los acomodó sobre sus hombros. Creo que su miembro llegó hasta mi garganta y eso que todavía no había hecho más que introducírmelo. Se acodó en la cama y me sujetó por la cintura con uno de sus brazos y quedé con la cabeza inclinada hacia atrás. Recie´n en ese momento empezó a bombear suavemente, a un ritmo cansino. Era suave y profundo. Antes de la quinta o sexta embestida yo alcancé mi primer orgasmo. Temblé como una hoja y encima el muy guacho empezó a morderme los pezoncitos y una delicada electricidad recorrió mi cuerpo. Se di cuenta y se sonrió sobradoramente. Ahora va en serio. Agarrate. Y comenzó a cabalgarme con fuerza. Su miembro entraba y salía golpeando sus huevos en mi pelvis. Creí que iba explotar y cuando derramó su torrente de leche dentro mío alcancé el cielo, lo toqué con mis manos, con todo mi cuerpo.

Estuvimos así un buen rato hasta que ya no salió más leche y su miembro comenzó a aflojarse. Miles de imágenes se agolpaban en mi mente pujando por concitar mi atención. Todas hermosas y una felicidad enorme me embargaba.

Hombre al fin, mi padre: andá a lavarte y vamos a dormir.

Fui al baño y mientras me higienizaba en el bidet entró a limpiarse en el lavabo. Cuando terminó yo seguía anonadada sentada en el bidet. A ver dejame ver qué tiene le dije. Cuando se acercó, la tomé con ambas manos y la observé bien de cerca. Es que no pude ni mirarla siquiera. Me nació de llevarla a la boca pero no sabía qué hacer. Se dio cuenta y me indicó como chupársela. Me sentí bien, muy bien y cuando volvió a tomar consistencia, cuando se puso dura nuevamente la sacó, bajó la tapa del inodoro, se sentó y me tomó del brazo. Me hizo sentar encima de el y frente suyo, mis piernas bien abiertas a sus costados y me dijo que ahora era mi turno. Yo misma me lo metí y comencé a cabalgarlo. Desde el inicio tome un ritmo como alocado mientras me acariciaba los pechitos. Volví a acabar antes que el. Me confortó, me dijo que no me sintiera mal por ello que cualquier hombre estaría más que contento de toparse con una mujer de "orgasmo fácil".

Me dijo ahora vamos a bañarnos los dos y lo vamos a solucionar. Abrió la ducha y nos metimos. Se puso detrás de mí con su miembro que todavía era una roca. Tomó el jabón y comenzó a pasarlo por mi conchita y me metió su pija. Pocas embestidas le bastaron para acabar y para hacerme acabar nuevamente. Era la primera vez que pensaba en mi mamá en todo ese tiempo y realmente entendí lo que le costó separarse de ese hombre.

Dormí esa noche como un bebé. Cuando desperté me esperaba el desayuno listo. Había preparado e café y encargado medias lunas. Me vino muy bien, tenía un hambre feroz.

Después de desayunar me dijo que debía irme y yo protesté porque quería más. Me dijo que le había prometido que sería una sola vez y yo argumenté que efectivamente, pero que esa vez todavía no había terminado.

Me dijo está bien, pero vestite con el uniforme de la escuela sin la bombachita.

Así lo hice y me colocó en cuatro patas sobre la cama casi en el borde con la cola para afuera. Me pasó una crema por el culito (después me dijo que es lo que me ponían en la boca cuando me estaban por cortar los dientes) y la desparramó bien adentro haciendo jugar su dedito. Fue la frutilla del postre. Me metió su miembro por el culito y, si al principio lo hizo suave, después con una fuerza casi animal que me encantó. Me gustó mas así animal que suave y delicado pero es un capo para todos los gustos. Su leche tibia en mi culito que recién se despertaba y una sensación hermosa de ser poseida por mi padre.

Obvio que no volvimos a hacerlo y ahora casi no duermo en su casa, ¡pero lo que me costó no hacerlo desde aquella vez!

Lola

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