Pantimedias y masturbación
Cuando me quedo solo busco unas pantimedias.
Estar solo siempre fue un peligro. Una ansiedad y un deseo por ese extraño placer surgian automaticamente, y guiado por la inconciencia y sin pensar en otra cosa me veia en closets y guardarropas de las mujeres de la casa hurgando ferozmente.
Nunca fue dificil encontrar unas pantimedias; siempre las habia. Descubrir las nuevas adquisiciones era lo mas fascinante. Un embrujo fantastico que borraba de mi cualquier continencia fisica o moral.
El rito comienza con buscar esa exquisita prenda, sedosa, misteriosa, suave, elegante, magica. Tocarla me hace temblar mientras la imaginacion exige alguna ropa y zapatos para lucir y exaltar su presencia. Ese vestido de terciopelo negro es genial y las zapatillas de tacon transparente seran lo mejor. Que tal esas pelotitas de felpa para simular los senos; que mas da, lo principal son las pantimedias.
Voy al cuarto. Cierro la cerradura para prevenir ser sorprendido, y comienzo a desnudarme completamente. Tomo mi preciada prenda la contemplo extasiado y empiezo a enrollar hasta llegar a la punta, y comienza el viaje... Primero los dedos de los pies cubiertos por la prenda, avanzo por la planta del pie y voy sientiendo la suavidad y gozando la textura. Llego al talon; el pie esta cubierto. Separar los dedos y moverlos dentro de su fina prision, que sensacion, es fantastico. Avazo por la espinilla y llego a la rodilla y repito la operacion con la otra pierna. Y el momento crucial: cubrir la pierna, siento las fibras cubrir mis extremidades y admiro sin aliento como se ven mis piernas. Mi pene a su maxima ereccion. Ha estado asi mientras me las pongo, pero trato de no excitarme, pues falta lo mejor: cubrirlo con el calzon de las pantimedias y dejarlo ahi, quieto, frotado por la textura mas fina y delicada.
Estoy que ardo. Es una sensacion extraordinaria; mi corazon late con fuerza y un temblor inquietante embarga mi cuerpo.
Hay que ponerse el vestido y las pelotitas al nivel del pecho. Verme asi me excita, y mas aun el tratar de imaginar lo que siente una mujer cuando luce tan elegante. Los zapatos, que sensacion! Sentir mi pie desplazarse al interior y rozar las correas, cada roce, cada movimiento es un tormento de placer. Estoy al maximo. Quiero aguantar un poco mas.
Camino por la habitacion. Voy rosando mis piernas y trato de escuchar la friccion de las pantimedias. Es una melodia afrodisiaca, exotica. Que tal jugar con los zapatos. Imaginarme en un lugar publico y sintiendome admirador externo a lo que protagonizo me excita nuevamente. Es un regaderazo de placer y de erotismo. Donde habra una mujer que compartiera estos pensamientos y me hiciera complice de su placer?
El momento ha llegado. Me tiro de frente sobre la cama y pongo una almohada a la altura de mi pene, y con un ligero vaiven froto mi miembro, mientras deslizo mi pie derecho sobre la pierna izquierda y gozo con mi autocaricia. Mi boca esta hecha agua y mi respiracion se vuelve mas agitada, mientras percibo que mi orgasmo esta a punto. Mi pene se contrae y se expande en un movimiento automatico, puedo sentir sus pulsaciones mientras arroja en cada espasmo un elixir caliente y viscoso, a la vez que mi ser entra en un extasis sublime, lleno de placer, exotico y cargado de erotismo. La humedad provocada por mi semen inunda el calzon de la pantimedia, y yo sigo jadeando sin control, arrojando de mi gotas y gotas de placer.
Estoy exhausto y lleno de un extraño jubilo. Una sensacion de paz y serenidad me embarga. Si me muevo un poco recuerdo de inmediato mi episodio sexual y lo añoro con ansiedad. Pero esta vez ha terminado. Envuelto en una somnolencia debo recoger y limpiar. Quiza debi bajar el calzon para no ensuciar las pantimedias, pero es un costo que queda cubierto y mas con el momento que he vivido.
Que tristeza tener que regresar. Y hundido en un momento taciturno y melancolico regreso las cosas a su lugar y yo a la realidad.
Donde habra una mujer que compartiera estos pensamientos y me hiciera complice de su placer? Seria mejor...