Pantalon Negro, Botas Altas

Estaba en casa un sábado a comienzo de la tarde, era extraño que estuviera. Sabia que ibas a venir, no lo habías avisado pero después de algún tiempo había logrado establecer ciertos parámetros dentro de tu agenda inexistente

Estaba en casa un sábado a comienzo de la tarde, era extraño que estuviera. Sabia que ibas a venir, no lo habías avisado pero después de algún tiempo había logrado establecer ciertos parámetros dentro de tu agenda inexistente. Mientras secaba los platos del almuerzo con gesto distraído, distante y algo aburrido, sonaba cualquier cosa en la radio que me transportaba lejos. Cuando sonó el timbre deje el plato y el paño sobre la mesa y me fui a contestar. De dentro de la casa me llego el grito de mi hermana:

¿Vas tú? Seguro es Julio, llega temprano.

Claro que voy yo, supongo que tu no te has movido ¿No?

Mi hermana y yo estábamos solas en casa, ella se estaba alistando para salir con su novio, Julio. Abrí la puerta si fijarme quien estaba fuera, asumía que seria el novio de Vero. Cuando levante la vista me encontré contigo al otro lado de la reja, sin coordinar bien mis movimientos intente abrir la reja del apartamento, y es que tu siempre has tenido llave y no avisas para entrar. Con mi cara aun desencajada por la sorpresa y tu con una sonrisita traviesa saludas:

¿Qué tal perrita?

Amo? No entraste……..

¿Así me recibes?

Sin decir nada más y pasando mi cara de sorpresa a la satisfacción me coloco de puntillas y te beso en los labios, un beso de bienvenida y adoración a mi amo. Como siempre que andaba en casa tenia unos shorts ajustados blancos y una camiseta negra que sin ser ajustadas marcaban perfectamente mis pechos y dejaba ver mi cintura estrecha. Levantando mis manos a tu pecho y mientras aun te besaba lenta y sensualmente me recosté de ti y acerque mi boca hacia a tu oreja mientras tu besabas mi mandíbula y mi cuello y sostenías fuertemente mis caderas cerca de tu pelvis. Sabia que tenías ganas de jugar, venias buscando placer y a mi me encanta proporcionárselo a mi amo:

Mi hermanita esta en el cuarto, arreglándose….. Viene Julio. ¿Por qué no la acompañas?

Pídelo adecuadamente puta.

Amor, por favor me gustaría que disfrutaras con la zorra de mi hermana. Por favor!

Así mejor zorrita.

Esto último lo dijiste muy cerca de mi cara y con una mano acariciaste mi mejilla, provocando que me estremeciera de pies a cabeza. Dando un paso al lado me dejaste allí, la puerta todavía abierta y mi mirada perdida al frente, sabia lo que pasaría a continuación.

Caminaste sigiloso, con un andar pausado como quien va de caza y sabe que encontrara a su presa en donde se supone que estará, la segunda puerta a la derecha. Llegaste a la entrada de la habitación y sin hacer ruido recostaste uno de tus hombros en el marco y observaste. Mi hermana estaba aún arreglándose para salir. Se había puesto unos ajustados pantalones negros y un top amarillo sin tirantes, sus zapatos unas botas hasta la rodillas con tacones finos la hacía parecer más alta de lo que era, el cuarto olía a su perfume una mezcla suave de vainilla y cítricos que recordaba cuan inocente era. Mientras observabas ella estaba agachada escogiendo entre varios pendientes detenidamente. Con voz pausada dijiste:

Los redondos.

Sin sobresaltos mi hermana giro la cabeza y pregunto a su vez:

¿Estos te gustan?

Si.

Pensé que eras Julio. Tocaste la puerta.

Ya ves.

Esta última frase salio de tus labios mientras caminabas hasta ella y te colocabas a su espalda sin tocarla demasiado, solo para que sintiera tu presencia. Mi hermana continuo sin inmutarse colocándose los pendientes que habías seleccionado mientras te miraba a los ojos a través del espejo. Lentamente bajaste tu boca a su cuello y le diste un tierno y mordico.

Julio esta por llegar.

No me importa.

Es tarde.

¿Qué importa?

Sin más argumentos bajaste tu boca hasta su hombro y oliste su fragancia, mientras besabas su hombro y su cuello, con un suspiro de rendición mi hermana relajo sus hombros y dejo caer su cabeza hacia atrás,

Lentamente tus manos acariciaron sus caderas por encima del ajustado pantalón, subiendo y bajando por sus piernas mientras que tu lengua no dejaba de jugar con ese punto sensible de su cuello y tu aliento no dejaba de hacerle delicada cosquillas a su nuca. Fuiste besando su espalda descubierta y bajando hasta que tus manos llegaron a los cierres de las botas que bajaste sin apuro, primero una que salio suave por su pie luego la otra. Incorporándote nuevamente posaste tus labios en el cuello de ella en un rápido roce y comenzaste a caminar a su alrededor. Primero cayo un zarcillo y luego el otro, seguiste caminando a su alrededor, mi hermana sin decir nada solo era capaz de verte a la cara y temblar, deseando pero sin permitirse pedir. Observando como con las yemas de tus dedos por su escote, sin pasar de su camisa.

Deteniéndote delante de ella la besaste suavemente en los labios, solo un rápido beso de quien no quiere distraerse demasiado.

Arrodillándote delante de ella abriste los botones de su pantalón y bajaste el cierre dejando ver un trozo de encaje negro, bajando los pantalones por sus piernas quitaste una pierna luego la otra, dejando solo la pequeña tanga de encaje negra que ahora podías ver a placer. El camino de regreso fue más tortuoso para mi pobre hermana, besando, arañando, lamiendo aquí y allá por sus piernas lograste que comenzara a suspira. Con sus manos a los costados quieta como quien se rinde. Tu boca llego junto al triangulo de encaje de su tanga, pasaste tu lengua por encima y comprobaste lo húmeda que estabas, Ana temblando de anticipación abrió un poco sus piernas, sin embargo solo recibió un fuerte azote en el culo y una risotada de tu parte.

¿Quieres tentarme puta?

No Amo.

¿Quién manda zorra?

Tu amo.

Como recompensa besaste su abdomen y fuiste subiendo su TOP hasta sacarlo por su cabeza y dejarlo caer al suelo, revelando un sujetador de encaje negro que solo cubría hasta la mitad de sus pechos pequeños, dejando ver el borde de su rosado pezón.

Desde la cocina, podía escuchar sus suspiros, las frases dichas, y el susurrar de la ropa. No tenia problema en imaginar como caía la ropa al suelo y como mi hermanita temblaba de placer. La escena la había visto ya muchas veces, solo tenia que repetirla en mi cabeza.

Sin decir nada, y mientras se encontraban frente a frente mi hermana llevo sus manos a tu pantalón y comenzó a forcejear con los botones y el cierre hasta que cedieron. Tu polla salto de tu pantalón ya erecta, y sin perder tiempo fue atendida por los labios de mi hermana, quien besaba la punta y pasaba su lengua arriba y abajo jugando lentamente como un niño quien tiene un caramelo que quiere disfrutar, haciendo jadear y desear más. Cuando se percato que movías tu cadera y tu respiración se volvía cada vez mas agitada, abrió completamente su boca y te tomo dentro de ella succionando con fuerza moviendo adelante y atrás su cabeza.

Cuando sonó el timbre, nos sobresaltamos, mi hermana luego me contaría que intento separarse de ti, pero que tu no dejaste que retirara la boca y a los pocos segundos dejo su pequeña resistencia.

Prendiendo el televisor, un poco alto con la intención de que mi cuñado no escuchara lo que sucedía en el cuarto contiguo me dirigí a la puerta y la abrí con mi mayor sonrisa

Hola Julio ¿Qué tal?

Bien y tu? Vero esta lista?

No, aún no, esta terminado de vestirse mientras come algo.

Si vamos a salir ¿Para que esta comiendo?

Sabes como es, siempre esta comiendo alguna chuchería, pasa y la esperas,

Termine de abrir la puerta, y con cara de pocos amigos Julio paso y se sentó en la primera silla que vio.

¿Quieres algo de tomar?

No gracias, ya nos vamos, Ana (dijo a voz de grito) Quieres apurarte?!!!!!!!

Desde el cuarto, y unos segundos después y con la voz algo ahogada y forzada, escuchamos:

Ya voy cariño, término de arreglar algo y salgo.

Date prisa.

Tomando en serio sus palabras y con una risa ahogada, levantaste a mi hermana por los brazos y la besaste metiendo tu lengua en su boca, saqueando todo lo que tenia y probándote dentro de ella. Tirando de ella con un ademán algo brusco la colocaste apoyando sus manos en la cama y su culo en pompa. Acariciando su espalda, y te agachaste por detrás y pasaste tu lengua por encima de la tira de encaje que protegía su coño depilado, a mi hermana le temblaron las piernas, y los brazos por lo que debiste sujetarla mientras continuabas tus caricias por encima de la delicada tela.

En la sala, yo intentaba distraer a Julio. Ofreciéndole cualquier tontería, y hablando de cualquier tema que viniera en la cabeza con tal de distraerlo un rato. Si ponía atención podía escuchar los gemidos quedos de mi hermana al final del pasillo. De vez en cuando se le escapa uno más alto que el resto, haciendo que Julio prestara atención y pusiera cara de extrañeza, lo que me obligaba en esforzarme con la conversación al máximo.

De vuelta en el cuarto mi hermana ya no aguantaba más y te suplicaba en susurros imperiosos que la follases:

Por favor Amo, por favor

Por favor que puta?

Follame ya, métemela ya, no aguanto Amo por favor.

Incorporándote y haciendo a un lado la tela de tu tanga dirigiste tu polla hacia su coño y sin miramientos y de un solo empujón entraste en ella. Mi hermana soltó un audible grito:

AHHHH

Julio se sobresalto y se puso de pie al tiempo que gritaba y empezaba a caminar hacia la habitación:

¿Qué pasa?

Nada cielo, que no me entran estos pantalones, dame un segundo corro y salgo.

Apúrate que vamos tarde

Enseguida salgo cielo…. Termino y voy.

Mi cuñada volvió a su lugar y yo con una sonrisa indulgente le comente: Sabes que siempre le gusta usar cosas ajustadas, cuesta que le entren……..

En el cuarto, comenzabas a moverte de una manera pausada y profunda haciendo que ambos disfrutaran con cada movimiento, sintiendo en toda su longitud el placer de sus polla dentro de su cuerpo de sus jugos mojando tu miembro y corriendo por sus piernas cada vez que entrabas y salías de su interior. Acelerando tus estocadas, ayudado y alentado por Ana comenzaste a moverte más de prisa haciendo que la cama sonara cada vez que empujabas.

Julio:Ana ¿Necesitas ayuda para mover la cama?

No amor, puedo sola, chilla mucho la cosa esta.

Contesto mi hermana con una voz algo cansada.

¿Para que quieres moverla?

Para verme completa en el espejo.

Seguro esta hermosa.

Si en estos momentos estoy muy hermosa.

En su oído tú susurraste: Si puta, te ves preciosa con mi polla dentro sudando y jadeando como una perra.

Seguiste moviéndote cada vez mas cerca, el sudor hacia que sus cuerpos brillaran, el olor a sexo se esparcía por todo el cuarto y les impregnaba la piel que tenían ambos sonrojadas por el esfuerzo. Acercando tu boca a su oído susurraste:

Córrete zorra, pero dile que lo amas.

Diciendo esto le diste un fuerte pellizco en su clítoris, que provoco en un instante que mi hermana se deshiciera en olas de placer mientras gritaba….

Nene…..¿Sabes que te amooooooooooooo?

Si cielo ¿Vas a tardar más verdad?

No mi amor, ya corro.

Dicho esto y con un gruñido que provoco una cara extraña en Julio, y el cual yo disimule diciendo que era la TV, te corriste fuerte dentro de ella, apoyándote en su espalda y resoplando por el esfuerzo.

Algunos segundos después saliste de ella y rápidamente colocaste su tanga en el sitio para evitar que tu semen saliera de ella, acercándote de nuevo a ella le susurraste en el oído: No te cambies zorra.

Sin más que decir cerraste tus pantalones y saliste del cuarto, cuando Julio te vio puso cara de extrañado pero inmediatamente te acercaste a mi y pasaste tu brazo por mis hombros despejando las dudas del pobre chico.

2 minutos mas tarde salía mi hermana, vestida con pantalones negros, top amarillo y botas altas, y los pendientes que tu habías escogido. Con una sonrisa algo apurada se disculpo por la tardanza. Julio comento: Vienes corriendo, mira como tienes rojas las mejillas, mientas se las besaba tiernamente.

Se despidieron rápidamente y salieron tomados de la mano de la casa. A los pocos segundos sin decir palabra abriste la puerta y te marchaste. Los dos teníamos sendas sonrisas complacidas.