Pandora´s Boxes ii
Solo lean y si no les parece... pues tambien
La noche de la cena fue espectacular. Victoria no podría verse mejor. Con esos jeans entubados y sus botas de esquimal me hizo darme cuenta de lo friolenta que esta chica.
Al despedirnos pude notar que Victoria tenía cierto malestar en la pierna izquierda.
“Tom no te habrá tocado o si?” –bromee.
“Que cosas dices “cuñiz” (cuñada). Sabes que sería incapaz. Es que anteayer me golpee el muslo con la cajonera de la cocina. Es todo”
“No lo creo. Si te quejas, has de tener un morete. Dejame checarte”- le dije tocando el área que me señalo.
Al instante dio un brinquito gracioso.
“Ay! Allí es. Duele y ahora que recuerdo, tengo la magulladura allí-
“Jejeje ok, solo ponte alguna pomada de sábila y descansa. No hagas esfuerzos”
“Es justo lo que le digo pero es necia”- se acercó por detrás Tom abrazándola.
“Qué bueno verlos juntos, jamás lo hubiera pensado”- dije de una manera sincera.
“Y quien dice que nosotros también?”- inquirió Tom mientras le daba un delicado beso a Victoria.
De inmediato sentí un punzante dolor en la frente que me hizo casi caer al suelo inerte.
“Taylor estas bien??!!”- pregunto de inmediato Victoria.
“Si, si estoy bien”- dije apoyándome del brazo de Tom y sobándome la sien en busca de consuelo- “solo fue un ligero dolor de cabeza”- dije minimizándolo.
“Taylor, desde hace días te veo cansada o diciendo que la cabeza te duele. Mañana mismo te lanzas a ver a un doctor”-
“Si Tommy, creeme que ya lo había pensado. Ya saque cita y mañana mismo lo veo a las 2”
“Bueno, pero ya te sientes mejor, verdad?”
De todos, Victoria parecía ser la más preocupada.
“Está bien, ya se me paso”.
Pasaron unos minutos y el dolor ceso.
Victoria tenía que irse y Tom la llevo. Camine en dirección a mi casa (mi padre se había ido ya a casa). De camino, me puse a pensar demasiado en la razón principal de los dolores de cabeza que me habían aparecido últimamente, y me congestione yo misma con la inquietud de que fuera algo grave. Deseche eso último y llegue a mi casa con la densa oscuridad de la noche cubriéndome.
Estaba rendida. Mi padre ya estaba durmiendo y decidí hacer lo mismo. Me mude de ropa y entre a mi cama, como si la hubiera extrañado.
Casi había logrado caer en lo más profundo de mi sueño, cuando oí que Tom ya había llegado. Con su acostumbrado escandalazo, entro a mi cuarto avisándome que ya había llegado y deseándome buenas noches.
Antes de cerrar la puerta me dijo:
“Es curioso Taylor. Cuando me despedí a lo último de Victoria, me dijo que también tenía jaqueca y que la tenía muy punzante. Supongo que la contagiaste”- dijo divertido antes de irse.
Al escuchar aquello y sin abrir los ojos, lo único que pude hacer fue confundirme y dejar que el sueño me alcanzara.