Pandora´s Box XV (Yo y Collins)

Victoria, estas a punto de ser madre y ni así comprendes el dolor que causas en mi al saber que no formaras una familia conmigo, ni que reirás ni lloraras a mi lado, y nunca, nunca jamás podré escuchar una vez mas de tus labios ese “Te amo” que arrancaba cada una de mis pulsaciones a toda velocidad”

“He tomado una decisión no voy a decirles de pronto cual es”-resolví después.

“Como prefieras, pero te pido que no olvides en todo momento que eres tú la que decides finalmente quien de las dos sufrirá más. No quiero coaccionarte y lo sabes”-dijo calmado y comprendido Henry.

“Lo se Doctor Hensheel. Y le agradezco tanto lo que han hecho por mi”-enfatice incluyendo a Chris- “Pero creo que es hora de dejar de repetir los mismos errores que otros y la verdad de todo esto es que no quiero sufrir como mi madre”

“Esa es toda la verdad?”-pregunto Chris.

“No, la verdad es que… Amo con locura a Victoria, y no me ha bastado el poco tiempo que tengo de haberlo entendido. Lo único que me entra en la cabeza en este momento es qué voy a hacer para pagar el altísimo precio de haber amado a alguien del modo en que lo estoy haciendo ahora por Vic. Me tortura su dolor. Estoy segura de que en este momento debe estarlo mordiendo, manipulándolo como si fuera algo palpable. No puedo creer que tanto mi madre como su abuela sintieran lo mismo que nosotras”.

“Yo no puedo asegurarte nada pero, de lo que si estoy más que seguro es que ella también te ama, y creeme que vale la pena descubrir si la vida las quiere ver juntas, no lo crees?”-explico con paciencia Henry.

No respondí. Solo asentí. Pero todo estaba por comenzar.


“Que tal ha estado tu día Tay?”-pregunto mi padre besándome la cabeza.

Al instante que lo hizo, lo tome del cuello y lo abrace intensamente. No quería llorar para arruinar el momento en medio de muchas preguntas de su parte, pero sí quise aferrarme a él después de haber sido fuente de tantas malas emociones, aunque sin saber nada.

“Que ha sido todo esto Taylor. Estas bien? Últimamente no hemos hablado. Te pasa algo?”

“En realidad no papá. Solo quiero que sepas que te amo y que si mama estuviera aquí también te lo diría”.

“No es necesario estar muerto para arrepentirse de decirle algo a alguien desde otra dimensión. Yo sé lo que tu madre sentía por nosotros y esa es la imagen que quiero llevarme de ella por la eternidad. Es más, te aconsejo que hagas lo mismo Tay y dejes de una vez por todas su recuerdo para la posteridad. Ella siempre te amara hagas lo que hagas, este con quien estés, seas quien seas, estamos?”

“Si papi”- dije abrazando su fuerte espalda como si fuera una niña pequeña.

Deje de lado todo lo que supuestamente sucedió al interior de ese consultorio hacia tan solo 1 mes.

El mes más agónico de toda mi existencia.

Me la pasaba de cubículo en cubículo, de túnel en túnel, y de realidad en realidad.

Simplemente no tenía lugar sin Victoria a mi lado.

Mi hermano y ella habían formalizado su alianza matrimonial desde que él supo que efectivamente Victoria estaba embarazada. Su asombro, nostalgia y tristeza eran parte de la letra y acordes de todas las canciones que yo deletreaba cada mañana antes de comenzar a trabajar. Parecía que el embarazo le sentaba de maravilla. Aunque casi no la veía, podía sentir de cerca la maravillosa sensación de transmitir vida de una manera incluso ensoñada. Por primera vez en la vida, sentí a la perfección la percepción de ser madre sin serlo.

Pero por más que aquello me mantuviera de cierta forma en tranquilidad, su distante comportamiento, y hasta su aborrecimiento y antipatía flagelaban cada partícula de mi ser hasta hacer que vomitara bocanadas y bocanadas de lágrimas y suspiros.

Cierto día en que me hallaba en mi casa sin ninguna razón en concreto tocaron a mi puerta.

Al bajar, me percate que era un Beagle del año pasado descapotable de color negro estacionado al frente de mi calle.

“Si??”-pregunte desde el interior del recibidor.

“Claire Collins, del depto. de análisis de la Clínica Hensheel. ¿Podemos hablar?”-parlo prodigiosamente una rubia-castaña de unos treinta y pocos años, de complexión media, estatura mediana, cara simpática y jovial, aunque con un dejo de profesionalidad y seriedad que no se combinaban negativamente.

Deje de mirar por la mirilla para ahora recapitular al porque una agente de Hensheel se encontraba en mi puerta y quien rayos la había mandado.

Sin pensarlo demasiado, le abrí la puerta. Era mucho más atractiva que el vistazo que eche por la mirilla.

“Hola Taylor. Antes de que pienses otra cosa, quiero decirte que tu no me conoces, pero yo a ti si”-expreso entrando al recibidor, dándome la mano y dos besos en cada mejilla como muestra de mucha confianza.

No le di importancia y solo me concrete a emitir un ligero “ah, ok…”

“No lo tomes como algo descortés, pero ¿puedo saber qué haces aquí y como es que me conoces?”-trate de preguntar con algo de tacto.

“Jajaja claro, y perdón si te asuste. Soy la asistente sustituta de Christopher, bueno, de hecho estamos saliendo”-al decir esto, entendí que era medio cotilla la chica.

“Ahhhh que sorpresa, mira!!!  Qué lindo lo tuyo con Chris, aunque aún no me has respondido a que debo tu distinguida presencia”-trate de insistir.

“Bueno, dejame terminar chica”-expreso con cierto aire de confiancita extraña-“En primera, me da mucho gusto conocer a una ConnectBox activada. Chris siempre me advierte de meterme en el Santuario y de andar de curiosa en sus asuntos, pero no puedo evitarlo. Desde que el Doctor Henry me hablo de la enfermedad, y de ti, su paciente favorita, quede fascinada. Investigue y llegue a hacer una maestría en el tema”-

(Después de todo no se le veía tan especializada en el tema xD)

“Wow, me impresionas. Pero siento decirte que lo mío con esa enfermedad no va por buen camino. Aún hay cosas que necesito arreglar y que si te las contara solo te servirían para deprimirte más, si no es que ya lo estas”-evadí de alguna manera las preguntas que, estaba segura, estaba a punto de hacerme.

“No, no, no, Taylor. Para tu tren!!! No vengo a eso”

“Puedo preguntar para qué?”

“Bueno es simple. Quiero conocer a tu ConnectBox Alterno. Veras, estoy en pleno trabajo de campo y necesito estudiar algunas de las reacciones Pro-Conexión. Imagino que son maravillosas”-dijo entusiasmada.

“Sii, son lo máximo”-espete con un aire evidente para cualquiera (menos para ella) de ironía y sarcasmo.

“Bueno, y donde esta?”

Creo que ya imaginaran la cara que puse al instante que se le ocurrió formular la pregunta del millón. La inocencia (o no sé si el engreimiento o la imprudencia de esa chica) era lo que más me desesperaba.

Por al menos una hora, le relaté, al compás de una copa de clarete, toda la odisea que había escrito Pandora durante estos últimos meses.

Era increíble, y hasta digno de un poco de mi orgullo, que al final Claire me pidiera unos pañuelos, pues su llanto ya desde cuando se asomaba traicionero.

Por mi parte, me hallaba serena, despreocupada, sin ningún tipo de emoción medular, más bien sin ninguna reacción ante aquello, y que yo misma había relatado, que YO MISMA HABIA VIVIDO.

Pareciera que verdaderamente algo dentro de mi estaba muriendo lentamente, y, a la par naciendo. Hablando solo de sentimientos, crecía mi confusión hacia mi madre, aquella que hace tan solo pocos años veía de manera diferente, y desapego por otro lado por Victoria. A veces pensaba que, aun con esto en la cabeza, las cosas podían llegar a un punto intermedio, un punto purgatorio, donde ni yo ganaba, ni ella perdía.

“Taylor, tienes que hacer algo. Va para 2 meses que no ha pasado nada entre ustedes dos, y la lejanía no es algo que convenga entre alguien que padece de este Síndrome”-

Mi mirada, perdida hasta ese momento, se clavó en sus manos, que, temblorosas, sujetaban el pañuelo húmedo que hasta hace poco le había dado. Realmente no tenía una respuesta concreta a esa cuestionante.

“Se que no me conoces, pero en el caso de que fuera así, te diría que es obvio que no lo haré”-me negué rotundamente.

“Aun sabiendo que podría pasar?”-dejo la pregunta en el aire, desplegada, sin ninguna respuesta de mi parte.

“Ok, supongamos por un momento que no lo harás por ti, por Thomas, ni por ella, aunque eso ultimo no lo creo por ningún motivo, pero al menos hazlo por él bebe que ella está esperando. La destrucción paulatina de un Puente de Collora perjudica poco a poco el sistema endocrino de la mamá, haciendo que sus hormonas encargadas de proporcionar vida y estados de ánimo al bebe, por consiguiente vayan disminuyendo también, haciendo que poco a poco llegue a carecer hasta de lo más vital: Vida en sí. Tu eres el motor que le da vida a las dos a resumidas cuentas”.

“Claire, no tienes ni idea de cuantas veces he escuchado estos últimos meses lo que acabas de decirme. Crees que no lo sé? Al contrario de todo ello, SOY YO LA QUE NECESITO DE ELLA Y DE ESE BEBE PARA VIVIR, aunque ni siquiera sean de mi sangre, esto que llevo aquí dentro me ha hecho sentir más en mi vida estos últimos 3 meses, que todos los que llevo buscando sentir desde que tengo uso de razón. Pero comprende que no puedo hacer nada. Si ella me elige, le romperá el corazón a mi hermano, y no estoy dispuesta en definitiva a ser partícipe de ello y mirarlo de por vida cara a cara como mi antagonista y no como mi hermano. ¡No puedo hacerlo Claire! No puedo!!!”-acabe cayendo en sus brazos como una niña en medio del llanto más acercado desde mi último acercamiento con Victoria en All Pine.

Justo, y en el momento preciso, escuche el broche de la puerta abrirse, solo para dar paso a Victoria, y todo su sequito de enormes emociones en conjunto que se desplegaban en mi incomodo cerebro, que en ese momento me advertían tardíamente de su presencia desde hace unos segundos.

“Taylor??!! Que rayos…!!!”-ella al menos tenia palabras. Yo ni siquiera recordaba cómo se emitían en ese momento.

Me incorpore como pude del regazo de Claire y dirigí mi mirada de alguna manera sobre la hermosa y estética figura de aquella que robaba mis suspiros de media mañana.

“Que tal Victoria? Disculpa la descortesía. Ella es Claire Collins…”

“Su novia…”-se apresuró a decir con un acento que está por demás decir que era presuntuoso.

No pude evitar dirigir la mirada de confusión, irritación y hasta gracia hacia Claire, quien de inmediato me dio la mano, aferrándose a mí.

Hasta aquí mi gracia se convirtió en dolor. De inmediato, un picoteo profundo en el área de mi pecho cedió por completo, y empecé a quedarme sin respiración.

“Vaya Taylor, tu no pierdes el tiempo en nada, verdad?”-de inmediato nos dirigió una mirada de reprobación y de dolor más que nada, y en específico a mí.

Me sentía apenada, culpable, y por sobre todas las cosas, impotente por no tener la verdadera fuerza y valor de apretarme fuerte a su mano y confiar que el mejor camino era estar a su lado, a pesar de cualquier perdida.

Aquello me canso, y, soltando la mano de Claire de una manera un poco brusca, tome suavemente del brazo a Victoria.

“Escucha, esto es demasiado. Por favor, necesito hablar solo un momento contigo Victoria”-

“No tengo nada de qué hablar contigo. Solo vine a esperar a Tom. Tu puedes quedarte todo lo que quieras con “tu novia” que a mí no me molesta”-protesto enojada de verdad Victoria.

“Dije que vamos a hablar ahora, y AHORA hablamos. Claire”-dije también firmemente ahora dirigiéndome a ella-“Estas en tu casa, toma lo que quieras, que ahora bajamos ella y yo”

Ella solo asintió y, aun contra su voluntad, subí a Victoria hasta el centro de mi habitación buscando la manera en cómo hacerla entender que no quería tener otra cosa en vida más que ella y ese bebe.

La solté sin más, y fue ella la que comenzó a reclamar con voz en cara lo que más le dolía a ambas: la distancia que había de por medio.

“Victoria, Claire no es mi novia, y antes que nada, quiero pedirte una disculpa”-exprese ya más calmada desde el otro lado de mi habitación, con la mirada quien sabe por dónde menos en ella.

“Y como rayos quieres que te crea después de tu escenita de allá abajo?! Que bajo has caído Taylor!!!”

“Ahora la culpable aquí soy yo o no? Victoria, estas a punto de ser madre y ni así comprendes el dolor que causas en mi al saber que no formaras una familia conmigo, ni que reirás ni lloraras a mi lado, y nunca, nunca jamás podré escuchar una vez mas de tus labios ese “Te amo” que arrancaba cada una de mis pulsaciones a toda velocidad”-exclame rindiéndome al llanto.

“Taylor…”-dijo con la voz quebrada Victoria ante mi evidente llanto.

“Taylor!”-exclamo ahora ella- “Quien rayos te ha dicho que no volveré a decirte te amo??”-dijo cálidamente, como un susurro hecho solo para que yo lo escuchara, listo para acariciar cada una de las células sensitivas de mi oído, haciendo que el placebo de su voz se convirtiera en un bálsamo consolador del dolor psicológico que cargaba en el pecho.

De inmediato, me levante de la silla donde me deje caer, esperando que mi llanto también hubiera caído, y abrace firmemente la escultural figura materna de Victoria, quien gustosa me recibió cálidamente con los brazos abiertos y formidables ante tal acción.

No dejaba de llorar aunque me lo proponía, pero la tranquilidad de las caricias de Victoria sobre mi pelo, y su respirar penetrante y a la vez intensamente alentador, me hicieron acallarme paulatinamente, aferrándome más a Victoria.

“No vuelvas a dejarme como lo hiciste en All Pine ok? Odio que estemos alejadas! Prometeme que nunca lo vas a hacer, prometelo Taylor!”-susurro ella muy cerca de mi oreja, penetrando con su aliento, a aquel sentido del oído que gustoso y nervioso, reconocía a la fuente de su enervación.

Aquella última palabra, me hizo cerrar los ojos con fuerza y manchar el hombro de Victoria con una lagrima mía que se desplego ante la negación de tal solicitud. Esa lágrima simbolizaba a la perfección el dolor de la impotencia y la desesperanza.

“Victoria…”-inferí quedo.

“Taylor, PROMETEMELO”- exclamo Victoria desasiendo el abrazo pero sin soltarme, interrumpiéndome con profunda seriedad en los ojos. Era como si me hubiera leído mi mente en que, al contestarle, NO iba serle fiel a obedecer con ese juramento que ella y yo anhelábamos, pero que no podía ser.

No podía moverme. No podía revelarle a Pandora. No podía decirle que aquello que nos unía podía separarnos toda la vida. No podía decirle que aquellas quienes nos dieron la vida, ahora estaban a punto de quitárnosla. No podía decirle la verdad. Tan solo quería amarla, verle, observarle acompasadamente, al ritmo de mis latidos y del dictar de los deseos de mi mente. Quería hacerla mía con pensamiento, alma y cuerpo, sin descuidar el hecho de que muy sobre ello, estaba también mi necesidad de saberla mía, de decirle que la amaba sin tapujos.

“Te lo prometo Victoria”-dije, besándola con intensidad y clavando el último remache de mi ataúd.


Perdon por la tardanza pero entre otras cosas, padecer de una enfermedad incurable no es algo que de entrada sea facil...

Lo siento. pero hasta donde pueda estare publicando...

Saludos a todos...

Los quiero... Son lo maximo!!!!