Pandora´s Box X

“Taylor, nunca, nunca me dejes. Te… te… quiero”- algo me decía que el destino de esa última oración no era “Te quiero”-... "CUANDO LOS SUEÑOS DEJAN DE SER SUEÑOS, LA REALIDAD SE VUELVE MUUUUY PESADA"... Disfruten, valoren y comenten...

“Ohh!! Diablos Taylor!!”- volteo Tom cubriéndose con lo primero que encontraba. Se le veía muy apenado.

“No por favor, discúlpenme a mi”-no sé cómo las palabras salían de mi-“La imprudente aquí fui yo (Era obvio que no) . Pasa que estaba buscándolos por toda la casa”- cuando dije buscándolos, enfaticé la palabra al mirar con rabia a Victoria-“Papá y el resto de los invitados preguntan por ustedes y no sabíamos dónde estaban”.

“Aahh entiendo”- exclamo Tom, mientras Victoria se levantó de sobre él y se ocultaba para vestirse igualmente llena de vergüenza.

“Los dejo. Una disculpa de verdad, que descortés de mi parte el no haber tocado, lo siento…”-dije finalmente cerrando la puerta, retirándome sin esperar que ninguno de los dos me respondiera en cambio.

Al salir, mi respiración comenzó a regularizarse. Inexplicablemente, mis emociones se canalizaban en lo que pensé era el placebo de la situación. Aquello había soltado mi furia, pero ahora me encontraba en un estado de extrema calma que irónicamente me desesperaba. ¿Cómo podía estar tan tranquila después de lo que acababa de presenciar? Debo de aceptar que eso era realmente lo que quería ver, pero ahora, muy dentro de mí ser, aquella escena me dolió, ardía en lo más profundo de mi corazón sub-literal.

Muy confundida, baje los peldaños de la segunda planta hacia la estancia. Aún seguían bastantes invitados, unos bebiendo cerveza, otros degustando los bocadillos que había preparado mi padre o simplemente charlando con él. Decidí hacerle una seña a Chris de que ya los había encontrado, pero me limite a no acercarme a él para explicarle con santo y seña lo que había pasado.

Tenía años que no fumaba un cigarrillo. A Tom no le gustaba que lo hiciera, y por cumplirle el gusto, lo deje cuando apenas iniciaba. En ese momento, de verdad que necesitaba un cigarrillo, tanto, que me acerque a un colega que estaba justo en la entrada de mi pórtico, dándole el golpe a uno que precisamente fumaba quitado de la pena. Me ofreció uno y a la primera calada, sentí como de repente todo iba más lento. El tiempo… mis pulsaciones… mi enojo… Todo.

Me senté en una banca que había justo al lado de una jardinera que daba al patio trasero de mi casa. Desde ahí se veía perfectamente la entrada y la calzada de enfrente de mi casa.

El día estaba sumamente nublado. No podía reflejar mejor mi estado de ánimo. Quizá está ridícula conexión no estaba ligada SOLAMENTE a Victoria después de todo.

Sin darme cuenta, me había terminado el cigarrillo, y comenzaba a lloviznar lenta y acompasadamente. Los invitados iban yéndose uno a uno y yo aún seguían en un estado de inconciencia consiente (

Ya casi se habían ido todos, cuando de repente oí la voz de Victoria procedente del interior de la casa, hablarle fuertemente a alguien.

“No me dejas irme sola a casa, no confías en mí y ahora hasta me prohíbes fumar!!!”-

“Sabes que odio que las personas fumen!!! Es asqueroso. Se lo prohibí a Taylor y te lo prohíbo a ti. No lo hagas si no quieres que deje de fijarme en ti”- era más que evidente el timbre exaltado de Tom.

“Sabes qué??!! Estoy harta de que no me entiendas, de que trates de controlar cada cosa que hago. Si para ti no es agradable que haga cierta cosa y después hasta pierdas el gusto por mí, ese tu problema guapo, no mío!!!”-Parecía una discusión algo acalorada. No pude evitar sentir incomodidad al respecto. Incluso ya habían salido ambos al pórtico para seguir con su disputa.

“Haz lo que quieras, ya vi que al fin y al cabo siempre te saldrás con la tuya!!! Buscame cuando quieras madurar!!! Chao!!”- salió muy ofuscado Tom, subiendo a su auto y yéndose en medio de un rechinido de llantas tremendo.

Aquella escena me provoco una congoja enorme. Ya sé que yo no tuve la culpa de aquella riña, pero más que tomar atribuciones por mi hermano, hasta este punto del Síndrome, entendía a la perfección el hecho de que ella quisiera fumar en una ocasión como esta. Me quedo más que claro que el enganche, nos tendría incondicionalmente a ambas encadenadas, sentimental y físicamente. No había vuelta de hoja, y decidir ir en contracorriente iba a suponer mi propia condena de muerte. ¿Para qué evitar lo inevitable?

Su tristeza se había convertido en mi mayor conmoción. Me acerque lentamente a ella. Estaba de espaldas sobre el correo del jardín de la entrada, llorando. Escucharla cesar era literalmente un suplicio para mis oídos. Intente decirle que allí estaba para consolarla, cuando una voz me llamo detrás.

“Chris!!! No podrías ser más inconveniente!!”-le susurre estando lo suficientemente cerca.

“Lo siento Taylor, de verdad!!”-

“Qué pasa??”-

“Me tengo que ir. Es muy tarde y mañana tengo que trabajar. Me ha gustado pasar la tarde contigo”-Voltee para ver si Victoria había escuchado eso, y el tener su mirada hinchada y asesina sobre mí me contesto la pregunta.

“Igualmente Chris, debo agradecerte por todo, de verdad, has sido de mucha ayuda hoy. Creo que me he dado cuenta de muchas cosas gracias a ti. Y siento mucho lo que hice, quizá no fue lo más maduro que pudo habérseme ocurrido, pero aún no sé cómo…-

“Manejarlo??”-me interrumpió, alejando un mecho de mi cara con sus dedos.

“Si, eso”-conteste tímida, tirando la mirada al suelo.

“Tranquila”-expreso amigable Chris-“Con el tiempo lo sabrás manejar, creeme. Solo necesitas seguir al pie de la letra todo lo que yo y Hensheel te digamos y ya está, de acuerdo?”

“De acuerdo”

“Me despides de Tom, no necesitas explicarme porque no está aquí, ni porque no “estuvo”. Ya sé por qué. Solo trata de que esto no te afecte Tay. Cuidate, te veré mañana”.

Dándome un beso en la frente, se despidió.

“Ah!!!! Cuida de tu hermoso “ConnectBox alterno…” Vaya suerte la que se carga tu mente!!!”-se burló Chris mórbidamente antes de arrancar su auto.

No pude evitar reír y sacarle la lengua infantilmente, viendo como desaparecía de mi vista.

Al entrar de nueva cuenta al pórtico, levante la vista, y allí tenía a Victoria, con esa mirada que parecía penetrarme por completo de pies a cabeza, que me desarmaba de inmediato dejándome completamente desnuda de alma, mente y quizás cuerpo.

“Ese tipo no es tu novio. De verdad pensaste que me lo iba a creer???”-negó con la cabeza ella. Aún estaba molesta.

“Jajaja, de que hablas Victoria?? Por qué dices eso??”-aquello inevitablemente me había causado algo de gracia.

“Porque es obvio que lo conoces de apenas hace días, de otra manera me lo hubieras dicho ayer que te quedaste en mi casa”- Tenia muchísima razón, pero aun así le seguí a mi papel de ignorancia total de mis propios designios.

“Por favor Victoria, sabes perfectamente que estas cosas son así de espontaneas. Sucede que así es lo mío con Chris: espontaneo”.

“Jajajaja y en qué parte se supone que me tengo que reír???”-pregunto con sarcasmo ella. TODA ELLA APESTABA A CELOS.

Trate de evadirla de una y mil maneras, pero incluso me seguía a cualquier lado a donde iba. Agradecí que mi padre siguiera afuera, en la terraza trasera con algunos amigos, porque de otra manera, esa escena hubiera sido sumamente rara.

Subí hasta mi cuarto con Victoria como mi escolta y abrí la puerta.

“Victoria, ¿quieres explicarme que te sucede? Antes no eras así, salía con chicos, tú salías con mi hermano y todos éramos felices. Jamás cele a mi hermano por ti, y tú nunca me celaste por ser mi mejor amiga. ¿Quisieras decirme que te pasa?”-Aquello era cierto, pero aquello otro no. La verdad es que antes de todo este “maleficio”, ambas nos protegíamos de tipejos que quisieran hacernos daño. Sin duda nuestra relacion estaba cambiando exasperadamente, pero no distaba tanto de como era antes.

“¿De verdad quieres saber la verdadera razón de porque estoy así?”-continuo entrando hasta mi cuarto donde supuestamente yo, buscaba un Jersey para cambiarme. Realmente ni siquiera sabía lo que estaba haciendo- “Es simple y sencillamente porque… porque”-titubeo-“Porque no te conviene, por eso”-

“Por favor Victoria. Necesitas controlarte. Si es por lo de hace poco, disculpame. No era mi intención interrumpirlos en momento tan comprometedor. En serio, no volverá a pasar”-decir aquello no fue fácil aunque lo parezca.

“Es que no entiendes acaso Taylor??!! Todo esto no es por lo que paso en el cuarto de Tom”-

“Entonces siento decirte que no entiendo porque todo esto!!!”-dije finalmente tratando de ponerle un punto final a algo que era obvio que no tenía final.

“Taylor no te vayas!!!”-tiro de mi brazo, haciéndome rebotar ligeramente con su cuerpo y quedarme a centímetros de su rostro. Olía realmente rico, el calor que despedía era inminentemente tentador, y sus labios… esos labios otra vez me desafiaban a descubrir si había otra cosa mejor en el mundo que probarlos… volvían a estar frente a mí, y esta vez no sabia si cedería o no.

“Vic…”

“Mirame a los ojos y dime si realmente lo amas???”-clavo de inmediato la vista en mí, pero tan pronto como lo hizo, tire la vista al suelo.

Ella me lo impidió tomándome firmemente del mentón, obligándome a mirarla.

Esta vez dije mentalmente: “Basta ya” y la mire intimidantemente diciéndole:

“No, no lo amo, no es mi novio, solo es mi Neurólogo, tu ganas!!! Contenta???”-

“Por supuesto que no!!! Porque me mentiste??? No me gusta que lo hagas”-Finalmente su tono paso de agresivo y ofuscado a herido y triste.

“Lo siento Victoria”-ahora era yo la que le rogaba por su atención-“Solo quería saber qué cara ponías, es todo”

“No puedo creer que te burles de mi de esa manera. No significo nada para ti…”-comenzó a llorar.

“Vic, Victoria…”-se marchaba de mi cuarto, cuando le cerré el paso abrazándola suavemente sobre mi pecho.

Al principio se resistió, pero después lentamente fue cediendo, liberando toda la presión de su llanto sobre mi hombro.

“Taylor, nunca, nunca me dejes. Te… te… quiero”- algo me decía que el destino de esa última oración no era “Te quiero”-

“Por supuesto que no Victoria. Como dejaría a mi cuñada preferida sola ante el mundo????”- le dije estrechándola aun entre mis brazos haciéndole mimos a su cabello aterciopelado. En vano trate de disfrazar la palabra “cuñada” con algo que sabía, estaba naciendo dentro de mí ser y vaya que estaba luchando por salir emergente.

“Vi lo tuyo con Tom antes de que se fuera. Solo quiero decirte que eres libre de hacer lo que quieras, pero por otro lado también tienes que respetar lo que Tom diga. Recuerda que él te ama más que nada en este mundo y quiere lo mejor para ti. Olvida lo que dijo y perdónense. Ambos se aman y no merece la pena que echen por la borda en unos minutos lo que les ha tomado años construir”-Vaya que era masoquista al decir todo ello.

“Me lo pensare Tay. A veces siento que tu hermano es muy controlador y no soporto eso. Me gusta que se interesen por mí y me lo demuestren, pero odio cuando alguien trata de controlar las cosas que decido por mi propia cuenta. Amo mi propia libertad y cualquiera que la perturbe no es digno de mi confianza y respeto. Eso es al menos lo que pienso”- (Mmmmm soy la única que tengo que meditar en todo aquello?)

“Jajajaja tú y tus pensamientos muy a lo “liberación femenina”. Pero ya verás con el tiempo que yo tengo razón”.

Ella deshizo nuestro abrazo y le ofrecí quedarse a pesar de todo lo que había pasado.

Ya eran alrededor de las 12 pm, y mi padre seguía afuera, platicando de lo más animado. Tom no había regresado, pero me podía dar una idea más o menos de donde estaba (algún bar de la ciudad).

“Taylor, puedo dormir contigo??? Hace tiempo que no lo hacemos y hoy está lloviendo. No me gusta quedarme aparte”- dijo haciendo un gesto de fastidio y ruego al mismo tiempo.

“Mmmmm de acuerdo, ven aquí”-le ofrecí un lado de la cama sin pensarlo tanto.

“Gracias Tay”- se aventó a la cama infantilmente y con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo estaba acostada boca arriba, con ambos brazos bajo la nunca mirando el techo de la habitación, en medio de un intento valioso por no hacerle el amor allí mismo. Por momentos me distraía, pero tenerla allí mismo era un peligro. Toda ella era mi perdición.

“Sabes porque la lluvia cae en gotas tan pequeñas y gráciles?”-pregunto ella recostando su cabeza encima de mi pecho, muy, muy cerca de mis labios. Apenas y podía respirar otro oxigeno aparte de la única y embriagante fragancia de Victoria.

“Mmmm, no Victoria, creo que no lo sé”-dije acomodándome un poco para mirarla a los ojos.

“Para no hacerle daño a aquella para lo cual está destinada a complementar… Simple”

Si las indirectas fueran piedras… Quizás ya estaría lastimada…

“Vaya!!! Quien diría que aparte de linda y maja, también eres una experta meteoróloga”-

“Jajaja…”-rio dulcemente.

Intente volver a lo mío, mirando inútilmente el largo y ancho del techo de mi habitación, cuando súbitamente sentí la palma de su mano, cálida y suave tocar mi mejilla, haciéndome voltear.

“Perdoname Taylor… No debí haberte hecho esos desplantes ni mucho menos hacer lo que hice con tu hermano en tu propia casa. Perdoname si te herí…”dijo finalmente susurrando.

Yo estaba de una pieza, ni dije nada, ni reaccione al instante. Mi rostro estaba totalmente virado en dirección al de Victoria, y ella, aprovechando la posición, descanso la palma de su mano izquierda sobre mi mejilla derecha, bajándola hasta mi cuello y de regreso, creando un camino de caricias que me tenía totalmente fuera de este mundo. Nuestras miradas se reconocieron de inmediato, conectándose a través del silencio y sincronizándose al compás de nuestro ritmo cardiaco y respiración. Parecíamos ser parte de una orquesta donde irónicamente lo único unísono era nuestro silencio. Amaba verla a los ojos y ver en ellos un dejo de su cariño hacia mí y de su recién descubierto deseo, el cual dudaba mucho a esas alturas que dejara de lado.

Irrealmente, halo de mi rostro como quien hala de un petalo de rosa para sentir más de cerca su suavidad, e hizo que nuestros labios apenas y tuvieran espacio para existir. Mi respiración iba aumentando descompasadamente de la suya, la cual parecía aún muy calmada y apacible. Esta vez si iba a probar aquellos ensoñados labios que me tenían vuelta loca y que en ese momento no pedía más que probarlos.

“Perdoname tú a mi Victoria, no debí…”

Y me beso, como quien alguna vez toco el cielo y sintió las caricias de las nubes en lo más sensible de su corazón. Me beso parsimoniosamente, como quien no lleva prisa porque  el tiempo avance, consumiendo toda oportunidad de que aquella sensación que nos envolvía acabase dejándonos una huella ausente de eso que nos unió de una manera indescriptible.

Sus labios despedían un néctar del que al instante supe que era adicta durante toda mi vida…

Cuando de repente sonó la alarma del celular…