Pandilla de Bakalas 8: duelo de mazaos

Toni, el chulazo que me puteaba de pequeño, aprendió por las malas que no podía ir por ahí calentando a sementales como yo sin otro gorila que le protegiera, pensando que no seria capaz de reventarle su culito a pollazos, ahora que he crecido.

Pandilla de Bakalas 8: duelo de mazaos

Toni, el chulazo que me puteaba de pequeño, aprendió por las malas que no podía ir por ahí calentando a sementales como yo sin que le protegieran, pensando que no seria capaz de reventarle su culito a pollazos, ahora que he crecido

ROBERTO

El movil sonó en mitad de mi ducha. Por lo menos, mi colega Nacho insistió hasta que pude cogerlo.

-Yei, Crack. ¿Qué pasa? Que estabas haciendo? ¿No te estarías tocando pensando en mí?

-Joder cabron, me has cogido en la ducha.

-¿Ostia, entonces no llevas nada encima? ¿Vas con tu súper rabo suelto? Joder que morbo, tío.

-Si, ya te puedes correr si quieres, hijo de puta.

-No hace falta, Rober. Ya lo hago cada vez que escucho tu voz.

-Bueno ¿qué quieres?

-Nada, que al final yo también iré al pueblo de tu primo. Karlos pasara a recogernos a casa del Luigi. Ya se lo hemos contado a tu hermano Alex, asi que no hace falta que pase por nosotros.

-Vale tio, nos vemos.

-Adios Crack.

Volviendo a la ducha, me anime al pensar que por lo menos todos mis colegas me harían compañía. Hace años que no voy al pueblo de mi viejo. Joder, espero que se haya vuelto un poco mas animado. De pequeño, mi padre nos llevaba todos los años a las fiestas para ver como soltaban a un toro en medio del pueblo mientras los chavales echaban a correr delante, mareando al animal por las calles que rodeaban la plaza. Este año mi primo Jaime nos invitó a subirnos a Alex, a mi, y a nuestros colegas. Dice que en su casa cabemos todos. A mi no me apetecía mucho, pero los demás se apuntaron enseguida y no me pude librar.

En fin; yo vivo en Alicante. Aquí tenemos mogollón de sol, playa, gimnasio… y el puto instituto, aunque como este año mis colegas y yo repetimos el último curso, los profes no querían vernos mucho por allí y podíamos pelarnos las clases cuando nos daba la gana y machacarnos en el gimnasio.

Al pasar por delante del espejo, me pare para mirarme un poco. Todavía no me puedo creer lo mazao que me he puesto este año gracias a Karlos, el puto amo. Deslice la mano por mis pectorales, amasando un par de veces mis tetorras. Lance una mirada precavida hacia la puerta. Solo oía a mi hermano y sus amigos andando por el piso de abajo, hablando de la universidad. Un poco más tranquilo, baje un poco la mano, contrayendo mi estomago. Todavía no he podido definirlo mucho, o sea que no tengo una tableta de chocolate  como Karlos o Nacho, los cabronazos más mazadisimos que conozco, pero por lo menos esta plano y super duro. Repase mi ancha cintura, como la de un luchador de lucha libre. Pero lo que más me mola son los brazos de gorila que he conseguido. Emocionado, comencé a hacer poses ante el espejo, apretando los brazos para comprobar el tamaño brutal de mis biceps y doblando hacia el costado para ver el efecto entero, flipando con unos antebrazos más grandes que los músculos de la mayoría de los tíos de mi clase. Joder, que pasada, si me estoy poniendo como un puto toro.

Sin poder evitarlo, mi rabo empezó a empalmarse de mala manera. Lo roce un poco con el dorso de la mano para tratar de calmarlo y se empino aun más, pidiendo guerra. Riendo, tontee un poquito con el,  repasando con el pulgar las venas cargadas, acariciándolo de arriba abajo. Menudo gustazo, joder. Resoplando, mire otra vez hacia la puerta. Comenzaba a excitarme demasiado y alguien podía entrar en cualquier momento. Y la toalla no podía tapar un pollon empalmado de mi tamaño. Debería de haber vuelto a la ducha, pero mi cuerpo no me obedecía, atontado por el morbo de imaginar a mi hermano mayor o a cualquiera de sus colegas entrar y flipar al verme jugar con mi súper rabo.

Y menudo pedazo de pollon, en serio, sin exagerar. Ahora ya se empinaba hasta alcanzarme el ombligo y el mamón continuaba creciendo sin parar. Bombeando con mas ganas, sonreía al pensar otra vez en la carita de los colegitas de mi hermano si alguno tuviera que vérselas con cara a cara con mi polla, intentando agarrarla o pararme si los cogiera para calmarme el calenton frotándome un poco contra ellos. Porque el que menos tiene una jeta y un polvazo increíbles, que no se cansan de enseñarme cuando vienen a casa a estudiar con Alex o a bañarse a la piscina.

Eche un vistazo culpable a mi rabo removiéndose nervioso en mis manos. Otra vez volvía a pajearme con mi hermano y sus amigos en mente. Pero es imposible alejarlos de mis fantasias. La ultima vez que pude comprobarlo fue hace unos meses, mientras jugábamos un partido de fútbol. Cada dos por tres se levantaban la camiseta para lucir un estomago de campeones, o se abrazaban con brazos super torneados en el gym, provocándome un calenton que tuve que aliviar en el descanso para poder salir al campo con el rabo bajo control. Además, los cabrones no paraban de sobarse y de darse besos con cada gol, y a los pobres chavales contra los que jugábamos se los metían a pares. El recuerdo de todos esos buenazos besando al guaperas de mi hermano cada vez que marcaba me excitaba tanto que mi tranca empezaba a arderme en la mano.

A mí siempre me ha gustado machacarme en el gimnasio, pero no me pasaba tanto tiempo dentro como mis colegas. Prefería jugar con la consola o tomar el sol. Pero ese día decidí tomármelo en serio. Porque aunque había crecido este año hasta volverme un poco mas alto que mi hermano, el siempre ha estado muy fuerte, con los músculos super definidos, como un modelo de ropa interior, y no dejaba de restregármelo. Por ejemplo: me curre una jugada sensacional, regateando a los picados que intentaron lisiarme con empujones y patadas, hasta robar el balón y marcar un puto golazo; bueno, pues antes de darme cuenta mi hermano me embistió y me cargo sobre su hombro. Así que celebre mi gol colgado de su hombro como si fuera un puto saco de patatas, mientras sus amigos nos abrazaban riendo. Es un grandísimo hijo de puta, por muy bueno que este. Empecé a jadear al recordar como se despelotaron en el vestuario mientras se sobaban eufóricos por la goleada.

Después del partido decidí machacarme a muerte con Karlos en el gimnasio, hasta conseguir un cuerpazo capaz de acojonar a Cristiano Ronaldo si se me lo encontrara delante, y mucho mas a mi hermano. Mi polla estaba a tope y a punto de explotar cuando escuche a alguien subir las escaleras. Me volví de espaldas a la puerta, regresando a la ducha como pude mientras a medio camino mi pollon entro en erupción y me corrí pringándome desde el estomago hasta el pecho. Logre llegar antes de que mi hermano entrara para peinarse delante del espejo. Me apoye temblando sobre la mampara mientras mi polla terminaba de regarme con mi leche. Tuve que morderme para que Alex no me escuchara jadear. Aun no había recobrado mis pulsaciones normales cuando acabe de ducharme.

Al salir, mi hermano ya se había marchado, pero volvió a mi habitación antes de que acabara de vestirme.

-Robert, tio, que llegamos tarde, joder- protesto mi hermano desde la puerta. Lo mire de reojo. Llevaba unos pantalones cortos, con una camiseta estampada que se ceñía a su pecho, cayendo sobre su estomago marcadísimo, con las mangas cortas para lucir los brazos.  Con el pelo un poco largo y su carita de niño bueno casi parecía uno de mis compañeros de clase.

No le hice ni puto caso, claro, mientras me colgaba una cadena de oro del cuello y miraba las camisetas sobre la cama. No sabia cual ponerme. Últimamente me habían quedado todas pequeñas, pero eso me molaba. Así todo el mundo podía ver lo mazao que estaba. Pero igual no era lo suyo que mis tíos me vieran llegar con dos tallas menos.

-Tranquilo, hermanito, no te alteres- me burle. Alex me fulmino con la mirada, no soporta que le vacile. Dio un paso hacia dentro, pensando en sacarme a rastras. Pero ahora ya no era tan fácil como antes. Me gire hacia el y agarré como si nada el marco de la puerta, para acentuar el tamaño de mis bíceps, mientras mis músculos se tensaban. Mi hermano vacilo un momento, inseguro al verme tan grande y sin camiseta. Todavía no se hacia a la idea de quien era ahora el macho de la familia. Sonreí al ver su cara y me pase una mano por el pelo rapado, para que viera bien los músculos con los que tendría que vérselas si no iba con cuidado. Se lo pensó un poco mejor y retrocedió, remugando en voz baja. Riendo, volví a la cama y decidí que me pondría una camiseta de tirantes oscura después de todo.

Salimos de Alicante y nos alejamos del mar. Llegamos al pueblo un rato después, en medio de las montañas. Mire por la ventanilla. A nuestro alrededor solo veíamos pinos o bancales, con almendros y olivos donde jugábamos cuando éramos nanos. En fiestas no dejan pasar a los coches por el centro, así que aparcamos en las afueras, cerca del castillo y un parque. Al otro lado de la calle había una acequia, bajando hacia las huertas junto al camino. Hacia el frente, podía ver el campanario de la iglesia sobresaliendo de los tejados.

Nuestro primo Jaime nos esperaba apoyado contra el portón del castillo. Se acerco sonriendo, abrazando a mi hermano y saludando a los otros. Mi primo tiene 23 años, un poco mas que mi hermano. Cuando llego junto a mi, me incline para darle un beso en la mejilla y aprovechar para sobarle. Es un poco bajito, pero esta muy mazadete.

-Te veo un poco cansado, primo- le dije, apretándole los brazos.

-Bueno, es que acabamos de mover los muebles en casa para poner las camas.

-Pero tio, podríais habernos esperado, lo hubiéramos hecho nosotros. A mi no me hubiera costado nada, aunque hubiera podido romper algo sin querer, que voy al gimnasio mogollon.

-Ya lo veo, tio- dijo Jaime, mirándo los enormes bíceps de mis brazos- Joder, parece que Rober es ahora el musculitos de la familia, ¿Verdad Alex?- Mi hermano gruño.

Mientras hablábamos empezaban a llegar un montón de coches alrededor. Nos metimos en el pueblo y al acercarnos a la plaza, vi que había un mogollón de gente esperando a que empezara la fiesta. El pueblo de Jaime no es muy grande, pero alrededor hay otros pueblos de donde vienen para participar en las fiestas. Por la tarde y por la noche, sueltan a un toro en las calles para que corra por la plaza y las calles de alrededor. Hay barreras en todas las salidas para dejarle encerrado, y el toro empieza a dar vueltas y vueltas, mientras los chavales salen a correr y a llamarle para que les persiga. Hay que tenerlos cuadrados o estar un poco loco, pero esa es la gracia.

De camino a casa de mis primos me anime al ver la pinta de los chavales de los pueblos. Esos tios parece que vayan al gimnasio en manada, y se ocupan de que se note. Con todo, la mayoría se conforman con estar en forma, más o menos como mi primo, en plan mazadete. Los cachas de gimnasio que habían por allí también debían venir de Alicante o de Elche, como nosotros. Pero de momento no vi a ninguno tan cuadrado como yo.

La mayoría me miraban al pasar, sorprendidos de mi tamaño, sobretodo los que me reconocieron de cuando venia en verano hasta hacia dos o tres años. Todavía no estoy acostumbrado a como intimido a la gente. Sonrei. Pues cuando llegaran los gorilas de mis colegas los chavales iban a flipaban de verdad.

Delante de nosotros un par de tíos se sacaron la camiseta, fardando de músculos. Cogí los bordes de la camiseta para quitármela, pero Alex me sujeto la mano.

-No seas payaso, anda- me cortó el rollo el muy capullo. Entonces nos encontramos con unos chavales sentados en un muro de espaldas. No estaban nada mal, sobretodo uno de ellos, el mas alto. Lo reconocí. Era Toni, un colega de mi primo, que siempre ha estado mazo bueno. Pero no lo recordaba por eso, sino porque era un cabronazo.

De pequeño, se venia con nosotros cuando subíamos a veranear. Tiene un año y pico más que yo, así que abusaba de mi todo el rato, aprovechando que mi primo y mi hermano pasaban de mi. Le encantaba hundirme en la piscina, darme collejas, u obligarme a jugar a lo que quisiera, haciendo trampas sin que nadie me hiciera ni puto caso. Una cosa que le encantaba era hacer pulsos. Conmigo se burlaba porque no podía nunca con el.

Nos acercamos para saludarlos y Toni se levantó. Había crecido desde la última vez que nos vimos, aunque no tanto como yo. Aun así el cabron se había puesto super bueno. Llevaba un polo a rayas que se ceñía a sus hombros y al pecho a pesar de que no era ajustado. Las mangas apenas le cubrían sus anchos hombros redondeados, y el dobladillo del polo apenas rozaba el borde de sus pantalones cortos. Los piratas también se ceñían a sus gruesos muslazos de deportista y dejaba ver un culo redondo y perfecto. Mierda, pero que bueno estaba el hijo de puta.

-Hola Toni- le saludo Jaime con un apretón en el hombro- ¿Te acuerdas de mis primos?

-Pues claro tío- Toni se levantó y me estrechó la mano. De cerca estaba todavía mejor. Me fije en que sus antebrazos tenían las venas marcadas y sin pelo. Sus brazos eran más musculosos que los de mi hermano, y sus pectorales eran impresionantes. Al apartarse, Toni silbo mientras me miraba de arriba a bajo, apretándome los bíceps- Joder Rober, ¿donde vas sin brazos? Como has crecido, chaval.

-Gracias tío. Si quieres planchar un poco, aquí tengo una tabla- vacile fardando de estomago, levantándome la camiseta mientras miraba a mi hermano con chulería. El cabron sonrió, doblo el codo hacia atrás y me golpeo, pillándome desprevenido. Recule tosiendo mientras los demás se reían.

-Bueno, chavalin, no esta mal –se burlo Toni mientras se levantaba el polo- Ahora prueba tu, tío- me quede mirando un momento sus perfectas abdominales, pero no me quedaba mas remedio que seguirle el juego y golpearlo para probar su dureza. El chulazo estaba preparado, y aguanto mi puñetazo sin moverse. Levanto la mirada y me pidió que repitiera. Soporto sin inmutarse cuatro puñetazos. Sus amigos se rieron y le felicitaron. Tuve que reconocer que su estomago estaba super duro y aguantar las burlas de mi hermano hasta que llegamos a casa de mi primo.

Eran casi las ocho cuando llegaron mis colegas. Fran, mi mejor amigo, super alto. Nacho y Luigi, mis colegas, super mazados y mas altos que yo también. Y Karlos, de casi uno noventa como yo, el cabronazo más musculoso que conozco. Los cuatro llevaban el pelo muy corto, camisetas de tirantes como yo, con unos lomos que parecían capaces de reventar la ropa que llevaban encima, tatuajes en el hombro y un piercing en la ceja. A mis viejos no les gustan nada. Prefieren de lejos a los amigos de mi hermano.

-¿Qué pasa crack?- me saludaron- Oye Jaime, que pueblo tan guapo- Mi primo les dio las gracias y les estrecho la mano. A él le respetaron un poco, pero con mi hermano en cambio Fran se acerco y lo envolvió en un abrazo de gorila. Alex se revolvió entre los tremendos brazos de mi colega, pero él ni se entero. Al inclinarse sobre mi hermano, sus hombros parecían aun más grandes de lo normal, tirando de la tela para arriba, dejando al aire el principio de su espalda morena.

  • Joder Fran, suelta a mi hermanito, que lo vas a partir- le pedí sonriendo. Fran dejo ir a Alex y se disculpo por no controlar su fuerza. Mi hermano se aparto, frotándose los músculos de sus brazos.

Toni y otro chaval de su grupo, que se llamaba Berto, pasaron en aquel momento por delante de casa mientras iban hacia la plaza. Les llamé para presentarles a mis colegas. Los dos chulazos fliparon al ver el tamaño de mis amigos, aunque disimularon. Nos despedimos y volvimos dentro, riendo. Entonces, el campanario empezó a marcar las ocho, y soltaron al toro.

Nos asomamos a los barrotes de la puerta. Había mucho ruido, ambientado con música de fiesta, desde los triunfitos de este año hasta lo último de Shakira.

Cuando el toro entro en la plaza el jaleo fue monumental, un griterío tremendo. No veíamos nada, solo un montón de chulacos correr de una parte a otra. Entonces la calle se vació de pronto y el toro cruzo por delante de nosotros. Al pasar, mis primos salieron fuera como casi todo el mundo, riéndose, invitándonos a salir con ellos. Salimos con un poco de miedo, la verdad. Todo el mundo parecía muy animado. Entonces, el toro volvió, embistiendo con la cabeza. No recuerdo claramente que paso, solo los gritos y la estampida a mí alrededor. Corrimos hacia la puerta, colándonos entre los barrotes. Desde atrás, alguien me empujo sin miramientos para que entrara de una vez y dejara pasar a los demás. Al volverme, estábamos todos dentro y el animal cruzaba por delante. El corazón me latía a mil por hora, con Nacho frenético a mi lado. Sin embargo, mi hermano y sus amigos salieron fuera con mis primos, todavía eufóricos del subidón, emocionados. Nos llamaron para que fuéramos con ellos, pero esta vez yo no me moví de la puerta.

-Venga tíos, pero si no hace nada. Solo quiere jugar un poquito con nosotros. Es como un perrito- se cachondeaban. Como veían que no les hacíamos caso, empezaron a burlarse de nosotros.

Al final, Carlos y Fran se picaron, así que se quitaron la camiseta y salieron detrás de mi hermano y mis primos, dejándonos solos a Nacho, a Luigi y a mí. Por cierto, los macarras de la calle fliparon al ver el tamaño colosal de mis colegas conforme se quitaron la camiseta. Fue un espectáculo, porque las llevábamos tan ceñidas que parecían que estuvieran pegadas. La verdad es que de lejos solo se distinguían del toro en que iban a dos patas.

Al poco de marcharse, Berto, Toni y un par de chavales casi tan mazaos como él pasaron por delante, hablando entre ellos. El chulaco llevaba la misma ropa ceñida de antes, andando con chulería y fardando de músculo entre sus amigos.

Le espiamos, corriendo entre aquellos macarras de pueblo, tocando al toro y apartándose, llamándolo para luego esquivarlo. Saltando y corriendo con decisión, el cabron tuvo varias ovaciones. Eufórico, se fue haciendo cada vez más atrevido y temerario, compitiendo con sus amigos.

De pronto, hubo un grito y la calle se lleno otra vez de tíos corriendo como locos. Toni y sus colegas se lanzaron contra la puerta y tuvimos que apartarnos tropezando para dejarles entrar. El toro paso por delante, rozando los barrotes. Los chavales volvieron a asomarse fuera, llamando al toro. La ancha espalda de Toni no nos dejaba ver bien que pasaba en la calle. Nacho y yo nos atrevimos a acercamos un momento cuando volvió a estallar un griterío allí fuera y vi por encima del hombro de Toni embestir al toro contra los barrotes, mientras el y sus amigos me empujaban para entrar y me tiraban al suelo.

Lo increíble fue que en cuanto se aparto el toro, el chulazo de Toni volvió a salir a llamarle otra vez, golpeando la pared para atraer la atención del bicho. Puto loco de los huevos. Como no les hacia ni caso, Toni salió de los barrotes para plantarse en frente, levantando los brazos como si fuera un rejoneador, retando al animal. Nacho me ayudo a levantarme y juntos nos acercamos un poco a la puerta. La verdad es que Toni tenía que tener unos huevos de la ostia, desafiando a un toro sin temblar. A los chavales del pueblo de mi primo debía imponerles bastante, con su cuerpazo mazadisimo exhibiéndose allí en medio.

El animal no le hizo ni puto caso y avanzo unos pasos para arriba. Toni le siguió, alejándose de la puerta. Sus colegas salieron fuera detrás de el. Había un balcón a un lado, y Toni se acerco hasta dar un salto, engancharse y subirse a pulso. Una vez seguro de que el balcón aguantaba, se bajo hasta casi tocar el suelo, sin soltar los barrotes del balcón. Para entretenerse, empezó a hacer varias flexiones allí colgado, fardando delante de todos.  Cuando se soltó, se giro hacia nosotros y sonrió con chulería al vernos escondidos entre los barrotes de casa de mis tíos. Dio unos brincos, para mantener los músculos calientes. Berto, se adelanto un poco y Toni le dio un susto por detrás, descojonándose del brinco que pego el chaval. Mientras hablaba, se volvió otra vez hacia atrás, secándose el sudor de la cara con la camiseta. Aun desde la distancia, pude ver otra vez que tenia un estomago espectacular.

El toro se giro allí arriba y Toni volvió a retarle, agachándose mientras daba palmadas hacia delante. Los piratas parecían a punto de reventar al flexionar su culo sensacional y sus tremendos muslazos. Esta vez el toro se quedo mirándole, agachando la cabeza y pateando el suelo entre bufidos. El chulazo se levanto y lo desafió echando el pecho hacia fuera, acercándose aun más.

El toro embistió. El cabron corrió como un negrazo cazando en la jungla hacia la puerta. Nacho y yo nos apartamos justo a tiempo de que entraran de un salto. El puto toro se empotro contra los barrotes, sacudió la testa y volvió a embestir otra vez. Mi primo y mi hermano le llamaron desde atrás y el morlaco dio media vuelta para perseguirlos calle abajo. Toni y Berto, que acaban de estar a punto de que les cornearan, se lanzaron hacia fuera y comenzaron a golpear la pared y gritar para llamar al toro.

Me asome por encima de su hombro y vi que el animal se había parado en casa de la vecina y nos miraba mientras pateaba el suelo, bufando a punto de embestir. Me metí para dentro en cuanto me miro.

-Su puta madre- resoplo Nacho detrás de mi- diles que paren de una puta de vez. Al final va acabar entrando el toro aquí dentro- Los cabrones nos oyeron y se volvieron un momento; nos echaron un vistazo burlón y continuaron tentando al toro. Nacho me empujo hacia delante. Remugando en voz baja, me acerque hasta la puerta.

-Oye Toni, por favor, deja de achuchar al toro- le pedí. El mazao giro la cabeza y me sonrió con chulería.

-¿Qué pasa macho? ¿Te dan miedo los toros?- me miro de arriba abajo y me dio un apretón en el brazo- Pero si estas mazadisimo. Ven con nosotros un poco cuando nos marchemos. Buscaremos a Jaime y a tu hermano por bajo. Será guapísimo, ya veras.

-No gracias, a mi hermano ya le veo todos los días- respondí disimulando- Además, no voy a dejar colgados a mis colegas aquí solos.

-Pues que se vengan también- Mis colegas dieron un paso atrás solo de pensarlo-¿No?, joder, que caguetas. Pues no se para que queréis entonces los músculos, ¿eh Berto?- Se volvió hacia fuera y continuo llamando al toro.

En la casa de enfrente, una vieja nos vio y empezó a gritarle a Toni que en las casas de los demás no se achuchaba al toro.

-Una cosa es esconderse, y otra achuchar. Después se abollan los barrotes y que, ¿eh?- Toni paso de ella. Enfadada, repitió lo mismo machaconamente varias veces- ¿Pero bueno, es que no me oyes?- Se cabreo al final.

-Que si joder- Dijo Toni, hasta los huevos de escuchar a la vieja, pero siguió sin hacerle ni puto caso. Mire a Nacho sin saber que hacer. Mi colega se encogió de hombros. Aquello era cosa mía. Estaba en casa de mis tíos. Seguro que luego me echarían a mí la culpa si se abollaban los barrotes. Ya me imaginaba a mi padre dándome el sermón. Otro año sin moto.

Mire a Toni mientras trataba de pensar en algo. El cabronazo estaba mazadisimo. Se apoyaba con un brazo en uno de los barrotes, asomando medio cuerpo fuera, con la piel morena sudando por las carreras. Tenía el pelo empapado, como si saliera de la ducha. La ropa se le pegaba al cuerpo, un poco mojada, remarcando su potente musculatura. Su enorme lomo casi no le cabía dentro de la ropa. Sus bíceps, flexionándose cuando se cogía de los barrotes, estaban a punto de reventar las mangas de la camiseta. Y menudo culo que marcaban los pantalones cortos. Estaban tan ceñidos que parecían pintados, pero es que el culo era de escándalo. Me daba un poco de envidia de ver como estaba de tremendo.

El toro se volvió un momento y Berto aprovecho para correr  enfrente, dejando a Toni solo con nosotros. Lo vi claro. Era mi oportunidad.

Agarre a Toni desde atrás por sorpresa, lo levante del suelo, y me lleve al chulazo dentro de casa, con mis colegas. Estaba tan sorprendido que no se resistió hasta que lo deje en el suelo, en medio de los tres. Nacho y Luis se acercaron hasta nosotros riendo.

-Ostia puta, Crack, menudo ejemplar nos has traído- se rió Nacho, acorralando a Toni por un lado. El amigo de mi primo choco contra mi pecho mientras se apartaba. Le cogí los brazos para sujetarle. El mazao me miro un instante y se intento soltar enseguida. Flexiono los brazos y empujo varias veces, tensando sus durísimos músculos debajo de mis manazas. Esto si que era todo un desafió. Me plante con fuerza, y aunque el cabron esta super-fuerte, logre retenerle firmemente contra mi cuerpo; su espalda de luchador pegada a mi cuerpo de gorila. Estaba muy caliente, por las carreras con el toro.

Entretanto, Nacho empezó a frotar el polo de Toni por encima de su espectacular cuerpazo, sobretodo por su tremendo pecho, que se marcaba escandalosamente al echarse hacia delante para escapar de mis manazas. Toni estaba mazadisimo, y me costaba sujetarlo. Luigi también se acerco y se apoyo sobre el hombro de Nacho, sonriendo mientras admiraba el tipazo del chaval.

-Suéltalo, Rober, que este guaperas no va a ir a ninguna parte- me dijo Luigi, animándose a levantarle un poco el polo a Toni para mirar sus abdominales. Lanzo un silbido burlón -Joder, Nacho, mira como esta el torero ¿que te parece?

–Que este tiarron esta mazo bueno, colega. Vamos a verle bien–Nacho levantó el polo de Toni para admirar sus agitadas abdominales, que al contraerse en sus esfuerzos de soltarse se marcaban aun mas entre su piel morena. Juntó el dobladillo por detrás de su cabeza, mostrándonos sus impresionantes pectorales. Yo notaba que sus bíceps estaban durísimos, tensados al máximo. Todavía trataba de escabullirse. Mis amigos le acariciaron paseando las manos por su torso esculpido, estremeciendo al chulazo. Yo les miraba jugar con él por encima de sus hombros, respirando sobre su nuca.

-Menudo cuerpazo tienes, crack- susurre en su oido mientras su pelo me mojaba la cara- mira como tienes a mis colegas de flipados. Estas hecho todo un campeón- Sonreí a Nacho y le di un besito en la mejilla a Toni. El chaval intento apartar la cabeza, pero le seguí y volví a darle otro. Disfrute frotando sus bíceps, apretándolos, rozando su carita de guapeton con la mía. Pero cuando intentaba escapar, le sujetaba firmemente otra vez, le daba un beso en la mejilla y me reía suavemente- No tengas tanta prisa, Toni. El toro sigue fuera- Nacho le cogió de la barbilla y le alzo la cabeza para mirarle a los ojos.

-Bueno pavo, me han dicho que de nanos jugabas con nuestro Rober ¿has visto como se ha puesto? ¿no te da un poquito de miedo? Bueno, no pasa nada. Ya veras como te acostumbraras a hacerle caso cuando te ordene que hagas algo- le soltó y se volvió hacia Luis- ¿Que Luigi, tu que dices? ¿Te apetece pasar un buen rato con el torero?

-Eso se lo tienes que decir a Rober, tío. Aquí manda el.

-Es verdad, joder, tienes razón ¿Qué dices, Rober?- me pregunto riendo, volviéndose hacia mi- No sabes que calenton llevamos encima- se quejo, apretándose el paqueton- Anda, por favor, súbelo arriba. Nos lo podemos turnar- Esta vez Toni se asusto de verdad. Retrocedió hasta pegarse completamente a mi. Nacho se rió y le acaricio los hombros, inclinándose hacia delante– Vas a ver, chaval. Rober tiene una polla bestial. Ni te la imaginas- Toni empezó a temblar, removiéndose nervioso. Mi pollon comenzó a empalmarse, dándose contra el tembloroso culito de Toni. Sorprendido, intente apartarle un poco para que no lo notara. Nacho sonreía y se mordió el labio, acojonando completamente al pobre chaval- los chulitos como tu valen para esto, para que un megamacho como Rober se de un gustazo cuando venga de visita a buscar setas –le vacilo Nacho, murmurando en voz baja, masajeándole los hombros.

-Vale tíos, por favor, ya esta bien- tartamudeo Toni. Mi rabo me empezó a dar problemas. Toni se pegaba a mi todo lo que podía, poniéndome muy difícil controlarlo. Nacho le acariciaba con ganas, asustándolo- Venga Rober, colega, deja que me vaya de una vez- El pobre estaba super intimidado por los magreos del cabron de Nacho, que se apretaba el paquete todo el rato. Seguía empujando su espalda contra mi, aunque debía notar ya que me había empezado a empalmar de mala manera.

Cerré los ojos y me imagine por un momento siguiendo la broma de mi colega, sentando a Toni en mi regazo sobre la cama, acariciando su cuerpazo entre mis manos mientras Nacho y Luigi se sacaban el rabo y se acercaban a nosotros para que el chaval les pajeara. Mi pollon crecía en mis piratas sin que pudiera evitarlo, empujando contra el durísimo culito de Toni, que seguía apretándose contra mí. Pensé en como seria bajarle poco a poco el pantalón, dejándole listo para que mi polla se diera un atracón, rompiendo el culito tembloroso del chulazo con una embestida brutal.

Acaricie un poco sus brazos, dándole otro beso. Nacho y Luigi le frotaban su torso espectacular, sonriendo y apretándose el paquete, sin hacer caso del miedo del chaval. Podríamos follarnoslo por turnos. Primero yo, claro, subiendo y bajando su cuerpazo bien sujeto entre mis manazas, mientras le reventaba el culazo a pase de pollazos. Toni lucharía, pero no me importaria que me diera algunos puñetazos mientras mi pollon pudiera seguir tomando su culo al asalto. Aunque gritara, nadie le podría ayudar, porque el ruido de la calle era demasiado fuerte. Arrugue la frente. Nacho no se podría aguantar. Me lo quitaría de las manos y se lo pondría encima, follandoselo sin miramientos, mientras Toni intentaba pararle apretando sus bíceps de gorila. Mi pollon alcanzo un punto critico, amenazando con empujar la tela a un lado y comenzar a petarle el culito a Toni por si mismo.

El toro se asomo por fuera, quizás preguntándose donde estaba el tirarron que le había tocado los huevos todo el rato. Berto y sus amigos le llamaron desde enfrente. Abrí los ojos y solté a Toni, que se quedo en medio de los tres, sorprendido. Miro a los lados, inseguro, colocándose la ropa, subiendo el cuello del polo. El pobre tenia pinta de querer salir corriendo hacia la puerta, pero me parece que tenia miedo de que lo atrapáramos otra vez y nos riéramos de el. Además, el toro aun seguía enfrente de casa de mis tíos. Aunque creo que se hubiera arriesgado con tal de escapar.

Cuando el toro se largo al final, Berto y mi primo entraron a buscar a Toni. Fingimos que no había pasado nada. Me senté y cruce las piernas para que los demás no se dieran cuenta de mi erección de caballo. Antes de que se fuera, Nacho se acerco por atrás y le dio un apretón en el trasero. Toni dio un bote y se giro sofocado, con tantas  ganas de partirle la cara a mi colega como de echar a correr.

-Me parece que ese guaperas no va a atreverse a vacilarte, colega- se burló Nacho mientras mirábamos como se marchaba. Se sentó en el brazo del sofá, a mi lado. Intente ocultarle mi descomunal erección, pero tenía un bulto tan grande en el pantalón que no pude. Mi colega me miro sorprendido y me apretó el muslo- Joder Rober, que empalmada llevas encima ¿no?- volvió la cabeza hacia fuera, viendo alejarse a Toni calle arriba, y luego me miro otra vez a mí. Sonrió con malicia- Vaya, vaya, pues si que debe de tener un buen culo el chaval- me puse colorado como un tomate. No dijo nada más y me dio unas palmaditas en el muslo, guiñándome un ojo.

Joder, tuve que estar sentado casi un cuarto de hora hasta que se me paso un poco el calenton. Mi primo y los demás llegaron un rato después. Fran y Karlos estaban eufóricos.

-Joder, tendríais que haber venido, tíos- me dijo Fran, con el brazo sobre el hombro de mi hermano- Menudo subido. Las pirulas son una puta mierda comparado con esto- sonrió y le dio un beso a Alex en la mejilla, removiéndole el pelo. Mi hermano se rio mientras trataba de escabullirse- No veas cómo se ha portado aquí el colega. Tu hermano es una puta maquina, Rober.

-Vaya, muchas gracias por decírmelo Fran. Mis padres solo me lo recuerdan tres o cuatro veces al día- me levante y fui a arreglarme la camiseta en el espejo, para que se ciñera bien a mi tremenda musculatura. En el reflejo, vi a Nacho apartarse para dejar pasar a mi primo. No me gusto nada como se le quedo mirando mientras subía las escaleras.

Por la noche, mientras mi hermano cenaba con mis tíos, mi primo Jaime nos saco a dar una vuelta. Había movimiento y jaleo, con mogollón de gente paseando y cenando en grupos. Los bares del pueblo estaban llenos, pero al volver del castillo, descubrimos a Toni, Berto y sus colegas en una especie de barraca, dentro de una casa. Jaime nos explico que era lo que allí llamaban una peña. O sea, un localito donde los colegas se reunían a pasar el rato. Tenían una mesa con comida para picotear y bebida. También había una consola con un sofá gastado y un juego de pesas al lado. Yo no hubiera entrado, pero Karlos y Fran, que no sabían nada de lo que había pasado, se acercaron saludando. Los de dentro se rieron y les abrazaron. Parece que se habían hecho amigos mientras burlaban al toro. Mire y no vi a Toni. Me dijeron que había salido a hablar por teléfono justo antes de que nos vieran.

Nacho me empujo y me señalo las pesas. Sonriendo, le pregunte a Berto si podía usar un poco su gimnasio. El colega de Toni me miro de arriba a bajo y llamo a los demás, para que se acercaran un momento. Los chavales se animaron y me rodearon expectantes. Puse cara de poker, disimulando como me molaba su atención, me agache y cogí unas pesas, subiendo y bajando con aire de entendido. Respiraba poco a poco, controlando y recreándome, mirando como se me hinchaban los brazos. Los chavales del pueblo me miraron impresionados, admirando mis músculos mientras levantaba.

Un rato después, deje las pesas para descansar un momento, pasándome la mano por la frente, perlada de sudor. Les escuche murmurar lo tremendos que estaba comprándome con algún mazao de la tele. Sonriendo, les invite a palparme los bíceps por el morbo de los músculos, que se me notaban mogollón. Berto fue el primero en acercarse. Me apretó los brazos, silbando, y animo a los demás a probarlo. Cuando Toni entro, se quedo pasmado. Me levante y Berto me acerco para que nos saludáramos.

-Mira tío, han venido los colegas de Jaime a vernos- Toni me saludo apenas por compromiso, y se alejo al fondo para beber con mi primo. Berto se acerco a ellos con un par de vasos y nos miro de reojo mientras hablaban.

  • Joder, Jaime, como esta de mazao tu primo, ¿eh? Se ha puesto toro el cabron– mi primo asintió sonriendo.

-Si, como las vacas- interrumpió Toni mosqueado- Seguro que va to Ciclao por ahí.

-¿Tu crees tío?- pregunto Jaime, mirándome otra vez, con el ceño fruncido.

-Pues claro, joder. Este seguro que se inyectara esteroides hasta en la polla ¿O no ves lo hinchados que están los músculos?

-No se tío, yo lo veo muy fuerte- dudo Berto. Toni sacudió la cabeza y se rió burlón, dándole un buen sorbo al vaso. Creo que sabía que estaba escuchándoles. Bueno, parece que algunos no aprenden. Me senté en la mesa, aparte un poco los platos y apoye el codo.

-Oye, ¿os apetece probar un pulso conmigo?- les desafié. Berto y los demás se miraron, inseguros. Cuando éramos pequeños, hacíamos pulsos muchas veces, y yo, como era el más pequeñajo, siempre perdía. Ahora la cosa había cambiado. Jaime le dio un empujón a Berto con el hombro, y el chaval se sentó enfrente. Se dio cuenta de que no había sido una buena idea desde que comparo mi mano con la suya al juntarlas. No tenia ni por donde empezar con él. Empujó con toda su fuerza, agarrando el lado de la mesa para hacer palanca. Yo me conforme con mantenerme en el mismo sitio. Empecé a jugar un poco, abatiendo su brazo una y otra vez, sin llegar a tocar la mesa, sonriendo como un chulazo. Berto sacudió la cabeza, riendo, reconociendo mi superioridad. Solté su mano pero no deje que fuera lejos, animándole a que probara esta vez con las dos manos.

Al principio se lo tomaron a risa, pero insistí. El colega de Toni dudo, mirando a mi primo. Jaime se encogió de hombros. Berto se volvió otra vez hacia mí y, despacio, dejo que cerrara mi manaza sobre la suya. Luego me agarró el puño con izquierda. Cuando dieron la señal, empujo con tanta fuerza como pudo. No tuvo nada que hacer contra mí ni con las dos manos a la vez. Cuando mi manaza le doblo el brazo contra la mesa, se soltó riendo, sacudiendo la mano.

Los demás chavales me rodearon, probando su fuerza uno detrás de otro. Ninguno logro doblegarme, pero la mayoría estaba lo bastante fuerte como para no repetir la vacilada de las dos manos. Al final, solo quedaba Toni. Sonriendo desde la mesa, le indique que se acercara. No tenia ni putas ganas claro, pero todos sus amigos le presionaban para que se atreviera conmigo.

-Venga tío, que tu si que puedes vencer a este cabron- desde luego era el más mazao de todos. Empezó a dudar. Después de todo, tenia ganas de revancha por lo de esta tarde, y pensó que yo ya debía de estar cansado después de vencer a todos sus amigos. Finalmente, se sentó mientras le ovacionaban y extendió la mano.

-A ver que has aprendido, chavalin- cerré mi mano sobre la suya y encajamos los dedos en su sitio. Nos sujetamos en cada extremo, para asegurase de que ninguno pillaba ventaja. No solo estábamos todos los de la peña. Fuera también nos miraban un puñado de chavalines del pueblo y un grupo de macarras mazaos que me sonaban de Alicante.

Empezamos cuando mi primo Jaime nos dio la señal. El cabron tiene muchísima fuerza. Mi brazo tembló. Además, sabia mejor que yo como usar la muñeca en un pelea de brazos. Detrás de Toni, Berto y los demás le animaban, con gritos y aplausos. Su técnica era muy buena, y al principio logro hacer tambalearse a mi brazo varias veces.

Mis colegas se reían y Nacho me apretaba los hombros. Intentaron aconsejarme, pero cada uno me decía una cosa, y al final acabaron peleándose, así que no me quedó mas remedio que vencer a Toni a base de pura fuerza.

Mantuvimos la mirada frente a frente. Nuestros brazos continuaron empatados, sin ceder. Aumente poco a poco la presión hasta lograr que mi rival dudara y desviara los ojos un momento para asegurarse que su brazo no cedía. Estaba dándolo todo. Por los músculos de su brazo se le marcaban muchísimo las venas, bombeando desesperadamente para doblegarme. A mi espalda Nacho se inclino y me aseguro que ganaría. Sonriéndole a Toni, le pregunto como pensaba que iba a poder conmigo, apretándome los bíceps para intimidarle. Su firmeza empezó a debilitarse, mientras yo me volcaba, y lentamente fui forzando el musculoso brazo de Toni hacia abajo. El chulazo se empleo a fondo, gimiendo y bufando, pero no lograba recuperar el terreno perdido, y al final, con un último y enorme esfuerzo, estampe su mano contra la mesa. Me levante de un salto, bramando de triunfo, chocando el brazo victorioso con mis colegas, rugiendo de gusto.

-Siii, joder, Rober, eres el puto amo- grito mi colega Luigi mientras saltaba y se reía, chocando mi manaza con la suya. Eufórico, Fran se volvió hacia Nacho, zarandeándolo por la emoción, coreando mi nombre mientras los chavales del pueblo se lamentaban e intentaban consolar a su campeón. Cabreado y enfurruñado, Toni se cruzo de brazos. Jaime se sentó a su lado, y le apretó la rodilla, animándolo.

-Venga  tío, no te enfades- y le dio un beso en la mejilla. Todavía entre bromas y carantoñas, nos despedimos con unas palmadas en su hombro al pasar.

Fuera de su peña, nos encontramos con el grupo de macarras que se acercaban con ganas de gresca. Los capullos nos empezaron a tocar los huevos, desplegándose delante de nosotros para provocar. Mala idea, capullos. De reojo vi a Berto y a Toni mirando. Pues que mirasen bien. Embestí contra el más grande, apartándolo de mí camino de un empujón. Y nos liamos a ostias.

A parte de eso, les conté después en casa a mis tíos mientras me ponía hielo en los moretones, la noche fue bastante tranquila. Era una buena broma, pero no les hizo ni puta gracia. Me cayó la del pulpo y llamaron a mi padre. Solo mi tía me defendió. Joder, la próxima vez dejaría que el toro les reventara la casa si quería.

Al día siguiente, por la tarde, todo el pueblo subió a la iglesia (o por lo menos a la plaza) para la misa del patrón. Luego vendría la procesión, y los fuegos artificiales. Me quede a solas en casa, porque todos se subieron a la fiesta y yo estaba castigado por la pelea.

Estaba en la cocina y acababan de empezar a sonar las campanadas para la misa cuando escuche la puerta. No me acostumbraba a que en los pueblos no cierren las puertas con llave más que de noche y cuando se acuerdan. Pensé que podía ser mi tía, que venia a escondidas a ver si necesitaba algo. Mierda, acaba de empezar la cerveza. La escondí y me asome a la entrada. Pero no era ella, sino Toni, que esperaba dentro mientras se miraba el pelo en el espejo. Reconozco que tarde en reaccionar.

-Ah, hola Rober- me saludo cuando me vio con una sonrisa forzada- ¿Puedo pasar?

-Pero si ya estas dentro, tío, para que... bueno, da igual. Pasa anda- Toni me dio las gracias y cerro la puerta mientras yo entraba en el enorme recibidor de mis tíos. Nos quedamos en mitad de la habitación, sin saber que hacer ni que decir. Intentábamos fingir que no había pasado nada, pero sin mis colegas al lado para fardar, me daba un poco de vergüenza recordar como me había pasado ayer con el. Pero una parte de mi amenazaba con empalmarse otra vez.

Toni se cruzo de brazos y miro un poco en derredor. Para disimular, me acerque a una estantería y me puse a mover un par de chismes de un lado a otro, mientras le espiaba de reojo intentando no excitarme demasiado. El cabron no me lo ponía fácil. Solo llevaba puestos un par de pantalones piratas ceñidos y una camiseta oscura a rayas, con la tela pegada a su cuerpazo. Joder, sus muslazos parecían que iban a reventar las perneras del pantalón, mientras que, con los brazos cruzados, sus músculos desbordaban las pequeñas mangas de la camiseta. Estaba claro que no perdonaba una para calentar al personal.

-Bueno- le pregunte al final- ¿Como es que no estas arriba con los demás?

-Creo que ayer me deje aquí mi móvil.

-¿Y no te has dado antes cuenta? Podidas habérselo pedido a mi primo y te lo hubiera llevado a tu casa.

-Ya, pero pensaba que me lo había dejado en mi habitación. Fue Berto el que me ha dicho hace un momento que lo llevaba encima cuando vinimos ayer aquí.

-Aja- Joder, ya me acordaba. Nacho se lo había quitado para hacer unas fotos mientras nos reíamos- Si, me parece que me acuerdo. Creo que debe de estar en ese mueble de allí. Si, míralo, ya lo veo.

-A si, muchas gracias- recogimos su móvil y lo acompañe hasta la puerta- Bueno, me parece que me iré a casa.

-No hace falta colega. Entra y toma algo, ¿vale?- titubeo un instante, pero al final acepto y me siguió a la cocina. Al pasar por el salón, vio que estaba mirando los resultados en el teletexto.

-Así que te mola el fútbol ¿De que equipo eres?- me preguntó para romper un poco el hielo. Para responderle, me levante un poco la camiseta para enseñarle mi tatuaje del Atlético en un costado. Toni se sorprendió y se inclino para verlo mejor- Joder tío, si yo me hiciera uno de esos, mi padre me mataría.

-A mi padre tampoco le hizo ni puta gracia, pero que se joda- Toni levanto la mirada y sonrió, algo impresionado por mi chulería. Me anime al verle más relajado y le enseñe mi tribal sobre el hombro izquierdo. Se acerco un poco mas y lo toco con los dedos.

-¿Qué es, una especie de tigre o algo así?- asentí y doble un poco el brazo para que viera el efecto al flexionar mis músculos- Que guapada, tío. Me molaría tener uno.

Cuando llegamos a la cocina, me quede mirando sin saber muy bien donde buscar. Toni se rió al verme dudar.

-Tu tía guarda los refrescos en la despensa- me tuve que reír. El colega sabía moverse mejor que yo en casa de mis tíos. Recupere mi cerveza mientras el se abría un bote de redbull y se subía al banco de la cocina para sentarse. Estuvimos hablando entre sorbo y sorbo de nuestros padres y de mis tíos. Joder, yo creía que mis viejos eran chungos, pero al lado de los de Toni... El capullo empezaba a caerme bien. Ahora me sentía mal por lo de ayer. Tendría que pedirle perdón. Me bebí otro trago, mirándole de reojo. Menuda carita de niño bueno tenía el chaval.

-Oye Toni, el otro día nos pasamos un poco, lo siento- el chaval se giro y me sonrió algo cortado.

-No pasa nada tío. Olvídalo- me disculpo, animándome con un puñetazo en el hombro que nos hizo reír- Además, yo también me pase. Si no os apetecía ir a correr con nosotros, tampoco pasaba nada. Además, cuando eras nano, siempre te he puteado un poco.

-Hombre, un poco no; más bien bastante. Pero no es eso. Es que los toros acojonan bastante- Toni se atraganto con el Redbull.

-¿Pero de verdad te dan miedo? Yo creía que solo estabas tocando un poco los cojones para que me fuera. No pensaba que tu... o sea, joder, estando así de mazao... no se, no me lo esperaba- paro al ver que empezaba a sonrojarme. Joder, hubiera preferido que siguiera creyendo que solo quería tirarle de casa. Volvimos a estar en un silencio incomodo, pero cuando me destape otra cerveza, Toni lo rompió- ¿Pues sabes una cosa? Te confieso que a nosotros nos dabais más miedo vosotros que los toros- esta vez fui yo el que se atraganto.

-¿Qué dices?- le pregunte boquiabierto. Toni se bajo del banco y me cogió la botella de cerveza para darle un buen trago antes de seguir.

-A ver tío, aquí nos conocemos todos, y nos gastamos putadas y todo eso, pero tu estas en otro nivel. No se si por Alicante los tíos suelen meterse en grescas todo el día, pero nosotros no estamos acostumbrados a tener unos macarras vacilando por el pueblo. Desde que bajaste del coche parecía que te fueras a liar a ostias en cualquier momento.

-¿Yo te asusto?- Estaba alucinado. Toni le dio otro sorbo más y me miro de reojo- Pero si nos conocemos desde nanos.

-Ya tío, pero eso era antes. Ahora estas to mazao. Joder, pero si cuando me cogiste durante los toros pensaba que me ibas a reventar- confesó. Empezamos a reírnos los dos. Destape otra cerveza más y me acerque a el, cogiéndole de la nuca.

-Claro, monada, como que iba a compartirte con mis colegas- Nos descojonamos. Cuando al fin pudimos parar de reír, le di otro trago largo y vi que me miraba fijamente los brazos. Sonreí y doble el brazo varias veces, fardando con mis bíceps de gorila. Toni acerco la mano y apretó mis músculos, impresionado.

-Estas hecho una verdadera bestia, Rober- murmuró- ¿En Alicante hay muchos tíos más como vosotros, así de mazaos?

-Algunos- gire la muñeca para que viera el tamaño de mi antebrazo- Por eso a veces uno tiene que dejar claro las cosas y no dejar que le vacilen.

-Como los de anoche ¿no? Menudo grescas estas hecho, cabron- me encogí de hombros, quitándole importancia- Yo no había visto nunca a nadie pelearse como vosotros. Pero bueno, claro, tu ya estarás acostumbrado. Seguro que os liáis a ostias en el Barrio mogollón de veces.

-De vez en cuando- respondí, chuleando con aire malote- Los policías nos miran, pero no se atreven a meterse en medio. De todas formas normalmente los tíos se rajan cuando nos ven- todavía continuaba doblando el brazo para que Toni se hiciera una idea de mi fuerza- Pero a veces los niñatos se ponen chulos y hay que bajarles los humos.

-Vale, tío, no te pases, que tampoco es para tanto- se burlo Toni, riendo y apartándose- No te lo tengas tan creído, que me parece que eres un poco fantasma.

-Pues ayer no decías lo mismo- le desafié, dejando la botella a un lado. El chulazo de Toni me fulmino con la mirada.

-Joder, porque me cogiste desprevenido, capullo- apuro su cerveza y dejo la botella vacía- ¿Quieres probar ahora? Vamos a la alfombra.

Salimos al salón y nos descamisamos, tirando la ropa sobre el sofá.  Toni dio unos saltos, girando el cuello, moviendo los brazos, para calentar sus músculos. A mí por lo menos me calentó bastante. El cabron tiene un cuerpazo de escándalo, y en movimiento, su musculatura era impresionante. Con la piel de color canela, parecía un pirata del Caribe preparándose para luchar por el botín.

Nos pusimos de frente el uno contra el otro, tanteando las defensas del contrario. Embestí yo primero. Toni se lo esperaba y me esquivo echándose a un lado, como un rejoneador. Intente atraparlo varias veces, pero se movía demasiado deprisa. El cabron quería cansarme antes de atacar, aprovechando que no era tan ni mucho menos tan ágil como el. Trate de esperarle, pero el chulazo no caía en mi trampa y dábamos vueltas sin más. Al pasar junto al sofá, agarre los cojines y se los lance. Mientras los esquivaba, me tire sobre el y logre cogerle del brazo.

Rodamos por el suelo, tratando de inmovilizarnos. Ninguno lo conseguía. Si Toni me atrapaba la muñeca, yo le cogía la suya. Si yo me soltaba, el también. Que le pillaba un brazo, el se retorcía y me empujaba. Me puse encima y me rodeo la cintura con las piernas. Intente separarlas y aprovecho para rodar y quedar sobre mi. Al final me impuse yo,  aprovechando mi tamaño para tenderlo en la alfombra y mantenerlo sobre el suelo, sentado sobre su estomago. Mientras trataba de sujetarle los brazos, nos dio la risa, jadeando por el esfuerzo. El tío esta muy fibrao, y puso toda su dura musculatura en marcha para detenerme, riendo. Me agarraba de los brazos y empujaba, flexionando de una manera alucinante sus bíceps. El estomago se contraía en la lucha, remarcando sus geniales abdominales. Pero no solo eso. Los tendones de los hombros formaban una red de músculos en acción por todo su cuerpo, desde los antebrazos hasta las caderas. Una pasada. Resoplando y riendo, pude hacerme al final con él.

-Vale, vale- se rindió Toni, tosiendo mientras no paraba de reír. Me confié, distraído por la agitación de sus músculos y cuando afloje un poco me embistió por sorpresa y me derribo sobre la alfombra. Volvimos a pelear y a rodar. El cabron esta súper en forma, y logró ponerse detrás de mi y envolverme el cuello con su brazo. Empecé a ahogarme, a toser, y a reír del esfuerzo. Notaba su durísimo bíceps contra mi barbilla, en mi cuello de toro. Trato de sujetarse, pero me retorcí una y otra vez. Agarrándole del brazo con el que me asfixiaba, emplee toda mi fuerza, hinchando mis bíceps con el esfuerzo. Poco a poco, empecé a aflojar su presa, y finalmente me escabullí de su llave. Me revolví y poco después volvía a tenerlo entre mis piernas, luchando por escapar. Me costó un buen rato someterlo, porque a esas alturas estábamos sudados y resbaladizos, pero acabe por atrapar sus brazos y juntarlos sobre su cabeza.

Agotado, Toni se rindió, jadeando y riendo. Escarmentado, no afloje mi presa y lo sujete aun con más firmeza, asegurándome que esta vez iba en serio. Su musculatura brillaba por el sudor. Su torso húmedo subía y bajaba, al ritmo alocado de su respiración. Cuando vio que no picaba otra vez, se revolvió. Sus bíceps se hincharon cuando hizo fuerza para intentar soltarse de nuevo. Las venas de sus músculos se hincharon bajo mis manazas. Pero todo era inútil. Le mantuve sometido hasta que paramos de reír y jadear. Poco a poco fuimos calmándonos y recuperando el aliento. Toni había luchado como un campeón, hasta el final, pero había quedado claro quien mandaba. Claro que aun podía quedar más claro todavía.

Me levante y tire de le hacia arriba. Cuando estuvimos de pie, le cogí por sorpresa y lo levante, cruzando la habitación hasta la cocina cargando con el. Toni se sujeto a mis hombros, un poco apurado, mientras mis manazas lo sostenían sin problemas. Lo deje sobre el banco de la cocina, en frente de mí. Una vez libres, pude deslizar mis manos sobre su torso fenomenal. Toni forjeceo un poco conmigo, picado, así que tuve que atrapar otra vez sus muñecas y mantener sus brazos sujetos entre los dos, a media altura.

-Joder Rober, menudo gorila estas hecho, cabron- se río- Me acuerdo cuando eras un mañaco y te subía a mi espalda para pelear con tu hermano en la piscina ¿Quien se iba a imaginar que ibas a ponerte como un toro? Bueno, ¿vas a dejar que me vaya o no?

-No lo se, tío, estoy decidiendo que hacer contigo- y era la verdad. No sabía que quería hacer. Le había ganado. Es más, lo había sometido. Me sentía un autentico mega-macho, y no quería que se acabara. Mi polla empezaba a despertar, a crecer e inquietarse en mis pantalones.

-Bueno, pues mientras lo piensas, podrías darme algo de beber- mi pollon dio un bote cuando pensé en que podría darle de beber, pero logre calmarme. Abrí la nevera y saque una botella de agua. Toni agarro dos vasos que se secaban sobre un paño a su lado en el banco. Bebimos hasta hartarnos. Me tire un poco de agua por encima para refrescarme y rebajar el ardor que sentía crecer más y más. Me removí el pelo con la mano, tirándome un poco mas. Me sacudí como un perro, salpicando alrededor. Mientras me pasaba la mano por la cara, descubrí a Toni mirándome embobado. Me mire y vi que el agua formaba regueros entre mis músculos, bajando por mis bíceps y mis pectorales. Al levantar otra vez la vista, Toni se había espabilado y disimulaba. De nuevo mi polla comenzó a ganar terreno.

-Te gusta lo que ves, ¿eh ladrón?– Toni se lo tomo a risa- Bueno, creo que ya ha quedado claro quien ha ganado ¿no? Y esta vez sin trampas, sin sorpresas...

-Si, si, joder, vale, has ganado, tío. ¿Que mas quieres?- se quejo. Levante mi brazo para marcar bíceps, vacilándole a Toni con mi fuerza y mis músculos- Joder, es que esto no es justo. Estas mazadisimo. No hay quien te pueda con unos brazos como estos, cabron- reconoció, apretándome los bíceps.

-Bueno, tu tampoco tienes nada de que quejarte, chaval. Menuda tableta de chocolate hay aquí bajo, ¿sabes o que?- acaricie con envidia su estomago. Orgulloso de su cuerpazo, Toni se reclino hacia atrás para lucirse al máximo. Se paso la mano por encima, repasando sus alucinantes abdominales. Nos reímos un poco. Con ganas de probar mas, lo levante otra vez y lo cargué saliendo de la cocina, apoyando sus muslazos sobre mis manazas. Toni se reía nervioso, sujetándose a mis bíceps de gorila. Lo senté sobre el aparador.

-Joder Rober, que crack eres- confeso Toni. Se acomodo, y mirando mis hombros, me acaricio los tatuajes, buscándome alguno nuevo- Me molan un huevo tus tatuajes, ¿sabes? Pareces... pareces un tío muy chungo con ellos. A los demás les diste un poco de miedo cuando los vieron. Pensaban que eras un pandillero.

-Es que sirven para que los demás tíos sepan con quien se están metiendo- vacile. Toni se rio y seguimos tonteando un poco mas, comparando nuestros cuerpos, flexionando los músculos. Mientras los míos eran más grandes, los suyos estaban mucho mejor definidos. Entonces el colega que me puteaba cuando éramos nanos se fijo por fin en mi paquete. El bultazo en mis pantalones ya era considerable. La tela había logrado disimularlo al principio, pero ya no podía ocultarlo más. Era un pedazo de paquete que no paraba de crecer, formando un bulto enorme y obsceno. Desde ese momento, Toni se empezó a poner nervioso. Intente tranquilizarle cambiando de tema, pero no servia de nada. Estaba cada vez más inquieto, mirando mi entrepierna cada dos por tres. Comenzaba a sentirse acorralado, pero yo no podía ayudarle; solo podía pensar en sobar su cuerpazo de escándalo.

Le acaricie las tetorras, temblando de excitación, moviendo las manos lentamente por todas partes. La respiración asustada de Toni lo hacia subir y bajar debajo de mis dedos. Continué deslizándome por sus potentes hombros, los brazos musculosos, las caderas temblorosas. Mis manazas acabaron sobre su estrecha cintura, repasando los firmes y potentes relieves de sus abdominales, esas que tanto le enorgullecían. Su cuerpazo era practicante perfecto. Y necesitaba sentirlo al máximo. Me cogí el paquete. Toni retrocedió en el aparador, derribando las fotos de mis primos.

-Lo siento, tio. Pero es que llevo unos días sin poder desahogarme- mentí- Una tia me dejo a medias el otro día y desde entonces estoy a dos velas- mentí todavía más- Pensaba tirarme a alguna chavala de por aquí, pero... espero que no te asustes.

-Ya, bueno, no pasa nada, Rober- parecía un poco más tranquilo con mi trola. Se inclino para ver mejor mi furiosa erección- Joder tio, ¿Cómo estas, no? Tu colega tenía razón. Parece que tengas una anaconda ahí dentro.

-Podrías... –titubee- podrías... echarme una mano- Toni me miro pasmado- Solo si tu quieres, claro.

-Joder, tío, no soy maricon- protestó.

-Ya lo se, tío, ya lo se. Pero esto no tiene nada de gay. Es muy normal entre colegas ¿A ti nunca te la han meneado unos amigos?- Toni sacudió la cabeza- Pues no lo entiendo. Yo lo he visto un monton de veces. Claro que lo que pasa es que tienes que estar muy seguro de tu colega. Esto no se lo pides a cualquiera- le mire de reojo. Empezaba a dudar. Apoye las manos sobre sus anchos hombros-Venga campeón, si estas hecho todo un machote- fruncí el ceño- ¿No te irán los tíos, verdad?

-No tío, claro que no, joder- negó Toni demasiado rápidamente, sofocado. No paraba de mirarme la polla y de removerse inseguro. Sonriendo, le cogí la mano. Toni se sobresalto e intento soltarla, pero la mantuve sujeta.

-Mira tio, no pasa nada. Tócalo. Si te da miedo volverte maricon, o no te gusta, lo dejamos. Pero me debes una- Toni titubeo, inseguro. Al final, asintió de mala gana.

-Bueno, vale, tio, que pesado eres- le solté la muñeca y me acerco la mano hacia el paquete, temblando. Al tocarlo, mi rabo se encabrito, empinándose. Asustado, Toni aparto la mano como si le hubiera quemado.

-¿Pero que te pasa, campeón? – proteste- Pensaba que no te daban miedo los toros- Toni me miro con ojos muy abiertos. Tragando saliva, volvió a probar. Mi pollon doblaba la ropa hacia fuera, luchando por salir. Había dejado atrás mis bóxers, y al empujar la goma del pantalón, empezaba a verse parte del tronco, robusto y surcado de venas. Toni cogió el pantalón con cuidado y lo aparto, liberando a mi polla, que al saltar hacia fuera choco contra su estomago. El pobre se encogió, apartando otra vez las manos- ¿Venga tío, a que esperas?- me queje- Joder, estoy a tope. No puedo esperar más.

Al ver que no se atrevía a empezar, sujete sus caderas y le restregué mi super-rabo contra su torso, machacado en el gimnasio. Toni jadeo por la impresión. Yo también. Nunca me había sentido igual. El estomago del chaval estaba muy caliente, pero nada comparado con mi polla. El roce de una piel extraña sobre mi tranca era una sensación increíble. Y me hacia sentirme aun más macho todavía, sometiendo a un chaval mayor que yo. Me moví lentamente, familiarizándome poco a poco con su cuerpo, deslizando mi pollon sobre sus alucinantes abdominales. Le sujetaba con tanta fuerza por los costados que creo que le hacia un poco de daño, así que afloje, me incline y le di un pequeño beso en la mejilla.

-Venga Toni- le anime, susurrándole al oído- ya veras como no es nada- el chaval asintió y comenzó a acercar una mano. Me reí suavemente- Tío, con una sola mano no tienes ni para empezar con mi polla. Vas a necesitar la dos.

Toni me miro con los ojos muy abiertos, pero me hizo caso y acerco poco a poco las dos manos a la vez. Se me escapo un gemido cuando cerró sus manos sobre mi pollon de caballo. Cubrí sus manos con las mías, para impedir que las apartara otra vez. Apretando sus dedos, lo forcé a estrujarme el rabo. Al principio le costaba, pero lentamente fue ganando velocidad y comenzó a manejarse razonablemente bien. Como le dije, necesitaba las dos manos para darme una paja en condiciones. Mi polla había crecido ya lo bastante para que no pudiera rodearla con una sola mano. Coloco las dos en la base, flipando del tamaño de mi verga. Acaricio suavemente las arterias que sobresalían del tronco, ascendiendo hasta el enorme cabezón de la punta.

-Joder, Rober, que polla más grande, macho- murmuro Toni, tragando saliva- y esta super caliente, parece que me vaya a quemar las manos- alucinado, la apoyó en la palma de su mano mientras la acariciaba de arriba a bajo con la otra. Agitándose entre sus dedos, mi verga continuo creciendo, hasta alcanzar su tamaño máximo. El chulazo subió las manos hasta la cabeza, jugueteando un poco con la punta. Solté un jadeo de animal, estremecido de gusto. Pero mientras Toni continuaba deslizando las yemas de los dedos por toda su enorme longitud, me fije en su cuerpazo, machacado a base de bien en el gimnasio. No me extraña que fuera por la vida en plan fuker, con el tipazo que tenia.

Sonriendo, le apreté los brazos, admirando sus bíceps. Toni me miro las manos y soltando una de mi rabo doblo el brazo. Lo acaricie suavemente, disfrutando de su dureza. Al soltarle, me apretó el mió. Ahora fui yo quien lo doble para el.

-Estas mazadisimo- murmuro. Le di las gracias con un nuevo beso  en la mejilla, esta vez más cerca de su boquita, removiendo su cabello. Y fue cuando vi que Toni empezaba a empalmarse. Las primeras veces creía que me lo imaginaba, pero poco a poco su polla se había ido despertando y empezaba a empujar contra los piratas. El todavía no se dio cuenta, embobado con mi rabo. Tenia curiosidad, joder, solo eso, me dije. Nunca le había agarrado la polla a otro tio. Toni dio un bote cuando se la cogi por encima.

-Tranquilo- le dije- no pasa nada. Solo quiero mirarla un poco- Le baje un poco el pantalón y libere a su polla. No estaba nada mal, aunque comparada con la mía pareciera pequeña. Iba empinándose lentamente, de forma insegura. La rodee con mi mano y Toni jadeo por la impresión. No fue como me lo esperaba. Era muy suave y agradable. Estaba muy caliente, pero me sentía muy a gusto meneándola. Segura bajo mi mano, empezó a crecer con decisión.  La maneje divertido, notando el temblor de Toni bajo mis dedos. La junte con la mía, comparándolas. Mi pollon sobresalía por muy por encima de la cabeza de su rabo, y era prácticamente el doble de ancho que el suyo. Levante la vista y le mire a los ojos, oscuros y profundos, que me devolvían la mirada con miedo y deseo. Supe que Toni era mió, para lo que quisiera hacer con él. Note que me asaltaba un calenton terrible, un subidon ardiente. Solté su polla y le bese. Una vez, y otra, y otra más. Toni intento pararme, pero sin demasiada fuerza. No podía controlarme más, el cabron estaba demasiado bueno.

Lo levante y lo cargue hasta sentarlo sobre el respaldo del sofá. Metido entre sus muslazos abiertos, me recline sobre el para restregarme a gusto sobre su cuerpazo. Mis manazas se movían suavemente por su cintura, sujetando firmemente su cuerpo mientras mi rabo jugaba sobre sus abdominales de escándalo. Le bese ansiosamente por el cuello, ascendiendo por su garganta. Los fibrosos costados de Toni temblaban entre mis manazas, respirando a bocanadas. Sus manos resbalaban por mis bíceps, incapaces de controlar mis brazos. Mis besos alcanzaron su barbilla, salada del sudor. El chulazo levanto el cuello, exponiendo todo su garganta a mis mordiscos juguetones.

Aferre sus costados y frote mi pollon con energía, entre jadeos. La polla de Toni babeaba entre sacudidas, rozándose una y otra vez contra mi rabo enfurecido, pringando mi estomago. El pobre chaval estaba a punto de explotar, por mucho que hubiera intentado dominarse al principio. Levante una mano y cogiendole de la nuca, sujete su cabeza para besarle. Cubrí su boca con la mía, saboreando sus labios, relamiendo su mentón y la mejilla. Estremeciéndose, se cogio de mis hombros, mientras mi manaza removía su pelo corto. Envolví su polla con mi mano, y basto un par de sacudidas para que se corriera entre mis dedos, protestando entre gemidos. Aproveche que necesitaba respirar a bocanadas para invadir su boquita con mi lengua. Su cuerpo entero se estremeció de la impresión.

Solté su boca cuando mi pollon aviso que estaba llegando a su limite.  Toni también lo noto. Se cogio de mi cuello de toro mientras mi polla de caballo apuraba sus ultimas embestidas. Acabe corriéndome sobre su cuerpazo, soltando trallazos que le salpicaron desde las abdominales de acero hasta la barbilla y sus tetorras. Era tan potente que casi no podía respirar. Mis manazas temblaron, mi rabo se sacudió de un lado a otro,  sin control, y abrace a Toni con fuerza, jadeando sobre su musculoso hombro. Tarde un minuto en recuperarme y liberar al chaval de mi abrazo.

Por primera vez en un buen rato, Toni pudo ponerse de pie en el suelo. Nos miramos el torso, cubierto de sudor y los trallazos del otro. Luego levantamos la vista. Estábamos colorados del esfuerzo, temblando de excitación. El amigo de mi primo miro alrededor en busca de algo con lo que limpiarse. Habían unas toallas sobre una silla, que mi tia nos había dejado por si queríamos ducharnos.

Nos dimos la espalda para limpiarnos y secarnos. Al volver la cabeza sobre mi hombro, le descubrí mirándome. Se giro corriendo, como si no le hubiera visto. Deje mi toalla sobre la cama y camine descalzo hacia el. Me escucho cuando ya estaba casi encima. Le cogí los hombros y comencé a masajearle suavemente la espalda. Toni no sabia que hacer. Acabó de secarse mientras yo acariciaba su musculosa espalda, apretando suavemente sus caderas. Me incline y le di un beso sobre el hombro, removiendo el cabello de su nuca.

Mire nuestro reflejo en el espejo que teníamos enfrente. Toni tiene una espada muy ancha, pero aun así mis hombros sobresalían a cada lado, todavía mas grandes. Lo flipe. Que cuerpazo tenía el hijo de puta. Cruce las manos bajo sus brazos, comenzando a acariciarle la jeta. Mi trancazo estaba cada vez mas duro y hambriento, pero me esforcé en mantenerlo apartado del tembloroso culito de Toni. Frote su amplio pecho, y baje admirando sus tremendas abdominales. Tenia un cuerpazo musculoso a tope, y cuando mas lo sobaba, mas fuerte y duro me parecía, y mas me empalmaba. El potente miembro del chaval también estaba desesperando allí debajo. Pero lo que no paraba de llamarme era su culazo. Joder, la tela envolvía cada nalga dejando el centro hundido entre las dos. Sus muslazos presionaban la tela a punto de reventar. Volví a acariciar su espalda y lentamente baje la mano hacia su culito.

Toni giro la cabeza, siguiendo hacia bajo mi manaza, descubriendo mi objetivo. Se sobresalto cuando le di un buen apretón a su culazo. Sonreí y aparte las manos, subiéndolas hacia sus tetorras o sus brazos, jugueteando con sus músculos. La polla de Toni hacia ya un bulto enorme en sus pantalones. Lo apreté por encima, arrancando gemidos del chaval mientras le besaba por el cuello. Un poco después, me di cuenta que me había pegado tanto a su espalda que mi rabo súper empalmado llevaba un rato peleando contra mis piratas mientras se restregaba contra el culazo del chaval.

Me baje el pantalón con una mano y mi rabo salto fuera contra el culo de Toni, como un tigre sobre su presa. Toni se sobresalto al sentir mi súper rabo libre contra su culito. Miro hacia atrás y asustado, soltó mi mano de su polla y se subió asustado sus piratas. Riendo, envolví sus caderas y empujándolo contra mi paqueton me restregué contra su culito. Toni estaba tan intimidado por el tamaño de mi polla, que empezó a revolverse otra vez, intentando alejar su culito de mi rabo. Le sujete y volví a empujarlo contra mi. Sus intentos de escapar le empujaban una y otra vez contara mi descomunal pollon, restregándolo por todas partes.

Sin decir nada, le cogí el pirata y los boxer azules y los baje suavemente hacia abajo. Toni empezó a revolverse con mas fuerza. Madre mía, menudo culazo gastaba el cabron. Lo frote suavemente con la mano. En la puta vida había sentido nada igual. Era redondo y respingon, durísimo y firme como una roca. Moviendo mi manaza arriba y abajo, amasé sus grandes nalgas de campeón, que vibraban como si estuviera haciendo un maratón. Empuje mi pulgar en el medio, arrancando un jadeo del pobre Toni. Colé mi otra mano por delante, envolviendo su ardiente trancazo.

-Rober, colega, por favor- gimió Toni, parando de moverse. Le pajeé suavemente dándole un beso en la mejilla, removiéndole el pelo. Tenía la carita superdulce, para ser un macarrilla de pueblo. Le acaricie los hombros con mi barbilla, mientras le daba mordiscos a su orejitas. Satisfecho, le di un buen apretón a su trasero, como había visto hacer a los futbolistas cuándo cataban la dureza del culo de sus rivales. Le paje un poco mas, y metí la mano en su maravilloso culito, prometiéndole acción muy pronto.

El chaval estaba acojonado. Sus potentes músculos se removieron entre mis brazos mazadisimos, tratando de escabullirse. Tuve que sacar la mano de sus pantalones para mantenerlo atrapado entre mis brazos. Lo sujete con un abrazo de gladiador, restregando mi pollon de semental sobre el rebelde culazo de Toni. Le bese por el cuello y la espalda, y comencé a susurrarle acerca de lo caliente que estaba y de cómo me ponía, colando las manazas bajo las perneras de sus piratas, apretando sus muslazos. Sus intentos de escapar solo lograban empotrar una y otra vez su desprotegido culito contra mi polla descomunal.

No me podía aguantar mas y acerque mi super rabo para que empezara a restregarse en serio. Lo frote de arriba abajo, de un lado a otro. El pobre Toni estaba asustadísimo, notando como mi pollon cubría fácilmente todo su rajita, separando las nalgas, lo que no era nada fácil, porque Toni tenia el culo mas firme que he visto en mi puta vida, como un par de balones de cuero. Le pedí que se relajara, acariciando suavemente sus costados, pero el mazao estaba cada vez mas nervioso.

-¿Estas asustado, Toni? ¿Por qué? ¿Es que no sabes todavía que llevo protegiéndote desde que llegué? –Toni dejo de moverse y empezó a escucharme. Me acerque un poco mas y le hable al oido- Joder, tio, antes tenias razón. Nacho y Luigi iban en serio. Llevaban todo el día detrás de ti. Se morían de ganas de romperte el culo, no pensaban en otra cosa. Me comieron la puta cabeza todo el día para que te follara y te compartiera con ellos- le apreté la cintura y Toni me cogío las manos por arriba- Ya vistes como nos pusiste ayer. Tuviste que notar como estaba de empalmado ¿O es que no me sentías mientras te protegía de mis colegas?- Toni asintió, confuso. Bueno, claro que tuvo que notar mi polla. Si estuve a punto de reventar el pantalón y follarmelo con la ropa puesta. Aparte un poco mi verga de su culo, aunque es tan grande que una parte siguió rozándole, desplazándose por encima de sus nalgas- Llevo muchos días a pan y agua, tío, y tenia unas ganas locas de follarme un culito de primera como el tuyo. Pero te respete, joder, porque nos conocemos desde nanos. Tuve que ponerme serio con Nacho para que te dejara en paz.

-¿De verdad?-murmuro Toni. Asentí seriamente. No me podía creer que se lo estuviera tragando.

-Y anoche también te protegí, campeón. Tuve que partirles la cara a esos capullos porque no paraban de mirarte todo el rato ¿No viste como se frotaban la polla cada vez que te veían? Karlos me contó que estaban hablando de llevarte a su furgoneta y follarte hasta reventar- apreté su culo suavemente, con admiración- No te haces una idea de lo bueno que estas. Y vas provocando todo el tiempo a los demás- baje las manazas por sus caderas hasta sujetar sus nalgas. Eran impresionantes, potentes, firmes, con un hoyuelo a cada lado fruto del tremendo ejercicio y lo fuerte que estaba. Las  apreté con fuerza, estrujando mi polla descomunal en medio, que dio una sacudida de la impresión, soltando incluso un poco de liquido sobre su espalda- ¿Sabes cuantos colegas tuyos se darán un homenaje contigo en la cabeza? Tienes que entender que un culazo como el tuyo necesita que lo protejan.

-Yo puedo protegerme solo, Rober. No necesito que nadie me proteja- protestó Toni, subiéndose los piratas y soltándose de mi. Yo también me levante mis pantalones, aunque, al contrario que él, no llegaba a tapar toda mi polla ni de casualidad. Mi cabezon y parte del tronco siguieron asomando por fuera, como si fuera una bestia que intentara escapar y saltar sobre el excepcional culazo del mazao.

-¿A si? Pues demuéstramelo, chaval- le di la vuelta y le cogí de la cintura. Toni me golpeo en el pecho, pero tan cerca no podía darle fuerza a los golpes. Apoyándose, hizo palanca y trato de soltarme las manos, apartarme los brazos. Lo levante y lo tire sobre mis hombros, subiendo las escaleras hacia el dormitorio. Ignore sus pataleos y los puñetazos en la espalda. Al llegar a la cama mas grande de la habitación lo baje y comenzamos a forcejear. Lo tumbe sobre el colchón de un empujón. Le arranque el pantalón, sacándoselo a pesar de revolverse todo el tiempo. Con una mano me baje otra vez mis piratas, lo bastante para liberar de nuevo mi anaconda.

De rodillas en la cama, separe sus muslazos y los puse a cada lado de mi cintura. Toni reacciono cerrando sus piernazas sobre mis caderas, intentando ahogarme. Los forcé a abrirse y a estarse quietos, demostrando a Toni que no podía medirse conmigo de ninguna forma. Cogiéndole de los brazos, me tendí sobre el, inmovilizando sus manos sobre su cabeza. Plante mi manaza sobre sus muñecas y con la otra mano alce sus caderas para que mi pollon pasara por debajo y se colocara bajo su increíble culito, deslizándose entre sus nalguitas hasta quedar encajado entre las dos. Sujetando uno de sus muslazos por la rodilla e inmovilizando sus potentes brazos de gladiador con mi manaza, dejamos de luchar y nos miramos cara a cara, jadeantes.

-¿Qué me dices Toni, puedes defenderte tu solo o no?- empuje mi polla por su rajita, para subrayar mi pregunta. Toni respiraba a bocanadas, con cara de rabia. Le di otro empellón a mi rabo, abriendo su culazo a la fuerza. Toni hizo un último intento de soltarse, pero solo logro que me pusiera a malas y que le metiera la punta de mi verga dentro. El chulazo echo la cabeza hacia tras y dio un grito de rabia e impotencia.

-No puedo, joder, no puedo- reconoció, a punto de llorar- eres demasiado fuerte para mi, tío. No puedo contigo- libere sus manos y solté su rodilla. Lo cogí bajo los brazos y lo alce hasta darle un beso, abrazando su enorme espalda, consolándolo.

-Lo ves. Ves como necesitas un guardaespaldas. Un protector. Date cuenta lo indefenso que estaba tu culito, campeón. Cualquier cabron ciclao te podría haber reventado si te hubiera pillado a solas- sonriendo, le bese sobre la frente. Mi rabo continuaba tanteando sus defensas, deslizándose entre sus nalgas temblorosas. Su polla, atrapada entre nuestros cuerpazos, seguía a tope.

Baje a Toni hasta apoyarle la espalda contra el colchón. Me recliné sobre el y fui lamiéndole el torso sudado, que subía y bajaba sin control. Me harte de saborear sus músculos, besando sus abdominales, mordiéndole los pezones. Toni cerró los ojos y gimió entre temblores. Me levante de la cama y lo tome en brazos. Toni pasó sus brazos por mi cuello de toro y envolvió mi cintura con sus piernas. Cargue con él hasta el diván. Me senté y lo deje sobre mi regazo. El chaval continuaba abrazado a mis hombros.

-Joder Toni, pero que bueno estas. No se que voy a hacer contigo- le susurre, restregando mi manaza sobre mi pecho de espartano. Toni se removió sobre mis muslazos, mirando inseguro mi pollon erguido. Le di un beso y le acaricie la nuca. Toni se puso colorado. Sonreí, besándole con ganas y acariciando sus caderas. Cerré mis manazas con firmeza sobre sus costados y lo alce para que mi polla regresara a su lugar sobre su culazo. Toni trago saliva.

-Oye Rober, no te pases ¿vale?- protesto, super intimidado por el tamaño de mi rabo. Empuje un poquito y el chulazo aspiro sobresaltado al sentir toda la longitud de mi verga deslizándose entre sus nalgas, rumbo a su destino.

-No puedo evitarlo, tio- le dije riendo, moviendo mi polla arriba y abajo, tanteando sus defensas. Le di un beso en el cuello, saboreando el sabor salado de su piel- Venga colega, solo quiero jugar un poco con tu culito, no es para tanto. Solo hasta que me desahogue un poquito.

-Bueno vale, Rober, de acuerdo. Pero para un poco. Estas muy acelerado- no le hice caso, pero fingí calmarme. Afloje el ritmo de mi polla sobre su culo y me conforme con besarle solo en la mejilla. Toni se tranquilizo un poco, y relajo su culito, que se resistía firmemente a mi rabo. Ahora encajaba mejor, y bastaron un par de restregones para que mi pollon empezara a babear un poco sobre su rajita. Toni dio un respingo, alzándose ligeramente para intenta apartarse, pero solo consiguió que mi polla se deslizara por todo su culito mojándolo entero. Se me escapo un profundo gemido del gustazo.

-Joder cabron, tienes un culo increíble- le cogí con fuerza y lo baje con energía, frotando otra vez todo su culito por mi polla, resbalando por mi propio liquido. Toni protestó, sujetándose a mis brazos. Trato de retener mis bíceps, pero eran demasiado grandes y fuertes, y al doblar mis brazos de gorila para manejarle, el movimiento de mis músculos empujaba sus manos hacia atrás, una y otra vez. Me cogió de los antebrazos, intentando que le soltara, hinchando los potentes musculosos de sus brazos por el esfuerzo, pero no pudo nada conmigo. Estoy demasiado fuerte para él, y continúe moviéndolo de arriba a bajo. Joder, no podía más. Pare de menearlo y me saque del bolsillo trasero un condón tamaño XXL.

-Oye colega, ¿q-qq-que piensas hacer con eso?- tartamudeo Toni al verme sacar el condon y romper el envase con los dientes.

-Dime una cosa Toni ¿por qué has venido hoy a verme?- pregunte mientras envolvía mi mega-rabo con el condón.

-Joder, porque había perdido mi reloj.

-Ya ¿Y por qué has hecho que peleáramos?- sonreí con chulería- Deja que te lo diga- le interrumpí cuando empezaba a protestar- Te morías de ganas de verme sin camiseta ¿verdad? Querías saber si soy tan fuerte como pensabas, si era capaz de vencerte- llenando mis dedos con ungüento del cajón, los deslice por mi pollon, lubricándolo con cuidado, bajo la mirada atontada de Toni- Querías probar a calentarme otra vez a solas, para ver si esta vez me atrevía a hacer contigo lo que ayer no quise hacer- me seque la mano sobre el pantalón y volví a sujetarle de las caderas con firmeza- Te has reservado mucho tiempo, esperando a que llegara un semental, pero ya no tendrás que preocuparte mas ¿Aun tienes miedo?- murmuré, acariciando sus temblorosos costados-  No te preocupes, campeón, eso es normal. A todos los chavales os asusta mi rabo la primera vez. Tu tienes un cuerpazo sensacional, pero aun así al principio no podrás con toda.

-Rober, tío... la tienes enorme... por favor, un momento…- no le di tiempo a más. Le senté sobre mi rabo y forcé su culito virgen por primera vez. Toni gritó y se removió, asustadísimo.

-Venga chaval, solo la puntita, te lo prometo- le mentí al oído, pero Toni no me creyó y empezó a resistirse con más fuerza- Bueno colega, tú lo has querido- y embestí con fuerza. Solo pude penetrar un poquito en su agujerito virgen, porque el chaval estaba apretando con todas sus fuerzas. Logro escurrirse las primeras veces, pero conforme peleábamos, poco a poco comencé a pillare el truco, y mi rabo de toro se adentró cada vez mas hondo en su cuerpazo, atrapado entre mis músculos de gorila.

Su culo era alucinante, de una firmeza fuera de serie. Al principio estaba muy estrechito para mi gigantesco pollon, pero lo fui ensanchando poco a poco con cada estocada. Me estremecía gimiendo de gusto al notar el apretón sobre mi robusto rabo que arrancaba al trasero del chaval, un chulazo mazadisimo que rendía por primera vez su culito virgen ante mi.

-Para, Rober, tio, por favor- suplicaba Toni, empalado una y otra vez por mi polla descomunal- Es demasiado grande, joder. No voy a poder ni con la mitad, de verdad. Soy virgen, tío.

-Eso ya lo se, campeón, se nota un huevo. Por eso voy con cuidado, para intentar no hacerte mucho daño. Pero si sigues moviéndote tanto, al final se me va a escapar el rabo sin querer y voy a acabar clavándotela de golpe- le advertí. Toni me insulto, rabioso. No me hizo caso, siguió luchando con más fuerza y al final, perdí el control un instante y acabe empotrando un buen trozo de polla en sus entrañas. El pobre empezó a gritar.

-Joder, cabron, eres un hijo de puta, me estas partiendo en dos, mierda. Me vas a reventar- le tape la boca con la mano.

-Te lo dije, tío. Bueno, tranquilízate, que ya esta casi toda- cuando paro de quejarse un poco, le quite la mano de la boca y le mire de arriba a bajo. Pero que bueno que estaba, joder. El chaval se había currado un tipazo irresistible. Mientras me lo follaba, empecé a sobar sus potentes músculos, que luchaban por liberarlo. Las manos de Toni resbalan por mis brazos, tratando de aminorar los potentes embistes de mis caderas, intentando aflojar mi ritmo. Su polla se restregaba contra mi estomago, excitando a Toni una barbaridad. Baje una mano hasta alcanzar su culito, mirando mi polla entrar y salir.

-Rober, de verdad- gimió Toni, botando en mis muslos con cada golpe- Para un poco. Tienes una polla de caballo.

-De toro, tio, y tu no tienes miedo a los toros- le recordé. Le di una palmada en el culo, arrancándole una queja- Macho, tienes un culo increible ¿sabes? Podría estar follandote durante horas sin cansarme- le dije lleno de admiración. Estaba totalmente fuera de mi, y le ensarte de golpe, haciendo que gritara por la impresión -Ya esta, tío ¿Ves como al final si que has podido con toda? Si eres el puto amo. La de tios que matarían por tener tu cuerpazo. Joder, ahora vas a ver de lo que soy capaz- le estreche entre mis brazos de gorila, levantándolo en vilo y me lo empecé a follar con toda mi fuerza.

Toni se clavaba toda mi polla cada vez que le subía y bajaba a pulso, fuera de control. El colega de mi primo alucinaba con mi fuerza bestial, comprendiendo al fin que no le quedaba otra que someterse al chaval del que abusaba de pequeño. Le costaba creerlo, pero no podía hacer nada más que dejarse follar por un mega-macho bakala en celo. Flipaba al ver como mantenía su cuerpazo en el aire con la mera fuerza de mis manos, apretando con firmeza su cintura, empalándolo completamente con mi polla de caballo (perdon, mi rabo de toro). No tenía nada que hacer. Dejo de luchar.

Alargue mi monumental follada todo lo que pude, con un vaivén constante que le dejo alucinado. Escuche como remugaba al disfrutar cada vez más con mi super-polla. Se negaba a aceptarlo, pero sus protestas se debilitaron y sus gemidos eran cada vez más intensos, provocados por la dureza que recorría sus entrañas, haciéndole moverse a mi propio ritmo. Apretó mis anchos hombros, perdido en un creciente torrente de éxtasis contra el que luchaba con todas sus fuerzas. Lo sujete con firmeza para seguir ensartando el fenomenal culito de Toni, perfecto para saciar a mi hambriento pollon. Escuche un profundo gemido de gusto. Brame triunfante. Toni estaba a punto de ser totalmente mió.

Le folle como un puto semental, sin bajar el ritmo. Empezó a respirar más rápidamente y sus fuertes manos se agarraron a mis enormes brazos. Tiró la cabeza hacia atrás entre gemidos. Su polla empezó a vibrar como loca contra mi estomago de piedra.

Le tumbe sobre la cama, por miedo a hacerle daño cuando mi pollon entrara en erupción. Tendido sobre él, comencé a besarle y a lamer su cuello. Toni abrazo mi espalda, jadeando como un loco. Me apoye en sus espectaculares pectorales, notando el latido desbocado de su corazón, amasando sus tetorras y sus enormes hombros. Que tío mas fuerte, joder. Estaba hecho un campeón. Me estaba follando a un puto campeón. Me sentía como el chaval mas macho del mundo. Su piel morena estaba caliente y húmeda. Acelere las embestidas, montándolo como un toro en celo. Acaricie sus tremendos brazos, duros como rocas, sus antebrazos, suaves y sin pelo. La musculatura de Toni se tenso, y con un profundo jadeo, se me corrió encima llenándome el estomago y el pecho de gladiador con su leche caliente.

-No puedo mas, Toni ¡Preparate, joderrrr!- bramé a su lado. Revente el puto condón de la fuerza con que estallo mi polla. Mugí como un toro en celo, inundando al chulazo con mi esperma. Toni arqueo la espalda, gritando de la impresión de sentir la abrasadora descarga de mi artilleria. Mis manazas le hicieron daño mientras lo sujetaba una última vez, apretando su torneada musculatura. Seguí rugiendo, sin poder parar, como si fuera Tarzan sobre el cuerpo de un leon vencido. Saque el rabo como pude de su culo reventado, chorreando por todas partes, respirando a bocanadas.

Toni empezó a llorar, demasiado emocionado para contenerse. Su chulería estaba destrozada; le habían follado de una forma bestial, sometido por un chaval casi dos años mas joven, al que chuleaba de pequeños. Pero también se sentía apabullado por el mejor polvo que había echado en su puta vida. No se si se habría follado a alguna chavala antes, pero aquellas veces, todo había sido fingido. Ahora era real. Ahora había disfrutado de verdad. Se había dejado llevar, se había puesto las botas sobando a un tiarron que le calentaba de una forma bestial. Nos habíamos besado. Habíamos follado. No podía negar lo que había pasado, no podía negármelo a mi. Le molaban los tíos, le molaban mucho. Por fin podía reconocerlo. Ya no tendría que seguir engañándose a si mismo nunca mas, mintiéndose y llorando a escondidas después de empalmarse viendo a unos colegas sobarse de coña en las duchas.

Le seque las lágrimas con el dedo. Seguía llorando, pero ahora su llanto era más suave, más tranquilo. Eran lagrimas de alivio. Le abrace y Toni empezó a sollozar con mas fuerza aun. Solo podía besarle y tratar de calmarlo acariciándole la nuca y la espalda. El campanario empezó replicar con fuerza, comenzando la fiesta. Cuando se recupero lo bastante para hablar, le mire a los ojos y sonreí.

-Gracias, joder- murmuro emocionado, secándose los ojos. Me abrazo y nos besamos, escuchando las campanadas de la iglesia al fondo de la calle.

Fin

PD: El primer relato de esta serie ha superado ya las diez mil visitas registradas. Wow. Gracias a todos.