Pamela, mi novia, la actriz (3)

Pamelita continúa tratando de ser famosa, y ahora su transformación será total...

Los sábados en la tarde son de lo peor: no hay trabajo que hacer y aún es muy temprano para comenzar la farra de fin de semana, así que uno se halla siempre con unas buenas horas muertas. Un amigo me propuso salir a pasear por el centro de la ciudad. Acepté. Todo con tal de no aburrirme en casa, y mucho menos masturbarme tirado en la cama como un demente: ese día estaba yo con una "calentura" que para qué les cuento. A Pame, mi enamorada, no le veía ya más de dos meses,… ¡pobrecita!, después de hacerla de policía, finalmente había logrado pasar un casting para una película nacional de modesto presupuesto -era un papel secundario, pero era ya un comienzo-, ¡su sueño al fin podía hacerse realidad!,… pero no fue así: faltando dos días, la producción se vino abajo por falta de fondos; Pamelita chilló, berreó, pataleó, maldijo como camionero para después caer en una profunda depresión. La última vez que la ví, estaba en la casa de su prima, despeinada, apestando a rayos -dado que hacía una semana que ni se bañaba-, y clavando alfileres en muñequitos vudú en los que pegó la foto del productor de la fallida película. Sé que como enamorado suyo debía hacer algo,… pero apenas me vió llegar, me botó sin más, cerrándome la puerta en las narices.

Así que ahí estaba yo, con la verga a punto de reventarme el pantalón al más mínimo roce, conversando con mi amigo sobre fútbol y mirando las calles, tratando en vano de pensar yo en otra cosa que no fuera sexo. Sin ningún motivo nos metimos en un antiguo convento colonial, hoy convertido en galería comercial para turistas; sus arcos labrados y las piletas centrales de sus patios, han convertido al lugar en un inmejorable sitio de interés turístico y escenario de sesiones fotográficas.

  • ¡Hermano, mira! – me dijo mi amigo José, tirándome del brazo-, ¡le están haciendo una sesión de fotos a las candidatas del concurso de belleza!!!,

¡Carajo: yo con los huevos morados y a punto de reventar y él que me quería llevar a ver a las "misses"!. Como todo hombre que se precie, me encantan, me alocan y me fascinan las reinas de belleza; pero por dos motivos en ese momento, yo no tenía ni ganas de mirarlas: uno, que pasando yo con una sequía sexual, sólo bastaba que una de esas niñas de agachase delante de mí, para que yo cometiese una violación masiva como nunca se ha visto. Y dos,… bueno, desde el tiempo del cole y la universidad, yo era el que siempre se enamoraba de la más bella e inalcanzable chica del lugar. Me ilusionaba como loco, para que luego, al expresarle mis sentimientos, viese como la hermosura en cuestión me mirase despectivamente de arriba abajo, para luego mandarme "a rodar", con mis ilusiones deshechas (feo no soy, pero soy de los que cantan esa canción: "…nunca fuimos los guapos del barrio,…"), o sea, tengo muy malos recuerdos con las "misses". Como cualquier varón, sueño con casarme con una mujer hermosa con letras mayúsculas; igualmente, fantaseo con tener a la mujer más preciosa de todas para tener con ella el polvo más alucinante de varias vidas juntas,... mi novia Pamela es muy linda,… pero no es para nada una candidata a reina.

  • .¡Miiira: que buenas están todas!,… ¡GRRRRR!!! –me decía José, sin disimular su excitación, mientras las señalaba con el dedo-, …¿cuál te parece la mejor?, ¿la rubia más alta o la tetona del extremo?,

Les eché entonces una ojeada ante tanta insistencia: ahí estaban frente a mí. Dieciocho preciosuras, posando para la lente de los fotógrafos. Altísimas con sus zapatos de taco aguja, enfundadas todas con el mismo modelo de traje de baño de una pieza, color rojo sangre. Sus piernas largas y bien torneadas, sus culos perfectos, sus cinturas estrechas, sus hermosos pechos, sus cuellos largos, sus cabelleras perfectas y sus sonrisas y labios encarnados; no era un "boccato di cardinale", ¡SINO UN BOCADO DE CONCILIO ECUMÉNICO!. Mi amigo José, quien nunca puede controlar ni sus gestos y ni su bocota, seguía tirando de mi brazo, viéndolas azorado:

  • ¡Mira a la bajita esa: que tal culo que se maneja!,…¡mira, mira a la de pelo corto: QUE TALES TETAAAASSS!!!,

  • ¡Calla baboso, que nos van a ver!,… -le dije entre dientes, mientras se me caía la cara de vergüenza.

Mi amigo seguía con sus majaderías hasta que pasó lo que me temía: una de las hermosuras volteó a vernos y con cara de pocos amigos, comenzó a caminar decididamente hacia donde estábamos nosotros: era una rubia espectacular, de ojos verdes. Aquella preciosa mujer caminaba de una manera deiciosa, ladeando su dorada cabellera lacia y haciendo que todo su cuerpo, se bambolease de una manera realmente incitante y sensual: todo un desfile de pasarela para nosotros dos,... y que de seguro terminaría con una soberbia cachetada o un escándalo, con personal de seguridad incluido. La verga se me comenzó a parar sin remedio, ante tal vista,… a la vez que mis piernas temblaban sin control: como dije antes, me intimidan las bellezas.

  • ¡Oye!, -me dijo a mí, apuntándome con su dedo-, ¿me estás mirando el culo?!!,

  • ¡Nooo!,… esteeeee,….yo nooo,…- traté de responderle, tartamudeando-,... mi amigo, esteee,

No sabía cómo salir de aquella situación; cuando volteé, José se había puesto a negar que él estaba hablando de ellas, y que más bien yo había sido el bocón (¡amistad que le dicen!); yo temblaba azorado ante la fiera mirada verde esmeralda de aquella diosa: sólo podía pensar en cómo salir de esa vergonzosa situación (¡rayos!, ¿por qué no hice caso cuando en la universidad, me dijeron que me hiciese terapia?). De pronto, la cara de la rubia candidata se transformó de golpe; dejando aparecer una tierna y demasiado familiar –para mí-, sonrisa:

  • Mas te vale que me estés viendo el culo a mí y no a estas horrorosas, mi amorcito,

¡Una vez Pamela lo había hecho de nuevo!; ahí la tenía frente a mí, totalmente transformada, ¡Y QUE TAL TRANSFORMACIÓN!!; estaba tan bella en todos los aspectos,…pero yo no podía despejar mi mirada de sus bellos ojos, totalmente embobado.

  • ¿Tu enamorada es candidata a Miss?,.. –exclamó José, que se acercó, al ver que ya había pasado el peligro-,… ¡eso sí que es intenso, hermano!!!,

  • ¿Nos permites un momento? –le dijo Pame de pronto, tirándome con el brazo-, …tengo que hablar con este galanazo,

Ya lejos de las indiscreciones de mi amigo, pudimos conversar a nuestras anchas:

  • Pensé que estabas deprimida,

  • Fue solo temporal –me dijo Pame-, yo soy así: me caigo un rato y luego me levanto,

  • ¿Y de dónde te vino esto de candidatear? –le pregunté intrigado y aún mirándole atontado.

  • ¿No has visto las tremendas oportunidades que se les presentan a las reinas de belleza?…- me respondió en tono de confesión y gesticulando-, ¡estas se hacen famosas de la noche la mañana y algunas no saben ni leer de corrido!,

  • Así que dejas la actuación para buscar ser famosa como Miss,

  • ¡Qué vaaaa! –me interrumpió Pame-, ¡nunca dejaré la actuación!,… ¡estoy actuando: como Sandra Bullock en esa película!; claro, que esta vez, ya sin pistola,

  • Y dime una cosa: yo sé que estos concursos tienen preliminares- le comencé a interrogar, queriendo saber al menos en qué me metía (por que de que me iba a meter, ¡me iba a meter!)-, ¿cómo le hiciste para entrar?,

  • Bueno; es que el Alcalde de mi distrito,… -comenzó a decirme evadiendo al mirada.

  • ¡Sí ya me imagino!,..- le increpé, para luego remedar su vocecita-,… "es una amigo de mi papi,.. pero no le dí mi culito para nada; sólo se la chupé un poquito",

  • ¡Pues para que veas que no!,… -replicó Pamela, cruzando los brazos y volteando la cabeza, casi cacheteándome el rostro con su cabellera ahora rubia-, …no conocía al alcalde,… así que usé: "el ascenso de palanca",

Intrigado como estaba yo, ante tal frase, hice lo que todo estúpido hombre haría: preguntar (¿Cuándo aprenderemos a que es mejor, la mayoría de los casos, quedarnos en la total ignorancia?)

  • ¿Qué es el "ascenso de palanca"?,

  • Bueno, si no conoces a alguien,… vas primero donde el encargado de recibir los documentos,… se la chupas y cuando "se le para la palanca" apenas le dices cualquier cosa,… le pides que te presente a su jefe; con él haces lo mismo hasta que te lleva donde su jefe superior, luego,

A esas alturas yo ya me sentía un reverendo "cornudo oral",… cuando bajé la vista, y me encontré con una enorme sorpresa:

  • .¡ME CAGO EN LA….!!!, ¿QUÉ TE HICISTE, PAME???!!!!,

Mi enamorada dio un brinco con mi grito, para luego darse cuenta de dónde estaban posadas mis miradas, para después lucirse para mí, sonriente, ¡PAMELA SE HABÍA PUESTO SILICONAS!!,… pasando ante mi recuerdo –y mis sorprendidos ojos-, de un modesto y delicioso (para mí), 34-B a un espectacular 38-B. Demás está contarles que se me fue toda la rabia de golpe.

  • Era lo menos que podía hacer… – escuché la voz de Pame: yo solo tenía en ese momento ojos para sus pechos-,… a estas mocosas que concursan les regalan "chichis" para sus 15 años,

Pero la satisfacción de mi enamorada le duró muy poco,… es que, pues nunca había yo tocado unos senos con siliconas,… al menos no teniendo yo la certeza de que lo eran.

  • . Eh,… ¿amorcito?,… ¿amorcito?!,… -me decía mientras yo le pinchaba insistentemente una tetita con el dedo-, ¿podrías dejar de eso?: me estás molestando,… bueno, necesito tu ayuda,...

Como era de suponerse, Pamela tenía un plan: no deseaba para nada perder ese concurso, y para eso me necesitaba,… lo cual no me molestaba en lo más mínimo, ya que eso auguraba deliciosas experiencias.

  • Pero para eso será necesario que cambies tu aspecto –me dijo entonces Pame mientras me entregaba una tarjeta-, busca a "Cuqui" en esta dirección: ya sabe qué hacer,

  • Está bien amor – le repliqué, ya deseando que así como estaba de bella, se animase a tirar un polvo-, ¿pero no me vas a convencer como las otras veces?,

  • ¡Aich!, ¡lo que menos tengo ganas ahorita es tener sexo!,

En un instante mi pequeño mundo de depravación se vino irremediablemente abajo; ¡PAMELITA NO QUERÍA COGER!!!!. Su mirada me demostraba que hablaba bien en serio:

  • .¡Grrrr, nos tienen a todas con una dieta espantosa!,… -agregó desesperada-, ¡daría lo que sea por un buen churrasco!!!,

Ya aliviado por que ese era el motivo, acepté de buena gana seguirle en su plan. Nos tuvimos que despedir apresuradamente, ya que el fotógrafo del concurso comenzó a llamar a Pame a gritos. Mientras veía con pena –y una incontenible calentura-, el espléndido trasero de mi novia alejarse, José le dijo:

  • Pamela, ¿me podrías presentar a la rubia alta?,

  • Pierdes tu tiempo querido –le respondió al vuelo-, es lesbiana y odia a los hombres,

La visita a "Cuqui" me quitó toda el ardor que llevaba encima: resultó ser el peluquero gay favorito de mi Pame, el cual se tardó dos horas en cambiar el color y corte de mi cabellera,… y una hora más en mortificarme:

  • En serio precioso,… - me decía con su voz de retintín, mientras me acariciaba la cabeza-, te quedaría regio unos mechoncitos rojo fuego, ¿quieres?,

  • ¡QUE NO, CARAJO!,

En fin, ahora lucía yo un moderno corte y mi cabellera teñida a castaño encendido. Un cambio de vestimenta –tal vez demasiado metrosexual para mi gusto-, y unos lentes oscuros me transformaron lo suficiente como para que ni mi madre me reconociese. Así disfrazado, y portando un maletín con una enorme cámara fotográfica (junto con una identificación), me permitió entrar al teatro donde las candidatas practicaban sus rutinas. Sin conversar con nadie, me senté en una butaca, rodeado de un grupete de tipejos musculosos e imberbes que –valgan verdades-, vestían ridículamente igual que yo. Aburridos, juntos escuchábamos las manidas preguntas que les hacían a las chicas, los organizadores del concurso:

  • Candidata número 12,… - preguntó un tipo-, ¿díganos usted a quién admira?,..

  • Yo admiro a mi madre y a Su Santidad, el Papa,.. –respondió la chiquilla, para luego lucir su sonrisa de comercial de dentífrico.

  • ¿Esa es tu perra? –, soltó con desparpajo uno de los tipos esos al que tenía al lado.

  • Sep. Es más brutaa,… -, le respondió el novio de la criaturita, desanimado.

  • Pero tiene bonita boca,.. –agregó otro.

  • ¡Siii: la tiene tan grande que te la chupa con las bolas incluidas!! –, exclamó el novio, ocasionando la carcajada general.

Yo me mantenía en silencio, viendo cómo a continuación venía el turno de Pame:

  • Candidata número 13,… -le preguntó el tipo ese-, ¿cuál cree usted que es el principal problema mundial, actualmente?,...

  • Bueno,… -respondió Pame-, podríamos considerar la crisis mundial de producción de alimentos ocasionada por la excesiva producción de biocombustibles; aunada ésta a la alza especulativa del precio del petróleo. Si bien Naciones Unidas ya ha dado la voz de alarma, ninguna nación toma medidas para cambiar efectivamente su matriz energética, por lo que,

Todos los chiquillos esos se quedaron con la boca abierta. Definitivamente Pame podía muy bien hacerse pasar por una calabacita,… pero no tenía la más mínima intención de hacerse la idiota. Yo sonreía complacido por eso.

  • Oye -me preguntó uno de ellos-, ¿esa es tu perra?,

  • Sep –le respondí-, esa es mi perra.

Terminadas las "entrevistas", me encontré de pronto tras bambalinas, en los pasillos de los camerinos del teatro, buscando a Pamela, rodeado yo por completo por todos lados por níveas y esculturales bellezas, semidesnudas, inaccesibles, correteando apresuradas por todos lados, haciendo sonar sus tacones. Sudaba frío yo tratando de contener los deseos que tenía de echármele encima a todas. Afortunadamente Pame apareció tras abrir una puerta, haciéndome entrar a su camerino. Ya adentro, mi enamorada (ahora rubia al pomo), mostraba su complacencia por mi transformación a manos de "Cuqui".

  • Bien, ahora cuéntame qué te traes entre manos –le dije, a la vez que no podía controlar mis manos, sobándola por todas partes.

  • ¡Tranquilo amorcito, BASTA!!! -, me soltó, junto con una suave pero sonora cachetada-, es sencillo: la competencia está fuerte acá: pienso hacer una fiestita un día antes del concurso para "allanarme el camino". Ahí entras tú,

  • Espero que no nos metas en un lío,

  • Don’t worry, honey –me soltó mi novia con su versión de voz de "hueca"-, tengo ya todo planeado,

Estaba a punto de explicarme su plan cuando la puerta del camerino se abrió de golpe: una preciosísima chiquilla delgada, rubia, de ojos color cielo, con carita de angelito y a la que sus delgadas formas apenas quedaban cubiertas por el diminuto bikini que usaba. La mocosita que a vistas apenas rayaba la mayoría de edad, se apoyó contra la puerta y soltando un gritito chillón que casi nos deja sordos, comenzó a soltar el llanto mientras se abalanzaba cobre Pamelita.

  • ¡Mi vida se terminó, BUAHHHHH!!!,…-, soltó de golpe, adjuntando a su llanto, mocos y babas. Pame la trató de consolar dándole palmaditas en el hombro, mientras yo veía casi bizco, su apretadito culito y con la truza del bikini completamente metida entre

sus nalgas.

  • Tranquila, tranquila Stephany –le dijo mi novia dulcemente-, ya pasó; dime ¿qué te ocurre?,

  • ¡Hay Cindy, snif!!!,…(Cindy era el nombrecito que ahora usaba Pame), ¡mira mi cara: es HORRIBLE!!!! –dijo la nena, mostrándole un pequeño, pero notorio grano de acné en medio de su mejilla-, ¡ESOY ARRUINADA BUAAAAHHH!!!,

Mientras Pame consolaba diligentemente a la mocosa, vi en su mirada que su mente no descansaba ni un instante, sobre todo cuando se trataba de lograr sus planes,… y de paso dar rienda suelta a sus depravados y maquivélicos gustos.

  • ¡Hay, tranquila honey!,… -le dijo, captando su atención de inmediato-, eso no es nada, cariño: nada que con un poco de semen no se pueda resolver,

  • ¿En seriooooo? – le respondió la beba, parando de llorar y con sus ojazos bien abiertos-, ¿y dónde puedo comprar un poco?,

¿Habían escuchado ustedes que las "misses" son todas unas "cabezas huecas"?, ¡pues en realidad lo son!!!,… amén de brutita, se notaba a leguas que la linda Stephany no solamente lo era, sino que también era virgen y que además de sexo no sabía ni jota,… cosa que hizo que se me pare, casi casi reventándome el pantalón sin remedio. Definitivamente la mocosita había caído en las peores manos: las de mi novia.

  • ¿Acaso no me crees?, ¡hay hija, pero si todas lo usamos! –agregó Pame, muy suelta de huesos, acariciándose el rostro.

  • ¿Todas lo usan?- replicó Stephany-, ¿y por qué no me lo dijeron?!,

  • Pensé que sabías,… –le dijo, Pame, haciéndose la tontita-, además, le dije a Carol que te preguntase si necesitabas,

  • ¡Esa perra maldita!!! –dijo entonces la beba, cambiándole la cara a un rictus de odio, para luego pasar a una de angustia-,…y ahora ¿dónde consigo semen?!!!!,

  • ¡Hay , bueno: acá mi fotógrafo personal, Oscar (o sea, yo), te puede dar todo el semen que necesites,

¡La chiquilla recién se dio cuenta de que yo estaba ahí con ellas!, la preciosa criaturita no cabía en sí de gusto, mientras me abrazaba, apretando sus tetitas duritas contra mi pecho, deshaciéndose de besos y abrazos, y poniéndome a mil mientras repetía una y otra vez "¡DAME SEMEN, DAME SEMEN!!!". A Pame le tardó un poco calmar los ímpetus de la mocosa, a la vez que le explicaba, muy oronda, que tendría Stephany que chuparme la verga para que saliese el preciado líquido "salvador":

  • Pero es que yo nunca he hecho eso,… -, replicó la nena, afligida y algo ruborizada.

  • ¿Y qué pensabas? – le espetó mi novia, dándole ánimos-, ¿Qué salía metiendo una moneda?, ¡vamos, hazlo!,…¿o es que no deseas ganar el concurso?,

  • ¡Ser Miss es lo más importante en mi vida!-, dijo casi de inmediato la pequeña, muy decidida-, ¡si hay que hacerlo, lo haré: todo por ser la más bella!!!,

Ni qué decir que tal conversación me tenía a mil por hora: casi no pude contenerme mientras Pame, cual directora de orquesta, organizaba el asunto; en un santiamén yo estaba sentado frente a Stephany, con los pantalones abajo y exhibiendo ante los atónitos ojos de la chiquilla, mi enorme (valgan verdades, la tenía más tiesa que jamás en mi vida), verga frente a su mirada, ya soltando un hilito de semen incipiente. Stephany, como hipnotizada, me veía la verga palpitante, mientras se apoyaba a cuatro manos, a indicación de Pame y acercaba su boquita pintada de rojo a mi tieso aparato. Primero se acercó tímidamente, soltando una risita cómplice, para luego comenzar a darme dulces y temerosos besitos en la cabeza con sus labios apretaditos en flor.

  • ¡Usa la lengua! –casi gritó Pamela, excitada ya de ver a la chiquilla tocando mi verga con su boca-, lámesela y luego, métetela en la boca,

Stephany era casi un robot ante las palabras de Pame, y en cierto modo ya estaba disfrutando de la nueva experiencia. Su lenguita comenzó a lamerme el pene por los lados, haciéndome estremecer de gozo por lo suavemente que me recorría la pieza, humedeciéndola poco a poco. Podía ver yo cómo la chiquilla, a gatas frente a mí, frotaba suavemente sus entrepiernas, mostrándome que el cosquilleo de la excitación ya comenzaba a crecer en su cuerpo. Finalmente se decidió, y tras soltar un suspiro, abrió la boca y comenzó a chupármela torpemente: ¡era la gloria!, ¡su pequeña boquita se abría, soltando suspiros, tratando de que la cabeza de mi verga se abriese paso!!!; su falta de experiencia me estaba enloqueciendo, al sentir yo su boca, como si estuviese ya desvirgando su rajita estrecha. Conforme la beba agarraba confianza, yo comencé a tomarle del pelo, jalando su cabeza hacia mí, tratando que se tragase mi verga por completo.

  • .¡Mmmmmhhh!!!!,….¡MHHHH!!!-, soltaba mientras le atoraba, embistiendo su boca con frenesí.

Aquella chiquilla me estaba volviendo loco, cada vez que alzaba la vista, para verme desde allá abajo, con sus ojos celestes de angelito: aquel panorama, con su carita de muñequita, con su boca atragantada con mi pieza a punto de reventar, era simplemente inolvidable. Pamela mientras tanto, prendió una radio que había en el camerino a todo volumen (para evitar que se entere alguien lo que haríamos), y se había quitado el bikini, dejándome al fin ver su ahora escultural figura totalmente desnuda, sentada otra silla frente a mí, con las piernas abiertas y masturbándose, mirándonos. Stephany agarraba confianza y experiencia a cada segundo que pasaba, ensalibándome la polla por completo y arrancándome exclamaciones de placer cada vez que sus apretados y finos dientes se aprisionaban de mi pieza, mordiendo con suavidad, para luego tragársela hasta las amígdalas, entre hondos suspiros. No tardó mucho la chiquilla en hacerme llegar: casi tuve que forzarla para sacar mi verga de su boca, para descargar mi lechada contenida de meses sobre su carita de sueño: soltando un gritito, Stephany recibió mi descarga en su cara, cabello y el bendito acné ese con sumo placer, jadeando de gusto. Me había dejado exhausto, pero no se quedó contenta con eso:

  • ¡Más, quiero más!!! –comenzó a exigir como una niña malcriada.

Pamela, estaba encendida y mojada saltó de su asiento, mientras se llevaba dos dedos a la boca, para humedecerlos. Casi no dio tiempo a la chiquilla, cuando se prendió de su culito, le bajó la truza y casi de inmediato le introdujo los dedos en su apretadita vagina:

-…¡AUUUUU!!!!!,…-, chilló la beba, sorprendida por la violenta penetración.

  • ¿Así que quieres más, perrita? -, le espetó Pame, mientras le hundía con violencia los dedos en su rajita, gozando como demente al ver los hilos de sangre que salían de su roto himen-, si quieres más, va a tener que bombearte por la raja: ¡ASÍ!!!

  • ¡Noooo!!!,…- chilló la pequeña, arqueándose a cada embestida de mi novia, jadeando, llorando, mientras sus nalguitas temblaban sin control-,..¡duele: DUELEEE!!!,

  • ¿Duele?, ¡pues ahora vas a ver cómo vas a gozar!, amorcito, ven,

No le hizo falta pedírmelo dos veces: antes que Pame acabe de hablar, yo ya estaba con la verga tiesa de nuevo y arrodillándome frente al culo de Stephany listo para metérsela. La pequeña estaba inmóvil, aún a cuatro manos, temblando como una hoja. Con firmeza tomé su estrechísima cintura, y de un envión se la introduje por completo: la pequeña, con la cara y el pelo chorreando semen, volteó a verme metérsela, para luego soltar un agudo chillido al sentirse ahora sí desflorada por completo, ¡su rajita apretada era una delicia de delicias!; cada embate de mi verga metiéndose más hondo dentro de su vagina me hervía por más y más; mi verga entraba y salía con dificultad, roja de sangre y húmeda por los fluídos que la chiquilla soltaba como torrente. Pamelita mientras tanto se encargaba de que Stephany dejase de gritar como posesa: cogiéndola de su hermosa cabellera rubia, la obligaba a lamerle la vulva con su diminuta y puntiaguda lengüita, estremeciéndola, y mojando la cara de la pequeña con sus flujos.

Deseando yo penetrarla aún más profundamente, atenacé con mis manos de los pechitos de Stephany: sus redonditas y pequeñas tetitas se perdían dentro de mis manos, mientras yo le bombeaba con desesperación, jugueteando a la vez con sus pezones diminutos, pero erectos por completo. Stephany ya no lloraba, comenzaba a soltar profundos suspiros de placer que nos encendían a mi novia y a mí en particular:

  • ...¡Ahhhh!, ¡AHHH!,… ¡me gusta!, ¡me gustaaaa!!!,… -decía una y otra vez.

La beba comenzaba a disfrutar como loca sintiendo mi pieza golpeando sin cesas su interior, mientras yo, no dejaba de mirar su estrecho y apretado anito rosado, cual si me invitara a desvirgarle también: un ronco gemido de la chiquilla se dejó oír cuando, sin dejar de penetrarla, le comencé a introducirle el pulgar con dificultad.

  • ¡No: déjalo para después! -, me ordenó Pame, al percatarse.

Así estuvimos disfrutando de la chiquilla candidata hasta que mi novia se corrió en su cara, gimiendo de satisfacción; al poco rato, saqué mi verga de dentro de la rubiecita, para luego apuntarle a la cara, para descargarle mi leche (total, se suponía que era eso lo que quería), mi segunda lechada fue recibida por Stephany con profundo gozo, recibiéndola como don del cielo, incluso relamiéndose de gusto, sintiendo su sabor. Tomanos un descanso y Pamela, alias Cindy y yo, nos preparamos para irnos: nos tomamos la molestia de recoger a Stephany del suelo, donde se había quedado adormilada, y la dejamos recostada sobre una silla.

  • ¿Y ahora qué tengo que hacer? -, le preguntó a mi novia, con la cara bañada aún de mi leche.

  • Errr,… déjatelo una media hora y luego te bañas y todo arreglado. Adiositoooo,

  • Okis, gracias,… -, nos dijo sonriente la muy ingenua.

Después de eso yo ya no podía aguantar que llegase el fin de semana: Pamela había convencido a cuatro de las chicas del concurso- las mejores y potenciales ganadoras-, a una pequeña fiestita en el depa de su "fotógrafo exclusivo"; como es sabido, no existen amigas en los concursos de belleza: todas se odian, pero mi novia había usado el gancho de yo era "un excelente fotógrafo". No le fué difícil hacerlo: Pamelita tiene un primo que en verdad es un gran fotógrafo de supermodelos, así que les mostró su trabajo,…y me hizo pasar por él. Con el depa no había problemas: su primo estaba en Nueva York trabajando y ella tenía las llaves. Así que las chicas deseaban conocerme para "robarle" su fotógrafo a mi novia y que las "haga famosas". Lamentablemente sufrimos la "baja", para la "fiestita", de la pequeña Stephany: convencida del cuento del semen, la habían descalificado del concurso, cuando le pidió otra lechada en la cara al camarógrafo oficial del certamen,…y los pescaron a los dos en plena "aplicación"; ¡mierda, con las ganas que me quedé de romperle el culito a la chiquilla!, pero en fin.

Llegó el viernes en la noche y finalmente nos reunimos en el departamento: realmente el primo de mi novia tenía un gusto exquisito; sus muebles eran modernos y bastante caros, y las paredes estaban cubiertas por completo de fotos suyas, de divinas modelos internacionales de los cinco continentes, posando para su lente. Aquellas fotos inmensas en la pared fueron suficientes para dejar a las chicas realmente impresionadas:

  • ¡Oye!, ¿esa no es?,… -, me dijo una de ellas.

  • Sip, es ella –le respondí, apoyándome junto a la foto de una morena modelo que hace poco fue sentenciada a trabajo comunitario por su mal carácter-, buena chica, pero es muy quejona,

Ya acomodados, en la sala, eché un vistazo a ese ramillete de bellezas que en poco serían mi harén personal: estaba Mirella, una alta y escultural rubia de pelo largo y lacio, blanquísima y pecosa; una interesada que con la mirada mostraba que quería comerme con zapatos y todo. La divina Alba, morena, de ojos color caramelo, enfundada en un vestido largo que dejaba expuesta su espalda, y que le encantaba contonear su culo, más grande que el mundo entero. Al otro extremo estaban Iris y Sonia, tímida y recatada la primera y risueña y escandalosa la segunda; dos hermosuras de piel canela y sonrisa permanente de Miss Venezuela, y Cindy (o sea Pamelita), quién no se quedaba atrás. No digo más del físico de las chicas por que ¡CARAJO TODAS ESTABAN DE MORIRSE: RIQUÍSIMAS, ALTAS, PIERNONAS, CULONAS TETONAAAAS!!!!,… de solo pensar en que me las cogería a todas,... pensé seriamente que tras eso, ya podía morirme tranquilo.

Al principio la reunión versó sobre puras vanalidades: que si tal maquillaje es mejor o qué dieta es la más adecuada. De rato en rato las chicas se lanzaban piropos entre ellas, pero todo era fingido: todas serían capaces de lo que sea por sacarse de encima a la otra; por eso no me molestaba si Pame había planeado lo mismo. Al rato las cosas cambiaron de carisma; todas empezaron a soltar carcajadas, mientras degustaban el "ponche caribeño especial" que mi novia había preparado. A gritos me pidieron que sacase la cámara para tomarles fotos: primero posaron sexys y casuales,… pero poco a poco, las muchachas comenzaron a animarse –sin que yo les diga nada-, por poses más atrevidas, e incluso bastante lascivas.

  • Deja eso: no lo tomes- me detuvo Pame, susurrando, cuando me aprestaba a tomar un trago del "ponche" -, le he puesto afrodisíaco como para que una vaca se tire boca arriba y abra las patas,

¡Con razón las chicas estaban poniéndose descontroladas!, ya sabiendo que la cosa no tendría un párale, simplemente me dediqué a disparar el flash sin tregua, sabiendo bien yo que sería una velada inolvidable. Las jarras de "ponche" casi volaban de mano en mano, como si las linduras esas tuviesen dentro más sed que un arenal,… aunque poco a poco se notaba que otra cosa les ardía por dentro,

Pamelita, fiel a su gusto por dirigir las orgías, al ver ya todas estaban mareadas y comenzando a encenderse, propuso improvisar una sesión de fotos en bikini; las chicas, ya sueltas de huesos, aceptaron para a continuación quitarse sus ropas enfrente mío, como si cualquier cosa: ¡mi madre, qué tales cuerpazos!, me faltaban ojos para ver senos perfectos, culos perfectos y rajitas depiladas por todos lados. A esas alturas temía que me quedase sin espacio en la cámara para inmortalizar cada instante, y Pame pareció adivinar mi zozobra:

-…Estate tranquilo, amorcito- me dijo, apuntándome a un librero-, mira: puse una cámara de video escondida,

Una a una, las chicas comenzaron a posar para mí que, sentado en un sofá, sudaba frío de ver tanta carne deseosa, anhelando que la fiesta comenzara ya para mí. Cada vez que Pame iba al baño o a traer más trago, en turnos se abalanzaban sobre mí:

  • ¿Me puedes hacer tan famosa como esa negra fea?,.. – me soltó de improviso Alba, refiriéndose a la modelo de la foto en la pared, echándoseme encima mío, apretando sus enormes pechos contra mi cara, respirándome encima, jadeante.

  • Y bueno, puede ser,…-, respondí tartamudeando.

  • Hazlo y te haré conocer lo que significa "lujuria", ¡mmmm!,

Para ese instante, todas las chicas ya mostraban los efectos del afrodisíaco: Mirella bailaba alocadamente, mirándome fijamente y mientras se ponía detrás de Alba, apretándole con ambas manos sus enormes tetes, mientras ambas se contoneaban riendo: por su parte, en el sofá al frente mío, la calladita Iris la estaba pasando de lo mejor: Sonia, ya descontrolada, la tenía acorralada, acariciándole los pechos y sacándoselos al aire, para ir mordisqueándoselos sin parar; al parecer a Iris aquello no le molestaba para nada. De pronto, Pamelita salió del baño, donde se había metido para ponerse el bikini:

  • ¡Sorpresaaaa!, ¿qué les parece, cómo me queda?,

A todas casi se les quitó la borrachera de golpe: mi novia llevaba puesto un infartante bikini color turquesa, tacones altos,… y en la cabeza la corona del certamen, el cetro de reina en la mano y cruzando el pecho la banda de ganadora.

  • ¡Cindy: de dónde mierda conseguiste eso!!!!,…-, le espetó Mirilla, casi fuera de sí.

  • Me lo robé, jiji,… -soltó Pame, luciéndose-, no importa: lo regreso mañana: sólo quería saber qué se siente tener puesta la corona: ¿me van a decir que ustedes no?,

La cara de todas lo decía todo: si hubiesen podido hacerlo, también se la robaban.

  • Vamos chicas, será nuestro secreto –dijo Pame-, ¿qué dicen: quién se la quiere probar?,

¡Casi la rompen en el jala-jala!, sin chistar, cada una se la puso y me rogó que les tome una foto: sus rostros brillaban cada vez que se ponían esa cosa sobre las sienes; y como yo me hacía de rogar para plasmarlas así, comencé a pedirles lo que deseaba: a ver, Mirella, quítate todo y ponte en cuatro: si no, no te tomo la foto con la corona. A ver Iris, ábrete los labios de la concha y posa; a ver, Alba, aprieta con tus tetas mi verga y posa. Y así por el estilo; flash va y flash viene y el asunto seguía calentándose, mientras las chicas se excitaban ya sin control, por efecto de la droga en el ponche. Cansada ya de tanta fotito, Pame tomó posesión de nuevo de la corona y anunció:

  • ¿Saben qué chicas? –dijo-, de mi fotógrafo acá presente, sé que jamás se ha culeado a una reina de belleza, así que con su permiso, le voy a dar el gusto ahora mismo,

Las chicas gritaron a rabiar ante la propuesta, mientras Pame se calzaba la corona y, se colocaba a cuatro manos en el piso, enfrente mío. Con una sonrisa coqueta, se movió a un lado la truza y me dejó expedito el camino hacia su ano. Yo me desnudé de inmediato, mientras las demás reían y gozaban con la ocurrencia sin dejar de beber. Casi se pudo cortar el silencio que hicieron cuando, cogiéndome con firmeza de las tetas de mi novia, la ensarté de un solo golpe por el culo. Pamelita gozaba cada vez que le abría el ano de un solo golpe, por lo que sus gemidos de placer no se dejaron esperar: el resto de las muchachas nos veía con atención mientras comenzaban a acariciarse las entrepiernas ante la escena:

  • ¡SIIIÍ, MI AMOOOR!!!!, ¡Ahhh!,…¡AHHHH!!!!- soltaba Pame cada vez que se la introducía por completo-, ¡RÓMPELE EL CULO A TU PUTA REINA!!!!,…¡SIIIIÍ!!!,..

Al rato sentí un destello hiriéndome el rostro: Alba había cogido la cámara y nos fotografiaba cogiendo, mientras se introducía casi todo el puño en su raja mojada. Enfrente nuestro, Iris, ya desnuda, trataba de detener a Sonia que, fuera de sí, le chupaba los pechos con desesperación, mientras trataba de meterle el cetro de reina en su raja húmeda, haciéndola gritar de gozo. Cuando estaba a punto de vaciarme en el ano de mi novia, Mirella se colocó en cuatro, al lado de nosotros, jadeante, ebria de deseo:

  • Métemela por el culo también – me rogó, anhelante-, hazme una modelo famosa y podrás hacer conmigo lo que quieras,

Su enorme culo me tenía obsesionado: su agujero cedió con facilidad al primer embate de mi verga; Mirella gozaba cada penetrada mía mientras se frotaba el clítoris, mojando mis bolas con sus abundantes jugos. Pamelita no se molestó por que la dejé a la mitad: aprovechó para coger a Alba y ponerla de cuclillas junto a Mirella y a mí, para introducirle la lengua en su agujero posterior; los profundos gemidos de las hembras a mi alrededor me enloquecían conforme aumentaban en intensidad, sirviendo de fondo a las exclamaciones de Mirella, que golpeaba con decisión su culo contra mí, desesperada por sentir mi verga más adentro de su ser.

  • ¡ASÍ PAPITO: CLÁVAMELA HASTA EL FONDO!!!!,… ¡OHHHH!!!!,

No tardé casi nada en llenarle de semen el ano a la preciosa rubia, pero ella no estaba satisfecha: quería aún más. Mientras tomaba un respiro, Pamelita se preparó para la acción: tras dejarme el ano de Alba listo y humedecido para mí, se calzó su arnés con su enorme pene de plástico negro (el cual había bautizado como "Killer"), y se puso tras Mirella, preparada para cogerla. Mientras yo trataba de abrir un poco más el estrecho y virgen agujero de Alba, para no lastimarla mucho, mi novia le puso la corona a Mirella y sin ceremonia la empalmó por el culo con violencia: los agudos gritos de la rubia encendieron a Sonia e Iris, quienes se revolcaban en el sofá, frotando sus entrepiernas mojadas y enrojecidas:

  • ¡AHHHHH!!!!,….¡AAAAAAHHH!!!!,…-, gritaba Mirella mientras Pame le hundía la enorme y dura verga.

  • .¡SIIIII; GRITA CON FUERZA, PUTA RUBIA!!!-, vociferaba mi novia, mientras le daba con todas sus fuerzas, cacheteándole las nalgas de cuando en cuando-, ¡TU CULO ES MÍO, PERRA; TU CULO ES MIOOOO!!!,

Alba temblaba mientras escuchaba los gritos de dolor de su amiga; yo por mi parte, me excité como nunca y ya sin ningún cuidado, le clavé la verga, desgarrándole el agujero. ¡A partir de ahí la habitación de llenó de gritos de dolor y de placer por igual!; Alba comenzó a disfrutarlo casi al mismo tiempo en que, tras un potentísimo orgasmo, Mirella cayó rendida, con su ano abierto por mi novia, y soltando a mares un río de los jugos de su concha. Yo me entretuve un rato más, penetrando a Alba mientras apretaba yo con todas mis fuerzas sus pechos grandes y temblorosos. Pame, aún insatisfecha, hizo dupla con Sonia, haciendo convulsionar a Iris que, ahora gozaba con la lengua de Sonia explorándole la raja, mientras mi novia le enterraba a "Killer" sin compasión. El resto de la noche fue un constante y casi inacabable intercambio de parejas, en el cual incluso Pamelita fue sodomizada por las chicas, excepto Mirella que agotada, solo tuvo fuerzas como para tragarse mi verga hasta que le llené la boca de esperma. Los primeros rayos del sol nos cogieron a los cinco, desnudos y acostados en la cama, rendidos y entrelazados; ¡ojalá mis amigos me pudiesen haber visto!, ahí yo, rodeado de pura belleza: adonde volteaba veía culos, tetas y conchas rebosantes. Me dediqué un buen rato a meter dedos, pellizcar carnes y poner mi verga en sus bocas, para tomar las últimas fotos de aquel monumental desmadre.

Ya para la hora del certamen, Pamelita tenía todo resuelto: Iris y Sonia no se presentaron: en parte por lo borrachas que estaban y en parte por que no se podían poner en pié de cansadas después de la orgía. Alba se presentó y al ver la cara sonriente de mi novia, simplemente se esfumó en medio del concurso (seguro que recordó todo lo que había hecho). Con Mirella,… digamos que Pame fue más "directa": le mostró el video y la chica sufrió un "extraño accidente", torciéndose el tobillo una hora antes,… al menos eso dijo Mirella. Con el camino despejado, mi novia no tuvo casi competencia: resultó electa por aclamación.

¡Pamelita había logrado su sueño!, y siendo sinceros, yo también: no solamente tenía una novia que era la Miss de la ciudad, sino que me había dado el gusto de comerme a cuatro bellezas que eran un 10 perfecto. Ahí estaba mi Pame, con su coronita de plástico con brillantes de fantasía (valgan verdades, la mayoría de coronas lo son), aferrada a su ramo de rosas, llorando a lágrima viva y moviendo su manito doblada como maniquí, saludando a la concurrencia: todo fue feliz esa noche,… hasta que al día siguiente estalló el bolondrón: el primo de mi novia llegó de viaje y en su depa encontró el video donde yo me culeaba a las chicas y a Pame luciendo todas la corona; ¡el muy imbécil no reconoció a su propia prima!, así que se lo mostró a un amigo y este a otros,… hasta que acabó en Youtube; a los días y después de un soberano escándalo, "Cindy", con lágrimas en los ojos, devolvió la corona y chau propuestas de actuación,… ¡qué joda es ser Miss y que te pesquen un video erótico en Internet!, ¿verdad?