Palabra de Seth (10:Los nuevos reyes de Diin)

La ceremonia a terminado y ahora, Diin está gobernado por dos reyes.

Cuando el religioso les bendijo ante todo el pueblo de Diin, Seth miró con sus ojos cristalinos a su protegido, el chico que lo había enamorado con la fuerza de una estrella y al que amaría el resto de su vida. Los dos estaban hermosos esa noche. En el cielo, las nubes se habían alejado dejando ver sobre ellas un manto de constelaciones y una luna llena que parecía más grande que nunca. Sethir, que era algo más alto que el chico, agachó ligeramente la cabeza cuando se arrimó a él, mirándole de directamente a los ojos y viendo el reflejo de la luna antes de que el joven los cerrase, y entonces le besó. No fué un beso apasionado como cuando hacían el amor, pero acababan de convertirse en reyes de Diin, apoyados por su pueblo y llenos de vida, y los habitantes del reino que ocupaban los campos que había al rededor de la torre blanca estallaron en aplausos y aclamaciones cuando lo hicieron. De los principales balcones de la torre salieron los acordes de la melodía nupcial, las trompetas sonaron aquella noche anunciando un nuevo gobierno de Diin, dando comienzo a los festejos del pueblo.

Cuando los reyes se separaron, ambos sonreían.

-!Hay! Hermano, soy tan feliz - exclamó entre lágrimas Isi, que se había acercado a besarle. -Gracias - respondió él abrazándola. -Hoy es un gran día para todos - dijo Héctor al acercarse. Sin esperar a que los hermanos se separaran, extendió sus brazos y los abrazó, incluso a Sethir aunque éste apenas quedaba dentro del círculo. Al ver sonreír a su amigo le besó en la mejilla. -No hagamos esperar más a  los invitados y bajemos al comedor - dijo el rey Seth cuando terminó el abrazo.

Isi se separó de su hermano y bajó hasta los salones agarrada a la cintura de Sethir, y éste le rodeaba con su brazo. Cuando entraron por las puertas, los asistentes, todos duques, reyes y reinas, inclusos artistas, pintores y músicos de todo el reino y de algunos otros, aplaudieron a su entrada, acercándose para felicitar a los dos reyes.

Mientras ésto ocurría, en el castillo de Caer reinaba una silenciosa y oscura tranquilidad. Lucio acababa de entrar en sus aposentos y se sentaba ahora frente al espejo que había junto a su cama, donde le esperaba el reflejo de Ares. Que parecía impaciente.

-¿Le has encontrado? -Si, lo están lavando y dando de comer, como me dijiste - respondió el rey, cansado. -Perfecto - dijo el mago abriendo los ojos con fuerza.- Ahora solo debo esperar el momento indicado para acabar con el chico... -¿Cómo nos va a servir éste desgraciado hombre? -De eso tendré que ocuparme yo, tú solo tendrás que persuadirle para que regrese a la torre blanca - explicó con voz severa.

El rey se quitó con desgana la armadura y se desnudó por completo, tumbándose sobre la cama y dejando que la fría noche templara su cuerpo.

-Antes de que se valla deberás entregarle un pequeño amuleto que guardo en mis aposentos - dijo el mago. Lucio abrió los ojos.- Explícale que con él, el joven de la leyenda no ejercerá sobre él ningún efecto. -Como digas -respondió el rey volviendo a cerrar los ojos. -Gracias a mi plan podremos hacernos con el poder de cuantos reinos pisemos - dijo la voz de Ares. En ese momento, el rey empezó a sentir una caricia sobre su pecho, pero al abrir los ojos no vio nada, aunque el tacto de aquella caricia lo siguiese sintiendo.- Lucio, rey - la voz del mago parecía perversamente más lujuriosa que antes,- eres  frágil ante mí...- Oyó susurrar. Al mirar nuevamente hacia el el espejo, el rey vio el cuerpo del mago desnudo, de pie mientras le miraba, con la poya erecta y apuntando hacia arriba. -Ares..- Dijo mientras sentía aún aquella excitante caricia que le erizaba la piel.

El rey intentó incorporarse pero un invisible peso sobre su cuerpo lo retenía tumbado. La suave caricia descendió mientras el reflejo del mago dirigía sus manos hasta su poya erecto, haciendo sentir a Lucio todo lo que él se hacía.

Cuando la cena terminó la celbración había llegado ya a la medianoche, Seth, en un despiste de los inviados tomó al rey Arél sobre su hombro y subió con él hasta los aposentos, cuya puerta abrió y cerró mientras él reía.

-¡Jajaja! Pero, ¿Qué haces? -Necesitaba sacarte de ahí - dijo el rey dejando al joven tumbado sobre la alfombra roja que rodeaba la piscina y conducía a la cama. Estaba cubierta de pétalos blancos, dando a la habitación un olor agradable. Sethir se veía notablemente más afectado por el alcohol que Arél. Se tumbó sobre él y el chico cerró los ojos ante el peso del rey, pero rió de nuevo, sin importarle. -Ha venido mucha gente, no deverías abandonar el comedor hasta que se vallan. -“No deberías abandonar el comedor hasta que se vallan” - repitió Sethir antes de que los dos rompieran a reir.- ¿Porqué? Tu eres ahora tan rey como yo, y también lo has abandonado- dijo tumbándose junto a Arél, mirando los dos al techo. -A mi me han secuestrado - respondió el joven sentándose sobre el cuerpo del rey y quitándose la parte de arriba del traje y la armadura de la ceremonia.

Arél quedó a pecho descubierto y Seth pasó sus manos por el torso, mientras se agachaba a besarle en los labios. En aquel momento, el joven se levantó de un salto y fue caminando hasta el vestidor que ocupaba la pared derecha.

-¡Hey! ¿A dónde vas?-Preguntó Seth siguiéndolo con la mirada. Se levantó y le miró desde lejos, intentando que la vista volviera  a su posición correcta, había bebido demasiado. Arél abrió uno de los cajones el vestidor  y sacó un pañuelo de seda blanca que llevó al rey Sethir. -La reina Elissa me pidió que te lo entregara - dijo poniendo el paquete de tela en las fuertes manos de Sethir. Su voz se había tornado seria y firme. -Mi...¿Mi madre te lo pidió?-Se extrañó. El rey abrió la tela y descubrió que envolvía La estrella albar, la esfera blanca encerrada entre hojas de plata que había pertenecido a su padre. La recordaba con asombrosa facilidad y aquello hizo lagrimear sus ojos. -Quiso que éste fuese su regalo el día de tu boda, y me dijo lo importante que eras para ella. Dijo también que te quería - le explicó cogiéndole del hombro.- Me dio su bendición aquel día, Seth.

El rey Sethir se emocionó, elevando frente a él el colgante para poder verlo mejor. La esfera desprendía un calor y una luz templada que parecía irradiar vida. Arél cogió la cadena del colgante y se colgó al rey del cuello.

-Gracias mi amor - dijo Seth sonriendo, aunque con los ojos húmedos. El joven le volvió a besar. Se besaron con más deseo a cada segundo, acercándose poco a poco hasta la cama y desprendiéndose de toda la ropa, hasta que ambos quedaron con la tela de la entrepierna únicamente. Arél, que caminaba de espaldas mientras besaba a Sethir, al llegar junto a la cama tropezó y calló sobre ella boca arriba, tumbándose el rey sobre él. Al hacerlo, el joven sintió el calor de la Estrella Albar al contacto con su pecho.

Sethir besó el cuerpo de Arél, llegando a lamer sus pezones, sus músculos, incluso ensalivando con éxtasis su ombligo, cegado por la lujuria del momento. La temperatura de la sala empezó a caldearse.

-Aah..Ah..-Los dos exalaban con dificultad, notando sus poyas ya erectas, luchando por desprenderse de la tela protectora.

Arél cerró sus puños agarrando las sabanas que tenía bajo él mientras Sethir le desataba la tela y descubría su pene erecto, metiéndoselo al instante en la boca. El rey le hizo la mamada más placentera a su prometido, no dejando éste de jadear sin cesar. Mientras chupaba, Sethir se quitó su tela y empezó a masturbarse con rapidez, nadando en los efectos del alcohol y sintiendo cómo a cada movimiento, la habitación parecía querer caerse. De pronto, Arél abrió los ojos, teniéndolos más azules que nunca. Sethir no recordaba aberlos visto así en ningún momento, pero éso no era lo único que había cambiado. Dejo de chuparle la polla y se incorporó, mirándole desde arriba. Alg más parecía haber cambiado en el rostro del que ya era rey de Diin. Su facciones de la cara parecían haberse transformado, siendo, para sorpresa de Sethir, todavía más hermoso de lo que ya era. Lo observó durante unos segundos que parecieron eternos. La piel del joven rey parecía dorada. No se veía viendo pero al moverse, Seth vio el magnifico efecto que hacía la luz de las lámparas sobre su piel. Arél sonrió y Seth perdió los estribos. Se vió lanzado hacia delante, agarrando a Arél por la cintura, y levantándolo. Lo puso con dificultad pero con casi violencia en ángulo recto con él, Sethir de pie frente a la pared, con el culo de Arel sobre la poya, y Arél de cara  la pared, sujeto por los musculosos brazos del rey, y apoyado con sus manos en la pared, evitando chocar la cabeza.

Sethir metió su poya y agarró con firmeza el pesado cuerpo del joven, que permanecía en equilibrio entre su torso y la pared, y comenzó a penetrarlo con rapidez y lujuria.

-Aaah.. Aaahh..

La poya del joven se balanceaba bajo su cuerpo, golpeando en ocasiones los huevos del rey.

-Oh.. Sii.. - Dijo Sethir cegado de placer.

Pero Arél no le oyó. Estaba siendo penetrado como nunca y tan sólo podía disfrutar de cada vez que sentía la gruesa poya de su esposo entrando dentro de él, saliendo y volviendo a entrar sin descanso. Pegó su frente sudorosa a la pared.

-Aaahh.. -Aaahh.. Aaah.. ¡Aah..! - Gritó Sethir. Entonces aceleró cada embestida, ayudándose de sus brazos para pegar el culo del joven contra su entrepierna. Entonces, el rey empujó con su cintura el cuerpo de Arél, irguiéndose éste y pegándose los dos a la superficie de la pared.-¡Aahhh!

Un último y fuerte empujón explotó el semen del rey, que agarraba a Arél de los costados. Los dos cuerpos sudorosos permanecieron un instante junto a la pared, antes de que Sethir se arrodillara en el suelo, dejando a su querido Arél tumbado junto a él.

-A.. Arél..- Logró decir Seth.- No sé.. qué es lo que me ha pasado..- Dijo al ver al chico junto a él. Se dio cuenta de que también se había corrido, y a pesar de que empezaba a preocuparse por él, Arél abrió los ojos, sonriendo feliz.

El rey Arél se incorporó para besar a su esposo. Éste le abrazó y lo levantó, llevándolo en brazos hasta las escaleras de la piscina. Con él entre sus musculosos brazos, Sethir bajó uno a uno los escalones de entrada a la piscina y dejó el cuerpo de Arél flotando sobre el agua tibia. La poya del chico tenía la punta cubierta por una densa capa de semen y Sethir se la limpió con suavidad, ayudado de agua que los envolvía.

-Me has enamorado - confesó Seth mirando el rostro del chico. Éste abrió los ojos, volviendo a ser el de antes. -No quiero que nos separemos - dijo. Y poco después, Arél se quedó profundamente dormido.

Cuando Sethir le llevó a la cama, los dos se durmieron abrazados, igual que hicieran la primera vez.