Palabra de Honor 5

Se complican las cosas para Alicia...

Nicol, la pareja de Raquel. Ambas sabían el estado de salud que tenía Alicia, además Nicol es enfermera y sabía qué hacer en este tipo de casos.

—Cariño, no te apresures a sacar conclusiones, déjame revisarla — la tocó minuciosamente palpando la cabeza y los huesos del cuello — Esta bien, su corazón late con normalidad. Odio que te pongas tan alterada. Sin embargo, debemos llevarla en una ambulancia. Se ha roto la cabeza y su hombro está de una forma irregular, no podemos moverla así como así. — levantó su teléfono llamando a emergencia y verificando disponibilidad en el hospital donde trabajaba.

—Me has pegado un susto de muerte, Alicia. ¿Por qué siempre tiene que ser así, Nicol? Esta niña un día de estos la vamos a perder — Raquel miraba con molestia y preocupación a una Alicia desmayada. Colocó un trozo de camiseta en la herida.

—No lo sé cariño, algo tuvo que haber ocurrido. Tal vez tenga que ver con algún familiar, tú sabes muy bien que Alicia se alejó completamente de aquello después de aquella inspección policial — le sonrió tratando de tranquilizarla. — ¿Puedes hacer algo? ¿Investigar un poco? Algo me dice que volveremos a las andadas del pasado — su voz sonó muy preocupada.

Raquel le acarició la mejilla a su esposa — Tranquila amor, no dejaré que le pase nada a Alicia. Tengo algunos contactos y tal vez la fiscal que frecuenta a nuestra cafetería pueda ayudarnos.

—Sonará egoísta pero no quiero que vuelvan a herirte nuevamente, no quiero que vuelvas a tu trabajo. Me encanta tu trabajo como oficinista y sin mucha adrenalina, que estés aquí los fines de semana — A lo lejos se escuchaba la llegada de la ambulancia por lo que no terminaron la conversación. Para estas mujeres Alicia era como una hija.  Raquel trabajaba para la policía y desde que tuvo el caso de narcóticos se encargó de Alicia, desde entonces ambas le han tenido un inmenso cariño.


Al llegar la ambulancia al hospital las estaba esperando la doctora de guardia de Emergencias Samantha Martínez quién estaba totalmente preparada e informada del caso.

En medio de tanto jaleo Alicia ya había despertado. Tenía los ojos cerrados sudando y quejándose del dolor que sentía.

—Alicia, ya pronto no sentirás dolor, lo prometo. — la llevaban a una de  las salas para atenderla — Colóquenla con cuidado — Una vez puesta, Alicia se colocó en forma fetal del dolor que sentía.

—¿Qué sientes? Ayúdame a quitarte el dolor — Samantha perdía un poco los estribos cuando estaba cerca de Alicia. Se conocían desde pequeñas, sin embargo, nunca se llevaron muy bien que digamos.

—Mi hom… bro. Due..le. ¡Dios! Voy a vomitar… — Ya quitaremos el dolor y las ganas de vomitar. Déjame ver el hombro. Tenía el hombro dislocado por lo que tenía que ponerlo en su sitio inmediatamente con ayuda de una enfermera — Respira profundo, Alicia — lo hizo de manera delicada y dispuesta. Un grito ahogado salió de la boca de Alicia.

—Ya está, tienes inflamado, te daremos algo para el vómito y para que baje la inflamación de todas formas haremos unas radiografías y los estudios necesarios. — la tocaba con una delicadeza que no solía a tratar con sus pacientes, la piel de Alicia era tan suave que ella se perdía un poco, haciéndola olvidar dónde estaba. Lo único que le preocupaba en ese momento era su paciente. Tragando saliva dijo: — Vamos a tener que quitarte la camiseta para ver que más está mal y si puedes mover bien el hombro. — miraba a Alicia constantemente para descifrar qué decía su rostro. Lamentablemente seguía sin expresión, solo dolor y cansancio.

—¿Quieres que venga una de las enfermeras para que te ayude? — Poco a poco, Alicia negó con la cabeza — No, si me ayudas puedo hacerlo.

—Muy bien. — Samantha dio un paso adelante cuando Alicia extendió sus piernas permitiendo a Samantha lo suficientemente cerca para ayudar — Saca la camisa de tus pantalones.

Con la mano derecha, Alicia sacó su camisa de la pretina. —No puedo levantar mi brazo izquierdo.

—Mmm. Lo sé. Vamos a tomar las cosas con calma — Samantha sonrió suavemente. —Vamos a sacar primero el derecho, y luego vamos a sacar el izquierdo.

Asintiendo con la cabeza, Alicia levantó el brazo derecho y se encogió de hombro hacia abajo y libre de la prenda cuando Samantha puso la parte inferior de la manga. Eso dejó la camisa colgando alrededor del cuello de Alicia, colgando a través de su pecho y sobre su brazo herido. Alicia sugirió: — Si la subes, puedo sacarla de mi cabeza.

Cuando la camisa se soltó, se hizo evidente que Alicia no llevaba nada debajo. Samantha mantuvo sus ojos en la cara de Alicia mientras ellas lentamente liberaban la prenda de restricción. Por último, todo lo que quedaba era deslizarla hacia abajo y fuera del brazo herido.

—Mantén tu mano izquierda en el regazo de modo que no forcemos la coyuntura, ¿de acuerdo? — Samantha se dedicó a sacar la camiseta del brazo de Alicia. Mientras lo hacía, ella bajó la mirada al hombro lesionado y se detuvo abruptamente cuando vio la fresca cicatriz de siete centímetros a unos centímetros por debajo de la clavícula izquierda de Alicia. Una ligera hinchazón distendida en el tejido de allí para el borde superior de su pecho.

Samantha miró, reconociendo, pero incapaz de absorber su importancia. Esto no puede estar nada bien, pensó.

—¿Alicia? Dime que no es lo que estoy pensando — miraba asustada.

—Implante cardíaco desfibrilador, sí lo es…— dijo cabizbaja. En ese momento entró Nicol lista para ayudar. Samantha miró hacia la entrada.

—¿Por qué no me dijeron? Esto puede complicar las cosas. Haré que te hagan todos los estudios inmediatamente y un Electrocardiograma—. Samantha salió furiosa de la sala, aun así no se detuvo para hacer lo necesario.

Mientras tanto, Nicol atendía las heridas de Alicia.

—No lo he hecho bien ¿Cierto? — miraba a Nicol como una niña regañada. —Juro que no ha sido mi culpa esta vez, aunque así lo siento. —bajó la mirada.

—Cariño… No tienes la culpa, ya me explicarás a mí y a Raquel que fue lo que sucedió— lo decía mientras la atendía con mimo y delicadeza sus heridas.

De pronto Alicia se activó como un resorte —¡Dios mío! —miró a Nicol con los ojos casi saliendo de su órbita.

¿Qué? ¿Qué pasa? —se preocupó. —Verónica, tengo una cita con ella en el café ¿Qué hora es? Por Dios, ni siquiera sé su número, sólo sé dónde vive y como se llama. Debí pedir su número. Debe estar muy preocupada o muy enojada. Tengo que salir de aquí — Alicia buscó a levantarse de la camilla. Nicol se apresuró a agarrarla —¿A dónde vas, señorita? Tú te quedas aquí, no vas a ir a ningún lado. Le diré a Raquel que se ocupe del asunto, ella comprenderá—dijo tranquilizándola. —Espérate aquí iré por Raquel y luego buscaré a la Doc. —No cometerás una locura saliéndote de aquí ¿cierto?

—Si mamá… Lo haré, aquí me quedaré— regañada y sumisa sonrió a Nicol, y esta a su vez le devolvió una sonrisa maternal.


Raquel se levantó al ver que venía su esposa. —¿Se encuentra bien? —preguntó preocupada, tenía las manos sudorosas.

—Claro que está bien. No sé por qué siempre tienes que pensar todo lo malo a la primera— mirándola con enojo y amor. —Prometo que está bien. Vine para decirte que te pongas en contacto con la chica con que sale, la de la cafetería, Verónica ¿Recuerdas?

—Mmmm ¿eso? Al parecer ya había llegado a la cafetería pidió mi número personal y me ha llamado ella misma. Viene en camino. Se escuchaba muy preocupada y ansiosa. Espero que nuestra niña sepa explicarle muy bien a la fiscal las cosas, lo que he escuchado de ella es que tiene un carácter tenaz cuando se enoja. Pero también puede ser una mierda como amante— tenía el ceño fruncido— ¿Crees que hice bien?.

—No te apresures a los acontecimientos, si he escuchado una que otra cosa de la chica, pero sus razones tendrá, tampoco es que ella salga con buenas chicas y siempre son aventuras de una noche, una semana, un mes. No tienen importancia. Nuestra chica estará bien, no te preocupes mi amor —le dio un casto beso. —Ahora tengo que trabajar, tú espera aquí. La llevaremos a la casa, no quiero que se quede sola en ese departamento tan oscuro.

—Vale mi amor aquí espero.


Samantha no parpadeaba al mirar los rayos X del hombro, pecho y los demás estudios realizados de Alicia. Se sentía impotente al ver todo aquello.

—¿Todo bien? —entró Nicol. —No, nada está bien. Digo… Ella sí lo está. Tiene un poco de inflamación al igual que la zona de sus costillas, heridas superficiales… Nada del otro mundo que no se pueda curar, pero sabes muy bien que tiene un ICD. —miraba con tristeza aquello. —Soy doctora y cuando quiero hacer la diferencia no puedo hacer nada, absolutamente nada por ella— se sentía llena de rabia—¿Por qué no me lo dijiste? —la miró furiosa.

—No es el momento para discutir esto, Samantha. —la miró muy seria—Vamos cariño recomponte, yo sé que ella es muy importante para ti… Fue mala idea defraudarla de esa forma en el pasado, eran unas niñas, pero ya pasó... — Tienes razón, debería tratar de conquistarla —Se fue directo hacia donde estaba Alicia sin dejar terminar a Nicol lo que tenía que decirle. Dispuesta y más calmada abrió la cortina.

—¿Cómo te sientes? —le sonrió.


Mientras tanto, Verónica estaba dándole golpes a su volante. En medio del tráfico en que se encontraba se preguntaba qué pudo sucederle a Alicia para terminar en el hospital.

Se vio en la cafetería esperando a Alicia. Ya habían pasado dos horas y no hacia acto de aparición. Primera vez en la vida que Verónica esperaba tanto a una mujer en una de sus citas, que no eran muchas ya que no le gustaba nada serio o las relaciones que tenía no duraban mucho. Así que decidió pedirle el número al chico que siempre atendía a esas horas, al principio no quiso dárselo, pero algo le decía a Verónica que estaba mal, algo había pasado así que decidió insistirle. Llamó a Raquel para saber de Alicia ya que no tenía ningún número de teléfono de Alicia, ni siquiera sabía dónde vivía y no quería recurrir a sus contactos para investigarla, aunque si al llamar a Raquel no sabía nada lo hubiese hecho.

Se inquietó muchísimo al saber que Alicia estaba en el hospital, salió disparada y ahora se encontraba en camino.


—¿Ya me puedo ir? —Alicia ya estaba fastidiada de estar allí, sólo quería ir a casa de Verónica disculparse ya que habían pasado horas ahí. Se la imaginaba furiosa, con suerte le abriría la puerta. — No. Estas bien del hombro y costillas me imagino que en el momento que te dejé ya te darían algo para el dolor.

—Si, ya. ¿Me puedo ir? —dijo con desesperación. —No, aún no. Ya que te golpeaste del lado izquierdo y el desfibrilador está de ese lado tengo que tener un seguimiento de tus latidos, está todo bien. Aun así, eso no me dice nada. ¿Cómo empezó todo esto, Alicia? —le dijo muy seria con los brazos cruzados—¿Hace cuánto te lo pusieron?

Samantha, no es mi corazón del que estamos tratando aquí es mi maldito hombro, ya déjame ir— le dijo una cansada Alicia. —No, de aquí no te vas Alicia, aquí la doctora soy yo. Así que, por favor, coopera— la fulminó con la mirada.

—Hace cinco meses desarrollé una miocarditis viral. Comenzó como una infección respiratoria, y dentro de unos días la inflamación se había extendido a mi corazón— lo dijo con cierta tristeza que a Samantha le partió el corazón verla así. —¿Quieres recostarte? — le sonrió dulcemente.

—No, yo… Al parecer se quedó sin desarrollar un poco de tejido de cicatriz, y creó algunos problemas de arritmia. Mi ritmo cardiaco estuvo mal por un tiempo.

—¿Qué tan grave? —Samantha se congratuló que su voz fuese constante.

—Tuve un episodio de taquicardia ventricular y se detuvo en medio de la cirugía. Samantha bajó sus brazos para acercarse más a Alicia para consolarla. El solo pensamiento de que Alicia casi muere la hizo sufrir — Oh, Alicia. Lo siento mucho — la abrazó.

—¿Cuándo fue la última vez que se disparó?

—Hace un día—lo dijo con culpabilidad. —Dios, Alicia. ¿Cuántas veces se ha disparado? —preguntó muy preocupada.

—Unas seis veces supongo — se encogió de hombros. —¿Supones? Alicia esto no es un juego ¿Tu doctor lo sabe? ¿Está el cardiólogo monitoreando tu ritmo por telemetría remota? — le empezaron a sudar las manos.

—El primer mes sí ya después quise dejarlo estar.

—¡Alicia! ¿A qué carajos estás jugando? Debes hacerlo, debes enviarlo. No es normal que se dispare el aparato— la agarró de sus manos con mucha preocupación.

—Ya lo sé, créeme que lo sé. Pensaba tomar medidas desde hoy, pero todo lo que pasó no me ha dado tiempo. Además, el doctor me dijo que estos aparatos eran sensibles y se podrían disparar por cualquier tontería.

—Eso no es excusa— le acarició su mejilla con mucha ternura, la agarró con ambas manos. Alicia se quedó paralizada de cómo estaban ocurriendo las cosas de repente. Escuchó al fondo una voz inconfundible formando un alboroto, su corazón se disparó lleno de vida al escuchar, pero no se podía mover ya que Samantha la tenía agarrada y no era muy inteligente hacer un brusco movimiento ya que le dolía todo.


Al llegar, Verónica quiso pasar de una vez a la sala donde se encontraba Alicia. No se lo permitieron ya que no era ningún familiar, Raquel que estaba allí le explicó, pero Verónica es bien terca para hacer caso, estaba sumamente preocupada y quería verla así que se dispuso a formar un alboroto a los doctores y enfermeras que estaban allí hasta que se acercó Nicol.

—Está bien… Ya me encargo yo. Ven Verónica es por aquí, de todas formas, tengo que ponerle el cabestrillo— la dirigió hacia la sala. Al abrir la cortina Verónica se encontró con una situación comprometedora. Se tranquilizó un poco ya que era de la doctora de quién hablábamos; poniendo sus manos sobre el delicado rostro de Alicia de una manera extraña. Ninguna de las dos se mueve y al parecer la doctora no se había percatado de su presencia.

—Cariño, tendrás que venir a mi casa para que yo te cuide durante unos días hasta que hablemos con tu cardiólogo para saber qué ocurre — la iba a besar, cuando una Verónica furiosa dijo fuerte y claramente — Ella no irá a ningún lado contigo Samantha— la reconoció Verónica— Ella vendrá a mi casa y yo la cuidaré.


Nota :

...Y así queda el capítulo de hoy, realmente me divertí muchísimo escribiéndolo sobre todo que lo hice pensando en una persona muy especial para mí, asi que este capítulo te lo dedico con muchísimo amor y cariño. Te quiero. Te lo mereces por ser tan trabajadora y dedicada (uno nunca sabe si puede leerlo tu persona favorita jeje).

Señorita OjosN sus fans (incluyéndome como #1) esperamos muy pronto uno de sus relatos. Espero que la loca "Antonella" haya regresado de donde vino (desde el manicomio).

Gracias por sus comentarios, realmente me suben muchísimo el ánimo. Gracias HombreFX por apoyarme desde el capítulo #1 de esta historia.