Pajeo después de la primera vez
Relato seguido de "Primera vez"
Después del desayuno él se fue a laburar. Me besó antes de irse. Casi me meo encima cuando me dijo que quería verme desnuda de nuevo “ como anoche” .
La verdad es que quiero coger de vuelta con él, pero me da vergüenza ser muy puta. ¿No es que se te va eso después de la primera vez? No sé en realidad cómo funciona esto, pero me gustaría saber bien qué y cómo tengo que hacerlo.
Mañana voy yo a su casa, pero no de noche sino más bien a almorzar. Quiero actuar como una puta, porque sé que dentro mío hay una mujer así, que no se tapa los pezones para que nadie la vez sino que anda sin corpiño para que se vean dos puntitos duros ahí.
Aún no sé la clase de hombre que es él. No sé si se avergonzará de salir con una chica a la que le excita pensar en besar a otra de su sexo. Pero es que me gusta creer que soy liberar, sin reglas en lo que se refiere al sexo.
Hoy no lo voy a ver en todo el día, pero ya tengo la concha mojada de pensar en que mañana podríamos volver a coger. No me gusta ser insegura, pero temo que no quiera hacerlo. Aunque ¿qué clase de hombre se resistiría a ponérmela? Digo, está bien que no soy una 90-60-90 pero me gusta el sexo, al menos estoy segura de eso ahora y más aún después de haberlo hecho anoche.
Anoche, que locura. Me recuesto en la cama a rememorar lo de anoche. Sé que tengo cosas que hacer, ropa que lavar, fotocopias que leer, pero mi mano se va a mi vagina sin pensarlo. Me estimulo el clítoris pensando en cómo se la chupé anoche, en lo rica que se sintió en mi boca, y en las ganas que tengo de tenerla de vuelta pegada en mi lengua. Para almorzar quiero esa pija, quiero decirle que me acabe en la boca, o en la tetas. Quiero mirarlo a los ojos y mientras me ensucia toda la cara con su leche.
Soy tan sucia, y me moja tanto ser así.
Me froto solamente con dos dedos, y no dejo que entre ninguno, porque solamente el miembro de él tiene permitida la entrada.
Con la mano derecha me toco la concha, y con la izquierda me estiro un pezón. Me lo aprieto, lo masajeo y lo vuelvo a apretar, tratando de rememorar el momento en que el mismo pezón estaba en su boca. ¡Ah! Mi cuerpo responde a mis caricias, pero necesito más. Necesito otras manos. Lo necesito a él, estoy muy caliente.
Me acomodo bien en la cama y pongo una almohada entre las piernas como hacía cuando era más pendeja. Estando boca abajo me froto contra la almohada, imitando el movimiento de anoche solamente que ahora voy más brusca, más violenta. Ya estoy re mojada, sin creer que después de haber cogido por primera vez anoche tenga que hacer esto de nuevo. Recuerdo la vez que un tipo de Buenos Aires me dijo por cam “vení y saltá en mi pija putita, que sabés que lo querés, vení así te reviento la concha”. Me pajeo recordando eso y la sensación nueva de tener una pija de verdad dentro.
Empiezo a recordar cada charla erótica, cada cita de sexo virtual, cada permiso para acabarme en el culo o en las tetas o en la boca. Se siente tan rico.
No gimo mucho por la costumbre de pajearme a escondidas, pero mi respiración es corta, me gusta esto. Quiero más, me muevo más rápido, mis dedos juegan con el líquido que sale de mi concha.
Acabo en el silencio de mi habitación, en el mismo lugar en donde lo hice anoche. Espero, con ansias, el día de mañana en donde el muchacho que me desvirgó me quite el deseo de sexo y amor.