Paja en la oficina
Una tía buena en la oficina, con un tremendo culazo que me tiene loco, hasta que un día decido hacerme una buena paja a su salud.
Seguro que os pasa a todos (y todas), en la oficina siempre hay alguna compañera o compañero que os gusta, os parece guapo o guapa o, simplemente, está como un tren.
Si bien en la oficina me concentro en hacer mi trabajo, es inevitable que, de vez en cuando, me llame la atención alguna compañera. Hace unos años tuve una compañera en mi departamento con la que tuve que trabajar bastante, y que era una distracción continua.
Se llamaba Rosa, y estaba muy buena. Alta, rubia, con curvas contundentes, no mucho pecho, pero tenía un culo… bufff, que pedazo de culo. Impresionante. La mayoría de los viernes venía con pantalones vaqueros y era un escándalo. Caminaba por la planta meneando sus caderas, levantando miradas… y lo que no eran miradas. Era tremendo.
También era bastante guapa, no una belleza, pero sí lo suficiente para que el conjunto fuese espectacular.
Durante más o menos 1 año el tema estuvo controlado por mi parte, básicamente, le miraba el culo cuando andaba por la planta, pero nada más.
Hasta que un día, en una reunión interna, en la que llevaba una falda con abertura, me tocó sentada a mi lado. Llevaba una falda negra, larga, de estas con abertura por el centro, que al sentarse con las piernas cruzadas, se le abría y dejaba sus piernas descubiertas. No llevaba medias ya que era Junio creo y ya empezaba a hacer calor. Menudas piernas.
Olvidé comentar que, una de sus aficiones era el hacer ciclismo los fines de semana en un club de un amigo, no lo hacía mucho, pero sí le gustaba de vez en cuando. Esto lo complementaba con el gimnasio. Todo ello junto hacía que sus piernas estuviesen bien torneadas y duras, y… bueno, nunca le vi el culo pero también parecía que lo tenía bien durito.
En la reunión, que duró bastante, cada vez que se movía y cambiaba la posición de las piernas, las abría y hacía el movimiento de cruzarlas de nuevo hacia el otro lado. No vi nada, me refiero a que no le vi las bragas, por un lado por la posición en la que me encontraba y por otro porque tenía que disimular, pero me lo imaginaba… que calentón me pillé. Tuve que hacer muchos esfuerzos para no mirar entre sus piernas (seguro que llevaba un tanga minúsculo!!). También me hubiera encantado pasar mi mano por sus piernas… en un momento dado me di cuenta de que se me estaba poniendo dura, e iba con traje!! Me tuve que pegar a la mesa para que me tapase el paquete y no se me notase. Si ella lo notó no dijo nada ni dio muestra de ello.
Después de ese día el tema cambió para mí. Me ponía mucho. Y resultó que de repente estaba envuelto en situaciones que yo encontraba super sexuales. Por ejemplo, coincidencia en un ascensor lleno de gente en el que te tienes que apretar y me daba la espalda, con lo que su culo se quedaba casi tocando mi paquete… os podéis imaginar el esfuerzo. Pero lo que me ponía malo era tener que subir escaleras con ella… siempre le cedía el paso, con lo que subía con su culo en frente de mi cara. Madre mía. Qué ganas me entraban de alargar la mano y tocárselo, apretarle una nalga y notar su dureza…
Me parecía que, cada vez que tenía que hacer cualquier cosa, yo estaba cerca para ver cómo se movía, lo ceñidos que le quedaban los vestidos en sus curvas, se agachaba a coger algo y su culo sobresalía… me tenía totalmente hechizado.
Hubo un día que fue ya demasiado, viernes, con sus vaqueros apretados, botas altas y camisa. Estaba espectacular. Ese día estaba contándole a todos que el fin de semana se iba a ir con sus amigos del club ciclista a hacer una ruta, y estaba enseñando fotos. En una foto aparecía un pelotón de ciclistas, ella estaba subida a la bici, echada hacia delante y su culo quedaba en primer plano, con unas mallas negras. Tremendo culazo. En otra foto de grupo se la veía de frente con las mallas, a mi me lo pareció, marcaba coñito de manera salvaje. Joder.
Mientras contaba lo que iba a hacer tenía en su mano una botella de ciclista que utilizaba en la oficina para beber agua. Tenía el logotipo del club y la usaba mucho. Para beber sacaba el pitorro que tiene y chupaba. Chupaba mucho. Yo me la imaginaba con mi polla en la boca y chupando así. Decidí que esa tarde me haría una buena paja a su salud, se lo merecía.
Una hora después tuvimos una reunión en una sala pequeña, realmente era una conferencia telefónica con lo que estábamos sentados alrededor de una pequeña mesa redonda, con nuestros ordenadores portátiles abiertos y un teléfono en el medio.
Como era una mesa pequeña, nuestras piernas se chocaban de vez en cuando, cada vez que nuestros pies o piernas chocaban nos hacía gracia.
Durante la conferencia seguíamos la presentación en nuestros ordenadores, y ella, en su concentración, pasaba un dedo por sus labios o se recolocaba el pelo.. Esto ya era demasiado, así que decidí ir al siguiente nivel. Le dije que me iba un momento al baño y que ahora volvía, solo un minuto. Fui al baño, me metí en un reservado y me quité los calzoncillos, dejándome solo el pantalón. Como yo también iba con pantalón vaquero, confié que la dureza del pantalón hiciese que no se me notase mucho el empalme.
Volví a la sala de reuniones y allí estaba ella, con un dedo en sus labios, las piernas cruzadas (lo que hacía que su culo resaltase más) atendiendo a la conferencia.
Me senté en mi sitio y empecé con lo que tenía en mente. Yo quería pasarle mi polla por sus labios, frotar mi tronco contra ellos en lugar de su dedo, y metérsela después. No tardé nada en notar que mi polla se endurecía, así que empecé a pasarme la mano despacito por encima, frotando mi rabo.
Se me puso dura claro. En nada tenía mi paquete a explotar, notaba mi polla atrapada en el pantalón. Hice esfuerzos, y lo conseguí, en que no se notase que me estaba poniendo muy burro ni que me estaba tocando.
La conferencia duró bastante, y yo estuve un buen rato masajeándomela. Dudé si seguir hasta el final y correrme encima. Me ponía la idea de explotar con ella enfrente, intentando que no lo notase, pero claro, me iba a manchar todo el pantalón. Decidí esperar.
Después de comer se fue todo el mundo, la hora de salida eran las 15. Yo me quedé aduciendo que tenía que terminar unas cosas. Esperé un poco para que no volviese nadie y actué.
Me fui a su escritorio y cogí el bote de ciclista que utilizaba para beber. Olía a ella. Me fui al baño y me encerré en uno de los reservados. Cuando llegué a cerrar la puerta ya tenía mi polla muy dura. Entre la excitación del momento y su olor se me había puesto durísima.
Me bajé los pantalones dejando mi polla libre, y me senté. Iba a disfrutar esto.
Lo primero que hice fue oler el bote. Tenía su perfume. Y esto me fue poniendo más duro. Saqué el pitorro de beber que chupaba cada vez que lo utilizaba y lo lamí con gusto, intentando sentir su boca en mi lengua.
Ya que allí ponía su boca, me lo acerqué a la polla y lo pasé por mi tronco, suavemente, sintiendo la dureza del plástico, pero imaginando que era su boca la que pasaba por allí. Lo bajé hasta mis huevos y también los acaricié con el pitorro. Me estaba calentando bien. Tanto, que mi polla ya empezaba a chorrear.
Pasé mi capullo por el pitorro manchándolo de mi líquido preseminal, imaginándome que luego bebería de él y tragaría mi fluido. Joder, ya estaba muy cerdo.
Empecé a menearme la polla, la tenía durísima y tenía ganas de vaciarme. Me imaginaba su culo en vaqueros y yo pasándole mi polla dura por ellos, manchándolos con mis fluidos preseminales mientras apretaba sus nalgas duras. Ella gemía en mi fantasía y me pedía más.
Me imaginé que le iba a meter la polla en la boca para que me la chupase. Así que le quité al bote la tapa y metí polla dentro y empecé a moverlo arriba y abajo como si fuese su boca la que rodeaba mi polla. El bote era ancho y no me tocaba la polla (menos mal porque era de plástico duro), pero la sensación de morbo era grande igualmente.
Por último, llegué a mi mayor fantasía, que era meter mi polla entre sus nalgas y hacerme una paja con ellas, como si fuese una cubana pero con sus nalgas en lugar de sus tetas, y así me lo imaginé mientras seguía con mi polla dentro del bote y me pajeaba el tronco de la polla con la mano libre.
No podía más, necesitaba soltarle el lefazo, en su cara, en su culo o en su boca… me era igual!!
Me apetecía llenarle la boca de semen, que sintiese como me excitaba con su cuerpo y se tragase mi corrida, así que decidí vaciarme en su bote.
Me levanté y, poniendo el capullo de mi polla en el borde del bote, me pajeé rápidamente hasta que noté que me venía y me dejé llevar. Cerré los ojos y empecé a soltar chorros de semen en el bote, además del tremendo placer que sentía imaginándome que me corría en su boca, oía el sonido de los chorros en el plástico, cosa que me excitó más y así estuve corriéndome varios segundos, soltando chorros de leche y disfrutando del placer que sentía.
Cuando terminé de correrme puse el bote en la taza del váter y me limpié la polla con papel, me subí el pantalón, con esfuerzo ya que tenía la polla dura todavía, y miré en el bote.
Una capa de semen cubría el fondo. ¿y ahora que hacía?.
Se me pasó por la cabeza el dejarlo y que el lunes lo juntase con agua y lo bebiese… no, eso era una cabronada. No ya que se diese cuenta, que seguro que sí… jeje, seguro que reconocía el sabor a semen, la de pollas que se habría comido con ese cuerpazo… No, yo no podía hacer eso.
Así que cogí el bote, y la tapa que había manchado previamente, y lo limpié bien con agua, intentando que no quedase ningún resto. Estuve un buen rato así sintiéndome mal por haberme corrido en su bote de agua.
Luego, lo dejé en su sitio y me fui a casa.
El lunes me fijé a ver si notaba algo, pero no la vi, ni poner caras raras ni le oí ningún comentario, así que supuse que no se había dado cuenta o que yo lo había limpiado bien.
A partir de ese día, sí que me hice muchas pajas a su salud en la oficina. Ya yo solo, sin utilizar nada suyo, pero sí que cogí la costumbre de, el día que me excitaba mucho, irme al baño a desahogarme pensando en su culo y el resto de sus curvas.
Estoy seguro que yo no era el único que se hacía pajas (solo había que mirar al resto de tíos de la planta cómo la escaneaban cada vez que se levantaba). No sé si Rosa era consciente de la cantidad de semen que se derramaba en la oficina alucinando con sus curvas.