Pague por sexo 1

Mi viaje a un mundo desconocido

PAGUE POR SEXO

1ª PARTE

Hola, mi nombre es Claudia, 40 años. Lo que voy a contar me ocurrió a mis 35 años recién cumplidos. Cabello castaño claro, largo, lacio. Ojos marrones y piel blanca. De 1,68 de altura y 92-62-90 ya perdidos luego de una seguidilla de tres hijos y a la espera del cuarto.

Conocí a mi marido a los 16 años y a los 19 de me case. Eduardo fue mi único hombre hasta esos momentos. El era abogado y tenía su estudio con más de 20 personas. Yo cuando me recibí de contadora, por recomendación de mi marido comencé a trabajar en una multinacional. Esta empresa laboraba también Mabel, hermana de Eduardo. Prontamente ascendí a gerenta comercial. Tenia que hacer viajes al interior y exterior del país. A veces lo hacia sola y otras con alguna empleada.

Cuando tenía 30 o 32 años, pensamos con Eduardo que había llegado el momento de embarazarme y tener nuestro primer hijo. Lo intentamos pero nada y nos decidimos a ir a ver a un medico especialista. Este médico dijo que debíamos hacer unas pruebas para ver quien era de los dos que no podía engendrar. Debíamos empezar `rimero por el hombre, ya que es mas sencillo y luego yo. Los estudios sobre la mujer son más complejos y dicen a veces dolorosos. Como yo tenia que viajar al exterior quedamos que a mi retorno haríamos los dos los estudios.

Tenia que viajar a África por aproximadamente 2 meses. El  día anterior a viajar mi marido y yo nos tomamos el día, que juntos al fin de semana se hacían 3 días.

Viajamos a una ciudad balnearia y pasamos tres días de cine, teatro, baile y mucho sexo.

En casa ya había preparado mi equipaje. Porque será que cuando viaje una mujer parece una mudanza por la cantidad de valijas y cuando viaja un hombre solo lleva una y algún bolsito.

El día que debía partir mi marido y mi cuñada me llevaron al aeropuerto. Luego de un rato aborde el avión que me llevaba a mi nuevo destino. Allá me esperara una mujer de raza negra que iba a oficiar de secretaria y traductora mía.

Me instale en el hotel reservado. La empleada se llamaba Nora y quedo en venir a buscarme por la tarde a recorrer la ciudad y a cenar. Al día siguiente comenzaría mi trabajo. Tipo siete de la tarde paso Nora a buscarme en su pequeño coche. Enseguida nos hicimos amigas y me explicaba el funcionamiento de la ciudad y sus peligros.

NORA: debes evitar salir después de las 21 horas, mas para una mujer blanca. Hay muchas bandas que aparte de robar cuando son mujeres blancas jóvenes las violan o raptan. Ha habido muchos casos de mujeres blancas que nunca aparecieron. Si sales debes hacerlo con el taxi que trabajan con el hotel que te llevan, esperan y te traen de regreso. Sino, debes hacerlo en grupos numerosos de gente que vive en el hotel. Pero vos no tenes problemas porque yo estoy a disposición tuya.

CLAUDIA: que pasa con esas mujeres blancas desaparecidas.

NORA: mira, las pueden haber vendido como esclavas o viven en el interior de la selva, sometidas a alguna tribu o clan.

CLAUDIA: la verdad da miedo como lo cuentas.

NORA: es la realidad. Ahora iremos a cenar a un hotel muy lindo, que sirven excelentes comidas internacionales.

Fuimos a un hotel muy lindo y con un excelente restaurante. Yo observaba que había muchas mujeres blancas cenando con amigas y sin hombres y le pregunte a Nora.

NORA: son mujeres blancas que sus maridos trabajan en empresas internacionales algunos de noche. Otras sus maridos de noche van al casino u organizan partidas de póker acá en el hotel  y pasan la noche jugando.

De pronto los mozos levantaban el servicio de comidas en las mesas y aparecían el café o alguna bebida alcohólica que las mujeres bebían mientras hablaban entre ellas.

Después vi. que entraban hombres solos de20 a40 años, negros y se sentaban en la barra a tomar algo. Mientras charlaban entre ellos y bebían, no perdían de vista las mesas con las mujeres.

CLAUDIA: y esto Nora?

NORA: observa bien todo, luego hablamos.

Seguí intrigada mirando y vi. A que algunos negros, por alguna seña de las mujeres o enviados por los mozos a indicación de ellas, se sentaban en las mesas con ellas unos minutos. Preste mucha atención mirando a una mujer de unos 60 años que había invitado a uno de unos 35 años a su mesa.

Charlaron unos minutos y ella saco de su cartera un puñado de dólares que entregaba al hombre. Este miraba la cantidad y se la devolvió. Ella rápidamente agrego más dólares y él contó asintiendo con su cabeza. Luego él se levantaba y ella lo seguía, desapareciendo de mi vista.

NORA: viste eso, arreglaron precio y fueron a tener sexo. En Europa se los llaman gigoló y por un precio tienen sexo con mujeres mayores que pagan por ello. El tiene que estar a su disposición del sexo que ella quiera y por unas horas estipuladas son de ellas.

Seguí observando y vi. A una mujer de unos 60 años también, que le entregaba al mozo un papelito y le indicaba a quien debía dárselo. Este hombre se acerco a la mesa de la mujer y charlaron. El tendría unos 30 años. Ella saco de su billetera un fajo de dinero que el rechazo por poco. Ella saco más plata de la cartera y se la entrego. El tipo se le quedo mirando sin decir nada y luego extendió su mano derecha a la oreja de ella y le saco un colgante de buen valor. Lo estudio y luego con la otra mano saco el de la otra oreja, ante la pasividad de ellas. Se lo guardo en el saco y se levanto llevándola de la mano y desapareció de mi vista también.

CLAUDIA: es increíble lo que vi. Y adonde van?

NORA: a habitaciones que tiene el hotel sin ocupar. Pagan todo ellas, desde la habitación hasta las bebidas que consuman.

CLAUDIA: pero a esa le saco hasta los aros, que deben ser carísimos.

NORA: si pero todo sirve por conseguir una pija.

CLAUDIA: y si vienen los maridos?

NORA: los conserjes cubren todo, lógicamente ellas les pagan.

CLAUDIA: si podrás cubrir todo, hasta la falta de dinero ante tu marido pero esa de los aros.

NORA: fingen que salieron del hotel y las robaron.

CLAUDIA: bueno Nora por hoy vi. Bastante y estoy sorprendida, me llevas al hotel.

NORA: si vamos, para eso estoy.

Quedamos que pasaría tipo 8 de la mañana a buscarme y subí a mi habitación.

Hable un largo rato por teléfono con mi marido y me fui a bañar. Note que estaba mojada. Me acosté en la cama grande y no podía sacar de mi cabeza lo visto en aquel hotel. Mujeres  que no solo daban dinero para recibir sexo, sino que algunas entregaban sus joyas. No podía creerlo, en el mundo siempre cobraba la mujer acá al revés.

Tenía en mi cabeza la imagen de esa segunda mujer, que le había entregado bastante dinero en dólares y que muy pasivamente se dejara sacar los pendientes y ver que el tipo los guardara. Tanta ansia de sexo tendría.

Yo daba vueltas en mi cama pensando en lo visto y estaba mojada  y sentía un fuego dentro de mí por lo que empecé a tocarme pellizcando mis ya duros y erectos pezones, mientras mi mano derecha desesperadamente ingresaba en mi concha. Acabe a lo perra, boca abajo con mi mano en la concha y apretada en la cama.