Pago en beso
- le gustas mucho a Vanesa y me ha pedido que te pida por ella.
Está tranquilamente el adolescente Simeón estirado en su cama escuchando música. Es Simeón la pura encarnación del espíritu de la juventud sin preocupaciones ni responsabilidades. Va a colegio y como actualmente no es necesario estudiar para ir al colegio, las notas del chaval son vergonzosas. O serían vergonzosas hace mucho tiempo, cuando estudiar era una nota de respeto y sabiduría. Pero en los actuales planes de estudios impuestos por el gobierno el que estudia es porque no tiene nada mejor que hacer.
Sigamos, escucha el chaval un estilo de música que da cierta imagen del actual concepto de conscienciamento con la sociedad que tiene; música hard-rock. Lo que da una fiable definición de que el interés que siente el chaval por los semejantes que le rodean es practicamente nulo. No le importan sus padres, ni sus profesores, ni los deberes, ni la escuela, ni su país, ni en absoluto, su futuro. Ha crecido desde los 0 años teniéndolo todo hecho y no ve razón alguna para trabar y aprender cosas para ser un hombre de provecho. ¿Y por qué? si es todo tan fácil. Es fácil en el colegio simular que uno estudia, tan sólo hay que mirar al profesor cuando este explica y.. sentirse culpable cuando le entregan un examen con una nota por debajo de 5. Pero eso no es problema pues es tan fácil como al llegar a casa colgar la mochila y encender el equipo de música.
-In your mind-
-nothing but fear-
-you can't face life-
-or believe death's near-
Una agresiva canción suena ahora mismo del equipo de Simeón. La voz del cantante parece imposible de conseguir sin tener una predisposición genética para ello, o ser de otra raza.. Pero para Simeón no representa problema seguir la canción orando la mitad de las sílabas que canta el salvaje cantante del grupo de rock.
-Simeón: ¡betrayer! . . . . . . ¡betrayer!
Sigue el chaval, al igual que con su voz, con sus puños en el inocente escritorio que se hizo para algo muy diferente a simular una batería. Pero el destino ha sido cruel con las maderas que encarnaron el escritorio de Simeón y ahora pagan por las malas acciones que hicieron en practicamente todas sus anteriores encarnaciones.
-bom- -bom- -bom- -bom- -bom-
-Simeón: ¡betrayeeeeeeeeeeer!
Le parecía a Simeón estar muy lejos en el infierno del rock duro pero eso era sólo una ilusión, y su cuerpo se encontraba en su casa aporreando el escritorio. Es por eso que sus orejas oyen, además de la canción, el timbre que suena.
-ning- -nang-
-Simeón: ¡oh maldita sea, quien es ahora!
A desgana apaga el chaval el atronador rugir del equipo y se dirije a ver quien era que le ha interrumpido en su unión con el demonio del rock. La casa del Simeón cuenta con dos puertas, una interior desde donde se sale a la escalera, y siendo esta casa en planta baja sólo tiene que abrir la puerta del domicilio para ver en la encristalada puerta de la calle que son dos chavalas que han llamado.
-Simeón: uhmm, ¿y estas?
Simeón mira ambas caras de las chicas y reconoce una importante diferencia entre ellas. Las dos son al parecer un poco más pequeñas que él, quizá un par de años. La hay una que es rubia, guapa y pragmada de esa inocencia que aún no sabe el chaval que se acaba perdiendo. Pero la otra es, además de más bajita, fea, con los ojos grandes, y prefiere Simeón no seguirla mirando pues nada más que defectos podrá este apreciarle. Además de que le parece reconocer en ella esa cría denotadamente fea de la que ha tenido noticia que le iba detrás. Simeón no ve otra opción que abrir la puerta y disipar toda duda.
-Simeón: hola.
-Chica.guapa: hola, yo me llamo Eva y ella se llama Vanesa. Venimos aquí porque queremos hablar contigo.
-Vanesa: habla tú con él. Yo me voy a dar una vuelta y nos encontramos después en el bar o en . .
-Eva: pero qué dices, quédate Vani.
-Vanesa: no, habla tú con él, hasta luego.
La llamada Vanesa en la que cree Simeón haber reconocido el nombre de que le habían hablado, abandona la puerta y se va quien sabe donde. Simeón resta inmóvil y silente ante la Eva, aún no sabiendo qué quieren las chicas de él.
-Eva: bueno pues, Vanesa se fue. ¿Podría yo hablar un momento contigo? entramos y hablamos mejor?
-Simeón: sí claro, entra.
Simeón y la recién conocida Eva entran en la entrada de la escalera y allí se ve la chavala con suficiente seguridad para comunicar a Simeón de qué va el tema.
-Eva: bueno pues, mi amiga Vanesa te quiere pedir para salir. Pero le da mucha verguenza y me ha pedido a mi que te lo pida por ella. Es muy bonita, ya lo has visto, y tú le gustas mucho y, querría salir contigo.
-Simeón: uhmmm, interesante. Ya había tenido noticia de que Vanesa me iba detrás, pero pensé que iba a ser una tontería y que no se atrevería tan sólo a hablarme.
-Eva: pues ya lo ves, le gustas mucho y me ha pedido a mi que te lo pida por ella. Porque quiere salir contigo y te quiere mucho.
Simeón resta pensativo unos instantes repasando la foto mental que le ha hecho a la Vanesa recién ida, y que no le apetece la verdad unirse sentimentalmente a una persona que no le gusta. Pero la verdad es que la mejor amiga de Vanesa; Eva, se ve deliciosa. Y hay una cosa que caracteriza al macho hispano que es la picardía. El conseguir una cosa usando la mente y la inexperiencia de los semejantes para afrontar tales objetivos.
-Simeón: pues, Eva, no sé qué decirte. No sé si me gustaría salir con Vanesa. Vanesa me gusta porque es guapa y creo que también buena chica. Pero, unirme sentimentalmente, hacer una promesa con una persona a la que apenas conozco, no lo acabo de ver claro.
-Eva: pero por favor Simeón, dile que sí y ya verás como es fantástica. Es mi mejor amiga y vamos siempre juntas por lo que la conozco muy bien y sería para ella, tu sí, lo más maravilloso que le podrías dar.
-Simeón: no sé, no sé. A ver. . . déjame pensar . . si yo te pidiera a ti que hicieras una cosa para que yo le dijera que sí a Vanesa, ¿la harías?
-Eva: por supuesto, yo haría lo que fuese por mi amiga. Dime ¿qué quieres?
-Simeón: que tú y yo, nos demos un beso.
-Eva: ups . . . ¿que tú y yo nos demos un beso? pero, qué cosa es esta? por qué me pides esto?
-Simeón: por nada, yo te digo esto, que si tú y yo nos damos un beso le diré que sí para salir con Vanesa.
-Eva: esto pues.
Dice la mejor amiga de Vanesa con el más tremendo conflicto socio amoroso que ha tenido nunca entre ceja y ceja.
-Eva: pero, ¿saldrás con ella si nos damos un beso?
-Simeón: claro, eso te he dicho.
-Eva: y no se lo dirás a ella, ¿esto?
-Simeón: claro que no, nunca nadie va a saberlo.
-Eva: pues.
Dice la chavala mirando a un lado y a otro que nadie la vea en la inóspita escalera de casa de Simeón.
-Eva: vale, pero sólo uno, nos damos un beso y le dirás que sí a Vanesa.
-Simeón: espera que no he acabado. No será un pico corto y ya está, el beso tiene que durar 5 minutos y nos lo daremos arriba, en el fregadero de la terraza.
-Eva: . . uhmm, bueno vale, vamos rápido, arriba.
Simeón y Eva suben hasta la terraza que hay en el 4º piso y allí se meten dentro de la habitación en que hay la lavadora. Simeón cierra la puerta y ata la manivela con un cordel que ahí estaba para impedir la que no van a tener visita inoportuna. Eva resta inmóvil al lado de la lavadora, mientras Simeón ata la manecilla, ignorando en absoluto qué hacer o que no. A la que Simeón tiene atrancada la puerta se acerca a Eva.
-Eva: mi reloj tiene cronómetro. Lo enciendo ahora y cuando den los 5 minutos paramos.
-Simeón: vale, enciende.
Eva activa el cronómetro de su reloj y Simeón se lanza avaricioso a besar esos que ha conocido hoy tan bellos labios. Simeón sabe que tiene que aprovechar el tiempo pues 5 minutos no dan para mucho, su plan es hacer que esos 5 minutos se alarguen y multipliquen.
Para Eva no parece ser este su primer beso, por la razón de haberlo aceptado sin oponer heróica resistencia y porque lo saborea sacando la misma lengua que Simeón mete dentro de ella. Las manos del chico adquieren su también papel y van acariciando el juvenil cuerpo de la chica. Eva parece permitir esa mano que la abraza por la barriga y de momento no ve fallado el favor que le está haciendo a su mejor amiga.
-Simeón: muac, muac, ¿te gusta?
-Eva: muac, sí, cómo no me va a gustar darme un beso con un chico, muac.
-Simeón: pues espérate que vas a conocer cómo los doy yo, muac.
La mano de Simeón va tomando valor y repasa con extensión ese redondo pandero que sin saberlo le ha ofrecido Eva.
-Eva: eh, no te pases, muac.
-Simeón: déjate ir Eva, te veo muy cortada, muac.
-Eva: uhm, quizá tienes razón, muac.
Eva se vuelve ahora más permisiva y permite esa pecadora caricia que se desarrolla en su culete. La permisividad de Eva abre también otras vías y ella misma acaricia los criados por el fútbol hombros del enamorado de su amiga.
-Simeón: muac, y ¿habláis de mi a veces? tú y Vanesa?
-Eva: muac, sí claro, está muy enamorada de ti, muac.
-Simeón: y ¿cómo se quedó pillada de mi? si ni la conozco? muac.
-Eva: muac, te vio en las fotos del colegio, muac.
-Simeón: muac, ya, y ¿tú las has visto esas fotos, con ella?
-Eva: sí, ya te he dicho que hablamos mucho, muac.
-Simeón: y a ti ¿qué te parece? muac.
-Eva: muac, ¿qué me parece qué?
-Simeón: qué va a ser, muac, yo.
-Eva: ¿si me pareces guapo?
-Simeón: muac, sí claro, ¿tú saldrías conmigo? muac.
-Eva: muac, pues, nunca lo he pensado. Tú eres el enamorado de Vanesa y nunca me lo había planteado.
-Simeón: muac, plantéatelo, cielo, muac, ¿saldrías conmigo? muac.
-Eva: muac, no veo, muac, el por qué, muac. Vanesa te quiere y yo no sería capaz de traicionarla, muac.
-Simeón: muac, pero ahora te estás besando conmigo, muac.
-Eva: sí, muac, pero para hacerle un favor a ella, muac, y que seas su novio.
-Simeón: claro, ahí quería llegar, muac.
En esta última frase Simeón parece envalentonarse con el propósito que llevaba desde que le fue hecha esa extraña proposición por Eva y con más extraña proposicióin le salió él. Sus manos desabrochan cual si no hubiera vado existente la blusa de la recién conocida Eva. Ella se ha, con los ya pasados 5 minutos que llevan besándose, animado por igual y en principio no muestra rechazo a la caricia pectoral de que disfruta tanto Simeón, como ella.
-Eva: uhmmm, nos estamos pasando, muac.
-Simeón: déjate ir cielo, te veo muy cortada.
-Eva: pero, uhmmm, que nos estamos pasando.. muac.
-Simeón: muac, hazme caso, muac, olvídate de Vanesa y disfruta.
-Eva: quizá tienes razón, muac.
Eva resulta aparentemente convencida pues también saca la camisa del pijama con que desde el primer momnto iba Simeón vestido.
-Simeón: así, Eva, estás venciendo tus frenos. Cómeme el cuello.
-Eva: muac, vale, muac, muac.
Los labios de Eva descienden y patinan por el cuello de Simeón efectuando sus rituales mordiscos.
-Simeón: aaah, oooh, uhmmm sí.
Eva muerde un rato el cuello de su nuevo amigo hasta que este pide jugar al mismo juego. Se dispone a morderla en el cuello cuando esta se alarma.
-Eva: no, en el cuello no por favor, que después se nota.
-Simeón: pues si no en el cuello, en otro sitio.
Dice el chaval descendiendo en picado su lengua y chupando prenatalmente el pezoncito de la chica.
-Eva: aaah, que bien sabe, uhmmm, nunca me lo habían hecho, uhmm.
Las manos de Simeón no toleran quedarse quietas y sin verse detenidas por valla alguna desabrochan los pantalones de Eva. Ella siente como esa primera mano se le mete con cautela dentro de las braguitas pero a la altura a que han llegado las cosas no ve en ello mucha más pérdida de lo perdido ya.
-Eva: aaaaah, Simeón, uhmmmm, oooooh.
-Simeón: ah, hazme lo mismo, cielo, oh.
Eva le desabrocha también los pantalones y no necesita de mucha llamada la verga que sale en el mismo instante en que salta el botón. Toma con delirio y evidente curiosidad la primera verga calientemente erecta que ha tocado nunca. Le da ese usual movimiento que ha visto en alguna película pornográfica, con Vanesa, de masturbación, arriba y abajo.
-Simeón: uhmmm, muy bien Eva, sabes lo tuyo.
-Eva: es la primera que toco, nunca lo había hecho.
-Simeón: bueno, tanto da, el caso es que lo haces muy bien para ser la primera paja.
-Eva: je je, será que lo recuerdo de mi anterior encarnación.
-Simeón: y más cosas que tendrías que recordar ¿no?
Dice Simeón insertando con longitud su más largo dedo en el interior de la chavala.
-Eva: oooooh, ooooh, ese dedo, fuuuu, me vuelves loca.
-Simeón: ¿te atreverías?
-Eva: . . . . . . . . prométeme, que nunca lo va a saber Vanesa.
-Eva: nunca.
Dice Simeón encargándose de que los pantalones caigan definitivamente al suelo y ayuda a la chavala a sacárselos completamente. Mientras Eva se desviste del todo Simeón hace lo mismo con mayor rapidez, pues era tan sólo el pantalón del ligero pijama lo que le quedaba. Una vez los dos desnudos planean como va a ser la incursión en territorio enemigo.
-Eva: ¿nos tumbamos en el suelo?
-Simeón: no, gírate.
-Eva: es que, me gustaría verte a la cara, cuando me la metas por primera vez.
-Simeón: vale, entonces.
Simeón estiende en el suelo un montón de ropa por lavar que había ante la lavadora preparando con ello un pequeño nido de amor. Eva no necesita de mucha indicación para, estirarse en el suelo encima de la camita de emergencia.
-Simeón: bien, bien.
Simeón se posa encima de la chavala y con educación en todo momento le abre las piernas. Le inserta la cabeza en la rajita vaginal y le dice;
-Simeón: querías mirarme a la cara ¿verdad?
-Eva: sí.
Simeón empuja un poquito insertando un tercio de la que tiene que entrar completamente verga.
-Eva: aaah.
Él vuelve a empujar y entra ahora el segundo tercio de la verga.
-Eva: ayy, para para, ayy.
-Simeón: ok, tanquila, me detengo.
Eva muestra en su mismo rostro el agudo dolor que ha sentido. Le cuesta un par o tres de instantes reponerse para dar paso libre de nuevo a Simeón.
-Eva: ahora, despacito.
Es ahora cuando Simeón inserta lo que quedaba de polla, quedando esta enteramente rodeada de rojas paredes vaginales que contienen el primer falo de su vida.
-Eva: aaaaaah. oh, oh, qué bien, uhmm sigue sigue.
Simeón obediente concede generoso la petición de su nueva amiga e inserta la verga y la saca repetidamente con primeriza pausa.
-Eva: aah, aaah, aaah, aah, oooh, oooh.
-Simeón: ves como, si te dejas ir es mejor, umf, umf.
-Eva: oooh, oooh, sí querido síí, uhmmm, por Dios que no lo sepa nunca Vanesa, oooh, me has desvirgado, uhmmm, ooooh.
El coger del malvado adolescente se alarga cariñosamente un buen rato. Durante él da oportunidad a su amiga de botarle, también mirándole a la cara y, es mirándole a la cara que queda ella completamente enamorada de su nuevo amigo y amante.
-Eva: oooh, oooh, Simeón, yo también te quiero, uhmm.
-Simeón: ay que no sé cómo me lo voy a hacer.
-Eva: oooh, pues es simple, en civil te coges a Vanesa y en secreto a mi, oooh, ooh, ¿no podríamos ser amantes secretos?
-Simeón: umf, umf, claro que podríamos, pero. Si Vanesa se entera, sería un golpe durísimo para su frágil personalidad.
-Eva: mmmh, mmh, no veo otra salida. Si le dices que no y, empiezas a salir conmigo, será igual o peor que llevarlo nosotros en secreto, mmh, mmmh.
-Simeón: reto aceptado, umf, vamos a ser amantes en secreto, umf, y en público saldré con Vanesa.
-Eva: gracias, ummh, ummmmh, por hacerme ese favor, oooh, por, ummf, hacernos ese favor, umhh, cielo.
Eva da por terminada la compleja conversación y se estira, de rodillas encima de Simeón, abrazando con sus brazos y sus pechos el nuevo amor del que espera gozar cuanto más pueda hasta que la bomba, que se ha ido haciendo cada vez más grande, estalle.
-Eva: uhmm, uhmmm, Simeón, cielo, me matas, sííí, así, bota, bota cielo.
Eva permanece casi inmóvil encima de su nuevo amante y, es la cintura del chaval la que se autoimpulsa hacia arriba y abajo metesacando la verga de la recién estrenada pucha. Eva ve perdida toda su fuerza por el estímulo vagino-neuronal que inflinge la polla de Simeón en su panocha, por lo que tan sólo pide silenciosamente piedad porque la desvestida verga no la deje embarazada y encienda la mecha de la que augura va a estallar muy fuerte bomba. La bomba parece llegar antes de lo previsto en forma de blanco orgasmo que nota ella descargarse en su interior, la blanca descarga que nota en su conducto vaginal desencadena también una larga relación interneuronal estallando en su cabeza las mismas hormonas que en la de la cabeza, superior e inferior, de Simeón, la del orgasmo.
-Eva: ooohii, Sime, ooohhi, oohi, te quiero, te quiero, oohi, sólo para mi, para mi, oooohhii.
El largo derribo del dominó sexual de ambos jóvenes termina llegando a su fin y se desploman los dos entre el amasijo de ropa sucia y el suelo.
-Eva: oh, oh, oh, que bestia.
-Simeón: buuf, buuf, para mi también ha sido mi primera vez.
-Eva: qué me dices, pues ya sabes, no te vayas de la boca.
-Simeón: tranquila, la boca cerrada.
-Eva: je je, llena de polla pero cerrada.
Dice la chavala estallando a reír y lanzándose de nuevo encima de su nuevo amor. Eva le masturba un poco la verga y esta acaba adoptando de nuevo la tensión adecuada para penetrar en ella. Por segunda vez ahora es Eva que folla a Simeón y se siente felicísima, botando la que tanto ansiaba verga de Simeón, su mejor amiga.