Pago el alquiler cediendo mi culo a varios abuelos
Este relato cuenta como yo, un chico gay jovencito y de 50kg ha acabado pagando el alquiler de una casa cediendo el culo a varios abuelos de campo que me follan sin dilación.
Mi nombre es David. Soy un chico de 27 años, 1,68 de altura, 50kg de peso (delgadito), depilado, rubio, ojos marrones, guapo…
Esta historia comenzó de casualidad mientras navegaba en una página de contactos y anuncios clasificados.
Encontré un anuncio de un señor que alquilaba una casa de campo a un chico joven y gay a cambio de sexo. En un principio pensé que sería una broma, pero envié un correo electrónico y contacte con un tal Pedro, que era quien alquilaba la casa.
Me enseño fotos de la casa, la cual estaba bastante bien y tenía una gran parcela. Estaba situada en un pueblo pequeño rodeado de naranjos, monte y huertas.
Hablando y hablando, nos acamamos mandado fotos nuestras y accedimos a quedar sin compromiso para ver la casa.
Pedro, un señor bastante mayor, de 68 años, con la típica vestimenta de la gente mayor, camisa, jersey de lana, boina… tenía pelo, aunque de color gris oscuro y unas facciones muy arrugadas.
Cuando llegué noté en seguida que le gusté a Pedro, pues se mostró muy amable y con una sonrisa todo el rato desde el primer momento que aparecí y me vio.
Me mostró la casa, la parcela con los árboles que tenía, etc.
Rápidamente sacó el tema del pago. Me dijo que no quería dinero, que buscaba alguien como yo, un chico joven y gay, y que el pago sería con sexo. Me dijo que sería un polvo diario, que sería rápido, que se corren pronto, y que sería para él y dos amigos más.
Yo accedí, le dije que no sería problema, que soy pasivo, sumiso y no me importa la edad.
Quedamos al día siguiente para instalarme y que me diese las llaves.
Yo en un principio me llevé pocas cosas. Como tenía la casa gratis, seguí con la habitación que tenía alquilada por si acaso las cosas no salían bien.
Llegué al día siguiente con un par de maletas en el coche. Pedro me estaba esperando en la puerta de la parcela. Me saludó, me dio las llaves, me dijo que me instalara tranquilamente y que a la tarde se pasaría a cobrar su primera cuota. Me dijo que me enviaría un whatsapp antes de ir, que sería sobre las 6 de la tarde.
Jose se marchó y yo entré en la casa para instalarme.
La casa ya estaba amueblada, tras echarle un vistazo a toda la casa, deshice mis maletas y me salí un rato a inspeccionar la parcela.
Sobre las 4 y media, decidí prepararme y estar a punto para cuando llegara Pedro darle una buena impresión, así que me duché, me hice una lavativa con al pera anal, me depilé bien depiladito y me vestí para la ocasión.
Dejé la puerta de la parcela junta pero sin cerrar y me vestí con sólo un tanguita, unas medias de rejilla y unos tacones, todo de color negro.
Me llegó un whatsapp de Pedro diciendo que ya iba para allí.
A los pocos minutos llamaron a la puerta de la casa. Cuando abrí estaban Pedro y otro hombre. Ambos agacharon la mirada en seguida viendome con el tanga, las medias y los tacones.
Pedro se rió, puso su mano sobre mi culo y me dio dos besos.
-Este es Ricardo, vengo a compartir la primera cuota con él.
Ricardo era un hombre también mayor, de 63 años, con pelo blanco y coronilla y algo obeso. Tras presentarnos, me dijo Pedro:
-Ven, que me he dado cuenta de que no te he enseñado el trastero de fuera.
Salí de la puerta y me dirigí con ambos a un trastero que había fuera en la parcela.
Mientras Pedro me explicaba cosas del trastero, no dejaba de tocar mis nalgas suavemente, y pronto me di cuenta de que Ricardo estaba todo el rato detrás de mi mirandome.
Me dijeron que en el pueblo son varios hombres gays, y que todos estaban deseando una joyita como yo para animarles los días.
Estuvimos hablando fuera en la parcela un rato. Yo sentía que les excitaba tenerme fuera vestido como una putita.
Cada vez la conversación se tornó más sobre mi, sobre lo que les gustaba hacer en el sexo… y sus manos tocaban cada vez más cuerpo.
Pedro dijo:
-¿Cuando empezamos?
A lo que respondí llevando mi mano a sus pantalones para tocarles la polla por fuera, respondiendo que por mí, ya mismo.
Ambos comenzaron a tocarme y besarme el cuello, los pezones, la boca.
Al principio reconozco que me sentí un poco violento con dos personas tan mayores, pero pronto me desinhibí.
Sacaron sus pollas de los pantalones y yo me puse de rodillas para chuparlas.
Tenías ambos la polla algo pequeña, pero estaban bien duras y funcionaban bien.
Cabello blanco y gris en una piel flácida y rodeaba sus miembros, pero yo tomando esto como una experiencia nueva, me metí la Pedro en la boca, y agarré la de Ricardo con la mano.
Ahí estaba yo, de rodillas en la tierra de la parcela, alternando las pollas de dos abuelos metiendo y sacándolas de mi boca.
A pesar de tener ambos más de 60 años, me sorprendió como me agarraban la cabeza para hacer la mamada más profunda y rápida, mientras ellos empujaban también un poco con la cadera para meterme la polla lo más profundo posible.
Como no eran pollas muy grande, yo dejaba sin problemas que me la metieran entera hasta el fondo de la garganta.
Tras unos minutos así, Pedro me levantó y dijo de entrar en la casa, pues le apetecía mi culo.
Chorreando babas por toda la barbilla que habían llegado hasta mi pecho, me levanté y fui llevado de la mano de Pedro hasta el interior de la casa.
Nada más entrar fuimos directos al sofá del comedor. Ambos se desnudaron por completo y se sentaron en el sofá para que yo siguiera chupando.
Alternaba la polla de Pedro y la de Ricardo, cambiándome de tanto en tanto y moviendo con la mano la polla de quien no tenía en la boca en ese momento.
Tras un rato y unos cuantos cambios, mientras se le chupaba a Ricadro, Pedro se levantó, se puso detrás de mi apartando el tanguita a un lado, y comenzó a meterme el dedo en culo dilatando poco a poco mientras chupaba la polla de Ricardo.
Pedro, que se le veía muy cachondo, me agarraba la cabeza para empujarla contra la polla de Ricardo mientras con la otra mano me metía y sacaba un dedo del culo, que pasaron a ser dos y finalmente tres.
-Ponte de pie.
Me dijo Pedro, y yo obediente me puse de pie, me quité el tanga y me abrí las nalgas. Pedo que estaba detrás de mi viendo como le ofrecía el culo, se untó un poco de lubricante que había dejando yo sobre la mesita que había junto al sofá, y me metió su polla hasta el fondo.
Entro sin problema, y Pedro comenzó a moverse suavemente metiendo y sacándola de mi culo.
Ricardo se levantó y se puso delante de mi para besarme. En ese momento me quedé en medio de los dos, de pie, sin espacio, siendo agarrado por ambos mientras uno por detrás me follaba y el otro me besaba en la boca.
Ricardo pronto me agarró la cabeza y me inclinó para bajarla hasta su polla, y mientras Pedro me follaba el culo, Ricardo me follaba la boca.
Tras un rato sintiendo ambas pollas entrando y saliendo de mi, Pedro le ofreció a Ricado cambiar. Sacó la polla de mi culo, me agarró Ricardo y me puso a cuatro patas sobre el sofá. Él se puso de pie detrás de mi y metió su polla en mi culo.
Ricardo me follaba bastante fuerte, no esperaba que alguien tan mayor follara así, y Pedro mientras tanto se la meneaba y disfrutaba del espectáculo.
Tras unos minutos así, Ricardo le dijo a Pedro que le tocaba, y Pedo tomó de nuevo el mando. Se estuvieron turnando mi culo un rato entre ambos.
Finalmente me hicieron ponerme de rodillas y mientras chupaba ambas pollas, los dos se corrieron llenándome la boca y cara de semen.
Todos los días viene Pedro sólo con algún que otro amigo y me follan de mil maneras dentro de la casa, en la parcela y cualquier otro lugar que les apetezca. Yo la verdad es que disfruto con el sexo que me dan estos abuelos y tengo una casa en la que vivir sin pagar alquiler.