Pagando deudas
Empezaba a cansarme de mi situación, y la desesperación te hace abrir cualquier puerta.
Hacía ya casi un año de lo de mi despido, no encontraba trabajo, mi desesperación aumentaba al tiempo que mis ahorros disminuían.
Jorge me invito aquella noche a cenar y fue cuando me lo comento.
-¿Estas loco?, eso es prostituirse.
No, no, serias chica de compañía, tan solo tendrías que acompañar a los ricachones a sus glamurosas fiestas, si surge algo más ya eso es cosa tuya. Irene se esta pagando la carrera con eso y no se ha llegado a acostar con nadie.
O eso es lo que te ha dicho a ti. Olvídalo.
Pero fui yo quien no lo olvido, cuando me llego la carta de que o pagaba unos atrasos de una factura o se llevaban mi coche.
Me puse en contacto con Irene y a los dos días me llamaron, tenia que ir esa misma noche, a un hotel de lujo, en traje de gala y bien mona. Yo seria la acompañante de un tal Eduart, al parecer un rico empresario extranjero.
La fiesta me estaba pareciendo aburridísima, y los tacones me mataban, pero había cava gratis y me llevaría un buen sobre a casa.
Al terminar la fiesta el guapo ejecutivo extranjero me pidió, con muy buenos modales, que si podía acompañarlo un rato más, en su habitación, y no se si fue por el alcohol, por que el era guapo, por mi enorme tiempo si estar con un hombre , pero acabe aceptando.
Me había tratado genial toda la noche, se mostro dulce y educado, pero nada mas pasar la puerta de su lujosa habitación, todo desapareció. Me empujo contra la pared y arranco mi ropa, (joder con lo caro que me había costado aquel vestido, mi vestido para las bodas,) me dejó en ropa interior, agarró mis manos alzándolas y apresándolas con una de las suyas, y comenzó a morder mi cuello, mi lóbulo, clavo sus dientes en mi hombro derecho.
Soltó mis manos y se desnudo, pero yo no me moví, quería que el siguiera con los mordiscos, me estaba provocando como jamás antes. Igual era la situación o el no tener que retraerme para causar buena impresión, pero una cosa tenia clara, que iba a follarme a ese tío fuera como fuese y aparte de quitarme alguna que otra deuda, me quitaría alguna penilla del cuerpo.
Volvió a pegarse a mi cuerpo, ahora estábamos iguales, tan solo con la ropa interior, pero podía notar perfectamente su erección, esta vez, fue algo más delicado con mi sujetador, al que desabrocho, sin problemas, con una sola mano, acerco sus labios y comenzó a lamer y morder mis pezones.
Lo retire suavemente, quería llevarlo a la cama, y disfrutar mas cómodamente. Me miro extrañado, quizá estaba acostumbrado a ser el quien mandaba ante cualquier situación, pero no se negó.
Me puse a cuatro patas, dándole la espalda, me encantaba, eso de masajear mi clítoris mientras me penetraban me enloquecía, pero el me dio la vuelta y siguió con sus lametones hasta llegar a mi coñito, el cual chorreaba.
Me lamio como nadie, no era pasión si no lujuria, algo que mi chico después de cinco años de relación no supo hacer jamás. Me penetro con un dedo, mientras seguía succionando mi clítoris, y no pude mas, agarre su cabeza, empujándola, al tiempo que elevaba mis caderas, ohhhhhhh dios, que sensación, estaba subiendo al cielo.
Eduart aumentó el ritmo de su dedo y de su lengua, provocando tal sensación en mí, que no resistí más y me corrí.
Normalmente, quedaba parada después de un orgasmo, no me apetecía más sexo, pero quería, deseaba, probar aquella polla, jamás vi nada igual, era perfecta en tamaño y grosor. Y sin tapujos puse mi boca en su punta, se la iba a mamar como nunca nadie, iba a llenar esa polla con mi saliva. Comencé como solía hacer, despacio, sin prisas, dibujando pequeños círculos. Abrí mi boca y poco a poco, fui metiéndola dentro, sin dejar que mi lengua parara de jugar, note, como el se ponía aun mas duro, la chupe una y otra vez, subiendo y bajando.
Tras cuatro minutos, me empujo violentamente, se sentó en el borde de la cama, y me invito a probarla.
Oh Dios, por fin iba a meter esa polla en mi coño. Me senté sobre el, bajando mis caderas despacio, sintiendo como me abría, como se abría camino dentro de mi, un par de veces subiendo y bajando metiendo solo la punta, hasta que el apretó mis caderas, penetrándome profundamente, y sentí ese dolor, que traspasa la barrera para transformarse en placer.
Soltó una de sus manos para apresar mi teta izquierda que la llevo rápidamente a la boca, me lamía salvajemente, mientras no paraba de follarme. Aquel tío, era mucho mayor que yo, pero estaba bastante ejercitado, tenía fuerza y resistencia.
Yo botaba encima de el, sintiendo su polla dentro de mi, sintiendo como su pubis rozaba mi clítoris, volviéndome loca. Le agarre fuerte el pelo mientras le grité que iba a correrme, y para mi sorpresa, me puso a cuatro patas, susurrándome:
-Pues si tú subes al cielo, me voy contigo.
Y los dos estallamos, corriéndonos a la vez, algo que a mí me parecía imposible, un mito, una leyenda urbana.
Sentí sus palpitaciones, sus gemidos en mi oreja, como me bombeaba, como mi corrida mojaba toda su polla.
Tras recuperarnos, me levante de la cama, y cuando el vio que buscaba mi ropa, me agarro la mano.
-Rasgue tu vestido ¿recuerdas? Quédate, y mañana iremos a comprar algo más cómodo.
…