Pagando al taxista

-M-me correré...- murmuré con los ojos en blanco. -Eso puta, suelta tus jugos en mi polla amor. -Aaaahhhh mmmm y-yo n-no puedo, no puedo más... a-alto por favor...- las piernas me temblaron y mi espalda se volvió un arco. Mi cuerpo seguía expulsando líquidos y yo gemía de gusto con la lengua de fuera.

Sostuve con fuerza mi bolso, no quería que se mojara más de lo que ya estaba; justamente hoy al salir de la preparatoria comenzó a llover y mi amiga Mónica no fue a la escuela, que es la que me trae a mi casa.

Me llamo Megan, tengo 18 años y estoy en ultimo año. Tengo cabello largo y negro, piel clara, ojos oscuros y grandes, labios delgados, mido 1.68, soy delgada pero no flaca, tengo un cuerpo atlético porque soy porrista.

En fin, tenia que llegar a mi casa antes de que la tormenta empeorara. Asi que trate de subirme a un camión, pero no pasaba la ruta que me dejaba. Entonces un taxista se detuvo para preguntar si necesitaba sus servicios. Y como ya estaba toda empapada le dije que si.

Me subí en la parte de atrás y comencé a buscar mi celular, y como si el destino me odiara este no prendia; se descargo.

El viaje de mi escuela a mi casa era como de 20 a 25 minutos. Asi que me dispuse a ver por la ventana. Hoy había tenido una presentación, por lo tanto, iba vestida con una blusa de vestir blanca y una falda roja. Pero de esos atuendos de oficina. Hacía un bochorno horrible. Y el hecho de que estuviera lloviendo hacia que la sensación fuera aun peor. Luego de unos minutos note que el hombre que no había dicho nada hasta el momento miraba mucho por el retrovisor. Asi que decidí darme una mirada, ahora entendía. La blusa blanca estaba toda mojada y exponía mi ropa interior. Trate de cubrirme pero debo admitir que una sensación extraña cruzo por mi entrepierna al pensar que ese hombre no dejaba de verme.

Siempre fui la santurrona de la escuela, la hija bien portada y la mejor alumna. Pero en el fondo de una u otra forma soy muy caliente.

Comence a soltarme los primeros tres botones, en parte porque tenia calor. El señor comenzó a sacarme platica y cuando escuche su voz debo admitir que me sentí nerviosa, sonaba muy imponente.

-Si quieres puedes pasarte aquí enfrente, para que te llegue el clima.

Comento mientras se detenía.

Me baje y subí enfrente. Hubo un punto en donde ambos nos quedamos callados y yo termine recostandome en el asiento. Observaba por la ventana hasta que sentí como el puso su mano en mi rodilla.

No dije nada, lo que lo animo a continuar con su recorrido.

-¿qué edad tienes preciosa?

Su dedo comenzó a rozar bajo mi falda. Y mi respiración se comenzó a cortar.

-18.

-Jovencita... me gusta.

Lo mire a los ojos y puse mi mano sobre la suya.

-Detengase.

El no dijo nada. Pero cuando me dí cuenta ya no íbamos por el camino correcto.

-¿A donde vamos? ¡Me quiero bajar, detenga el auto porfavor!

El pánico se apoderó de mi.

-Tu has querido provocar esto.

Señalo sus partes y solo ahí note que tenia un gran bulto.

Hizo que colocara mi mano sobre su paquete y lo sobara sobre la tela.

-Basta...

-Callate y has lo que te dije.

Su voz tomo un tono de intimidación. El era un hombre normal, ni flaco ni gordo. Pero su estatura no era menor a 1.80 cm

Saco su polla y el debió notar mi cara de pánico pues soltó una carcajada. Ese pedazo de carne era muy grande, mi mano no alcanzaba a rodearlo completo.

Abrió la guantera y saco una bolsita de tela, que en su interior poseía un aparato junto a un control remoto.

Tomo el vibrador y lo introdujo por debajo de mi braga. Para esto el ya había levantado mi falda.

Sin decir nada se detuvo, orillandose en la carretera. Y me obligo a agacharme hasta su miembro.

-Chupa.

Como no quería abrir la boca presionó el botón del vibrador y abrí la misma para soltar una exalación, cosa que aprovechó para meterme su aparato hasta la garganta.

-Hug... huy si, ahh que boquita tan calientita amor... ufff.

Siento como su pene comienza a ponerse muy duro. Y el seguía soltando gemidos. Trate de hacerme para atrás para tomar un poco de aire pero no me lo permitio, dejo mi cabeza presionada hacia sus huevos y sin poder evitarlo comencé a tener arcadas, trate de librarme pero el estaba concentrado en su placer.

Justo cuando creí que moriría a falta de oxigeno la boca se me comenzó a llenar de semen, varios chorros que tuve que tragarme en la desesperación. Comencé a llorar sin darme cuenta y al fin el hombre me soltó.

Comencé a toser con fuerza.

-Eso perrita. Ahora iremos a un lugar más cómodo para terminar esto.

Se aseguro de dejar bien colocado el vibrador y seguimos por la carretera; llegamos a un motel.

La recepcionista me miro e igual al hombre junto a mi y siguió con su trabajo.

Yo tenia todo el maquillaje corrido por lo mismo de que había llorado, cuando estábamos pidiendo la habitacion sentí como el aparato comenzaba a vibrar.

-Ahh...- la chica me volvió a mirar y entonces vio el control en la mano de mi acompañante.

Trate de disimular lo más que pude pero era imposible. Esa cosa me haría tener un orgasmo muy rápido.

-Parece que conseguiste un rato de diversión Harold. Parece nueva en esto.

El aumento al ritmo del aparato a medio.

-Uhg... mmm p-para p-por fav-favor...

-¿uh? ¿Por qué quieres que haga eso? ¿Acaso no te gusta?

Comenzó a tocar mis pechos. Todo bajo la atenta mirada de la chica.

Sentía mi cara roja y mi cuerpo hirviendo, termine recargando me en el mostrador y la chica se acerco a mi.

-correte cariño.

Fue como si sus palabras hubiesen obligado a mi cuerpo a cumplir aquello que decía. Y una sacudida inmensa me recorrio.

La fuerza de mis piernas se fue y caí al suelo.

El hombre; que ahora se que se llama Harold me llevo a una habitacion. Me quito el vibrador y con el las bragas.

-Te gusto el orgasmo?- no respondí pues aun me daba un poco de pena -te estoy hablando nena.

-Si...- murmure por lo bajo.

-Como me lo esperaba. Una guarra santurrona. Pero después de esto, seras tu quien busque el placer.

Se acerco a mi y me miro de pies a cabeza.

-Quítate la ropa.

-Pero...

Me lanzó una mirada que me dio miedo.:-Hazlo.-

Me quité toda la ropa menos el brasier y las bragas. Entonces me dio una camiseta blanca y me dijo que me la pusiera. (Ya sin ropa interior abajo)

Nos metimos al baño de la habitación y había una tina, el se saco toda la ropa y admire su esculpido cuerpo. Se metió al primero y después me hizo una señal con la mano.

La blusa blanca al mojarse dejo expuestos mis pezones duros por la temperatura del agua y del clima de la habitación.

-¿ya has follado?

-No señor.

Nos sentamos en la tina con el agua cubriendonos, me obligo a darle la espalda y su mano viajo hasta mi clítoris. Con ayuda del agua se deslizó dentro de mi.

-Ah...- cerré los ojos con fuerza. Sus movimientos comenzaron a ser mas rápidos.

-Gimé, no te contengas.- mi respiración se volvió cada vez más acelerada.

Una de sus manos comenzó a masajear mi pezón, retorcerlo y pellizcarlo por sobre la prenda blanca.

Sentí mis ojos voltearse y mis piernas temblaron bajo el agua. Solté una exhalación y sentí como sacaba sus dedos de adentro de mi.

-¿Te gusto?

-¿Eh?

-Ahora vas a hacerme una mamada...

Con sus ojos me indico que se refería a que literalmente le haría una mamada bajo el agua. Lo mire asustada y el se burlo.

-No pongas esa cara, siempre es más excitante cuando comienzan a ahogarse.

Tomo mi cabello en una coleta y me obligo a sumergirme, sentí como su trozo de carne me llegaba hasta la garganta, sentí que moriría. Cuando ya no podía más trate de salir del agua pero no me lo permitió. Escuchaba sus suspiros y supuse que estaba por correrse. Entonces se detuvo de golpe. Me saco de la tina, mientras besaba mi boca con fuerza, me llevo hasta la cama y me avento; entonces entro en mi de una sola estocada.

-Ahhhhh!!!

-Siiii, grita perra!- siguió entrando y saliendo de mi con fuerza, su boca mordió uno de mis pechos y una de sus manos sujetaba y jugaba con el restante.

De golpe me arranco la camiseta; ahí estaba yo. Desnúda, con las piernas abiertas de par en par frente a un hombre que podría ser mi padre. El siguió follandome sin descando y siempre me insultaba.

-¿te gusta amor?

El dolor comenzó a disipar para dar paso al placer. Y sin darme cuenta, había comenzado a gemir a la par de el.

Salio de mi y me puso de pie, tomo una sábana y enrollo mi torso junto con mis brazos en ella, dejando mis pechos al aire, entonces me acostó boca abajo y parecía que estaba amarrada, puso mi culo en pompa y comenzó a darme nalgadas.

-Mira nada más que pedazo de zorra...

Las lágrimas comenzaron a salir y con mi barbilla pegada al colchón le suplique que parara.

-Silencio, de ahora en adelante tendrás que tratarme como tu amo perrita. Te follare todo lo que a mi me plazca.

Entonces tomó mi cabeza y la puso hacia abajo, mi nariz y mi boca estaban pegadas a la almohada, impidiendo que pudiera respirar, su mano estaba firme en mi cabeza y sentía la presión que ejercia. Era mucho peso.

Sentí que me ahogaba, mientras el me follaba mi lastimada vagina.

Cuando sentí que moriría me soltó de golpe y no pude evitar llorar más de lo que ya lo estaba haciendo. Me daba coraje que aunque esto fuera malo y denigrante, se sintiera tan bien.

El seguía con el mete y saca, me tomo de los pechos y me obligo a pegar mi espalda a su panza. Mientras me follaba de rodillas, comenzó a dejar un chupeton en mi hombro, una de sus manos masajeaba mi pecho con fuerza y la otra frotaba mi clítoris.

-M-me correré...- murmuré con los ojos en blanco.

-Eso puta, suelta tus jugos en mi polla amor.

-Aaaahhhh mmmm y-yo n-no puedo, no puedo más... a-alto por favor...- las piernas me temblaron y mi espalda se volvió un arco. Mi cuerpo seguía expulsando líquidos y yo gemía de gusto con la lengua de fuera.

Pero el seguía moviendo su dedo anular sobre mi ya inchado clítoris.

Después nos recostamos en la cama, yo aun estaba muy sensible.

-Eres una putita muy sabrosa nena.

Yo no sabia que decir, era la primera vez que follaba con alguien.

Pasaron como 2 minutos y entonces comencé a sentir como abrían mis piernas una vez más y de golpe una lengua tocar mi clítoris. Mis ojos se fueron hacia arriba al sentir semejante placer. Mi estomago quería contraerse y sentía unas inmensas ganas de orinar. Pero cuando me di cuenta mi boca fue llenada por un un pene gordo.

Entonces lo note, no solo eramos dos en la habitación.

La recepcionista también estaba ahí. Ella era quien comía mi coño, trate de detenerla pues jamás me imagine semejante situación.

-¿Qué ocurre zorrita? No te gusta que te toque una chica... veamos que dices a esto...-

Una fuerte mordida en mi clítoris me hizo soltar un buen gemido y una arcada por el aparato en mi garganta.

Ahí estaba yo, en la habitación de un motel cualquiera, siendo follada por un taxista y una mujer, abierta de piernas y corriendome de placer.

Terminamos luego de 2 orgasmos más y ella se arreglo el cabello y limpio su labial.

Le susurro algo al hombre y salio de ahí como sin nada.

Sentí mi corazón alterarse al darme cuenta de lo que había pasado.

El se acerco a mi y sin atreverme a verlo a la cara el sujeto uno de mis pechos.

-Mmm se ven deliciosos, pero por hoy ya ha sido suficiente preciosa.

Comenzó a vestirse y yo comencé a colocarme la ropa con rápidez.

No dijimos nada más, salimos del lugar bajo la atenta mirada de la secretaria y ella me lanzo una sonrisa que me dio miedo.

Al final, me dejo cerca de mi casa, obviamente no le di la dirección exacta; pero para que mentir. Aunque no quería que pasara; termino gustando me.

El me sonrió y se marcho sin decir más.

No sabia que ese fue el comienzo de una aventura donde me esperaban un sin fin de placeres.