Padres forzosos VIII
Relato corto para unir historias. Hay morbo de incesto
PADRES FORZOSOS VIII
Me meto un mi cuarto acariciando mi polla hasta mi cama. Por mi mente pasan las imágenes vividas hasta el momento; Los cuerpos desnudos de mis hijos, de mi mejor amigo, del pizzero y el que no me puedo quitar de la cabeza, MI HERMANO.
Recreo todo lo que he visto, y por último lo que me acabo de encontrar al ir a hablar con mi hermano. Ese cuerpo fibrado, duro, brillante por el sudor. Ese culazo que parece el casco de su moto, y ...ese rabazo que parece una barra de salchichón. Y más, cuando al verle, le veo descargar toda esa leche y aún así manteniendo una dureza consistente.
Siento una zona de mi pierna pegajosa. La leche que soltó mi hermano al abrazarme se me ha quedado reseca en los pelos de mi pierna.
La toco.
Me chupo el dedo para ver si así la remojo y me la quito, pero al contrario de lo que creería me llevo ese mismo dedo a mi boca y lo chupo.
Son dos dedos los que llevo ahora a mi boca mientras agarro mi polla con mas fuerza. Lo chupo imaginando que es la polla de mi hermano. Saco los dedos, me escupo en la otra mano y la vuelvo a llevar a mi nabo.
Acelero.
Me agarro las pelotas y tiro de ellas con fuerzas según me bajo la piel todo lo que puedo. Cada vez más rápido, más fuerte. Suelto las pelotas que rebotan contra mi perineo.
Grito, gimo, bufo como un toro. Siento la leche como va saliendo de mis pelotas, sube por mi falo y sale disparara de mi capullo embadurnando mi mano, mi abdomen, mi cara, el cabecero…
Exhausto, notando como mi corazón y mi respiración se normalizan cierro los ojos y me quedo dormido.
Me despiertan mis hijos corriendo y hablando alto por la planta baja. Toda la leche se me ha quedado reseca con lo cuál debo ir a darme una ducha para limpiarla.
Iba a entrar en el baño de mi habitación, pero recordé que no iba bien el agua caliente, con lo que me fui al baño de esta planta.
Encuentro la puerta entornada aunque suena el agua. Mis hijos se han dejado el grifo abierto. Entro gritándoles, aunque no servirá de nada ya que no creo ni que me escuchen. Abro la mampara y encuentro a Joy embistiendo a mi hermano, y por lo que puedo llegar a apreciar, a pelo.
Mi hermano tiene apoyado un pie sobre el asiento que hay en la ducha sujetándose en ambas paredes y Joy le agarra de las caderas apretando contra él como si quiera atravesarle.
No se inmutan lo más mínimo cuando abro la puerta y les pillo. Joy me mira y me guiña un ojo. Se quita el sudor de la frente que le chorreaba hasta los ojos mientras sigue dándole caña al culazo de mi hermano.
- Dame más fuerte, tío. Reviéntame el ojal, cabrón. ¡Préñame!
- Si, tío. Estoy a punto. Te voy a reventar…Toma, zorra, toma leche calentita
Una embestida, dos, tres ... y en la cuarta embestida noto como el culazo de Joy se pone durísimo. Junta todo su cuerpo contra el culo de mi hermano, no queda ni un milímetro de separación. Imagino los trallazos por los gemidos que salen de su boca. Mi hermano también gime, veo como salen también varios trallazos de su cipote sin tocarse. Como puede ser esa cantidad de leche si se corrió hace menos de 12 horas…
Joy saca la polla todavía algo dura del culo de mi hermano y con ella salen varios chorretones de leche del culo de mi hermano. Veo como le gotea por su pierna antes de girarse.
- Anda, hermanito. ¿Viste el polvo? Veo que sí- dice antes de que me de tiempo a responder al ver mi polla dura de nuevo.
- Eeee..aahhh…eeeggg…-no consigo articular palabra.
- Menudo culazo tragón tiene tu hermano- me dice Joy como si me hablara de la última peli que vio en el cine.
- Siehsi…-seguía sin saber que decir
No consigo reaccionar aunque ya lo había visto, me acababa de correr imaginándolo, pero no… Es que aún no me hago a ello.
- ¡Papaaaa! – se escucha la voz de uno de mis hijos que sube por las escaleras- ¡Papaaaaaa!- vuelve a gritar de nuevo.
Pasa por la puerta y nos ve a los tres desnudos en el baño. Joy y mi hermano con sus pollas ya flácidas, pero yo seguía con una erección de campeonato. Y según la tenía ganaba el campeonato, seguro.
- ¿Estabais de fiesta desde temprano, o qué? - dice el mediano de mis hijos descojonándose de risa.
- Sólo la tuvimos tu tío y yo- dijo Joy abriendo el grifo y metiendo la cabeza debajo de la alcachofa- Tu padre llegó después, pero se animó pronto
Los tres se echaron a reír.
- Bueno, me voy a duchar abajo. Que esta está ocupada- dije saliendo del baño en dirección al baño de la planta de abajo.
Al salir, aún con la polla dura, rocé el cuerpo de mi hijo. Lo que hizo que se me pusiera aún más dura, si era posible. Bajé las escaleras con la polla dura moviéndose de lado a lado. En el salón, mis otros dos hijos estaban viendo la tv.
- Buenos días, hijos- les dije pasando detrás del sillón para evitar que me viera la dureza de mi falo.
Aunque no sirvió de nada
- Buenos días, papi- dijeron ambos a la vez dándose la vuelta y quedándose de rodillas en el sofá de espaldas a la tv y de cara hacía mí. El movimiento fue tan sincronizado que parecía que lo tenían ensayado
- - ¡Hostias, papa! Qué calentón que llevas, ¿no? Eso no se te baja ni con una ducha fría- dijo Michael
- Eso es de un polvo mínimo. Ni con paja- dijo DJ
Los dos se echaron a reír y no pude evitar reírme con ellos.
- Anda, cabroncetes, id a vestiros que tenemos que ir a comprar todo para adecentaros el sótano.
- ¡A sus órdenes, mi sargento! -dijeron los dos poniendo posición militar.
Seguí mi camino a la ducha y escuché como mis hijos bajaban al sótano.
Abrí el grifo y cuando la temperatura estaba en mi punto perfecto, me metí dentro.
Cerré los ojos y me relajé debajo del agua. Dejé que escurriera por mi cuerpo, quitando poco a poco el calentón y tensión que llevaba en mi cuerpo sobre todo lo vivido en tan poco tiempo. No sé cuanto tiempo pasó, pero no mucho, cuando…
- ¡Papaaaaa! - dijeron mis hijos abriendo la cortina que cubría mi cuerpo en la ducha- Que no funciona el calentador del sótano y arriba está ocupado. Nos duchamos contigo
No me dio tiempo a reaccionar cuando tenía a dos de mis tres hijos desnudos metidos en esa mínima ducha. Con cada movimiento nuestros cuerpos se rozaban, y yo que necesitaba muy poco para ponerme duro, me volví a poner.
- Pareces un adolescente, papi- dijo Michael.
- Ya ves. Estás peor que nosotros en los vestuarios de los partidos. Que más de una vez nos secamos con las pollas duras- dijo DJ
Sin saber como ni cuando mi hijo, el futbolista, agarró mi polla dura con la mano
- Joder, si se que te pone dura, papa. La tienes más dura que yo- dijo esto mientras su polla iba cogiendo tamaño.
- Ya ves, menudo pedazo de trabuco- dijo Michael agarrando también mi polla, pero este del capullo que era lo que quedaba libre.
- Mmmmmm... es lo único que salió de mi boca
Continuará …