Padres forzosos IX ( primer polvo paterno-filial )
Ya llegó uno de los momentos más esperados. Aun quedan polvazos familiares, pero el primero en el que el padre y alguno de sus hijos ha llegado. A disfrutarlo
PADRES FORZOSOS IX
Perdón por la espera.
A ver si me organizo para sacar tiempo a la semana, para poder escribir más de seguido. Aunque como sabéis he empezado otra saga. A veces me quedo bloqueado con una historia y por mi mente fluyen otras ideas.
Espero que os guste como continúa. Gracias por vuestros mensajes y valoraciones. Saber que os excitáis con mis historias me pone cachondo… ;-p
Así me encontraba, en una ducha no muy grande con dos de mis hijos, ambos agarrándome la polla.
Me la tenían cogida a la vez. Cosa que, al contrario de asquearme, me daba mucho morbo. Mis ojos se cerraron inconscientemente y dejé escapar algún suspiro de placer, lo que hizo que mis hijos se envalentonaran y comenzaran, entre los dos, a hacerme una sutil paja.
Tenían que tener mucha experiencia porque iban completamente acompasados. Movían sus manos en un vaivén rítmico que me estaba haciendo llegar al clímax.
Escuché un sonido que me hizo abrir mis ojos. No me vino a la mente nada que pudiera originarlo hasta que lo vi en vivo y en directo. Mientras que mis hijos me pajeaban se estaban comiendo la boca.
Tenía a mis dos hijos, masturbándome y besándose. Esto no puedo estar bien, pero mi polla no piensa lo mismo. Se pone aún más dura y no puedo dejar de ver como esos dos mini hombres que he criado, que se formaron de mis propias pelotas, se están comiendo la boca como solo he visto en películas porno.
- Uuuuufffff….- sale de mi boca. Esto hace que los dos se separen y me miren con una cara entre sonrisa y vicio.
Ambos se miran y DJ asiente con la cabeza. No sé que quiere decir, pero enseguida lo descubro. Mi hijo Michael, el que parecía más modosito y tranquilo de los tres, se arrodilla ante nosotros. Sin darme tiempo a reaccionar, aunque parecía que todo iba a cámara lenta, veo como sus rodillas tocan el suelo de la ducha y en milésimas de segundo, mi capullo y el de su hermano desaparecen en su boca.
- Buab, bestial- dice mi hijo sin miedo
- Joooooder… No de…no debe…. No, en serioooooo….- no puedo terminar la frase. La unión de la boca y lengua de mi hijo, junto con el capullo de su hermano rozando el mío me nubla la mente y solo puedo pensar con la polla.
- ¿Te gusta hermanito? Venga, sigue. Has aprendido muy rápido y muy bien.
- ¿Cuántas veces…? ¿ No es la primmm…?- No puedo. Es superior a mis fuerzas. Hasta el momento, nada de lo que había hecho en el sexo me estaba dando más morbo que esto.
Tener a dos de mis hijos disfrutando del placer de la carne conmigo, su propio padre, es demasiado fuerte, caliente y especial. En este momento me dejé hacer. Comencé a disfrutar sin remordimientos, aunque sabía que más tarde los habría.
Cerré mis ojos y me dejé llevar. Mi hijo Michael, era todo un experto y me estaba haciendo la mejor mamada que me habían hecho en mi vida. Mi otro hijo, al que oía gemir a mi lado, comenzó a tocarme la espalda. Al sentir su mano fría en contraste con mi espalda caliente me hizo abrir los ojos y me le encontré mirándome con ojos de deseo.
- Te deseo, papá. Estoy disfrutando contigo y de ti- y se lanzó a comerme la boca.
La esperé ansioso. Su lengua entró directamente a mi boca buscando mi lengua. Ambas comenzaron un juego de espadas luchando por hacer disfrutar. Solo pequeños momentos, en los que el placer que nos estaba ocasionando Michael, interrumpía esta lucha al provocarnos gemidos y suspiros de placer.
Nuestras manos acariciaban nuestras espaldas apretándonos más contra nosotros mismos. La mía, la del adulto, instintivamente bajo hasta encontrar la curvatura del culo de mi hijo. Seguí la línea de su glúteo, el que estaba torneado de horas y horas de fútbol. Le azoté una vez que mi mano ya había recorrido cada milímetro de esa piel, de ese caparazón.
El sonido que se escuchó hizo que mi otro hijo, el mamador que acababa de descubrir, dejara el trabajo que tenía entre manos.
Se levantó
Se colocó justo frente a nosotros dos, y sin darme cuenta estábamos en un beso a tres. Nuestras babas nos mojaban más que el agua de la ducha. Nuestras pollas se movían locas chocando las unas con las otras. Nuestras manos pasaban por nuestros cuerpos desnudos como cuando buscas el interruptor de la luz en una pared, a tientas.
- Te quiero, papá- dijeron los dos a la vez.
- Yo también os quiero hijos. Y mucho.
- Ahora viene lo mejor- dijo DJ
Michael se giró. Apoyó las manos en la pared de la ducha sacando, en pompa, su culo. Y mi otro hijo, agarrando mi polla la dirigió hacia el agujero que pedía rabo a saco.
No había visto porno gay, y no había hecho nada sexual con tíos hasta la llegada de mi hermano, pero al ver ese culo. El de mi propio hijo ahí expuesto. Sabía que estaba abierto hambriento de ser rellenado.
Me dejé hacer, guiar, como si fuera un aprendiz, que de alguna forma lo era, para que mis hijos me enseñaran lo que debía y como debía hacerlo.
Lo primero que sentí fue el calor que desprendía. Lo tenía ardiendo. Lo que hizo que mi polla se hinchara más aún en la mano de DJ.
- Fóllame, papá. Quiero tenerte dentro
Con estas palabras comencé a sentir como su agujero, ese culo, engullía mi falo como si estuviera clavando el cuchillo en mantequilla. Noté como sus paredes internas abrazaban mi barra de carne, la engullían, se la comían.
- Hasta adentro, papi- dijo mi otro hijo.
Se colocó detrás de mí y empujó mi cuerpo hasta que sentí que mi pubis chocaba contra el culo de mi hijo Michael.
- Hazme tuyo, papi. Venga. Quiero sentir tu leche recorriendo mi interior.
Comencé un mete saca, suave, tranquilo. Quería disfrutar el calor del interior de mi hijo. El otro, en vez de quedarse como un mero espectador jugaba con mis pezones desde mi espalda. Su lengua, lujuriosa, rozaba mi cuello, mis hombros, mi espalda. Sentía que su polla estaba llenando mi propia raja de précum, y al contrario de asquearme me daba mucho gusto.
Paré de embestir a mi hijo, pero teniendo toda mi polla dentro de él. Sentía como mis pelotas se calentaban más, al sentir el calor de su cuerpo desnudo. Y así, como estaba, dirigí la polla de mi otro hijo a mi propia cavidad. Sentir ese falo joven, duro, caliente tan cerca de penetrarme me puso colérico.
- ¿Estás seguro, papi? – me dijo mi hijo dudando aunque con lujuria en su voz
- No, pero si quiero que lo hagas
En la posición de trenecito, siendo yo el relleno del sándwich, abrí mis cachas para notar como la polla de uno de mis hijos me iba abriendo. Era doloroso, pero el morbo, el calentón, el amor que les tenía era más fuerte.
Mi hijo Michael comenzó a hacer círculos con su culo teniendo cada centímetro de mi polla dentro él, a la par que mi otro hijo iba poco a poco metiendo todo ese nabo dentro de mí.
Cuando lo consiguió se quedó quieto unos segundos. Mi esfínter se estaba acostumbrando a tener dentro algo que nunca había estado.
- Muévete, papi. Marca el ritmo- dijo mi hijo activo.
- Si, papá. Sigue follando a tu hijo mientras te folla el otro. Disfruta de nosotros. Vacía nuestras pelotas. Quiero que me preñes.
Comencé a mover mi cadera despacio. Sentía el placer del abrazo del culo de mi hijo por delante, y como mi culo engullía la polla de mi otro hijo.
El placer es indescriptible. Sublime. Perfecto.
Cada vez me movía más rápido, y nuestros gritos eran cada vez menos comedidos.
- Si, papi, sigue moviéndote. Vacíame las pelotas. Quiero llenarte de leche.
- Mmmm….aaaagghhhh….siiiiii…- era lo único que salía de mi boca. Estaba a punto de correrme. Sentía ese momento en el que sin verlo, sientes como toda la leche sale de tus huevos y va, sin retorno, hasta culminar en la punta de tu cipote. Mi hijo lo notó al apretarse mi esfínter contra su polla.
DJ dio una embestida que hizo que dejara a su hermano emparedado entre mi cuerpo y la pared. Comenzó a follarme a lo bestia consiguiendo que llenara el culo de su propio hermano de mi leche. En ese momento, mi cuerpo se tensó apretando el nabo de mi hijo dentro de mí y que sintiera como su lefa inundaba mi cuerpo. Sentía como me resbalaba por las piernas aunque aún le tenía dentro.
Se salió de mí. Michael todavía no se había corrido, pero su gemido fue muy sentido al sentir como mi polla le vaciaba. Se abrió las cachas y vi como lo tenía de abierto. Le había dejado el agujero súper abierto a mi propio hijo.
Pero no se quedó ahí. Su hermano al saber que no había terminado, se la clavó de golpe. Este no había perdido ni un ápice la dureza de su falo. Y comenzó a follárselo a lo bestia. Sus cuerpos chocaban como si estuvieran dando palmas
“ CHAS , CHAS, CHAS…”
No sé como lo hice, pero cuando este dijo que se corría me abalancé a su polla y metiendo su capullo en mi boca haciendo círculos con mi lengua me dio de beber la leche de sus pelotas.
Me lo tragué casi todo, porque era una fuente inagotable, lo que no, se escurría por la comisura de mis labios.
Me levanté como pude e iba a limpiarme la boca con el dorso de la mano cuando mis hijos se lanzaron a besarme. Y así, con otro beso a tres acabamos el polvazo con mis propios hijos.
- Veo que no estamos todos invitados a la fiesta- dijo mi hermano , vestido únicamente con una toalla en su cintura, donde, sin ser adivino, se marcaba todo lo que escondía entre sus piernas- menos mal que se hacen muchas fiestas privadas por aquí. ¿Queréis que vayamos a dar una vuelta?- dijo cambiando de tema
- Siiiiii- gritaron mis hijos a la vez
- Pues ducharos, porque creo que habéis hecho de todo menos eso- y salió dándonos la espalda mientras se quitaba la toalla.
- Menudo culo tiene el tío- dijo DJ
- Y que lo digas- dije sin pensar, ya que me había quedado pensando en la frase de mi hermano. “ Muchas fiestas privadas” ¿Sería que se había montado un trío con mi mejor amigo y mi hijo cuando les dejé solos arriba? ….
Mi padre bajó a ducharse al baño del sótano. Y yo me quedé con un pequeño calentón al ver a Joy y mi tío desnudo en la ducha y sobre todo al sentir la polla de mi padre en mi cadera al salir del baño… Continuará…