Padre y esposa déspota
Mi esposa era una mujer déspota y directa, casi siempre me trataba mal, pero yo la amaba y la soportaba, pero todo cambio cuando se topo con la piedra de su zapato, su suegro, mi padre Ramón.
Me llamo Charles Banks, tengo 26 años. Estoy cansado con mi bonita esposa Judith. Teníamos una pequeña niña llamada como mi esposa, la pequeña Jud de cariño.
Habíamos dejado a mi hija junto con mi suegra. Mi mujer y yo nos fuimos a pasar vacaciones a las cataratas del Niagara y aprovechamos nuestras vacaciones para visitar a mi padre. Mi padre vivía en Carolina del Norte, en un departamento que se compro hace varios años atrás tras la muerte de mi madre. Mi padre era un hombre muy serio, fuerte, autoritario, amargado en ciertas ocaciones, y prepotente. Todo lo opuesto a mi.
Mi padre recibía gran cantidad de dinero por las empresas que me dejo a cargo. No hacia nada, yo estaba al mando de todo.
Yo sali con el caracter dócil de mi madre, mientras que mi madre se dejaba de mi padre, yo me dejaba de mi esposa. Eso mi padre, Ramón, odiaba. Yo era un hombre callado y mandado de mi mujer. Claro, que solo era mandado por ella, porque en el trabajo era conocido como recto, autoritario y déspota en ocaciones.
Ramón me había dicho que en esa ida a su departamento se iba a encargar de Judith, yo no quería, le dije, pero recibí la puteada del siglo. Solo me quedé cayado escuchando...
Al llegar al departamento, se tardo Ramón en abrir la puerta. Al hacerlo no tenía buena cara. Se lo notaba muy molesto y de muy poco amigos con mi mujer. En eso se fija en su vestimenta.
Judith andaba en vestido a medio muslo, resaltando sus exuberantes curvas. Se fijó en cómo las tetas se abultaban a su vestido, su cara cambio de una forma que yo nunca había visto o apreciado. Incluso sonrió como de una manera espeluznante, siempre le había caído mal por autosuficiente, pero por primera vez le sonreía.
De manera cordial, nunca antes vista, nos dejó entrar, fijando su mirada en el culo grande y respingón de ella cuando cruzaba la puerta.
Me molesté, que se creía para mirarla así.
Judith, que tampoco le caía bien mi padre, comenzó a responder los mensajes de su celular mientras los ojos de Ramón recorrían el culo y las tetas, sin importarle que yo lo presenciara. Que descaro!
Ramón era un hombre que había que tenerle miedo. Tanto así que prefería que mire así a mi mujer a enfrentarlo. En eso mi mujer va a la cocina y mi padre me dice susurrando:
-quiero que subas las escaleras y vallas a la primera habitación de la derecha que es la tuya, entres cerrando la puerta y de ahí te metas al ropero, no salgas hasta que yo llegue avisarte. Voy a darle la lección a tu mujer-
-qué harás?-dije con miedo.
-déjate de andar de cojudo y confía en mi-me señalo con el dedo-ahora coge las maletas y llévalas a la habitación de izquierda, al dejarlas también cierras la puerta, entendiste?-
Su mirada era como si me hubiera traspasado. Asentí asustado y fui hasta el segundo piso con las maletas, estaban pesadas. Judith llevaba mucha ropa pese a que solo estaríamos 3 días, una vez en el corredor vi cinco puertas.
Me confundí. Olvide lo que me había dicho mi padre.
Dónde tenia que dejar las maletas? Izquierda o derecha?
Dónde me tenia que esconder? Izquierda o derecha?
Carajo! Me olvidé!
Casi me pongo a llorar, si hacia algo mal mi padre me mataba. No se cuanto me demore pensando, hasta que escuche los pasos de mi padre y mujer conversando, y cerca de subir las escaleras.
Entre a la habitación de la derecha y deje las maletas cerrando rápidamente la puerta; de ahí me metí a la habitación de la izquierda donde lateral a la cama esta el closet, me metí cerrando la puerta del armario. Había mucha ropa,
de mi padre tendida, trate de ver por las ranuras la cama, para mi suerte se veía todo, tenía problemas de claustrofobia y encerrado no ayudaba.
En eso comencé a escuchar a mi padre y a mi mujer hablando en el pasillo. En eso la puerta del cuarto se abrió. La había cagado, me había equivocado de cuarto, ahora me mataba mi padre.
-mientras llega Rubén aqui puedes descansar-
Cerrando la puerta tras él y dejando a mi madre sola en el dormitorio.
Que le iba hacer a mi querida Judith. Podrá ser muy mandona y brava, pero no se merecía que mi padre Ramón la corrija, capaz la iba a golpear o amenazarla.
Me quede en silencio dentro del ropero, sin moverme y temblando por la puteada que seguramente ella recibiría, trataba de casi no respirar para no delatar mi presencia a ella, Ramón le había dicho que había salido. Ella echó una breve mirada alrededor, tanteando la cama y todo, miro por la ventana sonriendo seguramente ante el paisaje, de ahí fue hasta la puerta del cuarto y le puso seguro. Se acercó hacia la pequeña maleta de mano que llevaba y comenzó a sacar unos short y camiseta, se quería cambiar de ropa y lo colocó sobre la cama.
Jusith comenzó a bajarse la cremallera del vestido por detrás, deslizándolo a continuación hasta los pies, y quitándoselo. Mi esposa era una maravilla de mujer, por lo que mi pene se irguió al momento como si tuviera vida propia. Tenía ella un hermoso cuerpo de generoso busto, culo respingón, así como hermosas piernas gruesas y torneadas.
Tanto las bragas como el sostén eran de color negro, realzando el color con su piel blanca aterciopelada.
Mi sorpresa fue ver que comenzó a despojarse de su ropa intima, acaso iba a ponerse esa ropa sin nada por debajo?! Al parecer si.
No se en que momento dejo su vestido en la cesta de ropa sucia, en eso se soltó el sostén por detrás, quitándoselo y exhibiendo unas tetas grandes, redondas, erguidas y muy muy llenas. El sostén fue a parar también en la cesta, en eso se quitó los pequeños tacos que llevaba y se bajó las bragas, quedándose completamente desnuda.
Lucía sin ningún vello púbico, como me gustaba y lo único que le podía exigir a mi mujer, su linda vulva estaba descubierto, en eso se giro mostrándome sus hermosas nalgas. Aquella que muchas veces sobe, mordí y apreté.
En eso se abrió la puerta de forma ruidosa, golpeándose en la pared. Era Ramón. Mi mujer se viro dando un pequeño grito asustada llevando su mano al pecho justo donde queda el corazón. Estaba asustada, nerviosa y aturdida, permaneció inmóvil unos instantes, mostrándose todo su cuerpo desnudo a mi padre, su suegro, a Ramón. Adquirió su rostro un color rojo sin poder creerse seguramente que mi padre la estaba viendo desnuda.
Mi padre que hacia?! No entendía nada! Acaso le iba a dar su merecido así de desnuda?!
Mi mujer comenzó a temblar, seguramente igual o peor que yo y miro la puerta del baño. Comenzó a caminar hasta aya pero mi padre, se acerco a ella rápidamente y la agarro de sus muñecas. Ella como pudo se soltó y se cubrió apresuradamente con sus manos, tapándose los dos pechos como pudo, sin alcanzar a cubrirse su monte de venus.
-eres una mala mujer y las malas mujeres necesitan ser castigadas-
La va a golpear! Tuve ganas de salir del ropero y defender a mi mujer,
pero si lo hacia ella sabría que estaba al tanto de todo, me iba a odiar y se iría de mi, me pediría el divorcio, yo no podría darle el divorcio, la amaba. Pese a todo la amaba.
-yo...noo...he hecho nada...-dijo gagueando.
-tratar a mi hijo como si no fuera el hombre de la casa, eso es no hacer nada!-gritó- esta equivocada-la iba a golpear y desnuda para que sienta el dolor-así que le voy a dar para que sepa que a los hombres de esta familia se los trata como son, hombres y usted va a prender que es un hombre- le soltó las muñecas y comenzó a quitarse la camiseta, ante la mirada angustiada de ella que comenzó a soltar lágrimas.
Ramón sin responderle, se bajó el pantalón y sus calzoncillos de hombre mayor, quedándose también él desnudo, ante la atónita mirada de ella que se fijó en el pene enorme, grueso, largo erguido y lleno de vellos púbicos blancos... bien poblado. Sus bolas eran gordas y bien caídas. La barriga flácida de mi padre casi tapaba el inicio de los vellos. Su cuerpo estaba bien desgastado, sus 52 años le había pasado factura a su cuerpo. Mi padre tenía la polla grande y gorda, era como la mía, había heredado eso de mi padre.
Viendo todo eso, seguramente, ella comenzó a gritar-ay...noo...!-
Rápidamente Ramón la giro, poniéndola de espalda a él y le comenzó a dar varios azotes en sus llenas nalgas, haciéndola chillar de dolor y nerviosismo, en eso se apegó a ella, colocando su miembro erecto sobre las nalgas desnudas de mi mujer y sujetándola por las grandes tetas.
Ahí caí en cuenta que no la iba a golpear! La iba a follar?! Mi padre la iba a follar! Y lo peor que yo le había dado permiso! En eso como, mi mente, como si me odiara, me hizo recordar que mi padre me había dicho que las maletas era en la habitación a la izquierda y yo me fuera s esconder en el cuarto a la derecha.
Yo había hecho todo lo contrario.
No quería que viera como se folla a mi mujer.
Trate de enfocarme en el momento y dejar de divagar o pensar, Ramón la empujó hacia la cama, volcándola encima, pero ella apoyó sus brazos sobre el colchón, evitando caer bocabajo con su suegro pegado a su espalda.
En cuatro patas sobre la cama y esforzándose en no caer sobre la cama por la enorme presión que soportaba a sus espaldas, Ramón, cogiéndola por las tetas, se colocó de rodillas entre sus piernas abiertas, restregando su pene erecto entre sus nalgas, con objeto de penetrarla por el ano. Mi mujer jamás había sido penetrada por ahi, yo antes quería pero ella nunca me dejo.
-noo...no, por favor....!-
Suplicó, gritando desesperada, sintiendo cómo su suegro estaba a punto de penetrarla con su miembro erecto, pero detuvo su ímpetu y sin soltarla le dijo al oído.
-mi hijo te ha follado por el culo?-
Ella comenzó a llorar.
-habla!-le exigió apretando sus tetas y apegó su pene en el ano, casi creí que se la metía.
-noo...-dijo con dificultad-jamás, su hijo es un caballero-
-tu no necesitas un caballero, necesitas que te traten como puta para que aprendas a no tratar así a mi hijo!-le dijo-te voy a follar-me puse rígido, ahora si estaba 100% seguro que se la follaba- no te resistas, si lo haces te la meteré por el culo y te haré sufrir como nunca has sentido en tu vida. Te desgarraré y te desangraras y para cuando venga mi hijo le dire que yo había salido y como se me quedo el dinero regrese a los pocos minutos y tu amante te estaba dando por el culo, y creerá que fue ese amante-
Los llantos de Judith hicieron reír a Ramón.
-si te portas bien, solo te follare el coño donde lo haces disfrutar a mi hijo-dijo riendo-si no cooperas te desgarro, ya sabes, perra advertida no es perra muerta-
Sin dejar de apoyarse sobre la espalda de Judith, mi padre retiro la mano derecha de una de las tetas para coger su miembro duro y erecto, tanteando, lo dirigió a la entrada a la vagina y se lo metió poco a poco hasta el fondo, hasta que sus huevos chocaron con la vulva de mi mujer.
No podía creerlo, mi padre follaba a su nuera, mi padre follaba a mi esposa, mi esposa follaba con mi padre, el amor de mi vida estaba siendo cogida por otro hombre que no sea yo...
La escuché contener la respiración al sentirse penetrada, abría la boca como agarrando aire. Se escucho el sonido chirriante, pegajoso que hacía el pene viejo de mi padre al desplazarse friccionando hacia su vagina, hasta que los huevos golpearon contra la vulva provocando un tañido más profundo y grave.
-que estrecha...-gimió-o mi hijo la tiene pequeña o no te da tu buena dosis de verga que la tienes como virgen de pueblo-
La verdad que siempre me follaba a mi mujer y siempre ella la tenía estrecha. Por mas que se la metiera.
Moviendo sus caderas, mi padre fue sacando lentamente su estaca, pero, antes de sacarlo del todo, se lo volvió a meter, hasta el fondo, una y otra vez, despacio al principio pero profundo y cada vez era más rápido.
Podía ver como Judith en cuatro patas sobre la cama era follada sin descanso por mi padre, apoyando su pecho sobre la espalda de ella, se balanceaba arriba y abajo, sin soltarla las tetas que eran apretadas. Escuchaba cómo ella tenia la expresión como si le faltaba aire, resoplaba y los gemidos por parte de mi padre.
En eso mi mujer dobló los brazos, colocando su cabeza sobre el colchón, y mi padre aunque comenzó a perder el equilibrio, rápidamente se irguió, sujetándola por las caderas, continuó follándosela con energía, hasta que, de pronto, se detuvo, gruñendo.
Se corrió dentro de ella!
Aguantó casi unos segundos o capaz minutos sin moverse, todavía con la polla dentro y cuando le
propinó un buen azote en una nalga, haciéndola que chillara, más asustada que dolorida.
-te ha gustado, perra? Te ha gustado que te follara?-
-déjame...por favor, no le dire a nadie nada ni a mi marido, su hijo, pero ya vallase- Suplicó llorando, pero fue silenciada por otro sonoro azote en la otra nalga.
-responde, perra, te gusto que te la meta hasta el fondo?-le gritó-responde o te follo por el culo-exigió
-noo...-murmuró.
-así que no!-
Le saco la polla, que estaba toda mojada y viscosa y la posicionó en su ano.
-si!-gritó ella asustada-si, me gusto!-
-cómo la sentiste?-
-que...?-
-COMO LA SENTISTE?!-
-bien-
-SOLO BIEN?! Explícate! Y pobre donde te corrija...-
-me lleno toda-dijo con dificultad-es muy larga y gruesa para mi vagina-
-que bueno, perra!-
Cogiéndola por las nalgas la tumbo bocarriba sobre la cama, con las piernas dobladas y pegadas a su cuerpo.
-pues si tanto te gusto, estas de suerte, te voy a follar nuevamente-
El rostro de mi mujer, mi querida Jusith, estaba descompuesto, irreconocible, roja como un tomate y brillaba por las lágrimas que derramaba, pero mi padre, sonriendo, no dejaba de mirarla.
Agarrándola de las rodillas le separó las piernas y dejando expuesto su coño descubierto de algún vello.
Se situo entre las piernas de Judith, agarró con una mano su falo otra vez erecto, no que los viejos no se le paraban varias veces como a los jóvenes, agitándolo como si fuera una manguera lo posicionó en su raja.
Comenzó tirarla hacia el borde de la cama, el también lo hacia y cuando el culo de ella estaba casi al borde, y las piernas de mi padre ya estaban paradas en el piso, agarro las piernas de ella y las colocó sobre su cintura y empezó a restregar insistentemente su miembro por todo sus labios vaginales.
Comenzó a sobarle el clitoris mientras entrada a la vagina. Al principio lo hizo lentamente, mirándola las tetas y la cara que ponía ella, sabiendo que iba a ser nuevamente penetrada.
El rostro de mi mujer reflejaba una mezcla de abnegación, desesperación, dolor y vergüenza.
Sin dejar en ningún momento de observarla el rostro y las tetas, poco a poco le volvió a meter, primero la punta, luego un poco más, hasta que se lo metió al fondo. Judith resopló y un chillido, para mi gran sorpresa, boto. De ahi sin hacerse esperar comenzó el mete y saca a mi mujer, metiendo y sacando, una y otra vez, cada vez más rápido.
Una de las piernas de Ramón la subió a la cama para seguramente facilitar sus embestidas.
Los tetasas de mi mujer se balanceaban por las arremetidas, ella comenzó a dar chillidos mientras abría la boca tratando de agarrar aire, sus ojos eran como si se salían de sus órbitas.
-mal..dito....-
-vamos perra!-gruñó el-vamos!-decia entre embiste y embiste.
Las manos de ella fueron desesperadamente hacia el vientre de su suegro y trato de empujarlo, alejarlo, pero no podía, hizo un puchero abnegada y llevo sus manos a las sábanas agarrando se de esta.
Su rostro estaba rojo, muy acalorada... cerró sus ojos y llorando nuevamente comenzó a salir de sus labios pequeños gemidos que tanto sorprendieron a mi padre como a mi.
Mi mujer estaba excitada.
Estaba disfrutando ser follada por otro hombre, disfrutaba ser violada.
-eso...disfruta perra!-le dijo entre gemidos mi padre mientras seguía metiendo hasta el fondo en la feminidad de mi esposa-puedo sentir como tu vagina me aprieta el falo, como da espasmos de placer...perra!-
-mmm....-
En eso mi padre se corrió por segunda vez, se salió aún agarrándola, espero unos segundos que seguramente para mi fueron minutos y esa verga comenzó a ponerse dura otra vez y situándose entre sus piernas, comenzó a follársela nuevamente, por tercera vez.
No se cuantos minutos u horas se la ha de haber follado a mi mujer. Pero después de la cuarta o quinta corrida, ya hasta la cuenta perdí, Ramón se desplomó sobre el cuerpo sudoroso de Judith.
Ella aún tenia sus piernas en la caderas de su suegro.
En eso escuche unos sonidos de succión. Mi padre se estaba chupando las tetas de Judith.
Le agarro su cabeza. Pero dude si le agarro para alejarlo de sus tetas o acercarlos mas a ellas.
-no...tan duro...-decía ella con dificultad.
-que ricas tetas...-decía entre chupada y chupada-lastima que no tienes leche, me gusta mamar tetas con leche- Estuvo mamandose por un buen rato.
Mientras ella por momentos decía-no muerdas..Ay!...me duele..Ay!...mmm... Ay....- gemia ya casi al final, aunque se negaba disfrutaba de lo que mi padre le hacia.
Después de un buen rato mi padre se levanto del cuerpo de ella. Su verga ya estaba flácida y chorreaba.
-espero que con esto sepas respetar a mi hijo y cuidadito con decirle algo de las varias follada que te di, que consigo material para que seas tu la infiel y mi hijo te deja sin nada-
Y salió del cuarto balanceando su pene.
Judith se quedo con las piernas abiertas, su respiración irregular, sus tetas estaban rojas y con mordidas. Su cara estaba bañada por lagrimas secas, su maquillaje corrido, tenia la boca ligeramente abierta agarrando aire y su mirada fija en el techo sin ver un punto fijo. Llevo su mano a su vagina y lo toco, seguramente sintiéndolo mojado por el semen de él. Hizo una mueca dolorosa.
Temblando al rato se levantó y fue cojeando al baño y se encerró. Antes de que suene la ducha escuche que comenzó a llorar.
Temblando me sali del armario y sin poder creer todo lo que habia ocurrido me fui al cuarto a la derecha, donde estaban las maletas y se suponia que yo deberia estar en ese armario. Me meti y espere sin saber que.
Podía escuchar no solo el ruido de la ducha del cuarto se ella sino también de mi padre. Varios minutos despues escuche unos pasos, que se detenían cerca del armario, seguramente mi padre, no podia ver, el armario apenas daba visibilidad.
La puerta del armario se abrio mostrando a mi padre con una sonrisa en la cara, bañado y con otra ropa.
-ya le di unos azotes a tu mujer, ya sabe que no te puede tratar asi-Asentí.
El no sabia que habia visto que no solo le dio azotes, sino que se la follo varias veces.
Mi esposa despues no era la misma, estaba muy apegada a mi, no quería que la deje sola en ningún momento. Y también no quería que la follara. Seguramente recordaba como se la había follado mi padre.
Cuando llegamos a nuestro hogar mi esposa andaba mas tranquila y llevadera, no era tan mandona conmigo ni altanera, pero aún así no permitía que le meta la polla, solo se dejaba manosear los pechos.
Casi dos meses después de la follada que le dio mi padre, pude acostarme con mi mujer.
Aquella noche que nos acostamos después de dos meses mi esposa me recibió en babydoll nerviosa, se me tiró literalmente encima para follar. Dos semanas después me dijo que estaba nuevamente preñada. Yo estaba muy feliz, aunque la notaba que ella no. Mi esposa siempre iba a los chequeos y una vez revisando los papeles, me enteré que no llevaba 3 meses como lo estipulado, sino 5 meses. Aquel niño o niña no era mío, si no de mi padre. Nunca le dije nada a mi mujer, yo tenía la culpa de lo que paso. Nunca más Judith iba a visitar a mi padre, yo la apoyaba, pero cuando mi padre venía a visitarme, ella hacia todo lo posible para no pasar en casa y si estaba, estaba siempre apegada a mi.
Mi padre siempre preguntaba, a los dos-ya obedeces, Judith?-mi querida mujer acentia nerviosa y se apegaba a mi.
Valió la pena que mi padre la follara?!