Pacto de amor - mis vecinos

A las diez recogemos a Virginia y Carlos y nos vamos hacia “La Casa Roja” el club de nuestro amigo Salva. Hace siete años que dirige este club, lo había inaugurado con su mujer quien murió de un cáncer fulminante tres años después de la apertura. Su mujer que tenía treinta años menos que él y él mismo no enseñaron a Stone y a mí como disfrutar de una sexualidad creativa y intensa, aprovechando cada centímetro de tu cuerpo y el de tu pareja para llegar siempre al nirvana, el estado de paz y felicidad. Fue un par de meses de aprendizaje, de reconocimiento, centímetro por centímetro de nuestros cuerpos y fue la consecuencia de una gran amistad.

El mar y el cielo unidos como dos amantes me dan uno de los mejores momentos del día. Me siento serena, libre y muy feliz, como cada mañana que tomo mi café acurrucada frente a ellos en mi butaca antigua con mis gatitos ronroneando a mi lado. Desde mi terraza miro el horizonte y pienso en todo lo bueno que está por llegar. Hoy tengo mi joven vecina Virginia sentada sobre un cojín  en el suelo respetando el silencio del momento, de vez en cuando  se une a esta maravillosa experiencia matinal. Siempre espera de verme depositar mi taza encima la mesita de madera que hace juego con la butaca, herencia de mi tierna abuela para empezar a romper el silencio:

-        ¿Entonces te vas de compra?

-        ¡Si! Voy a un par de anticuarios a ver si encuentro un regalo para mi amigo

-        ¿Qué edad cumple?

-        Setenta y ocho

-        ¿Y es un apasionado de antigüedades?

-        ¡Sí! Y coleccionista de libros antiguos

Virginia mira el horizonte:

-        Tsumi ¿Puedo pedirte une favor?

-        ¡Por supuesto! cariño

-        Sé que donde vais esta noche es una reunión privada, pero me haría mucha ilusión de acompañaros con Carlos

Me inclino hacia ella para mirarla, pero sigue mirando hacia el mar  evitando mi mirada:

-        ¡Ahhhh! ¿Sabes exactamente a donde vamos con Stone?

-        ¡Si!

-        ¿Sabes que es un club de intercambio de parejas? ¿y crees que le apetecería a tu marido?

-        ¿No se puede ir a tomar una copa sin más?

-        ¡Por supuesto!  Pero puede que veáis algunas parejas más atrevidas de lo que estáis acostumbrados, la verdad es que hay mucho respeto y nadie molesta a nadie si no hay reciprocidad de intención

-        ¡Tu ves! ¿Entonces qué dices?

-        ¿No sé si le haría mucha gracia a Carlos?

Se da la vuelta y me mira a los ojos:

-        Bueno, creo que puedo convencerlo para conocer un sitio nuevo, tomar un par de copas con vosotros y volver a casa entusiasmados, jejeje

Le sonrió:

-        ¡Qué guapa eres! Tenéis treinta años, diez años de casados y os veo muy enamorados, no quiero ser la causa de conflictos entre vosotros, pero soy adultos y si es solamente para  tomar un par de copas y volver a casa, ¿Por qué no?

Se tira a mi cuello y me abraza:

-  Gracias Tsumi, te quiero…¿a que hora vamos?

  • A las diez te toco el timbre

  • ¡Vale! Me contesta besándome la mejilla

Cuando Stone vuelve de su footing diario le comento que tenemos acompañantes para esta noche:

-        Cariño, Virginia y Carlos vienen esta noche a tomar copas con nosotros

Frunce los ceños:

-        ¿Estas segura?

-        ¡Si! Un par de copas y se vuelven a casa

-        ¿Saben a dónde vamos?

-        ¡Siiii!

-        ¿Y saben que pueden ver cosas inhabituales para ellos?

-        ¡Si lo saben! Contesto dándole besitos en sus labios

-        ¡Vale! Si es así, de acuerdo, son una pareja fantástica y no quiero que tengan problemas por culpa nuestra, me dice devolviéndome mis besitos

Le hago un guiño:

-        Te amo cariño, les vigilaré

A las diez recogemos a Virginia y Carlos y nos vamos hacia “La Casa Roja” el club de nuestro amigo Salva. Hace siete años que dirige este club, lo había inaugurado con su mujer quien murió de un cáncer fulminante tres años después de la apertura. Su mujer que tenía treinta años menos que él y él mismo no enseñaron a Stone y a mí como disfrutar de una sexualidad creativa y intensa, aprovechando cada centímetro de tu cuerpo y el de tu pareja para llegar siempre al nirvana, el estado de paz y felicidad.  Fue un par de meses de aprendizaje, de reconocimiento, centímetro por centímetro de nuestros cuerpos y fue la consecuencia de una gran amistad.

Entramos al club, vemos a Salva muy solicitado por una multitud que lo felicitan por su cumpleaños, nos acercamos a él con nuestra joven pareja vecina bastante asombrada por la belleza del lugar y un poco reservada cuanto a la idea que pueden tener de un club liberal. Nos abrazamos con Salva, lo felicitamos y le presentamos a nuestros amigos. Enseguida nos lleva a nuestra mesa reservada y abre champán. Una hora después, el champán a temperatura “frappé” se bebe como agua, Virginia y Carlos se ven mucho más relajados viendo que nadie ni les molesta   ni se exhibe delante de ellos. Nos reímos, bebemos, bailamos, a las tres de la mañana, Stone esta en la barra hablando con una pareja de amigos, decidimos con Salva de ir a relajarnos al hammam y digo a Virginia con mi sonrisa más convincente:

-        Cariño son las tres, creo que tenéis que volver a casa

Frunce los ceños:

-        ¡Noooo! Nos lo pasamos muy bien, mira Carlos no para de bailar

-        ¡Si! Y me alegro mucho, con Salva vamos un momento al hammam, en un ratito volvemos

-        ¿Podemos ir?

-        Mejor que os quedéis aquí,  volvemos enseguida

Le doy un beso sobre los labios, el champán hace su efecto y voy hacia el hammam donde se encuentra ya Salva. Me desnudo, dejo mi ropa en una taquilla y entro al hammam. Me siento al lado de Salva

-        ¿Cómo ves a mis amigos?

-        Muy majos, una

Sonrío:

-        ¡Si! Tenían curiosidad para conocer un club como el tuyo, sin más

-        Lo veo muy bien

-        ¿Y tu? ¿ que tal estas, tus hijos han venido a felicitarte?

Mientras hablamos naturalmente pongo mi mano izquierda encima su pene y empiezo a masturbarle

Sonríe mirando mi mano:

-        Llegan pasado mañana, iremos a comer en el restaurante del puerto

-        Me alegro, te quieren mucho

-        Lo sé, y me ayudan mucho a vivir sin Layla, la hecho de menos, sabes

-        ¡Si! Y nosotros también

Su pene se ha puesto recto y duro, me mira masturbarlo, esta gimiendo de placer

-        Cuando os veo con Stone, tan felices y enamorados, me recuerdo la pareja que formiamos con Layla, que recuerdos tan especiales

-        Lo siento mucho, amigo mio

-        No te preocupes, me da tanta alegría teneros como amigos

Le doy un beso en la mejilla:

-        Y nosotros a ti, te mereces volver a ser feliz

Su mano derecha desliza encima la mía sobre su pene y ralentiza mi movimiento de vaivén gemiendo de placer. Lentamente me acompaña hacia su glande donde recojo un poco del jugo que se escapa para extenderlo encima de su piel caliente

De repente la puerta del hammam se abre y vemos a Virginia y Carlos entrar envueltos cada uno en una toalla gigante. Enseguida ven mi mano entre las piernas de Salva y se quedan petrificados. Virginia reacciona la primera:

-        Perdona…nos vamos, no queríamos molestar

-        Sentaros, le contesto abandonando el pene hinchado de Salva,-  es un buen momento para explicaros que relación tenemos Stone y Yo con este sitio

Se sientan en frente de nosotros muy intimidados a la expectativa de mis comentarios

-        Bueno, ¿si me permites Salva? me gustaría explicar a mis amigos porque ahora estoy masturbándote, quiero que entienden como hemos llegado hasta aquí y que sepan que no hay que confundir el amor verdadero como el que tengo con Stone con el placer sexual

Salva sonríe y me da su permiso con un movimiento de cabeza

-        Hace seis años descubrimos este club con Stone y después de venir de ves en cuando a pasar buenos momentos nos hemos enterado que Layla, la mujer de Salva, por desgracia ya no esta con nosotros  y él mismo  daban clases de reconocimiento corporal, es decir que ayudaban a quien lo deseaba a prepararse mentalmente y físicamente a hacer que las caricias, los besos, las miradas transformen poco a poco tu cuerpo en un brasero ardiente, para llegar siempre al máximo placer sexual, el nirvana del sexo

Virginia y Carlos me miran cautivados

-        Por eso antes de todo nos han enseñado a librarnos de todo pensamiento negativo, a vaciar nuestra mente para entrar totalmente disponibles y abiertos al momento presente, luego nos enseñaron a  tocarnos, a acariciarnos hasta hacer vibrar nuestra piel en cada movimientos, por eso nos han tocado, Layla a Stone y Salva a mi, fue el principio de una gran aventura sexual, lo último fue de aprender como hacer la mejor de las felaciones.

Cuando he practicado con Salva me he dado cuenta que estaba lejos de dar a Stone todo el placer que se merecía. Poco a poco Salva me ha guiado, me ha enseñado como besar un pene, como lamerlo, como presionarlo con los labios, los dientes, mientras Layla hacía a Stone las mejores felaciones de su vida.

Mientras hablo veo la toalla moverse entre las piernas de Carlos, tiene une tremenda erección y Virginia se da cuenta viendo mi mirada y me dice:

-        ¿Puedes hacer  una felación a Carlos?

Con Carlos la miramos sorprendidos:

-        ¿Perdona? Contestamos al unisonó

-        Mira Cariño siempre te ha gustado nuestra vecina, cuantas veces me has dicho que era sexi y personalmente no me molestaría de ver y aprender como se hace una buena felación

Miro a Salva y se rie disfrutando de la situación

-        Cariño estamos aturdidos por el champán y creo que ya hemos disfrutado de una buena noche y lo mejor seria de irnos, le contesta Carlos

-        ¡Virginia! Carlos tiene razón, es hora de volver a casa y descansar

-        Pero, escucharos los dos, mirate amor y tirando sobre la toalla de Carlos descubre su gran  pene totalmente recto, no me digas que no te apetece una felación de tu vecina preferida- Por fa Tsumi me encantaría aprender

Carlos se queda inmóvil, avergonzado fijando su sexo, yo me quedo sin palabra, pensando a lo que puedo contestar y Salva se lo pasa pipa

-        Virginia piénsalo bien, háblalo con Carlos que mañana puedes arrepentirte y me sentaría fatal

Ella se gira hacia Carlos:

-        Cari, a mi me hace ilusión, tu decides

-        La verdad es que no lo sé

-        No me digas que no te apetece

-        No es eso pero…

-        Ya dejalo, por favor Tsumi me haces este favor, por supuesto si te apetece…

Le contesto con una sonrisa torcida y me pongo de rodilla entre las piernas de Carlos, sin mirarlo cojo su pene en mis manos y delicadamente empiezo a besarlo, a deslizar la punta de mi lengua de su base hasta su punta. Carlos se estremezca, sus piernas tiemblan, cuando lo dejo entrar en mi boca miro a Virginia y veo que ha pasado una mano bajo su toalla y esta masturbandosé

Le pregunto:

-        ¿Quieres que te lo haga un experto?

Ella pregunta con una mirada interrogativa a Carlos. Este esta en el séptimo cielo y no se preocupa de ella. Entonces suavemente deshace el nudo que mantiene su toalla mirando a Salva y se  queda desnuda a la expectativa. Salva se levanta despaciosamente y vienes a sentarse al lado de Virginia, mira el joven pecho firme, empalma un seno, pasa al otro pellizcando los pezones de Virginia. Ella a cerrado los ojos la cabeza inclinada por atrás apoyada contra la pared. Se la nota tensa, las piernas presionadas la una con la otra. Mientras envuelvo de saliva el pene caliente y suave de Carlos, el cual me acaricia la cabeza, totalmente entregado y disfrutando. Virginia empieza a relajarse, el arte de Salva la descongestiona, me parece oir algunos gemidos, veo sus piernas entre abrirse, descubriendo su pequeño sexo depilado, es una preciosidad que Salva ya tiene en su punto de mira, su mano desliza a lo largo del vientre de Virginia hasta pararse encima del clítoris entregado, enseguida vibrando bajo las caricias de Salva. La respiración de Virginia se accelera, Salva la penetra con un par de dedos y vuelve mojado a excitar el clítoris. Las piernas grande abiertas, Virginia deja la mano de Salva descubrir toda su intimidad levantando su culo para que pueda llegar hasta sus nalgas. Carlos necesita un descanso,  me coje por los hombros, me levanta, con mucho tacto me empalma las nalgas y  empieza a besar mi triangulo húmedo. Ahora soy yo que gimo cuando su lengua me penetra, le empujo la cabeza hacia mí, empiezo a sacar gritillos de placer. los gemidos de Virginia se amplían, viendo a Carlos comerme, Salva se atreve a poner Virginia de pie, su pulgar dentro de ella, el resto de su mano cubre parte del fantástico culo de Virginia y sigue excitando su clítoris con la punta de la lengua, estamos las dos llegando al climax, ella me tiende la mano la cojo y la aprieto. Salva se sienta, la ayuda a posicionarse encima de él y ella misma guía el pene palpitando de Salva hasta que desaparezca entre sus piernas. Tiernamente con sus dos manos apretando las nalgas de su joven amante Salva le da un movimiento de balanceo, mientras le mordizca los pezones, extrayendo gritos de placer de la boca de Virginia, lo que interpela a Carlos que ya reacciona con un mini ataque de celos viendo el culo de Virginia entre las manos de Salva y el pene empreñado del serum de su mujer ir e venir  dentro del sexo totalmente entregado. Pero esta demasiado excitado para hacer marcha atrás, se pone de pie me empuja la espalda para tener mis nalgas a la altura de su sexo , me las abre con las manos y guiando su sexo penetra triangulo de venus. Al instante noto su gran pene caliente llenarme, lo aprieto lo más que puedo, siento una gran tormenta llegar como una manada de caballos al galope, empujo por atrás, el me coge por la cintura y  con toda su energía estalla en mi con un gemido de gladiator, yo llego al climax moviendo mi culo como una bailarina de twerking. Durante unos cinco minutos nos chocamos, me presiona las tetas, le presiono el pene con la mano entre mis piernas, exprimo hasta la última gota de su semen, acabamos extenuados y nos tumbamos  pegados el uno al otro encima el banco de madera. Por desgracia para Carlos nos quedamos mirando a Salva quien sabe alargar estos momentos manteniendo a Virginia al borde del abismo, del agujero negro del nirvana del placer, lo vemos  acariciar su ano, y penetrar con un dedo, la vemos temblar, le besa las tetas, ella le tiende sus pezones, Carlos esta retomando contacto con la tierra y esta cautivado por la sorprendente entrega de su mujer a este hombre desconocido, cuando Virginia y Salva llegan al orgasmo, como poseídos por el angel del sexo bien hecho, Carlos me coge  la cara con sus manos y me da uno de los besos más apasionante que solo Stone me había dado hasta ahora. Cuando salimos del Hammam vemos a Stone en gran faena con una guapa nueva amiga suya.