Paciencia de sumiso

El tiempo se hizo eterno y solo podia recordar su olor y mi lengua recorriendo su sexo...

La tarde era fría en Madrid, las hojas se arremolinaban en las esquinas y los árboles se desnudaban a la vista. El Calido Metro era una bendición para mí, y el descender las escaleras me hizo recordar a donde iba...

Hacia un mes que hablaba con ella, chat, MSN, mails… pero nunca la había visto ni oído. Algo me hacia seguir sus palabras escritas, desentramar sus deseos y buscarla compulsivamente.

Desde el primer momento se presento como una persona de autoridad, ella era una Ama seria y estricta o eso me parecía. Tenía un sumiso y una sumisa ya, así que me denegó toda ilusión de poder servirla, pero seguimos hablando y hablando. Yo pensaba… otra Ama que me rechaza, pero en el fondo no era así. Como una araña tejía entorno a mi una red para conocerme y llegar a lo mas hondo de mi ser sumiso.

Un día simplemente recibí un mail

"17:00 h Café Green Garden, no llegues tarde"

Escueto directo y fulminante, mi cuerpo se estremeció al leerlo. ¿Me querría conocer?

Nervioso me fui a la ducha y me asee para la ocasión. Me vestí lo más decente que pude, y Salí deprisa a la calle. Conocía el lugar y no estaba lejos.

El sonido del tren me hizo despertar de mi pensamiento. De solo pensar en ella me había excitado, y se abultaba un poco mi paquete. Hasta una señora mi miro… me moría de vergüenza.

Llegue a la estación indicada y ascendí por las galerías hasta la calle, allí en la esquina estaba el café. Entre y me senté… ahora ya no sabia que hacer. El café esta casi vacío, una pareja al fondo, un abuelote en al barra y poco mas. Así que pedí un café y me puse a esperar.

El tiempo pasaba las 17:00 quedaban ya muy atrás, habían pasado dos horas y yo comiéndome el coco, esperando lo que no llegaba. Cada vez que la puerta se abría mi cuerpo temblaba y se estremecía… pero no era ella.

A las dos horas, sonó mi teléfono.

Un mensaje y era de ella. Lo abrí apresurado:

"Veo que eres obediente, y sabes esperar, eso me gusta" mi sexo se apretó contra el pantalón y deseba estallar.

"Te quiero en la siguiente dirección en menos de 15 min."

Mi Corazón resonaba en todo el café o eso pensaba yo. La cara se me sonrojo y con un buen grito pedí la cuenta. Casi atropello a una viejecita en la puerta. Pare un taxi y me guió al sitio. Llegue en 10 min. Y pulse el timbre del portal. Una voz contesto.

"sube, la puerta estará abierta"

Entre en el portal y me dirigí al ascensor, según cerré la puerta y pulse el 10 recibí otro mensaje.

"te quiero desnudo antes de entrar por mi puerta perro o si no ya sabes por donde irte"

Fue fulminante, el tiempo se agotaba y tenía que decidir… que locura.

Me empece a desabrochar la camisa rápidamente, rezando para no encontrarme con ningún vecino.

Baje mis pantalones y me quede en calzoncillos, unos abultadísimos calzoncillos.

Libere mi poya de ellos y quede desnudo.

Ding, el ascensor llego al 10 piso, abrí con cuidado para otear el pasillo. Nadie

Corrí por el pasillo ala puerta y entre tímidamente. Deje la ropa en la entrada y cerré la puerta.

Hola sumiso… - que voz que maravilla, atronadora entro en mis oídos y excitación sudo mi piel- Veo que has sido obediente, tal vez pueda usarte para algo.

Me mando arrodillar, yo solo la oía pero aun no la veía. Note como una venda tapo mis ojos desde mi espalda. Note por un momento el roce de su pecho en mi espalda. Bufff era delicioso. Ahora la oí caminar alrededor mío. Note como se ponía frente a mí y comenzó a tocarme. Su mano paso por mi pecho desnudo, se entretuvo en mis pezones. Los pellizco y un leve gemido salio de mi boca.

Continuo por mi espalda y clavo lentamente sus uñas en ella

Mi espalda se arqueaba su paso y ella lo disfrutaba.

Llego a mi culo y lo apretó, lo tacto y miro mi agujero.

  • Bien perro bien. Veo por tu poya que te gusta…- Estaba tiesa desde que entre.

Me copio de los huevos y los aplasto lentamente, mientras con la otra mano acariciaba mi capullo descubierto. Jugaba con su uña cerca de la entrada de mi polla. Era una mezcla de dolor y placer que ella exprimía.

De repente me soltó.

-Bien vamos a ver que sabes hacer.

Cogio mi cabeza y la apretó contra su cuerpo. Olí su sexo y note su humedad en mi cara.

-Se un buen perro y lame, Vamos. Obedecí al momento, saque mi lengua y comencé a deleitarme en su jugosos coño. Mi lengua lo recorría de arriba abajo, dando círculos, e intentando atrapar su clítoris con mis labios.

Ella gemía de placer mientras no dejaba suelta mi cabeza. Cada vez más hundida entre sus piernas. Mi lengua no hacia más que beber de sus jugos, que chorreaban por mi cara. Note como sus piernas se contraían y su respiración se aceleraba.

Ella gemía con fuerza, desbocada y salvaje. Cuando descargo en mi cara una gran corrida húmeda… mi boca no daba abasto y lamia y tragaba todo lo que podía. Poco a poco se fue tranquilizando

Me aparto de ella y miro mi pene tieso. Rió

Veo que has disfrutado puta, pero hoy no podrás correrte

De un golpe me puso a 4 patas y note como hurgaba mi ano. Sentí algo frío clavándose en el. Una bola entro en mí, y después otra y otra. Un hilo colgaba de mi ano y una anilla a su final.

Mañana te diré donde quiero verte. Y esto que te he puesto se quedara ahí hasta mañana. Entendido?

Asentí con la cabeza. Bien ahora te iras, no te vista aquí, no quiero chuchos vestidos en casa. Adiós.

El silencio se hizo y al minuto retire le venda, cogi mi ropa y camine al ascensor, mi vestuario improvisado. Me fui vistiendo mientras bajaba el ascensor, y note la anilla plateada de las bolas chinas. Al bajar el ascensor note como las bolas se movían dentro de mi, y recordé su vos su sexo y su olor. Me relamí… y pensé en la espera que me esperaba… en la paciencia del sumiso.