Pablo, Lucía y Jamal.Capítulo 4: El viaje de Jamal

Borra tus prejuicios sobre el sexo y vive en primera persona esta historia de amistad y sexo compartido que abrirá tú mente para siempre

EL VIAJE DE JAMAL

Era domingo por la tarde y Lucía estaba preparada para una sesión de peli, manta y sofá. Estaba tumbada, con una camiseta de tirantes ancha, sin sujetador, y con unas braguitas muy cómodas. Aunque la película le estaba gustando, no podía concentrarse mucho en verla. Su cabeza, no paraba de recrear una y otra vez, las escenas que protagonizó junto a Pablo y Jamal. Las imágenes volaban sobre su mente a la vez que su cuerpo se encendía. Las manos de esos dos chicos tan atractivos recorrían su cuerpo. A veces de una forma sutil, suave, como si su cuerpo fuera una tela de seda a la que acaricias con mucho cuidado, casi rozándolo con la yema de los dedos y erizando su piel. Pero de repente, notaba la fuerza y la pasión. Entonces, su cuerpo entero se tensaba, las manos de Pablo y Jamal empezaban a ejercer presión sobre sus caderas, sus muslos, sus pechos, notando una enorme contracción provocada por el placer. Aún podía sentir la humedad de sus lenguas empapando su piel. Sus labios trazaban líneas rectas qué iban desde su cuello hasta sus pezones, desde su nuca hasta sus glúteos. No dejaron un centímetro de su espalda sin recorrer. Sus bocas estaban inundadas de flujo. Un rio que iba recorriendo su interior hasta llegar a esas bocas sedientas de placer. Todavía podía sentir sus caras, ejerciendo presión sobre su sexo y su clítoris. Era un baile de sensaciones que invadían su cuerpo por completo. Cuando Lucía quiso darse cuenta, estaba inmersa en un orgasmo muy intenso. Su mano derecha estaba empapada y frotaba con fuerza sus labios, mientras que la izquierda agarraba con fuerza sus pechos. Al terminar, se relajó, y no pudo evitar quedarse dormida.

Esa misma tarde, Jamal, estaba preparando la maleta para salir de viaje. Le habían dado una semana de vacaciones en el trabajo y quiso aprovecharla para ir a Marruecos a visitar a su familia. Aunque sus padres también vivían en Barcelona, la mayor parte de su familia estaba allí. Así que de vez en cuando, hacía un viaje para ir a visitarlos. Pero hacía dos años que no iba y tenía muchas ganas. A Pablo le hubiera gustado acompañar a Jamal, pero no le dieron días libres, así que esta vez iría sólo. El vuelo salía a las ocho de la mañana. Pablo se ofreció para llevar a Jamal al aeropuerto, así que se levantaron muy temprano para llegar con tiempo. A Jamal siempre le gusta ser muy puntual y más aún, con lo nervioso que se pone al tener que coger un avión.

  • ¿Qué tal hermano, estás nervioso por el viaje? Hace dos años que no vas y sé que tienes muchas ganas. Me jode mucho no poder ir contigo, sabes que siempre que puedo, me encanta ir. Pero por más que lo he intentado en el curro, no me han dejado.

  • Pues sí tío, estoy un poco nervioso. Tengo muchas ganas de ver a la familia y pasar unos días con ellos. Ya, a mí también me encantaría que te vinieras. Para ellos eres uno más, te tienen mucho cariño. Pero bueno, para la próxima lo organizamos juntos y así puedes venir.

  • Bueno tío, disfruta mucho del viaje. Nos vemos a la vuelta y ya me cuentas todo con detalle. Recuérdame la hora del avión de vuelta y vengo a recogerte, sabes que soy un despiste andante.

  • Lo sé de sobra hermano ¡¡Gracias, eres el mejor!! Nos vemos a la vuelta. A ver qué haces con Lucía que tienes mucho peligro eh jeje.

  • Si pasa algo, yo también te contaré los detalles a la vuelta jeje. ¡¡Pásalo bien anda!!

La verdad, es que a los dos les gustaba mucho Lucía y sabían que podrían llegar a enamorarse de  ella. Si surgía de manera esporádica, no tenían inconveniente en que hubiera sexo individual con ella. Pero querían intentar que esa situación no se diera de manera habitual, porque había más posibilidad de intimar y eso era igual a peligro. Tanto Pablo como Jamal, tenían claro que lo único que no querían poner en juego era su amistad.

Al llevar dos años sin poder ir a su tierra, la fiesta de bienvenida fue a lo grande. Pero además de encontrar a todos sus familiares, Jamal se iba a llevar una gran sorpresa que no esperaba. Estaba allí Amira, su gran amor hasta ahora. Los padres de Amira estuvieron viviendo en Barcelona varios años, pero no consiguieron adaptarse del todo a la ciudad ni al estilo de vida, así que decidieron volver a Marrakech. Amira estaba en la fiesta de bienvenida de Jamal porque se había hecho amiga de uno de sus primos, sin duda, sería un viaje cargado de emociones.

Mientras, en Barcelona, la semana transcurría con normalidad. Pablo, pasó la semana trabajando, haciendo deporte y también aprovechó para quedar con algún amigo que llevaba tiempo sin ver. No coincidió con Lucía en ningún momento y tampoco quiso forzarlo. Era sábado por la tarde, y Jamal, aún no había escrito para decir a qué hora llegaba el domingo. A eso de las ocho, Pablo salió a correr un rato por la ciudad. Al volver a casa, justo cuando iba a entrar en el portal, coincidió con Lucía. Ella también venía de hacer algo de ejercicio - ¡¡Hombre Pablo!! Parece que venimos los dos un poco sudados eh jeje. ¿Y Jamal, no se ha animado a salir contigo?

  • Sí, eso parece jeje. Que va, está en Marruecos visitando a la familia, creo que llega mañana. Bueno, mejor subimos que nos vamos a enfriar y eso nunca es bueno jeje.

Lucía pasó primero. El ascensor estaba ocupado, así que decidieron subir por las escaleras. Mientras subía cada peldaño, Pablo, no podía dejar de mirar ese culo redondo y prieto, tan característico de Lucía. Empezó a imaginar sus manos agarrándolo con fuerza y no pudo evitar empalmarse. – Espero que no me estés mirando el culo eh Pablo,       – dijo Lucía con una sonrisa.

  • Para nada Lucía, sabes de sobra que soy un caballero, nunca haría algo tan grosero.

Cuando llegaron a la puerta de Lucía, ella se giró hacia Pablo y de repente, agarró su polla con fuerza.                       – Mmm…pues yo creo que sí me lo estabas mirando y que te ha gustado mucho. También creo que ahora mismo, nos hace falta una ducha juntos para quitarnos este calor, ¿no crees? Aunque yo ya estoy mojada por dentro, ¿quieres comprobarlo?

  • ¡¡Joder Lucía, como me pones!! Por supuesto que quiero comprobarlo.

Lucía, cogió la mano de Pablo y la metió por debajo de su pantalón y sus bragas. La deslizó por su pubis hasta llegar a sus labios. La mano de Pablo se mojó al instante. - ¿Has visto como no te mentía? Si pasas a ducharte, podrás mojar tu polla dentro de mí, estoy deseando.

Cruzaron la puerta de Lucía muy excitados. Ella cogió la mano de Pablo y lo llevó hasta el baño. Una vez allí, los dos empezaron a desnudarse como auténticos salvajes. Sus cuerpos estaban muy pegados, rozándose con fuerza bajo el agua.

Pablo cogió del culo de Lucía y la acercó a él, para frotar su polla contra ella. Sus bocas se mordían con fuerza y sus lenguas se buscaban con deseo. Lucía agarró la cabeza de Pablo y la hundió entre sus tetas. A lo que él respondió chupándolas y mordiendo sus pezones con los dientes. – ¡¡Quiero comerte la polla!! Acto seguido, Lucía se puso de rodillas en la bañera y se la metió con fuerza hasta la garganta. ¡¡Fóllame la boca Pablo!! Agarró su cabeza y empezó a empujarla con mucha fuerza. Lucía cada vez pedía más intensidad y sus arcadas no tardaron en llegar. - ¡¡Ufff!! Quiero notar lo mojada que estás con mi boca. Estoy deseando. Así que Pablo, levantó a Lucía y se puso él de rodillas. Hundió la boca en su sexo, al momento pudo notar cómo estaba Lucía de empapada. Empezó a meter su lengua con fuerza mientras tocaba su clítoris con los dedos. Lucía no pudo evitar correrse por primera vez. Su corrida, inundó la boca y los labios de Pablo, y eso le puso aún más cachondo. - ¡¡Joder Pablo!! ¡¡Quiero sentir tú polla dentro, quiero que me folles!! Pablo se puso de pie, levantó a Lucía con sus brazos y la apoyó en sus caderas. Metió su polla con fuerza. Las piernas de Lucía se entrelazaban con el cuerpo de Pablo mientras su cuerpo golpeaba con fuerza la pared de la ducha. La intensidad iba subiendo y el segundo orgasmo de Lucía no tardaría en llegar. - ¡¡Joder Lucía me voy a correr!! Pablo sacó su polla y empezó a menearla con fuerza para llegar al orgasmo. Lucía se puso de rodillas a esperar su explosión, para sentir el estallido en su cuerpo. - ¡¡Ohh me corro!! Su leche impactó con fuerza en las tetas de Lucía mientras ella seguía tocándose, muy excitada. Los dos terminaron exhaustos. Llenaron la bañera, y se quedaron un buen rato abrazados el uno al otro, mientras sus cuerpos se recuperaban de aquel maremágnum de placer. Al terminar y salir del baño, Lucía le propuso a Pablo que fuera a su casa a por algo de ropa y se quedara a cenar con ella. A lo que Pablo aceptó encantado. Fue a su casa, se cambió de ropa, y se volvió a casa de Lucía para ayudarla con la cena. Pero con las prisas del momento, se le olvidó el móvil en casa, y lo más importante, mirar si Jamal le había escrito para decirle la hora del vuelo. La cena transcurrió en un ambiente muy agradable y con muchas risas entre Pablo y Lucía. Después de cenar, llegaron las copas. La cosa se volvió a calentar e inevitablemente, terminaron teniendo sexo durante gran parte de la noche. Ambos estaban agotados y Pablo se quedó dormido en la cama de Lucía.

Es cierto que Jamal, había tardado mucho en escribir a Pablo para decirle la hora de su regreso. Pero siempre que viajaba a su tierra, se le removían muchas cosas y estaba más disperso. En especial esta vez, al encontrarse allí con Amira, su última relación y además su gran amor hasta ahora. Por la tarde, se acordó de que no había avisado a Pablo, pero imaginó que estaría pendiente al móvil. – Pablo, llego mañana a las ocho de la mañana. Perdona por haber tardado tanto en escribir, se me fue la olla tío. Gracias por venir a recogerme, esta vez me voy un poco tocado y  necesito verte allí cuando llegue. Mañana te veo hermano, un abrazo.

Al llegar al aeropuerto, Jamal encendió el móvil y vio que Pablo aún no había leído su mensaje. Se extrañó mucho, pero decidió esperarlo. Cuando pasó una hora, decidió coger un taxi para ir a casa. Imaginaba que habría pasado algo, pero estaba un poco decepcionado con su amigo. Cuando llegó a casa, Jamal vio el móvil de Pablo sobre la mesa del salón. Se preocupó, y a la vez se extrañó, porque su amigo nunca solía dejarse el móvil. Llamó a casa de los padres de Pablo, pero nada, tampoco estaba allí.

De repente, Pablo se despertó sobresaltado. - ¡¡Joder, Jamal!! – dijo con voz de enfado. Lucía ya se había levantado y estaba preparando el desayuno. Pablo se vistió a toda prisa, para ir a su casa a ver el móvil, esperando tener la suerte de que su amigo llegara más tarde. - ¿Dónde vas tan deprisa Pablo, no te quedas a desayunar?

  • Lo siento Lucía, me dejé el móvil en casa y no sé si habrá escrito Jamal para que vaya a recogerlo. Tengo que ir a mirarlo.

  • Vale tranquilo, no te preocupes. Ya me cuentas a ver qué tal.

Cuando entró en casa, Jamal estaba sentado en el sofá, su cara denotaba enfado y preocupación a la vez.

  • ¡¡Joder hermano, lo siento!! Me dejé el móvil y me he quedado sobao.

  • ¿Dónde coño estabas tío? Estaba preocupado, he visto tú móvil ahí y no tenía ni idea de si te había pasado algo ¿Vienes de casa de Lucía, no? Joder Pablo, sabes que siempre vengo jodido de allí. Dijimos que nuestra amistad es lo primero y me sales con esto.

  • ¡¡Joder Jamal!! Sabes de sobra que nuestra amistad es lo primero. Me encontré a Lucía por la tarde cuando veníamos de correr y surgió, sin más. No nos habíamos visto en toda la semana. Sabes que quería estar allí para recibirte.

La discusión entre ambos siguió un buen rato. Pero lo peor de todo, es que la relación de Lucía con sus vecinos, iba a traer conflictos. Una relación a tres es muy complicada. Al final se entremezclan muchas cosas. Si ya es difícil mantener el equilibrio entre dos personas, cuando entra una tercera en escena, hay que hacer malabarismos. Aunque en principio sólo era una relación sexual, nunca es sólo sexo. Somos humanos y siempre entran en juego los sentimientos. Pablo y Jamal, tendrían que gestionar muy bien aquella situación si no querían que su amistad, se terminara viendo afectada. La vida siempre nos pone a prueba por algo y ésta, era la prueba de fuego para ellos dos.