Pablo, Lucía y Jamal. Capítulo 1: El encuentro

Borra tus prejuicios sobre el sexo y vive en primera persona esta historia de amistad y sexo compartido que abrirá tú mente para siempre

PABLO, LUCIA Y JAMAL

  • ¿Hace cuánto que somos amigos Jamal? - Preguntó Pablo.

  • Pues cuando entré el insti recién llegado de Marruecos, ahora tenemos treinta así que nos conocemos hace 15 años ya, menudos abuelos eh Pablete. ¿Por qué me preguntas esto de repente? - Respondió Jamal sorprendido.

  • Pues porque llevamos una semana compartiendo piso, sin estar en casa de nuestros padres, viviendo una experiencia nueva y me ha venido a la cabeza que ya hemos vivido muchas cosas juntos, así que tío creo que esto ya es una amistad muy seria eh Jamal - Respondió Pablo con una sonrisa.

  • Por cierto hablando del piso nuevo, ¿has visto a nuestra vecina de enfrente lo buena que está? Yo creo que tendrá unos cuarenta o así pero tiene pinta de cuidarse que te cagas y no sé por qué pero me da que vive sola -. Dijo Jamal con tono de entusiasmo.

  • Pues todavía no me he cruzado con ella pero viendo tu entusiasmo estaré atento a ver si coincido con ella. Joder, pues sí que te ha cundido en una semana que ya te has puesto a investigar a la vecinita de enfrente y todo, menudo pájaro estás hecho amigo -. Dijo Pablo entre risas echando el brazo sobre los hombros de Jamal.

A la mañana siguiente subía la escalera Lucía, una mujer de cuarenta y un años, separada hace dos de su exmarido y que ahora vivía sola en aquel piso del barrio de la Barceloneta que compartió durante algunos años con él. Lucía era pelirroja y tenía el pelo rizado, sus facciones eran muy finas, sus ojos negros brillantes y sus labios carnosos, las pecas de su cara le daban un toque infantil pero muy atractivo. Salía casi a diario a correr por la playa y esa mañana no fue una excepción. Llevaba el pelo recogido, un top deportivo de color gris que marcaba sus grandes y tersos pechos, unos leggins negros muy ajustados que estilizaban aún más sus largas piernas y su culo redondo y firme, en los pies llevaba unas zapatillas de running color fucsia que llamaban mucho la atención. Lucía era una de esas mujeres que hacen que te gires para mirarla, ella lo sabía y le gustaba mucho seducir y jugar con eso. Aunque su ropa deportiva era muy ceñida llevaba un tanga de color negro que marcaba perfectamente sus cachetes, una parte de su cuerpo de la que estaba especialmente orgullosa.

Primer capítulo.-  “El encuentro”

Al terminar de correr se disponía a subir a su piso, sabía que hace una semana o así habían llegado dos chicos que serían sus nuevos vecinos, así que decidió sin más llamar a su puerta para saludarlos y presentarse como gesto de cortesía y de paso darles la bienvenida. Lucía llamó a la puerta de sus nuevos vecinos sabiendo que era probable que a esas horas de la mañana no estuvieran, pero resultó que estaban los dos en casa. Pablo y Jamal abrieron la puerta y se quedaron sin palabras, se paró el tiempo para ambos y su imaginación echó a volar. Pablo tenía delante probablemente a la mujer más atractiva que había visto nunca, el sudor de su cuerpo trazaba un línea perfecta que iba desde su elegante cuello hasta su generoso escote y no dejaba de imaginar su boca trazando ese camino una y otra vez hasta llegar a esas enormes tetas también sudadas a través del top; sus leggins dejaban intuir sutilmente su rajita, tal vez también sudada y que él imaginaba sin vello alguno recorriendo con su lengua de arriba abajo sin parar hasta sentir en su lengua la humedad de su flujo. Cuando por fin pudo salir de ese estado volvió en sí y saludó a Lucía.

Por su parte Jamal no pudo evitar irse directamente a la boca de Lucía, sintiendo como recorría con su lengua los labios jugosos y carnosos de aquella pelirroja despampanante, después su imaginación lo llevó a colocarse detrás de ella, meter los dedos en su boca de forma sensual y recorrer suavemente con su lengua toda aquella espalda sudada y llena de pecas, acto seguido bajó sus leggins con un tirón muy fuerte y siguió chupando sus cachetes y la raja de su culo. Lo curioso en el caso de Jamal es que en su escena no desaparecía en ningún momento Pablo, el cual seguía comiéndole las tetas a Lucía mientras él hacía lo propio con la espalda y el culo de su nueva vecina. El que Pablo siguiera ahí mientras él fantaseaba con Lucia era algo que sin duda excitó mucho a Jamal pero a la vez lo dejó muy preocupado respecto a sus preferencias sexuales ya que nunca había sentido algo así y menos con su mejor amigo. Intentó apartar todo eso de su cabeza en ese momento y saludó también a Lucía.