Ozvan, el fuerte

Sí, eso es, Ozvan puede resultar un sueño o una fantasía para algunos… ¡Pero una pesadilla para otros!

Nombre: Ozvan el Fuerte.

Historia

: Sí, eso es, Ozvan puede resultar un sueño o una fantasía para algunos… ¡Pero una pesadilla para otros!

Es una mujer normal, pero atractiva. Una larga cabellera le corre por la espalda. Una cara realmente bonita, unas tetas un poco pequeñas quizas, pero a cambio llenas y con grandes pezones rozados, una cintura no muy estrecha, y unos muslos algo regordetes, pero de buenas formas

Desde la escuela habíamo tenido una unica una pareja y se había casado con él con sólo 18 años. El sexo entre nosotros era bueno pero nada exepcional, pero yo siempre desee algo más salvaje, pero nunca me atrevi a pedirselo. Pero ahora ya era tarde, él después de quince años de matrimonio, me había abandonado, me había cambiado por su secretaria. Me sentía desmoralizada y vacia, pero también deseosa.

Haste ese día aún sentía en mí los efectos de una crisis de autoestima. La mirada de los hombres en la calle aumentaba en mi interior el deseo de ser poseída, allí mismo; y de todas las maneras imaginables que mi cuerpo reclamaba.

El estár arrodillada como una perra y beber en la fuente de sus sexos… Y más tarde huir como una niña avergonzada después de haber mojado sus bonitas braguitas de seda, borracha de sus propios fantasmas y sus enormes deseos.

Un amigo psiquiatra me había recomendado a uno de sus cologas, quien podría ayudarme a superar mis problemas. Un brillante terapeuta que ofrecía los más locos fantasmas.

A pesar de todos los esfuerzos inimaginables que hacía para pose satisfacer mis impulsos, siempre estaba condebada el fracaso.

A pesar de su apretada ajenda, accedio darme una cita, como un favor especial a nuestro mutuo amigo. Ese día a las 9:00 de la mañana, me hallaba yo frente al edificio donde se hallaba su consulta… Pero ese día estaba verdaderamente dispuesta a ir hasta el final… Hasta el mismo infierno.

Mientras subía las escaleras y me paraba frente a la puerta de su despacho, tuve un momento de pánico, de huir y no mirar atrás. Luego la puerta se abrió

- Usted debe ser la Señorita Nasch, Ozvan le está esperando… ¡Tiene cinco minutos para prepararse!

- Mi colega me ha hablado de su caso, no le diré lo que le espera, pero todavía esta a tiempo de desistir.

No conteste nada… Estaba como paralizada. Lo único que hice fue una señal afirmativa con la cabeza

El hombre me señalo la habitación en donde debería cambiarme. Me desnude completamente y tuve que ponerme solo unas botas de cuero y un collar.

Estaba sumida en mis propios pensamintos cuando el ruido de la puerta que se abria casi hizo que me escapara. Pero no hice nada.

Un hombre con un miembro erecto me esperaba… No tuve tiempo de comprender nada, el hombre me dirigió la cabeza hacia su gran sexo que penetro rápidamente en mi boca hasta el final… Me ahogaba… Su polla me parecía enorme, ella… exploraba toda mi intimidad bucal… Me sentí forzada, violada

Pero estaba como hipnotizada, no podía separarme de su sexo. Su miembro viril golpeaba como un martillo todo mi paladar y también mi lengua.

A pesar de lo cerca que estaba de él, no podía ver bien su rostro. Pero lo sentía, sentía su fuerza y vigor. Su esencia y su olor a cerveza y cigarrillos, me decia que el estaba junto a mí… Luego por primera vez, habló: - ¡Abre tus piernas para que pueda follarte!

- Más suavemente por favor… Así no… Me hace demasiado daño… ¡NO!

- ¡Escúchame bien, perra! ¡Te joderé tan fuertemente que nunca jamás olvidaras mi polla! - Mis quejas no sirvieron de nada. Me penetró y sentí placer a pesar de su salvajez.

- ¡Sí, más… que bueno es! … Ahora con la lengua… Despacio –No me reconocía… Todo mi cuerpo ardía de placer y de deseo… Con la punta de su lengua... El hombre tocaba mi clítoris ardiente, con una habilidad alucinante

- Pronto no sentirás más que sufrimiento, violencia y pasión. –Dijo mordiendo mis pezones.

- Serás mía para siempre. ¡Y una cerda!

- ¡Ven, cogemé más… Penétrame!

Me colocó una gran bola roja, amordazandomé. Él no quería escuchar más tonterías mías.

Sentía como su polla desgarraba mi vientre y lo exploraba muy a fondo. Me folló con fuerza y sin ninguna compasión, hasta que finalmente se corrió, inundándome. Fue genial, todavía no sé como sentí tanto placer. Ozvan desapareció de la misma manera en que había aparecido. Como un fantasma, una fantasía. Me sentía humillada pero en definitiva bien

- ¡Ozvan, vuelva! … Contésteme, se lo suplico.

- Seguramente Ozvan esta ya muy lejos… Es como un sueño o una pesadilla… Sólo queda de él una sensación

- ¡Y qué sensación! Tengo la impresión de haber, por fin, nacido mujer

FIN?

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