Otro hombre con mi esposa

Tuve la espera mas exitante de mi vida, cuando mi esposa fue a tener su primer cita con otro hombre.

Aunque este comienzo pueda parecer un lugar común, en este caso es verdad: les voy a contar una historia real. Es mi primer relato y ustedes sabrán disculpar la imperfección de mi escritura.

Cuando ocurrió esto que les narro, mi esposa y yo llevábamos unos quince años de casados.

Hacia tiempo que en nuestras noches fantaseábamos con que ella tenía relaciones con otro hombre y especialmente, que yo estaba presente mientras lo hacían.

El primer paso en esta fantasía se dio de manera incompleta pero igualmente muy satisfactoria, cuando ella se acostó con un compañero de las clases de teatro a las que asistía.

Ya varias veces habíamos hablado de esta posibilidad desde que notó este señor se interesaba en ella. Luego de varias insinuaciones y de tímidas respuestas por parte de mi esposa, un día pactaron que el siguiente miércoles, luego de la clase, irían a tomar una cerveza. Allí se planteó para nosotros una encrucijada en nuestros juegos.

De común acuerdo resolvimos que ira a esa cita dispuesta a todo y que pasara lo que pasara, nunca nos lo reprocharíamos ni habría arrepentimientos.

Esa tardecita salió particularmente arreglada para la clase, no sin antes insistirme una vez mas si estaba seguro, especialmente porque hasta ese momento, el único hombre con quien había tenido sexo era conmigo. Si seguíamos adelante, eso cambiaria para siempre y debíamos ser concientes de ello.

Luego de comer, me acosté a mirar tele y a esperar. Estaba muy nervioso y veía pasar el tiempo calculando que estaría pasando entonces.

Llegó la hora de finalización de la clase e imaginé que posiblemente ella se arrepentiría y volvería con alguna excusa. Pero pasó un rato y ella no volvió. Quería decir que al menos habrían ido al bar tal como estaba acordado.

A esa altura aun creía que la mayor posibilidad seguía siendo que volviera, quizás después de tomar un trago, pero sin que hubiera pasado mas nada. Sin embargo el tiempo seguía pasando y a medida que el reloj avanzaba comenzó a

crecer mi excitación ya que ahora las probabilidades estaban cambiando cada vez más a favor de que la cita hubiera avanzado un paso más.

Cuando ya pasaban mas de dos horas del final de la clase empezó a crecer mi convencimiento de que nuestra fantasía estaba pasando a ser realidad.

Se me mezclaban entonces los sentimientos y aunque la calentura dominaba a todos los demás, algo de miedo y mucho de celos también pasaban por mi mente.

Tanta era mi excitación que casi no lograba contener el deseo de masturbarme, aunque afortunadamente logré evitar  acabar, de manera que puede disfrutar la excitación todo el tiempo que duró la espera.

Finalmente oí un auto detenerse y luego los ruidos característicos de la llave y la puerta de la casa. Yo esperaba en mi dormitorio sin animarme a hablar, como queriendo no romper el

clima generado.

Entonces mi esposa entró en el cuarto diciéndome

  • Hola

  • Hola –contesté yo.

  • Nuestras historias ya son reales –me dijo

  • ¿Te acostaste con él?

  • Si

  • ¿Te gustó?

  • Si, ¿te molesta eso?

  • No, al contrario, me calienta más –le dije- por favor contame como fue

A continuación nos abrazamos y empezamos a besarnos y acariciarnos mientras me daba detalles.

A donde habían ido, como se desvistió y quedo desnuda con él.

La forma en que él la tocó y la manera en que ella buscó su miembro y lo sacó ya duro de sus pantalones.

Yo moría de celos oyendo como él la había lamido, imaginando los gemiditos de mi esposa al sentir la lengua de ese tipo  recorriendo sus rincones más íntimos.

A punto de explotar le pregunté si la había penetrado.

Entonces ya no puede contenerme más. Mientras ella describía sus piernas abiertas y el miembro de su amigo entrando, invadiendo su cuerpo hasta lo mas hondo, mientras me hablaba del calor que había sentido dentro de ella y me explicaba que no había podido, ni querido, evitar un grito de placer cuando llegaban juntos al orgasmo, mientras todo eso, yo tuve el final de paja mas lindo que había tenido jamás.