Otro día en su vida (5)

Ella me miraba y sus ojos estaban vacios, algo que no recordaba, sus ojos estaban vacios y no me permitían leer su corazón como antes lo hice sin siquiera saber cómo pero sabía lo que sentía.

  • Gonzalo: por fin se fue,- le escuche decir a él-.

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Subí al jeep y me fui llorando durante todo el camino, llegue a casa y mi corazón y la razón comenzaron una discusión.

Corazón decía, la enamoraste una vez, ¿Por qué no hacerlo de nuevo esta vez? y la razón contestaba fríamente…Ella no es la misma que conociste ese día, es diferente y ya no busca lo que tú siempre le entregaste, acaso no te dejo claro con esa mirada, que eres exactamente lo que ella no quiere.

Cuando estaba lista para olvidarla, cuando pensaba seguir adelante y continuar comenzando una nueva vida, pensaba en ella y algo dentro de mí volvía a perder. Siempre había dejado la razón, mi ego y mi orgullo de lado, pero ahora parecía que solo apoyándome de ellos saldría adelante. Jamás supe lo que era ser fuerte, hasta ese día donde ser fuerte era mi única opción. Me trague mis lágrimas y las guarde dentro de mí al lado de un juramento que me hice a mí misma, un juramento de tres palabras

"Comenzar de nuevo"

Andrea:

La tarde en que me fui, estaba tan decidida a dejar esa vida, juntas ya no podríamos ser felices, porque no la amaba, no lo sentía y ella era una mujer y yo también, no entiendo como pude convertirme en alguien así, pero esa noche se me hizo tan difícil dormir, había un vacio dentro de mí, y no sabía que era, necesitaba algo y no sabía que, cerré mis ojos y en mi mente volví a la clínica, a ese momento cuando ella rozaba mis mejillas con sus manos, como me puedo sentir así, pareciera que ella sabia calmarme.

Comencé a ir al gimnasio quería recuperar mi figura y conocí a Gonzalo, entrenábamos juntos, el me invitaba a salir y siempre que podía miraba mi trasero. Lo lleve a mi casa y para mi sorpresa se encontraba Catalina. Su cara cambio totalmente cuando me vio entrar de la mano con él, su mirada me congelaba por eso la esquivaba, salude tratando de romper el silencio, y ella se marcho, por alguna razón algo dentro de mi quería ir tras ella cuando salió por esa  puerta, pero ya no podía, había tomado la decisión de llevar una vida distinta… ¿por qué me hace dudar tanto? Tiene un poder que ella misma desconoce pero que en mi causa estragos. Su mirada, su presencia me hacen querer abrazarla, pero no puedo, deja de ser tan tonta Andrea por favor,  tienes que ser fuerte.

Dos semanas después comencé una relación con Gonzalo, el varias veces se me había insinuado, pero a mí me parecía muy pronto, además que más que un hombre buscaba un padre para mi hija, Sofía por las tardes se volvía insoportable, lloraba sin aparente razón, hasta que Catalina vino una tarde y yo la observe mientras estaba con la bebe, la acurruco en su pecho y esas tardes de llantos incontrolables fueron reemplazadas por una imagen de ternura que en mil años olvidaría, Sofía dormía placenteramente entre sus brazos y ella le hablaba, le contaba una historia, de dos mujeres, me parecía inapropiado que le contara ese tipo de historias a nuestra hija, pero no hice nada, ya que obviamente la bebe no lo recordaría. contaba de como dos mujeres se habían enamorado con solo miradas y unos cuantos minutos en un paradero por las mañanas y de pronto a mi cabeza vinieron imágenes de ella y yo en un paradero, ella con un bolso en las manos y yo abrazando mis libros.

Seguía contando la historia, donde estas dos niñas a prontas de convertirse en mujeres compartían por primera vez una cama, calló por un tiempo, suspirando, caían lagrimas por sus mejillas. Vino a mí esa imagen, donde ella estaba arriba mío y esa sensación de placer que hizo humedecer en un segundo mis partes intimas. Me hice volver en un segundo a la realidad, me fui a dar una ducha fría para calmar esos instintos deseosos de que me posea como tal vez mil veces lo hizo antes.

Iba saliendo de la ducha solo en toalla ya que fue algo tan repentino que no pensé en llevar ropa, salía del baño cuando frente a mi aparece Catalina, me impresiono verla y los nervios me hicieron taparme con los brazos, abrazando la toalla a mi cuerpo, pero a ella no le impresionaba verme así, supongo que estaba acostumbrada y se coloco a reír.

  • Catalina: Tranquila, vine porque ya me voy y deje a la bebe en su cuna.

  • Andrea: bueno, ¿Está dormida?

  • Catalina: Si, duerme profundamente.

  • Andrea: Quiero hablar contigo de algo, espérame abajo, me cambio y hablamos.

  • Catalina: ¿Tiene que ser ahora?

  • Andrea: Si, tiene que ser ahora, espérame por favor.

Tengo que confesar que no tenía nada serio y de suma importancia como para que se quedara, era solo que quería verla y tenerla un rato más ahí, ¿qué me está pasando?, dios hazme fuerte. Me vestí y baje, ella estaba sentada en el sillón esperándome, me pare en la puerta y me quede mirándola, ella me miraba y sus ojos estaban vacios, algo que no recordaba, sus ojos estaban vacios y no me permitían leer su corazón como antes lo hice sin siquiera saber cómo pero sabía lo que sentía, rompió el silencio.

  • Catalina: ¿Qué es eso tan grave que tenemos que hablar?

  • Andrea: eeh… Es que por las tardes Sofía llora y no sé porque, pero hoy fue diferente no lloro estando contigo.

  • Catalina: jajá, es que ella está acostumbrada a que por las tardes yo la acurruque en mi pecho.

  • Andrea: aaah…

  • Catalina: ¿Eso era lo importante que teníamos que hablar?- Dijo acercándose a mí que me había puesto de pie -.

  • Andrea: sii… -dije casi tartamudeando -.

  • Catalina: Tienes que estar tranquila, de a poco se acostumbrara.-dijo-.

Tomándome por la cintura para despedirse, pero en realidad seria yo quien jamás me acostumbraría a no verla, a no escucharla, a no sentirla, corazón deja de hablar, cállate no hables cuando esta tan cerca, que te puede oír y me dejaras al descubierto. Acerco sus labios a mí para despedirse y beso suave y tiernamente la comisura de mis labios, me derretí en ese instante y al volver a la realidad ella estaba caminando a la puerta, no pude detenerme, esta vez la pasión me gano, la tome del brazo dándola vuelta y pegándola a mí, nos besamos intensamente, volvíamos a ser cómplices pero ella era la ladrona, la más hermosa ladrona que mi corazón pudo conocer, comía mi boca y me encantaba como lo hacía, sentía como esa electricidad recorría mi cuerpo y cuando me di cuenta ya estábamos en el sillón ella tocándome y yo dejándome recorrer por esas pequeñas manos que sabían muy bien como y donde tocar, lamia mi cuello y no había ningún sonido más para mí que su respiración. ¿Qué mierda estás haciendo Andrea?, esto es lo que tú no quieres por favor reacciona, decía algo dentro mío y volví a escuchar a la razón.

  • Andrea: PARAA!!!

  • Catalina: ¿Que pasa mi amor?

  • Andrea: Ándate, no quiero verte, ándate por favor-le dije-.

Ella se paro y se fue, no sin antes regalarme una mirada y una sonrisa de satisfacción, las dos sabíamos quien había ganado.

Esa noche Gonzalo me llamo para salir, yo acepte, mi madre se haría cargo de Sofía mientras yo trataba de olvidar lo que en la tarde había sucedido.

  • Gonzalo: te ves demasiada guapa.

  • Andrea: Gracias- tomo mi mano me llevo al auto-.

  • Gonzalo: ¿Donde quieres ir?

  • Andrea: me da igual, te dejo elegir a ti, sorpréndeme.

  • Gonzalo: jajá, bueno, ¿Te parece ir a un bar?

  • Andrea: si, está bien para mí.

En todo el camino pensaba en ella, en sus besos, en la forma en que me tocaba.

  • Gonzalo: ¿Porque estas tan callada?

  • Andrea: por nada.

  • Gonzalo: ¿Segura?

  • Andrea: si.

Llegamos al bar nos sentamos en una mesa, el pidió una cerveza y yo una bebida. El miraba el trasero de toda mujer que pasaba por su lado, sinceramente me daba igual.

De pronto la veo, Catalina también está ahí, se veía tan hermosa con ese vestido que dejaba al descubierto sus hombros que hace pocas horas atrás había besado a gusto. Ella no me había visto, comenzó a bailar y en poco segundos una mujer la agarro de la cintura por la espalda. ¿Cómo mierda se deja?, hace un rato atrás me quería hacer suya y ahora se deja tocar por cualquiera, escúchate Andrea, los celos te comen al ver que otra la toca, contrólate.

Ella se dio media vuelta quedando frente a frente, abrazo su cuello y movía sus caderas tan sensualmente que al solo mirarla hacerlo me hacían desearla, la otra tomaba sus caderas y las bajaba queriéndose adueñar de su trasero. No aguante mas y tome a Gonzalo rápidamente llevándolo a la multitud, puse sus manos muy cerca de mi trasero, el se sorprendió ya que yo nunca deje que el me tocara. Catalina se percato de mi presencia ya que yo no dejaba de mirarla y ella tuvo que sentir eso. Me miro y de golpe se alejo de la mujer,  más le vale, estaba que golpeaba a esa, de pronto siento como Gonzalo coloca su mano sobre mi trasero y Catalina me miraba y movía su cabeza en signo de negación, como si estuviera desilusionada de mi, le di un empujón alejándolo bruscamente, le pedí disculpas y me dirigí al baño, no había nadie más en él y de pronto siento su presencia y la veo por el espejo.

  • Catalina: ¿Qué pasa, te sientes bien?

  • Andrea: Si, solo que tengo mucho calor.

  • Catalina: ¿Te traigo una bebida?

  • Andrea: No es necesario.

  • Catalina: Bueno entonces te dejo.

  • Andrea: No, no te vayas.- ¿QUEEE?!!, acaso lo dije en voz alta?, por su cara supuse que si –.

  • Catalina: Bueno mi amor, no me iré si no quieres.

  • Andrea: perdón, si quieres anda, no tengo por qué retenerte aquí.

  • Catalina: tal vez quiera quedarme contigo, ¿No te parece?

Siempre lograba robarme una sonrisa, le puso seguro a la puerta haciéndome su prisionera, se acerco a mí.

  • Catalina: ¿Esta vez no me dirás que no verdad?

Continuara...