Otro día de campo
Un día de campo con mi familia fue muy bueno porque conseguí un nuevo amante
Hace algunos fines de semana hubo un día de campo con mi familia, íbamos muchas personas como unas 25, cada familia llevaba algo para el día de campo, nosotros aparte de llevar postres y bebidas, mi esposo me llevo a mí para diversión de uno o varios familiares, claro está sin que él lo supiera, yo muevo de más las nalgas cuando camino frente a algunos familiares, me gusta que ellos me deseen y se me acerquen con cualquier pretexto para tocarme un poco o de decirme abiertamente que cuando cogemos, eso es algo que me gusta.
Ese día iba vestida con unas bragas negras, un pantalón de mezclilla que se me pega exageradamente, por lo cual se me ve mucho el culo, y por momentos se me puede adivinar la vagina, un brassier blanco, una blusa blanca de botones, llevaba unos tenis de los que tienen el tacón integrado, eran blancos, realmente me veía muy bien.
Mientras acomodábamos todo en unas mesas que pusimos, mi tío Armando se acercó a mí y me dijo.
A -¿A quién le toca hoy disfrutar de tu hermoso cuerpo?
P –No lo sé, lo estoy pensando.
Hicimos diferentes juegos, mis tíos, primos y sobrinos no dejaban de verme las nalgas, me estaban poniendo muy caliente. Quien me veía con más deseo era mi sobrino Ricardo, con él jamás había tenido sexo, así que pensé que era una gran idea cogérmelo ese día.
Él día de campo siguió, nos sentamos a comer, una tía se sentó a mi lado, al otro lado se sentó mi tío Armando, él discretamente me acariciaba las piernas, yo le empecé a agarrar la verga por encima del pantalón, me estaba calentando mucho, pero sabía que ese día mis nalgas serían de mi sobrino Ricardo.
Le dije a mi tío al oído.
P –Quiero cogerme a Ricardo.
Él me sonrió.
P –Necesito que distraigas a Arturo, primero voy a platicar un rato con alguna persona, después con Ricardo, después me lo llevaré hacía los árboles, así que entretén a Arturo una hora y media o un poco más.
Nos pusimos a platicar en grupos, algunos platicaban parados otros seguían en la mesa, yo platicaba con un tía, mi tía me estaba platicando de su esposo que había estado muy raro, ella pensaba que tal vez le era infiel, yo le decía que su esposo era incapaz de engañarla, que a mí me constaba lo muchísimo que la quería, que siempre hablaba de la gran esposa que era. Mientras le decía esto recordaba las veces que su esposo me cogía en el motel Monarca, como me decía que nadie cogía como yo, no le podía decir eso a mi tía, así que al ver que ella se notaba un poco confiada de la fidelidad de su esposo, cambie el tema.
Mientras platicábamos vi que Ricardo estaba solo, revisando su celular, llegó otra tía y aproveche para irme de ahí, me acerqué a Ricardo, él al verme se puso muy nervioso, eso me excitó mucho, sabía que era porque me deseaba.
P -¿Qué pasa mi amor? ¿por qué estás aquí solo?
R –Es que ya me aburrí.
P –Ven vamos a caminar para que te distraigas.
Caminamos hacia donde había más árboles, yo iba muy caliente, el seguía muy nervioso, fuimos subiendo por una montaña, caminamos como unos 15 minutos, me paré, me puse enfrente de él.
P -¿Por qué estás tan nervioso?
R –Yo, este yo, no yo, yo no estoy nervioso.
P –Te pone nervioso hablar conmigo.
R –Lo que pasa tía, es que.
P –Es que te gusto.
Lo besé en la boca, el me respondió el beso, fue un beso largo, nuestras lenguas jugaron. Cuando nos separamos, me dijo.
R –Tía siempre me has gustado.
P –Tú también me gustas a mí.
Nos volvimos a besar, esta vez el beso fue más corto. Cuando nos dejamos de besar, tomé sus manos y las puse sobre mis nalgas. Él me acarició cada parte del culo, primero lo hizo lento, después rápido, yo gemí un poco pues me estaba gustando como me agarraba las nalgas, él me decía lo mucho que le gustaba y lo rico que tenía el culo, yo seguía gimiendo, deseando ya conocer su verga y coger con él.
P –Te quiero ver la verga, te la quiero mamar.
Él rápidamente se sacó el pito, era largo pero delgado, le faltaba más grosor, pero bueno quien era yo para no probar aquella verga. Me agaché enfrente de él, tomé su verga y me lo metí en la boca, le pasaba la lengua por todos lados, después le chupaba la cabeza, el ya gemía, me la saqué.
P –Me gustaría que nos desnudáramos.
Él lo hizo muy rápido, yo me tarde más tiempo en quitarme la ropa. Se la volví a mamar, el gemía y me decía.
R –Sí tía así que rico.
Yo me la metía y sacaba de la boca, me gustaba ver la cara de placer que ponía mi sobrino. Después de mamársela acomode nuestra ropa para ponernos sobre ella mientras cogíamos. Me acosté sobre la ropa, abrí mis piernas y le dije.
P –Ahora sí papi, dame una rica cogida.
Él se puso encima de mí y me la metió toda.
P –Sí métemela toda, que rico, así.
Él entraba y salía de mí, se movía bien y me daba mucho placer, además de saber a mi familia tan cerca, mi esposo siendo distraído por un tío que me cogía para que un sobrino me estuviera cogiendo. Los dos gemíamos, él comenzó a chuparme los senos, lo hacía muy rico.
P –Sí chúpame las tetas.
Sentía como por lo largo entraba muy adentro en mí, yo le pedía que lo hiciera más rápido. Nuestros gemidos cada vez eran más fuertes. Así estuvimos hasta que le pedí que cambiáramos de posición.
Hice que se acostará y yo me senté de frente a él metiéndome su verga en la concha.
P –Síííííííííííííííííííííí que rico, me llega muy adentro.
Él cerraba los ojos mientras yo me daba placer con su verga.
P –Háblame.
R -¿Qué te digo?
P –Cosas calientes, como que soy tu puta.
R –Eres mi puta, coges muy rico.
P –Sí, tu puta, quiero que hagas cornudo a mi marido, tu verga sabe darme placer.
R –Sí ese cornudo no sabe la clase de puta que tiene.
P –Sí es que me encanta la verga y quien mejor que mi querido sobrino para dármela.
R –Claro puta, mi verga es para ti, siempre que necesite de un hombre llámame.
P –Gracias papi, que bueno es saber que en la familia hay un macho de verdad, que está dispuesto a satisfacer mis necesidades de puta.
Así estuvimos por un rato, él tenía buen aguante. Como me estaba gustando como me cogía decidí darle el culo.
P –Quiero que me lo hagas por el culo.
Me quite de arriba de él y me puse en cuatro, él se puso atrás de mí, se chupó un dedo y me lo metió en el ano.
P –Sí que rico.
Después me metió dos, cuando me metió el tercero, me di cuenta que alguien nos veía, solo esperaba que no fuera mi esposo, alcancé a ver a esa persona era un señor muy bajito, como de 1.50 de rasgos indígenas, llevaba unas cubetas como con comida, me imagino que era de las personas que vendían comida para las personas que pasaban el día ahí.
Sentí como la verga de mi sobrino empujaba en mi ano para entrar, con mucho esfuerzo logro meter la cabeza.
P –Sí así sigue.
Me metió la mitad de su verga, el gemía no sé si de placer o por el esfuerzo.
P –Ya métemela toda papi, rompé el culo de tu puta.
Él la metió toda, dio un grito que a mí me excito el señor no nos dejaba de ver, yo le grité.
P –Señor venga.
Mi sobrino dejó de cogerme, se puso muy nervioso al ver que alguien se acercaba.
P –Que le gusta ver como cogen los otros.
S –Es que señorita es usted tan guapa que me dieron muchas ganas de ver como cogían.
Al ver que este hombre también quería conmigo le dije.
P –Porque no te sacas la verga y te la mamó.
S –Sí puta.
Se la sacó era normal, me la metió a la boca, no estaba muy limpia pero me excitaba estar mamando esa verga mientras mi sobrino me cogía por el culo, yo le chupé primero toda la verga después me dedique a chuparle la cabeza, sé que eso les encanta a mis machos. Él comenzó a gemir fuerte y decir.
S –Que rico me la chupas puta sigue así.
Yo seguí con mi lengua sobre su cabeza y apretándolo con los labios, el no aguantó más y se vino en mi boca, traté de tragarme la mayoría de su semen, cuando dejó de salirle, le chupé otra vez toda la verga para limpiársela.
Él se la guardó, me dio las gracias y se fue.
P –Ya viste papi, como soy de puta, pero ni modo me encanta la verga y no lo puedo evitar.
R –Sí eres una puta.
Me comenzó a coger más rápido hasta que se vino en mi ano.
P –Así lléname el culo de tu leche de macho, que rico me estas llenando.
Cuando acabo de venirse me la sacó, yo me di la vuelta y se la limpié con la boca. Nos vestimos, él me dio una muy fuerte nalgada.
R –Eres una buena puta.
P –Sí papi, soy una buena puta.
Regresamos con los demás, había pasado poco menos de una hora, pero por lo visto nadie se había dado cuenta. Yo me acerque a tomar una cerveza, mi tío Armando me vio y me sonrió, yo también le sonreí, él siguió platicando con Arturo, yo me senté sola, estaba feliz pues tenía un nuevo nombre en mi lista de machos, cada que estaba en algún lugar era difícil encontrar un hombre que no me hubiera cogido.
Él día de campo terminó, cuando regresábamos a mi casa mi esposo me decía que me amaba y que quería mucho a mi familia, yo le dije que él era el hombre de mi vida y que mi familia era muy importante para mí y que haría cualquier cosa por ellos. En mi mente dije como darle las nalgas a casi todos.