Otro coño húmedo en el baño turco del spa

En una sesión de spa con mi novia, aparece otra pareja y la situación se calienta.

El sábado quedé con María para ir a un spa que le gusta mucho. Me ha dicho varias veces que le encantan estos sitios y siempre que va, imagina dónde y cómo le gustaría practicar sexo. Pasé a recogerla por su casa, cuando llegué ya me estaba esperando en la puerta del portal con su radiante sonrisa. Dejó la bolsa en el maletero y subió al coche.

El spa estaba en las afueras así que durante el camino me fue contando cómo eran otros spas a los que había ido en otras ocasiones. Cuando llegamos, aparcamos el coche y entramos. El local era muy bonito y la chica de la recepción muy simpática. Nos estuvo explicando las normas y cómo eran las instalaciones y después, entramos a los vestuarios. Lo cierto es que había poca gente, así que rápidamente me puse el bañador, el gorro, cogí la toalla y fui a la zona de agua. Un par de minutos después llegó María.

María es una mujer de 39 años, es alta, mide 1,80, tiene las tetas grandes y unas buenas piernas y culo, tiene el pelo largo y oscuro, y es muy guapa. Lo mejor de ella es su simpatía y su fascinación por el sexo, es una bomba que siempre está imaginando cosas y nunca dice que no a nada.

Cuando la vi con el bañador negro de una pieza marcando tetazas y coño, supe que no me iría de allí sin habérmela follado. Se me empalmó la polla un poco así que me la coloqué disimuladamente. María se dio cuenta y se echó a reír. El spa era grande, y únicamente habría unas ocho personas: una pareja joven, otra pareja más mayor, un grupo de tres mujeres y un hombre solo.

María se acercó a mí y le di un beso en los labios, le cogí de la mano y entramos a la piscina de chorros. Nos sentamos juntos y lo primero que hizo fue tocar mi paquete.

M: ¿Y este bulto?

Yo: Es que te he visto marcando todo y me han entrado ganas de follarte aquí delante de todos.

M: Que guarro eres

Yo: Tenía que haberte follado antes de entrar, para ir más relajado

M: Nooo, me gusta que estés así de caliente por mí…

Estuvimos charlando un rato dentro del agua y María me dijo si nos íbamos al jacuzzi. Yo estaba muy empalmado y le dije que así no podía salir, que esperase un poco. Ella insistió en que no pasaba nada, que me tapase un poco con la mano para disimular porque el jacuzzi estaba justo al lado, así que me levanté y fui con ella.

Ya en el jacuzzi seguimos con la charla. Empecé a acariciarle los muslos por la parte interior y a darle pequeños besos en los labios. Poco a poco, fui subiendo mi mano y empecé a pasar mi dedo corazón a lo largo de su raja por encima del bañador. A María se le escapaban gemidos, así que miré alrededor para ver dónde estaba el resto de la gente. Vi que el hombre se duchaba a lo lejos, que las tres amigas estaban en otro jacuzzi más apartado, y a las dos parejas no se les veía, supongo que estarían en algún otro lugar.

Empecé a pasar mi dedo índice a lo largo de la ingle de María, haciendo presión bajo la goma del bañador para levantarlo un poco. En unos segundos ya tenía un dedo dentro de su coñito. Lo movía haciendo círculos primero y después movimientos de arriba hacia abajo. Ella seguía con los ojos cerrados, su cabeza apoyada en el bordillo y su mano encima de mi paquete. De repente, apareció por detrás la pareja de jóvenes. Yo di un pequeño brinco sacando la mano del coño de María, y ella abrió los ojos. Nos saludaron mientras entraban en el agua y se sentaban justo enfrente de nosotros. Creo que no vieron nada porque había mucho burbujeo, pero seguro que se imaginaban lo que estábamos haciendo.

Ellos tendrían unos 30 años y estaban de buen ver. Él era alto y se le notaba que iba al gimnasio, ella, era una morena alta, con un buen par de tetas y un culazo tremendo. Sin darme cuenta me quedé embobado mirándole el culo hasta que se sumergió bajo el agua. Nos contaron que, al igual que nosotros, era la primera vez que visitaban el spa, así que cruzamos algunas palabras hasta que le dije a María si íbamos al baño turco. Nos despedimos educadamente y salimos del agua. Yo intentaba disimular mi erección, pero creo que no lo conseguí, ya que la pareja no dejaba de mirarnos mientras sonreían.

Entramos al baño turno, que es una sala en la que hay tanto vapor de agua que es difícil ver a más de 2 metros. Estaba vacío, así que fuimos al fondo. María se sentó, y yo iba tan cachondo que me puse delante de ella, me bajé el bañador, cogía su cabeza y la acerqué a mi polla para que me la chupara. Ella no dudo un momento, y de primeras se la metió entera. Estaba tan excitada como yo. Bajé los tirantes de su bañador dejando sus tetazas al aire. Mientras amasaba sus pechos, ella seguía chupando mi polla. Pasaba su lengua desde mis huevos hasta el glande, se lo metía en la boca, jugaba un poco con la lengua para después tragarse mi polla entera hasta que su nariz chocaba en mi pubis. Cada vez que notaba mi capullo rozar en su garganta, pensaba que iba a correrme en ese mismo momento. Saqué mi polla de su boca, me incliné y la besé mientras sujetaba su cabeza con mis manos. Nuestras lenguas se entrecruzaban desesperadamente, me decía que estaba muy caliente. Me incorporé y cogiendo su cabeza se la volví a meter en la boca. Esta vez no había juegos con la lengua. Empecé a meter y sacar mi polla de su boca con vehemencia. Le estaba follando la boca en toda regla mientras ella ya había apartado un poco su bañador para poder tocarse el coño. Me estaba poniendo a mil escuchando los ruidos guturales que hacía cuando mi polla entraba hasta su garganta y sus labios chocaban con mi pubis, mientras sujetaba su cabeza con mis manos. Tuvimos que parar un par de veces para que pudiera tomar aire. Tenía los ojos llorosos y la cara y tetas babeadas, aunque estando allí dentro no se notaba mucho; a pesar de ello, me decía que estaba cachondísima. Cuando noté que iba a terminar, aceleré el ritmo, pero escuché como se abría la puerta y se oían voces. No me lo podía creer, no se podía ser más inoportuno… nos subimos rápidamente los bañadores… y apareció la parejita de antes.

Me senté junto a María mientras que la pareja se sentó en el mismo poyete que nosotros, pero en el otro lado de la pared. Nos saludamos de nuevo y las chicas empezaron a charlar. No podía creer como María podía charlar como si no hubiera estando haciendo nada hasta unos segundos antes. Ellos se llamaban Isabel y Marcos y estaban de aniversario.

Mi polla seguía dura así que empecé a tocar la ingle de María otra vez. Mientras que lo hacía, miraba a la otra pareja, pero apenas se veía la silueta, ya que estaban a unos 3 metros de distancia. Aparté un poco el bañador de María y metí dos dedos en su interior. Decir que estaba mojado es quedarse corto. Las chicas al principio seguían charlando como si nada, pero poco a poco, el ritmo de la conversación fue disminuyendo. Yo tenía una mano por encima de los hombros de María dentro del bañador acariciándole una teta… con la otra mano… iba alternando las caricias a su clítoris con meter los dedos hasta lo más profundo que podía, removiéndolos en su interior, que es algo que le vuelve loca.

En un momento dado, escuché un gemido que no era de María, era más masculino. Me fijé en la pareja y vi como Marcos estaba sentado con la espalda apoyada en la pared, mientras que Isabel estaba inclinada sobre su regazo, haciendo un movimiento que, aunque apenas se veía, parecía ser una mamada. Apreté un par de veces la teta de María para que me mirase y le señalé la pareja, ella me miró y sonrió. Yo tenía tantas ganas de follar, que con gestos le dije a María que se sentase encima de mí; quería follármela allí mismo, delante de nuestros compañeros. Ella se levantó despacio mientras que yo me bajaba el bañador. Se puso delante de mí y mientras con una mano se apartaba el bañador con la otra sujetaba mi polla durísima. Comenzó el movimiento para sentarse encima de mí, pero la detuve. Ella giró su cabeza hacia mí, y comencé a quitarle su bañador, sacando los tirantes de sus brazos y bajando el bañador hasta que lo tuvo por las rodillas. Estaba excitado como nunca lo había estado, y María también. Miré hacia la pareja y vi que seguían en la misma posición, aunque Marcos estaba un inclinado hacia el cuerpo de Isabel con un brazo extendido, por lo que intuí que le estaba metiendo los dedos en el coño mientras ella se la chupaba.

Tomé de las caderas a María e hice que se sentara encima de mí, metiéndose mi polla entera en su coño de un golpe. Dio un suspiro que nuestros compañeros tuvieron que escuchar sin duda. Empezó a moverse adelante y atrás; al principio lentamente, y poco a poco más rápido. Yo sujetaba sus tetazas mientras se bamboleaban arriba y abajo. Miré a la otra pareja y vi que se estaban moviendo, ella se puso a cuatro patas sobre el poyete, mientras que él se puso detrás y empezó a bombear. Con el movimiento, se habían acercado como un metro y ya los veíamos con más nitidez. Cogí la cabeza de María e hice que mirase a nuestros compañeros de faena. Esa visión la excitó porque apretó mi polla con su coño y girando su cabeza metió su lengua en mi boca. Noté como tenía pequeños espasmos… se estaba corriendo como una loca… pero quería más.

Le empujé un poco del culo para que se levantara, y a continuación la empujé por la nuca para que se pusiera también a cuatro patas. La situación me excitaba mucho, así que hice que María se acercara un poco a la otra pareja. Habría un metro de distancia entre ellos y nosotros, y estábamos follando en la misma postura. No podía dejar de mirar a Isabel, estaba muy buena, sus tetas se movían de un lado a otro al igual que las de María, y ver ese culazo mientras su novio la penetraba una y otra vez me estaba nublando la mente. Se notaba que ellos estaban muy calientes también por la situación porque no paraban de mirarnos. No sé cómo pero poco a poco fuimos acercándonos cada vez más, de manera que las chicas estaban a cuatro patas, ensartadas por sus machos y a pocos centímetros de distancia. Ellas no paraban de mirarse mutuamente, mientras que nosotros mirábamos como el otro penetraba a su chica. Sé que a María siempre le ha llamado la atención el hecho de enrollarse con una mujer, y debido a ello, en un momento dado acercó su boca a la de Isabel y la besó durante un par de segundos. Quedaron mirándose de nuevo y volvieron a besarse, esta vez con lengua. Marcos y yo nos miramos con cara de incredulidad, ya que follar delante de otros era un poco fuerte, pero que nuestras chicas se enrollaran…. Bufff

Poco a poco las chicas fueron a más… además de chuparse las lenguas desesperadamente, se incorporaron sacándose nuestros miembros para sentarse y poder acariciarse los pechos mutuamente. Por turnos iban bajando de la boca a las tetas, chupándose los pezones y gimiendo. Las dos tenían buenas tetas así que lo estaban disfrutando bien. Mientras se comían las tetas, se acariciaban las piernas una a la otra, y poco a poco, empezaron a tocarse el coño mutuamente. Yo mientras, me acariciaba la polla, y vi que Marcos hacía lo mismo. En un momento que nuestras miradas se cruzaron, le hice un movimiento con la cabeza, dando a entender si quería sentarse junto a mi chica. Él asintió y pasando delante de mí, se sentó junto a María. Yo hice lo mismo y me senté junto a Isabel. En ese momento Isabel estaba inclinada chupándole un pezón a María así que, sin pensarlo un momento, me puse de lado, y empecé a rozar el coño de Isabel con mi capullo. Lo deslicé 3 o 4 veces a lo largo de su raja y a continuación se la metí. Era una desconocida y no teníamos condón… pero en ese momento me daba todo igual… sólo quería follar sin parar.

Cuando me quise dar cuenta, vi a María tumbada boca arriba sobre el poyete con las piernas abiertas, y a Marcos sobre ella bombeándola en el coño sin parar. Todos gemíamos fruto de la excitación. Yo mientras follaba con fuerza a Isabel, sujetándola por las caderas, el ruido de mis caderas chocando con su trasero inundaba la sala. Ver mi polla entrando en su coño y sobre todo ver como mis caderas chocaban con su increíble culo provocó que mi eyaculación fuera inminente, al notar que me iba a correr me levanté rápidamente, cogí a Isabel de la cabeza y se la metí hasta el fondo de la garganta. En un par de empujones ya me estaba corriendo en lo más profundo de su boca, mientras tenía los huevos pegados a su barbilla. Ella no protestó, de hecho, me masajeó los huevos mientras derramaba en su lengua las últimas gotas.

Marcos viendo la situación no pudo aguantar más, y sacó la polla del coño de mi chica poniéndose sobre tus tetas. Tras un par de movimientos con la mano, se corrió salvajemente en las tetas de María mientras ella le acariciaba los muslos y le pedía que le echara todo.

A continuación, nos levantamos todos comentando lo increíble que había sido la experiencia, y quedando en darnos los teléfonos por si había ocasión de repetir.

María y yo nos fuimos a su casa y estuvimos follando el resto del día, ya que la experiencia nos había excitado a unos límites que no conocíamos.