Otra Vida: Capítulo 6

Sentí cómo iba empujando su polla dentro de mí. El dolor que sentí era insoportable. Quería que la sacara pero no lo hizo. Puso su mano en mi espalda para que no me moviera y comenzó un ligero vaivén. Yo ya no estaba jadeando, estaba gritando de dolor.

Papá no me habló en el resto de la tarde. Sebastián tuvo que marcharse cuando tuvo la oportunidad y Jared  estuvimos en mi habitación. Ninguno de los dos decía nada. Yo intentaba decidir qué podía molestar más a mi papá, si mirar a su hijo en la sala de estar de su casa follando con dos tipos, o que follara con el muchacho con el que él follaba.

Papá no dijo nada y se marchó a su habitación. Me sentía muy culpable. No sabía qué hacer. Jared intentó tranquilizarme, pero no era así de sencillo. Sentía la necesidad de hablar con él y explicarle lo que había pasado, pero no tenía el valor.

— ¿Iremos a casa de Santiago a jugar?

—Supongo, honestamente prefiero no estar aquí en casa. No sé cómo mirar a papá a los ojos.

—Debo volver a casa. ¿Quieres cambiarte de ropa e ir a mi casa hasta que tengamos que ir a casa de Santiago o prefieres que pase más tarde por ti?

—Anda a tu casa. Debo arreglar esto de alguna manera.

—Está bien — Jared se levantó de la cama y tomó las llaves de su automóvil —. Sé que no es momento de cuestionar esto pero, ¿crees que en algún momento podremos hacerlo sólo tú y yo?

—Espero que sí — dije. Le di un beso en la mejilla y sonrió. Salió de mi habitación y yo me quedé acostado en mi cama.

Escuché abrir y cerrarse la puerta de la entrada. Supuse que Jared ya había salido de mi casa. Me metí al baño y me di una ducha. El agua helada estaba tranquilizándome. Me dolía la polla por haber estado follando tan seguido. Incluso tenía un tono rojizo. Igual lo había disfrutado mucho. No estaba muy seguro de si valía la pena haber hecho molestar a Santiago follando a su novio o a papá follando con su pasante del servicio.

Salí de la ducha, me vestí y salí de mi habitación para hablar con papá. Caminé hasta su habitación y toqué. Abrió la puerta sin mirarme y luego regresó a su escritorio. Papá tenía un pantalón térmico puesto y una playera blanca. Era la primera vez que lo veía tan vestido.

— ¿Podemos hablar? — le pregunté en tono avergonzado.

—Dime — respondió. No me veía, seguía clavando su vista en los papeles que tenía frente a él.

—No puedes portarte así conmigo — estaba a punto de llorar.

— ¿Cómo?

—Si estás molesto, puedes regañarme como un padre normal. Entiendo que lo que hice estuvo muy mal, pero no puedes dejar de hablarme y ya.

— Estoy molesto contigo y con Sebastián. Alex — me miró —, no tengo ni una pareja desde que tu madre y yo nos separamos, todo se había convertido en folladas de una sola noche con extraños que conocía en clubes. Sebastián ha sido el primer muchacho con el que he estado más de una vez. Tenemos meses haciendo esto. Pero entiendo que no te importara porque tú no lo sabías así. Luego está Sebastián, quién se la ha pasado bromeando con dejarse follar por ti, le he pedido en cada broma que se mantenga apartado de ti. Pero a él le ha importado incluso menos que a ti.

—Lo siento, papá. De verdad. No lo sabía. Pensaba que Sebastián era sólo una aventura y ya.

—Eso es, Alex, pero es la aventura de tu padre.

—En nuestra defensa, él se lanzó a nosotros. Jared y yo estábamos a punto de hacerlo cuando él entró a casa como si fuese su propia casa, nos miró desnudos sobre el sofá y se quiso unir a nosotros.

—Entiendo, hijo. Ya no volverá a casa. Le he pasado la estancia a mi compañero Robles, ahora él le firmará su servicio social. Pero de igual modo, no puedes andar follando por la casa como si no tuvieras tu habitación.

—Lo siento por eso también. No pensé en todo lo que podía ocurrir por hacerlo. Ahora me arrepiento.

—Bueno, igual no puedo jugar a la víctima. Hizo algo horrible ayer — confesó. Lo miré confundido —. Prométeme que no vas a odiarme — dijo preocupado.

—Papá, no podría odiarte. ¿Qué has hecho?

—Cuando te marchaste a la fiesta, yo me quedé tirado en el sofá mirando televisión. Estaba muy caliente, así que llamé a Sebastián, pero dijo que iba de camino a una fiesta también. Estaba a punto de masturbarme cuando alguien llamó a la puerta. Era Diego.

—Oh, mierda — me salí de la habitación y caminé hasta la mía. Escuché a papá seguirme hasta allá.

— ¡Alejandro! — gritó. Entró a mi habitación y comenzó a explicar todo tan rápido que apenas pude entender lo que decía.

— ¡¿Te follaste a mi amigo?! — le pregunté molesto. Asintió —. ¿Siquiera le preguntaste si es mayor de edad? Podría tener 17 años. ¿Qué demonios te pasa?

—En mi defensa, él se me lanzó a mí — dijo repitiendo mis palabras.

— ¡¿Y cómo no iba a hacerlo?! Siempre andas semidesnudo por todas partes provocando a todos los hombres que entran en esta casa — ahora entendía por qué Diego se había portado tan raro en la fiesta. Estaba evadiéndome. Sentía vergüenza por lo que había hecho con mi padre.

—Alejandro, lo siento. Dijiste que no podrías odiarme.

—No te odio, papá. Es sólo que… es complicado de asimilar. Ese fetiche tan raro que tienes de estar con hombres tan jóvenes. Diego tiene mi edad. Podría ser tu hijo. Podría ser yo — dije en tono frustrado.

—No creo tener tanta suerte de poder follarte — dijo intentando sonar gracioso.

—Tengo que irme — me puse mis tenis y salí de mi habitación.

— ¿No vas a darle un abrazo a tu papá?

—Por favor. Vuelvo más tarde. ¿Está bien? — le dije molesto.

Tomé un taxi hasta la casa de Jared. Le había pedido la dirección por un mensaje de texto. El taxista intentó mantener una conversación, pero se rindió cuando no recibió respuesta de mi parte. No podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido. El sexo se había convertido en algo recurrente de un día a otro. Primero, todas esas ganas que tenía de follar con Jared desde el primer día que lo había visto. El morbo de ver a mi padre desnudo en casa a toda hora. Haber estado con tres hombres al mismo tiempo, y luego con dos. Saber que Diego y papá habían follado en mi casa. Era demasiado para procesar.

Además la broma fuera de lugar que papá había hecho. No creo tener tanta suerte de poder follarte. ¿Y si no bromeaba? ¿Y si de verdad lo haría si yo lo permitiera? Estaba atormentándome mucho.

El taxi se detuvo afuera de la casa de Jared. Me bajé y le pagué. Jared me abrió la puerta y me pidió que pasara. Sus padres habían salido, pero su hermano mayor estaba ahí en casa. Lo saludé y fuimos a su habitación. Le conté a Jared sobre lo de papá y Diego. Se quedó boquiabierto. Me arrepentí en el momento en el que le conté. ¿Y si se lo contaba a alguien más? Mi padre iba a quedar como un enfermo en busca de Lolitas homosexuales.

—Debemos admitir que tu papá está hecho un cuero — dijo Jared soltando una risita.

—Jared, por favor — comenté molesto.

—¿Seguro quieres ir a casa de Santiago? — preguntó.

—Claro. Digo, no tengo nada mejor que hacer.

—Podemos jugar tú y yo — dijo sin ninguna malicia. Frente a su cama había una pantalla y una consola de X-Box. Se levantó de la cama y tomó los dos controles. Me dio uno y encendió la consola. — ¿Sabes jugar Mortal Kombat?

—Sí — dije sonriente. Había jugado mucho en casa de mi madre, no tenía muchos amigos, tenía que invertir mi tiempo en algo.

Escuchamos que alguien tocaba la puerta de su habitación. Era el hermano de Jared. Jared le pidió que entrara.

—Voy a casa de Sara — al parecer Sara era su novia —, papá y mamá volverán en la noche. Si sales procura dejar las llaves debajo del tapete de la entrada como siempre, ¿entendiste?

—Sí, señor — dijo Jared. No ponía mucha atención a lo que su hermano decía porque tenía su mirada fija en la pantalla. Su hermano hizo un gesto de reprobación. Yo lo miré asintiendo para asegurarle que le recordaría a Jared de dejar las llaves ahí.

Su hermano salió de la habitación y nos quedamos solos.

— ¿Qué tan bueno eres jugando? — me preguntó.

—8/10 — dije intentando ser honesto.

—Entonces hagamos esto más interesante. Yo soy muy bueno jugando también. Cada partida que uno de los dos pierda, debe quitarse una prenda. ¿Está bien?

—Parece justo.

—Los zapatos son una sola prenda, y los calcetines también.

—Entendido.

Comenzamos a jugar. De verdad Jared era muy bueno, pero yo conocía perfectamente los movimientos de los jugadores también. Así que estábamos al mismo nivel.

— ¿Qué va a pasar con el que se quede desnudo primero? — pregunté.

—Será el pasivo — me guiñó un ojo.

Comenzamos a jugar. La tensión sexual aumentaba cada que alguien perdía. Él perdió las primeras dos partidas.  Se sacó los zapatos y luego los calcetines. Después perdí yo, me quité los zapatos. De nuevo él, se quitó la playera. Después perdí yo, me quité los calcetines, de nuevo yo, me quité el pantalón. Después perdió él otra vez, se quitó el pantalón. Llevaba puesto un bóxer rojo que me calentó más. Sólo le quedaba una prenda a él y a mí dos. Ya estaba fantaseando con meterle la polla.

Perdí nuevamente quedándome en bóxer igual que él.

—Espero que puedas aguantarla — dijo agarrándose la polla.

Solté una carcajada.

Perdí. Jared me miró guiñando un ojo nuevamente. Me dijo que no me molestara en quitármelo. Tomó los controles de la consola y los dejó a un lado de la cama en la mesita de noche. Se subió entre mis piernas y se agachó hasta mi bóxer. Tomó el elástico de este con los dientes y lo fue bajando poco a poco.  Mi polla dio un salto y le dio en la cara. La lamió un poco y se deshizo de mi bóxer.

Le puse la mano en la cabeza y me la apartó.  Me tomó de la cintura y me volteó boca abajo. Puso sus manos sobre mis nalgas y las abrió. Sentí cómo dejaba caer saliva en la entrada de mi ano. Puso un dedo sobre él y comenzó a juguetear. Yo estaba estremeciéndome. Después se agachó nuevamente y puso su lengua en mi culo. Estaba lamiéndome el culo de una manera impresionante. Sentía su lengua entrar en él casi completa. Yo no podía parar de jadear. Me estaba encantando. Tenía meses sin ser el pasivo de alguien.

Se subió hasta llegar a mi cabeza. Giré lo más que pude mi cara y puso su polla dentro de mi boca. Tenía su mano izquierda sobre mi cuello y se movía rápidamente mientras me follaba la boca. Sentí arcadas en repetidas ocasiones y Jared no sacaba la polla de ningún modo.

— ¿Estás listo? — preguntó.

—Sí… sólo intenta hacerlo con calma. Sólo me la han metido una vez. No tengo tanta práctica.

—Prácticamente eres virgen — dijo emocionado —, te voy a hacer mío.

Agachó su cara hasta la mía y comenzó a besarme. Me encantaba Jared, estaba tomando el control de todo y yo no tenía que hacer nada, solamente dejarme llevar. Todo lo que hacía me gustaba. Me gustaba ser suyo.

—Ahí va — dijo avisándome. Sentí la punta de su polla en mi ano.

— ¿No vas a usar condón? — pregunté preocupado.

—Nunca lo he hecho así, tengo muchas ganas de hacerlo, quiero llenarte el culo de leche — dijo casi triste.

—No estoy seguro — dije paranoico.

—¿Tú lo has hecho sin protección?

—No.

—Entonces no hay nada de qué preocuparse.

Sentí cómo iba empujando su polla dentro de mí. El dolor que sentí era insoportable. Quería que la sacara pero no lo hizo. Puso su mano en mi espalda para que no me moviera y comenzó un ligero vaivén. Yo ya no estaba jadeando, estaba gritando de dolor. Jared estaba más excitado por mi escándalo.

Me levantó y me puso boca arriba. Subió mis piernas sobre sus hombros y comenzó a follarme con más fuerza. Me aferré a las sábanas mientras él me follaba cada vez más fuerte.

—¿Te gusta? — preguntó.

—Me encanta — dije olvidándome del dolor y disfrutando. Sentía el sudor de su frente caer en mi estómago y eso me excitaba mucho. Puso su mano sobre mi polla y después de escupir un poco, comenzó a masturbarme. Sentía su polla moverse dentro de mí y su mano acariciar la mía, estaba disfrutándolo mucho.— Tenía ganas de follarte desde el día que te conocí. De haberme animado, te habría follado en las duchas el día que nos vimos por primera vez.

—No estoy seguro de haberme opuesto — admití.

Jared sacó su polla de mi culo y se recostó a un lado de mí boca arriba. Me hizo una seña para que me subiera encima de él y así lo hice. Puse mis pies a lado de sus muslos y abrí bien mi culo para que su polla entrara sin problema.

Comencé a cabalgarlo y Jared puso sus manos detrás de su cabeza. Su cara de excitación me mataba. El vello en sus axilas me excitaba también. Las acaricié y me agaché lo suficiente para poder lamerlas sin que su polla se saliera dentro de mí.

—Voy a venirme — dijo contorsionándose. Sentía cómo contraía sus piernas y me tomaba de la cintura con fuerza. Estaba masturbándome con fuerza. Sentí cómo se venía dentro de mí y al mismo tiempo comencé a venirme llenándole la cara de semen.

—Lo siento — dije cuando miré su cara.

—¿Pero por qué? — Se sentó tomándome de la cintura y comenzó a besarme. Sentía el sabor de mi semen entre sus labios. Su polla comenzó a salirse flácida de mi culo y con ella el semen de él que se había quedado dentro de mí.

—Vamos a ducharnos — le dije.

—No. Quedémonos así un rato. — Se recostó y yo me recosté sobre él. — ¿Te gustó?

—Sí. ¿A ti? — Asintió —. ¿Te puedo confesar algo?

—Claro.

—Creo que mi padre quiere follarme — confesé. Pensé que se escandalizaría pero no.

—¿Y tú quieres?

—No… claro que no… es mi padre. Está mal. Pero es mucho el morbo.

—Bueno para mí es fácil, si tu papá quisiera follarme, me dejaría, pero no es mi padre.

—Creo que voy a pasar.

—Alex. Me ha encantado de verdad y no quiero decir nada inoportuno. ¿Crees que podríamos hacer esto algo exclusivo?

—¿Quieres que seamos novios?

—No. Bueno, si quieres sí. Quiero que esto del sexo…

—Entiendo, quieres follar sólo conmigo y yo contigo.

—Pero sólo si quieres. Me gustas mucho.

—¿Y si acepto con papá?

—Bueno, él es tu papá. Creo que podría compartirte — dijo sonriendo.

—Estás loco — solté una carcajada. — Pero acepto. Me gusta mucho cómo lo hacemos, así que no tengo ningún problema. Sólo espero seamos sinceros.

—Claro. ¿Me quieres follar? — preguntó.

—Podría — comencé a besarlo mientras nos reíamos.

ESTE ES EL PENÚLTIMO CAPÍTULO DE LA HISTORIA, DEPENDIENDO DE LA RESPUESTA DE ÉSTE CAPÍTULO Y EL SIGUIENTE CONSIDERARÉ SI DEBO SEGUIR ESCRIBIENDO SOBRE LOS MISMOS PERSONAJES O CREAR OTROS NUEVOS. YA SABEN QUE ESPERO SUS COMENTARIOS A MI CORREO Y AQUÍ MISMO ALEXSALAZARTR@GMAIL.COM